Bien, tras la introducción de "La Historia de Guardiana", aquí está más de su biografía... Es una historia escrita hace más de cinco años, pero ahora y sólo ahora me he decidido a publicarla... Espero que os guste.

Gracias (¡mil gracias!) a Rober. Por estar siempre ahí, y por ser mi lector de pruebas... ¡Lamento haberte dejado con la intriga!

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Aquel reino no parecía tan desagradable... Incluso una semidragona como Guardiana podía pasear libremente por allí, sin miedo a ser atacada ni repudiada.

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La joven semidragona había huido del reino de Camelot. Tras refugiarse una temporada con su amiga Dragona, en Argénteos, decidió estar un tiempo a solas. Varios sucesos negativos se habían acumulado, haciéndola sentir vacía por dentro. . Despidiéndose de los pocos seres que realmente la apreciaban – quizá sólo su clan humano -, Guardiana inició su viaje.

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Jamás supo de dónde le llego el primer golpe.

De pronto, un lacerante dolor hizo presa en su espalda. Un segundo golpe - un latigazo, juzgó, por el dolor y el chasquido - se descargó; y ella no pudo menos que caer de rodillas. De pronto, le vinieron a la mente las palabras de su tío.

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En este viaje la joven había llegado a Solace; y escuchó por casualidad una narración que Caramon Majere hacía a un grupo de jóvenes bardos. La conclusión era que su hermano, el conocido y trágico archimago Raistlin, había concebido una hija junto con una Dragona Plateada, Saytica; y esa chiquilla, una semidragona, había sido llamada Guardiana.

Impactada por aquella historia, se acercó al posadero cuando los bardos lo dejaron solo. Únicamente tras una larga conversación la joven se dio a conocer. Caramon pareció reconocer ciertos rasgos familiares cuando ella retiró la capucha de su capa morada. El guerrero se la llevó a la cocina para que Tika, su mujer, la conociera; y allí la joven les demostró que, realmente, era una Semidragona Plateada.

-Tienes aquí a tu familia y tu casa, Guardiana - le dijo Caramon, cuando ella se iba pocos días más tarde -. Tus tíos siempre te recibirán con los brazos abiertos. Pero recuerda una cosa: ser hija de mi hermano podría traerte más problemas que ventajas.

-No te preocupes, tío Caramon. Siempre he sabido cuidarme bien.

Sin embargo, a pesar de su aparente frialdad, cuando dijo la palabra "tío", las lágrimas inundaban sus ojos, y todo su espíritu estaba en sus labios.

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-Ser la hija de mi hermano podría traerte más problemas que ventajas - murmuró, recordando -.

Su cuerpo se arqueó de dolor al notar el tercer latigazo, pero su instinto la empujó a girarse y ponerse en pie. Ante ella estaban tres varones: un semielfo, que portaba el látigo; un elfo, con una pequeña ballesta; y un enano con, al menos, cuatro dagas.

-¿Qué queréis de mí? - dijo, intentando mantener la voz calmada -.

-Tu cabeza y tu corazón - dijo el enano -. Son especialmente valiosos...

-Una semidragona no es habitual en este reino...

-Ni tampoco, por lo que he visto y comprobado, la escoria como vosotros.

-Somos pocos - repuso el elfo, sonriente, cargando un virote -, pero muy buenos en lo que hacemos... - apuntó la ballesta -. Eres una presa fácil, muchacha...

-Oh, sí... Os lo voy a poner muy fácil... Venid a por mí si realmente pensáis eso.

De pronto, el látigo del semielfo se enredó en su muñeca. La semidragona sacó ágilmente las dagas de sus mangas y, en un solo movimiento, cortó el látigo. El semielfo dejó escapar un aullido.

-¡Mi látigo¡Era mi arma favorita!

Inmediatamente tiró el mango, y desenvainó una espada corta.

Enfurecida ya, Guardiana se arrancó la capa morada; pasó a su forma original, sorprendiendo y asustando por igual a sus atacantes.

-¡Vamos! - aleteó para lanzarles polvo a la cara, y movió la cola de lado a lado, sonriente -. ¡Adelante!

De pronto, y a pesar de su piel endurecida en zonas por pequeñas escamas, varios virotes de ballesta se clavaron en su piel. Pronto notó unos conocidos efectos.

-¡Veneno! Maldito elfo...

Se arrancó los virotes. Fue una desagradable sorpresa para ella comprobar que se trataba de virotes arponados. Las heridas comenzaron a sangrar profusamente, llevando gran parte del veneno con la sangre.

Agarró la empuñadura de la espada, y la desenvainó justo a tiempo para desviar la arremetida del semielfo. Cuando se giró para combatir con él, sin embargo, recibió el impacto de otro virote, esta vez en el cuello. El veneno comenzó a penetrar rápidamente en su torrente sanguíneo y, más enfurecida, se volvió a medias hacia el elfo. Éste, entretenido en recargar la ballesta, no vio acercarse el hechizo de Rayo relampagueante que terminó con su vida.

Cuando el elfo cayó, Guardiana se giró de nuevo hacia el semielfo. Éste, sonriendo, comenzó una nueva arremetida, que la semidragona evitó colocando su espada en horizontal ante sí. Mientras él se recuperaba del fallido ataque, la joven aprestó su espada para darle el golpe de gracia; pero una daga se clavó firmemente en su muñeca derecha.

La joven semidragona extendió de nuevo sus alas, aunque esta vez para mantener su precario equilibrio, debilitado ya a causa del veneno y la ingente cantidad de sangre perdida. Apretando los dientes, tomó la daga con la mano izquierda y la lanzó a un lado, notando cómo inmediatamente se clavaba otra cerca de una de sus alas. Mientras levantaba la cabeza, penosamente, vio la maquiavélica sonrisa del semielfo.

-Te queda poco, pequeña.

-Aún tengo mis recursos - murmuró, con la boca seca y los músculos agarrotados -. Aún los tengo - repitió, cerrando los ojos por un momento -.

El semielfo, cruzando una mirada socarrona con el enano, tomó más firmemente la espada, con las dos manos, y comenzó a avanzar lentamente hacia ella. Con un mínimo esfuerzo para levantar la espada en el aire y girarla en el ángulo adecuado, la cabeza de la muchacha caería a sus pies. Se lamió los labios, disfrutando anticipadamente de la ansiada victoria, cuando de pronto escuchó un desgarrador grito: su compañero enano acababa de caer fulminado en el suelo y, merced a que tenía dos dagas en la manos, las lanzó al aire mientras caía y terminaron sobre su pecho y su garganta, clavándose firmemente. La semidragona dejó escapar una risita desganada.

-Sólo era un Rayo de debilitamiento, pero veo que los efectos secundarios son muy agradables...

-Te mataré...

-Desde luego.

Guardiana miró sus manos: los efectos del veneno hacían mella en ella, y apenas tenía fuerza en las extremidades. Se puso en pie ayudándose de las alas y haciendo fuerza con la cola y, tras envainar la espada, se encaró al semielfo.

-Pero te costará matarme. Soy Guardiana, hija de Raistlin Majere y heredera del Ala Plateada. Y, como vástago de tales progenitores, la magia me acompaña y es mi arma más poderosa.

-Es la única que tienes, mestiza - replicó él, apretando los dientes de furia -.

-Pero no la menos poderosa. Mi padre era nigromante, y la magia negra estará de mi lado.

El semielfo intentó avanzar de nuevo contra ella, pero de pronto su mente se nubló completamente. Guardiana, casi agotada tras lanzar el hechizo de Locura, notó cómo le fallaban las rodillas; pero su oponente dudaba, y sus manos temblaban mientras sujetaban la espada. Entonces, habiendo descubierto el modo de salvarse y el punto débil de su oponente, lanzó un hechizo de Pesadilla. Tras mirarla unos momentos, el semielfo salió huyendo, despavorido, dejando tras de sí los cadáveres de sus compañeros.

Guardiana cayó entonces de rodillas sobre la tierra. El dolor de sus heridas era muy intenso, y la debilidad la atacaba con más fuerza a cada instante. Comenzaba a perder la visión, y su mente estaba cada vez más nublada. Llevándose las garras a la cabeza, recordó la imagen del único lugar en que alguna vez se había sentido querida y bien acogida.

-A casa... Quiero ir a casa...

Inmediatamente, el hechizo de Teletransporte, murmurado entre dientes, la llevo donde quería.

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Tika dejó escapar un grito cuando vio aparecer una forma nebulosa en medio de la sala común de El Último Hogar. Llamó a Caramon y, para cuando él llegó a su lado, vieron que la forma era la de una criatura provista de alas. Tanin acudió también, sorprendido, a la llamada de su madre, y rodeó a la figura por el otro lado.

-Padre, es una mujer...

Entonces, la luz se hizo en la mente del antiguo guerrero.

-¡Guardiana! Tanin, ayúdame a levantarla.

Entre los dos hombres, la llevaron hasta una de las habitaciones vacías de la planta superior de la posada. La chica estaba inconsciente y, mientras Tika se hacía cargo de refrescarla con agua fría y de curarle y vendarle las heridas, Caramon esperó pacientemente en el pasillo. Tanin llamó a sus hermanos y, tras dejar a sus hermanas en su habitación, fueron al encuentro de su padre.

-Padre¿quién es esa semidragona?

Caramon los miró por unos momentos, y sonrió. Miró entonces de soslayo a Palin, vestido con su Túnica Blanca.

-Vosotros estabais fuera, hijos míos. Pero vuestras hermanas conocieron a vuestra prima.

-¿Prima¿Esa muchacha?

-Sí. Vamos, tenemos que sentarnos a charlar.

El hombretón se acomodó en la sala, en una mesa, junto con sus tres hijos varones. Entonces comenzó a explicarles la historia de su tío y la dragona Saytica, y cómo Guardiana apareció en aquel momento.

Palin miró a su padre a los ojos, perfectamente calmado.

-¿Por qué no nos contaste nada de esto, padre?

-Acabáis de regresar... Y Guardiana se había ido apenas hacía un mes y medio... Pensaba contároslo, pero tenía que buscar la manera, igual que hice con vuestras hermanas...

Sturm dio entonces un puñetazo sobre la mesa.

-¿Y quién demonios puede haberla atacado?

-Supongo que tendremos que esperar a que despierte, para contárnoslo... Y esperemos que despierte...

-¡Si muere, aunque apenas la hayamos conocido, vengaremos su muerte! - exclamó Sturm de nuevo -.

-Basta ya - intervino Palin -. Tus bravuconerías no ayudan de nada ahora, hermano. Iré arriba con madre para ver si la puedo ayudar.

El joven mago fue diligente al lado de su madre, intentando ayudarla con sus conocimientos sobre herbología. Sin embargo, poco más tarde, apareció de nuevo en la sala y se apoyó en la pared, colocando la mano sobre el pecho y cerrando fuertemente los ojos. Los otros tres hombres se acercaron rápidamente.

-Palin¿qué pasa¿Qué ocurre?

El muchacho abrió los ojos, y las lágrimas rodaron por sus mejillas.

-No sé quién le ha hecho eso, pero se merece la muerte... Tiene heridas desgarradas, abiertas... Y latigazos en la espalda...

Caramon se acercó a su hijo menor y le rodeó los hombros con el brazo, intentando consolarlo. Tanin salió de la posada y, una vez en las pasarelas, caminó hasta situarse en medio de un puente; agarrando fuertemente las cuerdas, cerró los ojos intentando calmarse. Notó de pronto una mano sobre su hombro, apretándolo fuertemente.

-Ahora sólo podemos pedirle a Paladine que vele por ella, Tanin...

-Mataré a quienquiera que le haya hecho eso, Sturm... Me da igual haberla visto sólo por un momento. Es nuestra prima, la única hija del tío Raistlin. Y no consentiré que muera sin venganza.

-Tampoco yo, hermano. Pero ahora debemos preocuparnos por ella.

Los cuatro hombres velaron pacientemente toda la noche hasta que, poco después del amanecer, Tika bajó a la cocina.

-¡Madre! - Palin corrió hacia ella -. ¿Cómo está Guardiana?

-Ahora, dormida. Ha pasado una mala noche, pero las heridas casi han dejado de sangrar con las hierbas que me diste. Está muy débil, y necesita descansar.

-¿Puedo subir a verla, madre? - preguntó Tanin, seriamente -.

Tika cruzó una mirada con Caramon, y asintió cuando éste lo hizo. Mientras sus dos hermanos iban a acostarse un rato y a informar a sus hermanas de que Guardiana estaba bien, Tanin se encaminó hacia la habitación donde la muchacha descansaba.

Abrió la puerta suavemente. Apenas una rendija en la ventana permitía la entrada de escasos rayos de sol, para no perturbar el descanso de la muchacha. Tanin la miró desde los pies de la cama: su plateado rostro, con pequeñas escamas en algunas partes, aún tenía las marcas del dolor; y prácticamente todo su cuerpo estaba envuelto en vendas, la mayor parte de ellas ensangrentadas. Avanzó hasta el lateral de la cama y, sentándose en ella, tomó entre sus manos la izquierda de Guardiana, casi la única parte de su cuerpo sin vendajes.

-Prima Guardiana... - el corazón de Tanin se ensanchó cuando pronunció aquellas palabras -. Nunca nos habíamos visto, e incluso desconocía tu existencia... Pero ahora descubro que tengo una prima, y al mismo tiempo estamos a punto de perderte... Espero que Paladine te ayude a volver con nosotros, porque... Jamás había tenido a nadie más que mis padres y hermanos. Y ahora... Resulta... Que estás tú...

Tanin calló por unos segundos, incapaz de continuar a causa del extraño nudo que notaba en la garganta. De pronto, mientras miraba a su prima, notó una pequeña crispación en las alas. Se puso en pie, aún cogiendo su mano, pensando que tal vez era un reflejo; pero sus párpados se movieron, y dejó escapar un gemido. El guerrero avanzó rápidamente hacia la puerta.

-¡Madre, padre, se está despertando!

Regreso inmediatamente al lado de la cama y, poniéndose de rodillas, tomó de nuevo la mano de la muchacha y la llamó.

-Guardiana... Guardiana¿estás bien¿Cómo te encuentras?

Ella giró trabajosamente la cabeza y lo miró con sus dispares ojos. Intentó sonreír, pero sus cuarteados labios casi lo impidieron. Entonces, Tanin sirvió un vaso de agua de una jarra que había sobre la mesilla y, alzándole la cabeza, se lo acercó. Guardiana bebió unos sorbos, con cuidado.

-Gracias... Gracias... Eres uno de los hijos de Tika y Caramon¿verdad? - susurró -.

-Así es. Soy tu primo Tanin - contestó, tomándole de nuevo la mano -.

La chica apretó un poco la mano de su primo, con afecto. En breves segundos, Tika y Caramon entraban en la habitación, preocupados. Su tío se acercó inmediatamente a su lado.

-¿Cómo estás, pequeña?

-Mal... - sonrió ligeramente -. Me duele todo el cuerpo, hasta la punta de la cola...

-Las heridas han sangrado un poco más, pero ya han parado - suspiró Tika -. Te cambiaré los vendajes¿de acuerdo?

-Está bien.

Tanin le acercó de nuevo el vaso de agua y, para cuando ella dejó de beber, la sorprendió ver a la puerta de la habitación al resto de sus primos.

Laura y Dezra corrieron inmediatamente hacia la cama, y saltaron sobre ella para abrazar a la chica. Ella dejó escapar un aullido de dolor, pero se rió suavemente ante los abrazos de las niñas.

-¡Chicas, dejad a nuestra prima en paz! - les chilló Tanin -. ¡Ahora está herida, y no debéis saltarle encima!

-Vamos, niñas - las reconvino ella, suavemente -. Jugaremos las tres cuando me encuentre mejor¿vale?

Dándole sendos besos, las niñas volvieron a su habitación. Palin y Sturm se acercaron a la cama. Ella los miró.

-Tú eres Sturm... Tío Caramon me había dicho que eras casi igual que Tanin... Y tú eres Palin, el famoso Túnica Blanca de quien su padre tanto alardea...

Caramon apartó la mirada, sonrojado, pero Palin le dedicó una sonrisa. Se agachó y besó la mejilla de su prima.

-¿Cómo te encuentras?

-Dolorida. Y muy débil. Pero me recuperaré... La magia comienza de nuevo a fluir por mis venas.

Palin miró, curioso, sus alas, y la cola plateada que salía de la cama. Sus hermanos siguieron su mirada y ella, sonriente, movió la cola y vio cómo la seguían con las cabezas.

-Chicos, por favor, me hacéis sentir como un esperpento... - comentó, jocosa -. Creo que ya tengo suficiente poder para algo...

Un resplandor plateado los sorprendió y, cuando volvieron a mirar a su prima, la vieron con apariencia completamente humana, a excepción de sus ojos y su cabello. Tika la miró con un mohín de disgusto.

-¿Crees que estás en condiciones de hacer eso?

-Si no lo estuviera, no podría hacerlo, tía Tika...

-Cabezota. ¡No puedes negar que eres una Majere!

Mientras Tika terminaba de cambiarle los vendajes, ellos bajaron a desayunar a la sala común, y a preparar todo para cuando comenzaran a llegar los clientes habituales.

Durante todo el día, hasta la mañana siguiente, Tika prohibió completamente las visitas a la muchacha, encargándose personalmente de sus cuidados.

Al día siguiente, a mediodía, Guardiana bajó las escaleras lentamente. Cuando apareció en la sala, Palin se apresuró a acercarse a ella para ayudarla a llegar hasta la mesa donde todos estaban sentados.

-¿Cómo te encuentras?

-Mucho mejor, gracias... Las heridas están cerrando, y ya tengo muchas más fuerzas.

-Gracias a Solinari, buenas noticias - le sonrió -. ¿Quieres comer algo?

-Sería capaz de comerme un goblin, ahora mismo...

Palin dejó que sus hermanos la ayudaran a acomodarse, y fue por la comida para todos. Pronto tenían delante platos de patatas picantes con carne de venado asada. La muchacha masticó complacida.

-Por fin algo sólido.. Tía Tika parece ser de la opinión de que las heridas cierran antes a base de purés y cosas insustanciales...

-Tu tía es así - comentó Caramon -. Siempre nos hace lo mismo, a todos... Te acostumbrarás...

-Espero no necesitar de nuevo sus cuidados...

Cuando terminaron de comer, Sturm y Palin salieron con ella hasta las pasarelas, mientras Tanin acompañaba a su padre a hacer unas compras a las granjas.

-Tu magia es natural¿verdad, prima?

-¿A qué te refieres con natural? También la tuya lo es...

-Me refiero a que forma parte de ti... Parte esencial.

-Ah, sí, eso sí. Soy semidragona y, como tal, parte de mi ser es mágico.

Los tres se quedaron callados unos momentos, y de pronto Sturm la miró.

-Bueno, cuéntanos algo sobre ti... Apenas sabemos nada...

-¡Am! Bueno, nací en las guaridas del Ala Plateada, y allí me criaron hasta que les pareció que tenía edad suficiente. Recibí todos los conocimientos de los dragones, y las tradiciones de los Plateados. Y posteriormente me enviaron con un clan de humanos con el que los Plateados mantenemos desde antiguo fuertes lazos de amistad. Allí aprendí las otras pautas de comportamiento que son naturales en mí.

-Estabas en esta forma¿verdad?

-Así es. Una de las primeras cosas que aprendí fue a pasar de una forma a otra - sonrió -. En el clan humano, era conocida como PrincesaDragón.

-El hechizo del Polimorfismo es bastante avanzado - murmuró Palin -.

-Pero normal en los semidragones, primito.

Guardiana, aún sonriente, enlazó su brazo en el de su primo Sturm, el que tenía más cerca, y reposó la cabeza en su hombro.

-Luego, cuando en ambos clanes se dio por terminado mi aprendizaje, preferí hacerme mi propia vida. Desaparecí de la escena de mis mayores, aunque aún de cuando en cuando los visito. Y comencé a vagar por diferentes lugares.

-¿Como cuáles, prima?

-Muchos reinos, muy dispares. En la mayoría no se aceptaría de buena gana a una mestiza, aunque en algunos fueron muy amistosos y amables conmigo. Incluso conocí una ciudad en la que la mayoría de los habitantes eran dragones... Pero era en un reino muy lejano... La cuidad se llamaba Argénteos, y allí hice una buena amiga... - sonrió, recordando -. Y luego, por fin encontré algo parecido a un hogar.

-Dónde?

-En Camelot. Es un lugar… Imposible de definir – rió ella finalmente -.

-Pero, prima - replicó Sturm, rodeándole los hombros con el brazo -, si allí… Podría decirse que eras feliz... Por qué te fuiste?

La muchacha agachó la cabeza por unos instantes.

-Eso no viene a cuento ahora. Necesitaba alejarme de allí, me dolía el corazón. No sé, necesitaba un cambio de aires. Además, tampoco tenía demasiadas personas de quien despedirme. Apenas mi clan humano. Pero no me arrepiento de haberme ido. Ahora conozco mi verdadero origen... Y, por primera vez en mi vida, tengo una familia a la que llamar mía...

Sturm la estrechó más fuertemente por unos momentos, y luego le sonrió.

-Pero te vas a quedar una temporada, verdad?

-Desde luego... No creo estar en condiciones de irme muy lejos...

-¡Guardiana!

El grito fue de Tika, y la muchacha se apresuró a responder a su llamada e ir a su encuentro.

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Durante más de dos semanas, Guardiana estuvo bajo los atentos cuidados y la estrecha vigilancia de su tía. Después, cuando ella diagnosticó que ya se encontraba bien, fue libre de pasear con sus primos y primas por Solace.

Las mañanas las pasaba con Laura y Dezra, paseando por la ciudad, tanto por las pasarelas como por el suelo, mientras charlaban de los viajes y las andanzas de la muchacha. Por las tardes, muchas veces se sentaba con Palin mientras este estudiaba, simplemente haciéndole compañía.

-Palin...

-¿Sí, prima? - ella le sonrió -.

-¿Puedes explicarme cómo es eso de la Prueba?

-¿Estás interesada en ella?

-Sí - suspiró -. La magia me ha salvado en esta ocasión, y... Creo que, con mis antecedentes familiares, no estaría de más pasarla...

Palin, sonriéndole, dedicó la tarde a explicarle el proceso de la magia de la Alta Hechicería.

Al día siguiente, tras pasarse la noche hablando, los dos habían convenido hablar con Dalamar, en la Torre de la Alta Hechicería de Palanthas, para que comunicara la existencia de la muchacha al Cónclave, y le permitieran pasar la Prueba. Había amanecido ya cuando los dos desayunaron, y salieron a la ciudad cuando comenzaba a haber actividad en las calles.

-Me temo, prima, que no domino totalmente el Teletransporte...

-No importa. Yo no puedo utilizarlo, porque no conozco la zona a que nos dirigimos. Pero Guardiana tiene otros métodos - replicó alegremente, guiñándole el ojo -. Vamos al bosque.

Cuando salieron al bosque, buscaron un claro; inmediatamente, Guardiana pasó a su forma dragón y sonrió a su primo.

-¿Asustado, Palin? Venga, no me dirás que te afecta el Miedo al dragón... El Camelot siempre me dicen que soy una monada - le guiñó el ojo de nuevo -.

-No, no... Es que me sorprende el cambio.

-¡Venga, arriba! Espero que sepas el camino o, al menos, la dirección...

Los dos estuvieron sobrevolando Palanthas hacia el mediodía; Palin le indicó un lugar donde tomar tierra, y los dos entraron en Palanthas caminando. El Túnica Blanca se las ingenió para enviar un mensaje a Dalamar, y el elfo oscuro arregló el traslado de los dos jóvenes.

Pronto se encontraron en el estudio de Dalamar. Éste, tras saludar afectuosamente a Palin, escrutó detenidamente a Guardiana.

-Sí, hay cierta semejanza en sus rasgos... Y la magia fluye claramente a su alrededor...

-Eres muy agudo¿verdad? - replicó ella, incomodada por el escrutinio -. ¿Has terminado, o tengo que cambiar de forma para satisfacer tu curiosidad?

-En nombre de Nuitari, tiene el mismo temperamento que el shalafi - murmuró Dalamar -. Sentaos los dos. ¿Os apetece una copa de vino?

Guardiana negó con un gesto de la mano, y Palin declinó cortésmente la invitación.

-Entonces, Dalamar¿vas a hablar con el Cónclave?

-Desde luego. Aunque, igual que tú tuviste una Prueba muy particular por ser el sobrino de Raistlin Majere, su proceso será semejante... Es hija del nigromante más dotado que ha pisado Krynn, y además una semidragona...

Guardiana sostuvo la mirada del elfo oscuro con aplomo.

-Bien¿debo aprender algún hechizo en concreto, Dalamar? - preguntó -. ¿O me sirven con los que conozco?

-Sólo intenta salir viva.

-He salido viva de muchas encerronas. Y de una, no hace demasiado... No temo a ninguna prueba mágica. Sólo quiero pertenecer a la Alta Hechicería, como mi padre y mi primo.

-Veremos si pasas la Prueba.

-Veremos si podéis conmigo.

-¿Estás retando a los hechiceros más poderosos, Guardiana?

-¿No retó mi padre a una diosa, Dalamar? Sólo sigo sus pasos, poco a poco...

El elfo oscuro trasladó a los primos de vuelta a Solace. Cuando caminaban hacia la posada, Guardiana comenzó a reír y Palin, a su pesar, también.

-¿Viste la cara que se le quedó¡Parecía estar viendo un fantasma!

-Creo que le recordaste demasiado al tío Raistlin, Guardiana... La verdad es que yo tampoco me esperaba esa bravuconería por tu parte. ¡Por un momento te pareciste a Tanin y Sturm!

Cuando regresaron a la posada, los dos primos se sentaron a comer con el resto de la familia; y pocos días más tarde, se recibió un pergamino mágico. Los tres hermanos varones fueron a buscar a las chicas, que paseaban por las lindes del bosque; Sturm abrazó impulsivamente a su prima.

-¡Guardiana, vas a pasar la Prueba¡El Cónclave te ha aceptado!

-¡Auch¡Sturm, agradecería seguir viva para poder pasarla! - dijo, entre risas -. ¿Cuándo es?

-Dentro de tres días. Pero Dalamar quiere que vayas a la Torre.

-¿A Palanthas?

-Sí. Todo novicio que vaya a pasar la Prueba debe estar patrocinado por un mago de una de las Órdenes, y quiere hablar contigo respecto a eso.

-Tal vez Dalamar te patrocine, prima - dijo Dezra, cogiéndole la mano -.

Guardiana y Palin se miraron, y estallaron en carcajadas al mismo tiempo.

-¿Dalamar? Creo que estaría más que contento de que nuestra prima no pasara la Prueba...

La semidragona se apoyó en un tronco hasta que se le pasó el ataque de risa. Luego miró a sus primos, con sus dispares ojos anegados aún en lágrimas.

-Supongo que querrá decirme que nadie me patrocinará.

-Vamos, prima, incluso yo tenía mis valedores...

-Pero ellos te han controlado desde el nacimiento, Palin. Yo, en cambio, soy una semidragona, y he vivido toda mi larga vida lejos de Ansalon. Soy heredera del Ala Plateada e hija de Raistlin Majere y, como tú mismo me dijiste, les recuerdo a él. ¿Crees de verdad que alguien tendrá el valor de patrocinarme?

-Visto desde esa perspectiva...

Tanin le dio un codazo a su hermano menor y, acercándose a su prima, le pasó el brazo por los hombros.

-¿Y no puedes pasar la Prueba sin respaldo de un mago¿No podría servirte Palin?

-Ay, no te preocupes tanto, Tanin... Seguramente todo se arreglará... Y si no, paso a forma dragón y me como a todo el Cónclave - dijo, en tono jocoso -.

-Te ardería el estómago, con tanto mago viejo - soltó Sturm, antes de que Palin le diera un puñetazo en el hombro -.

Al día siguiente, Guardiana se teletransportó, sola, hasta la Torre de la Alta Hechicería de Palanthas. Dalamar la esperaba en su despacho y, apenas entró, le señaló un sillón delante de su mesa y le sirvió una copa de vino.

-Tenemos que hablar sobre tu patrocinio, Guardiana...

-Ya, suponía que nadie querría hacerse cargo de él. ¿Qué tengo que hacer, entonces?

-Callarte, y dejar hablar a los archimagos.

La muchacha miró sorprendida al elfo oscuro, que utilizaba aquel tono de superioridad. Entrecerró los ojos, y sonrió malévolamente.

-Mira, Dalamar, dejemos una cosa clara... Hablas con alguien que puede arrancarte la cabeza y comerte el corazón sólo con pasar a otra de sus formas naturales... O que puede ensartarte como un jabalí con un par de movimientos - le enseñó las dagas que llevaba en las muñecas -. Así que, aunque seas un archimago, trátame con un poco más de respeto.

-Está bien, está bien... - se sentó en su sillón, murmurando -: En nombre de Nuitari, cada vez me recuerda más a su padre... - se aclaró la garganta -. Bien, quería hablarte de tu patrocinio. Comenzarás la Prueba con la Túnica Blanca, en honor a tu valedor.

-¿Tengo valedor? - la copa de vino se quedó a un trecho de la boca de la chica -. ¿Quién es el insensato?

-De nuevo el peculiar sentido del humor de los Majere - refunfuñó Dalamar -. El mismo patrocinador que se hizo cargo de tu padre: el archimago Antímodes.

-Ya veo. Los humanos tienden a tropezar dos veces en la misma piedra, como se dice en Camelot...

-Antímodes es ya un venerable archimago, y apenas escuchó hablar de ti, se ofreció como tu valedor. Así que creo que deberías desplazarte hasta Flotsam para hablar con él. No recibe muchas visitas, pero me ha enviado este anillo - se lo tendió por encima de la mesa - para que vayas a verle.

-¿Cuándo?

-Esta misma tarde.

-Bien, iré tras haber comido con mis primos. ¿Algo más?

-La Prueba se desarrollará en la Torre de Wayreth. En la séptima hora del segundo día a partir de hoy.

-De acuerdo, allí estaré.

-Puede acompañarte quien quieras. No recibirás ayuda durante la Prueba, pero no estarás sola.

-Llevo sola casi toda mi vida - murmuró, entre dientes, mientras tomaba un sorbo de vino -. Está bien, ya veré quién me acompaña. Si no precisas nada más de mí...

Dalamar se puso en pie y, tras a cercarse a una estantería, le tendió un par de libros, de encuadernación azul oscura con runas de plata.

-Son libros de tu padre, con hechizos no demasiado complicados. Son de nivel avanzado, pero creo que tu naturaleza de semidragona te permitirá manejarlos. Y si te pareces todo lo que creo al shalafi - medio sonrió -, los usarás; te serán muy útiles en la Prueba.

-Muchas gracias, Dalamar...

-Antímodes en persona te dará tus Túnicas esta tarde. Que Nuitari te acompañe en esa hora, Guardiana Majere. Eres una gran esperanza para el Cónclave de Hechiceros.

La muchacha simplemente inclinó la cabeza como despedida, y utilizó de nuevo el teletransporte para irse a Solace.

Cuando llegó a la Posada, sus primos la esperaban pacientemente sentados en un banco a la puerta, con jarras de cerveza a su lado.

-¡Guardiana! - ella pronto llegó a su lado, y Tanin se puso en pie -. ¿Qué tal con Dalamar¿Tienes patrocinador?

Caramon, al escuchar llamar a su sobrina, salió también. Ella lo miró, asintiendo levemente.

-Tío Caramon¿quién fue el patrocinador de... De mi padre?

-Antímodes, un Túnica Blanca. ¿Por qué, hija?

-Entonces es cierto... Antímodes será mi valedor. Esta tarde he de entrevistarme con él.

-¡Prima, eso es estupendo! - chilló Palin, abrazándola -. ¡Serás una Túnica Blanca!

-Al menos, de principio. Y Dalamar me dejó esto.

-Son libros de hechizos...

-Son libros de hechizos de mi hermano - aclaró Caramon -. ¿Dalamar cree que pueden servirte?

-Sí, tío.

-Entonces, estúdialos. Dalamar tendrá muchos defectos, pero no creo que pueda hacerte daño voluntariamente. Pero ahora, nos vamos a comer - abrazó a su sobrina -. Tu tía ha preparado el mejor guisado de toda Abanasinia.

En el poco tiempo que le quedaba antes de presentarse ante su valedor, Guardiana estuvo simplemente sentada con sus primos. El jovial Sturm se colocó a su lado apenas su padre se fue con los platos, y le rodeó los hombros con el brazo.

-¡Bueno¿Nerviosa, primita?

-No demasiado... Aunque, la verdad, no sé qué pretende ese archimago entrevistándose conmigo...

-A mí me sometieron a un encuentro con el Cónclave - rememoró Palin -, así que de una buena te has salvado.

-De eso no estoy tan segura... Estoy convencida de que tendré que pasar por ellos tarde o temprano...

-Bueno, tú sabes que nos tienes aquí. Todo es cuestión de irrumpir en la Torre con la espada en alto... - comenzó a alardear Sturm -.

La semidragona comenzó entones a reírse a carcajadas y, rodeando el cuello de su primo con los brazos, le dio un sonoro beso en la mejilla.

-¡Estoy segura de que serías una gárgola maravillosa en las almenas más altas, primito!

Palin se echó también a reír ruidosamente, y entre bromas pasaron el rato hasta que la muchacha se fue.

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Apareció en una repleta biblioteca, una sala caldeada y elegante. Un anciano, sentado en un sillón junto a la ventana, se giró y la miró con una ajada sonrisa.

-Bienvenida, pequeña...

Guardiana se fijó en la Túnica Blanca y la benevolente mirada que le dirigió; hizo una elegante reverencia y mantuvo baja la mirada.

-Vos sois Antímodes, el archimago Túnica Blanca. Os agradezco vuestro interés y vuestro patrocinio, mi señor.

-Pequeña, eso no tiene importancia. Fui también el valedor de tu padre; lo sabes¿verdad?

-He sido informada de ello. ¿Es por él vuestro interés?

-En parte, aunque en realidad es por ti. Hija de un poderoso archimago Túnica Negra, y al mismo tiempo descendiente de una benevolente y milenaria raza... - la contempló por unos momentos -. ¿Es esa tu auténtica forma, hija?

-No, mi señor.

Inmediatamente, sin pensarlo, pasó a su auténtica forma; Antímodes la miró detalladamente y, sonriendo, comenzó a ponerse en pie con ayuda de un bastón. Guardiana se situó a su lado y le agarró el brazo libre.

-Permitidme que os ayude, señor...

-Gracias, hija. Vayamos al taller de costura; ellos adaptarán las túnicas a tu forma.

-Puedo someterme a la Prueba con...

-Con tu auténtica forma. Quiero que tu magia esté en su estado natural, igual que tú. Y adaptaremos las túnicas. Vamos, por ahí.

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Y pronto más, si Nuitari lo permite...