Hola! Espero que disfruten el primer fic que publico ;D

Too Much

Su mente vagaba en fragmentos del pasado, buscando lo que fue una vida más… acompañada. Las cosas habían cambiado en estos 5 años y es que él también lo había hecho hasta el punto de extrañar a cada uno de sus ex compañeros. En el fondo quería volver a esos tiempos. Pero, ¿cómo era posible que solo él extrañara esos tiempos? De no ser el único, ¿por qué nadie se tomaba la molestia de llamarlos para reunirse o algo así? Lo único que sabía era que él no lo iba a hacer. Sin embargo sentía que debía hacerlo porque si no era él… ¿quien más lo haría?

No sabía por dónde empezar, ¿a quién tratar de localizar primero? Y que es lo que diría cuando lograra hablar con alguien. En ese momento desistió. Quizás sería el único idiota en querer volver a verlos por ello dejo las cosas como estaban.

Algunas semanas habían pasado desde que decidió mudarse a Osaka y ese mismo día había llegado a la ciudad. Era una ciudad grande pero no tendría problemas en adaptarse. Se instaló en una casa que él mismo había logrado comprar, su trabajo le bastó para reunir el suficiente dinero para ello. Su trabajo no era muy espléndido pero le daba ingresos que nunca pensó tener, además de que no gastaba el dinero en cosas innecesarias.

Después de arreglar su nueva casa pensó que sería una buena idea conocer mejor los alrededores. Daría una pequeña vuelta y luego volvería a tomar una siesta. Se puso su chaqueta negra, agarró sus llaves y salió de su nueva casa. Él solo quería saber en donde quedaba el almacén más cercano para comprar algo de comida. Calles un poco congestionadas, gente por doquier. Si bien detestaba a los humanos, aunque los tolerabas, pero él sabía las consecuencias de vivir en una gran ciudad con gran población.

Sus manos en los bolsillos de su pantalón, su mirada indiferente y su semblante serio era un blanco para las chicas, cada vez que pasaba una a su lado esta se le quedaba mirando y es que ellas lo consideraban atractivo. Él, por su parte, las ignoraba, no estaba interesado en estar con ninguna chica y menos con una humana.

Entro al primer almacén que encontró, compro solo las cosas necesarias y algo para comer en el trayecto de vuelta a su casa. No había comido nada desde hace casi 8 horas, ese había sido el tiempo que tomo su viaje desde Karakura a Osaka.

Al salir del lugar miro hacia el cielo notando como éste ya empezaba a oscurecerse. La luna ya se divisaba y algunas estrellas comenzaban a notarse. A pesar de eso no tenía prisa por llegar, más bien su paso era lento aprovechando con ello poder observar mejor los alrededores y alguna que otra tienda.

Al pisar el umbral de su casa se dio cuenta de que eran más de las 8 de la noche, se había tomado casi dos horas en ir a un almacén que no quedaba tan lejos, solo a media hora. Cerró la puerta con suavidad y paso a la cocina. Guardo las cosas que había comprado en un estante y luego se preparo un sándwich. Miro la situación en la que se encontraba; solo en una ciudad en donde no conocía a nadie y en donde comenzaría una nueva rutina. La verdad es que necesitaba un cambio. Un cambio en su vida, algo que lo sacara de esa rutina que estaba próxima.

.

.

.

El sonido sordo que provocaba la lluvia al golpear el cristal de cierta forma lo inquietaba. No podía conciliar el sueño. Y no por la torrencial lluvia sino por otros factores que arremetían en su cabeza.

Estaba claro que iba a tener que seguir viviendo rodeado de humanos, pero necesitaba relacionarse con alguien de los suyos. Él no iba a hacer amistad con ningún humano y el simple hecho de no entablar relación con alguien lo convertía en un insociable, aunque esto último no lo afectaba. Sin embargo a veces tenía que abrir su boca para responder alguno que otro monosílabo o cuando tenía que ser cordial, con los típicos "buenos días", "buenas tardes" o "buenas noches".

Al parecer por esa noche sus ojos no se cerrarían. El insomnio lo invadía. Era desesperante no poder conciliar el sueño cuando se estaba casado.

Tomo el celular que estaba en la pequeña mesa al lado de su cama y miro la hora. ¡1:30 am! Dos horas tratando de dormir. Coloco su antebrazo izquierdo sobre su frente y suspiro tratando de no irritarse.

Ahora solo quería una buena taza de café y que mejor que en un lugar donde lo prepararan mejor que él. Tomo una ducha con agua fría, se vistió rápido y salió de su casa rumbo a cualquier Café que encontrara primero. El día estaba frío. Habían pequeñas pozas de agua en las calles y el cielo estaba nublado. Parecía que volvería a llover. Cerró su chaqueta y suspiro.

El lugar se llamaba Sugar y fue lo que primero encontró. Tenía buen aspecto y no estaba tan repleto de gente como pensó. Lo que le resulto molesto fue esa campanilla que sonó al entrar. Se ubico al final de las mesas y ahora que miraba mejor el lugar se fijo en que las chicas que atendían vestían parecido una Maid, pero definitivamente el sitio no era un Maid cafe. En ese momento miró con fastidió aquel Café y no porque no fuese un Maid cafe –no tenía intensión de ir a uno–sino debido a que habían chicas con vestidos cortos. Simplemente pudo haberse ahorrado el dinero preparando su propio café en casa… entonces, ¿por qué rayos había ido a ese lugar? Claro, era porque no tenía ganas de nada.

. . .

Este parecía ser un buen día a pesar de que el clima decía lo contrario. Había alcanzado a llegar justo a tiempo a su trabajo y eso era más que suficiente para decir que ese día sería estupendo. Entro al camerino y se cambio de ropa. Se colocó su uniforme, un vestido negro que no le llegaba más allá de las rodillas con un delantal blanco y un par de botines. Ahora tenía que reportarse y comenzar a trabajar.

Has llegado temprano, eh -Una mujer de unos cuarenta años se le acercó mirándola con sorpresa. - Ponte a trabajar, niña. Tienes un cliente por atender en la mesa 10, ve rápido.

-¡Sí, Akira-san! -Dijo con voz enérgica guardando una pequeña libreta y un lápiz en uno de los bolsillos de su delantal para luego salir corriendo.

. . .

Llevaba casi cinco minutos esperando a que lo atendieran y ya tenía ganas de irse. Miro hacia la ventana aburrido. Esta sería la última vez que vendría al tal Sugar.

Ya era hora, pensó cuando escucho un par de zapatos dirigirse rápidamente hacia él. Despegó la vista del cristal y cuando dirigió su mirada a la persona que se encontraba frente a él quedó perplejo.

La chica que aun no lo miraba buscaba algo en su delantal.- ¿Qué va a pe… -Dijo al mismo tiempo en que levantaba la cabeza encontrándose con un chico de cabellos blanco. Se quedo al igual de sorprendida que él. Sus ojos se abrieron como platos y su boca que estaba aun abierta se cerró tragando saliva. Parpadeó varias veces y luego desvió la mirada. -¿Qué vas a ordenar?