-Doll- gritó una estrepitosa voz en todo el pequeño apartamento del barrio de Ikebukuro. Una chica se removió entre las sábanas de su cama para finalmente sentarse en ella y estirarse.- ¡Venga qué llegarás tarde!- volvió a gritar la voz.

Doll suspiró e intentó no mandar a la mierda a su hermano. La chica salió de su cuarto hasta el salón-cocina. Encima de la mesa había una gran cantidad de pasteles y batidos de vainilla. Doll sonrió y caminó hasta su hermano para darle un beso en la mejilla.- No tenías por qué, Kid.- dijo ella sentándose en una de las sillas y cogiendo una bola de chocolate.

-Hoy es tu primer día como interna, quería que empezaras bien el día.- dijo su hermano casi avergonzado mirando los pasteles.

Su hermana decidió no darle mayor importancia, sabía que a su hermano le costaba mucho dar muestras de cariño. Ambos se parecían bastante, tenían el pelo de un rojo intenso al igual que sus ojos y ambos no tenían ceja. Cosa que Doll odiaba. Desde que tenía edad para pintarse se había pintado las cejas. En carácter ambos tenían un carácter explosivo pero Doll había conseguido domarlo, al contrario que su hermano. El nombre de Doll le venía estupendamente a la joven pelirroja. Ya que tenía todo el aspecto de una muñeca frágil que se fuese a romper. Ambos terminaron con su desayuno y la chica fue a prepararse para ir a su primer día como residente en el hospital Aiiku Hospital. Estaba ansiosa por empezar. Por lo menos empezaría a ver algo de dinero.

Su hermano era diez años mayor que ella. Se habían quedado huérfanos cuando Kid solo tenía 13 años y desde entonces había estado cuidando de ella. Kid no llegó hacer ninguna carrera sino que se metió como aprendiz, a los 18 años, en un taller de mecánica y desde entonces estaba trabajando allí. Aunque Doll sabe que a su hermano le hubiera encantado hacer alguna ingeniería. Pero cuando Kid cumplió los 18 le retiraron la paga de orfandad y tuvo que buscarse un trabajo. De hecho Kid había trabajado mucho para poder pagarle la carrera a su hermana, no quería que ella tuviera el mismo destino que él. Kid siempre había sido un buen hermano y protector, a veces demasiado protector.

Cuando vio a Doll bajar de su cuarto con unos jeans ajustados y una camisa, y su maquillaje, se dio cuenta de todo lo que había crecido.- Te llevo.- Le dijo Kid cogiendo los dos cascos de la moto.

Doll bajó de la moto, una chopper clásica que Kid restauró, le dio el casco y se despidió mandándole un beso.

Kid contempló como su hermana se iba, se había quitado el caso y aireaba un poco la cabeza. Siempre había hecho lo mismo cada vez que la llevaba algún sitio: No se iba hasta que ella entrara.

-Vaya, vaya, si es el mismísimo Eusstas-ya.

Eustass se tensó. Conocía esa voz demasiado bien. Se giró para contemplar a un hombre de piel morena, ojos del color del metal marcados en profundas ojeras, llevaba ese maldito gorro blanco con motas. Y aquella mirada burlona acompañada de una sonrisa gélida.- Trafalgar…- saludó Kid y se puso el casco.

-¿Ya te vas? Si me acabas de ver, Eustass-ya. Por cierto, ¿qué hacías aquí? ¿No te encuentras bien?- Se notaba que Trafalgar quería echarse a reír en toda su cara.

-Nada que te importe.- Arrancó la moto y se marchó. Dejando al risueño moreno en la puerta del hospital.

-¡Será maldito, juro que lo mataré!- La doctora Kureha maldecía en vos alta delante de los nuevos residentes. Era la jefa de personal del hospital y la que algún día llegaría ser la directora.- Como pille a solas a ese niñato, juro que lo mato.

-Tranquila, Kureha, seguro que no tardará en llegar.- Dijo Kaya, uno de los médicos que iba a encargarse de los residentes.

-Ay, querida, si tu compañero fuera como tú…- se seguía quejando la doctora.

-Entonces sería tremendamente aburrido, Kureha-ya – La doctora se volvió cabreadísima. Trafalgar tuvo que esquivar un golpe de la doctora.- Creo que no es hora para jueguecitos, hay trabajo que hacer y yo tengo que recoger a mis esbirros.

-Esbirros…. Mira que eres mal hablado.- La doctora miró a los seis residentes nuevos.- Bueno chicos, os dividiré en dos grupos de tres. Tres afortunados se irán con la maravillosa médico Kaya y los otros tres… con este desgraciado.- Trafalgar ensanchó su sonrisa de manera muy siniestra.- Bien os explicaré….

Doll dejó de atender a las palabras de Kureha y clavó su vista en el moreno, el cual le estaba devolviendo la mirada. Una mirada que la asfixiaba por dentro y le hacía sentirse desnuda. Finalmente Doll apartó la mirada y no vio la sonrisa de satisfacción de Trafalgar.

-..Bien, Tony Tony Chopper, Eustass Doll y Daven Eric id con Trafalgar Law, los otros tres con Kaya.

Law no pudo sonreír más al comprobar que aquella chica era la hermana de Eustass Kid. Desde luego tenía esos mismos ojos salvajes a parte de su cabellera. Pero por lo menos la chica tenía cejas. Law se dio la vuelta y comenzó andar sin dar ninguna indicación. Kaya les apremió para que le siguieran. Los tres residentes iban en silencio detrás de su profesor.

-Tony Tony tráeme un café bien cargado, estaremos en la cortina tres de la planta de trauma.

Chopper asintió. Doll contempló como aquel chico delgado de pelo marrón y moreno iba corriendo hacia la cafetería. Llegaron a la cortina número tres. Era un hombre de pelo verde que tenía un ojo vendado. Law se acercó al hombre y empezó a quitarle la venda para ver el ojo. Daven, un chico rubio de ojos azules y muy blanco de piel, contuvo el aliento al ver el estado del ojo. Law les hizo un gesto a sus residentes. Y empezó a explicarle a Daven algunas cosas, ignorando por completo a Doll. Esta frunció el ceño molesta. Supuso que no era de manera intencionada, o eso esperaba.

-¡Zoro!- gritó un Chopper bastante asustado. Trafalgar puso los ojos en blanco al ver que su residente casi tiraba el café.- ¿Qué te ha pasado?

-Una pelea.- dijo el tal Zoro quitándole importancia.- ¿Eres el residente de éste idiota?

-¿Sabes qué puedo dejarte ciego del otro ojo, también?- Dijo Law sin mostrar emoción ninguna.

-¿Ciego? ¿Tan mal está?- Dijo Zoro.

-Sí, Rorornoa-ya, no sé dónde te has metido está vez pero ese ojo no lo vas a poder recuperar. Lo siento, te lo intentaré dejar bonito para que la gente no vomite cuando lo abras pero no te lo aconsejo.

-Tan amable como siempre.

-Roronoa-ya, sabes que el hospital me obliga a dar parte a la policía de las peleas ¿verdad?- El aludido asintió.- Bien, como vuelva a verte por aquí, con cualquier cosa que no sea una enfermedad. Eso incluye: quemaduras, moratones, huesos rotos y heridas difíciles de explicar, avisaré a la policía. Y me da igual que venga tu flamante novia a darme la charla ¿entendido?

-¿Flamante novia?- dijo burlona una voz femenina.

Todos se giraron para contemplar a una bella mujer, de cabellos largos negros y unos preciosos ojos azules. Toda aquella belleza iba acompañada de un precioso cuerpo.

-Sí, flamante novia. Buenos días Nico-ya. Su querido novio perderá el ojo. Cuídalo para que no se meta en más peleas.

Law cogió el café que Chopper le tenía tendido y se alejó de allí. Chopper se despidió de sus dos amigos y se marcharon detrás de su jefe. Doll echó un último vistazo a esa extraña pareja y siguió a su jefe.

Si creía que las cosas iban a mejorar estaba muy equivocada. Law no la miró ni la habló en ningún momento. Siempre le explicaba cosas o le hacía mandar por recado a alguno de los otros dos chicos. Incluso le gastó una broma a Chopper… estaba claro que se conocían fuera del trabajo… pero tampoco era para que a él la ignorará. Su cabreo solo iba aumentando con cada gesto de ignorancia hacia ella. Al acabar la jornada no había aprendido casi nada nuevo y estaba rabiando.

Abrió su taquilla para cambiarse cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta de ésta. Se asomó y vio a Trafalgar Law devolviéndole una mirada severa como si ella llevase todo el día vagueando y le dio un fajo de folios.

-Quiero que arregles esto antes de irte.- Su sonrisa era retorcida y bastante arrogante.

-¡¿Qué?!- dijo incrédula- No, lo siento pero no soy su secretaria.

-Claro que no lo eres.- Le puso los papeles en los brazos.- Eres uno de mis esbirros y quiero que hagas esto.

-¡No lo haré!- El hombre alzó una ceja y la miró divertido.

-¿No lo harás?- dijo serio a pesar de parecer que se lo estaba pasando bien.

-¡No! ¡Por qué me ha estado ignorando todo el día!- estaba muy cabreada le tiró los papeles a la cara.- ¡Búscate a otra esclava del papeleo!

En un abrir y cerrar de ojos Doll estaba acorralada contra una de las taquilla. Tenía ambas manos de Law al lado de su cabeza y el rostro de este tan cerca que podía sentir su aliento a café y dulces. Su mirada era fría e hizo que se estremeciera.

-Lo harás o tendrás que soportar consecuencias. No te irás de aquí hasta qué lo termines todo.

Kid estaba rabioso, eran las 1 de la mañana y su hermana no aparecía. Sabía que su turno no terminaba hasta las 10…. Pero una cosa era retrasarse un poco, y otra retrasarse tres horas. Esa noche había ido Killer a cenar con ellos para celebrar el primer día de residencia de su hermana… y era quien estaba intentando tranquilizar a su amigo. Ya se había ganado más de un grito. Ambos estaban sentados, y callados, en el salón. La puerta sonó y Kid se levantó de un salto e intentó relajar su rostro sin ningún resultado.

Doll estaba cansada y supo que no podía irse a la cama sin más al ver a su hermano, de pie en medio del salón, y con una cara de cabreo. Y al lado estaba… ¡Killer! La chica se ruborizó un poco. Killer siempre había sido su amor secreto desde que era una niña.

-¿Dónde has estado?

Doll volvió a la realidad- No me eches la bronca, ha sido por culpa de mi jefe.- dijo molesta y cabreándose.

-¡Comamos!- dijo Killer intentando que hubiera paz.

-¿Tu jefe?- dijo Kid algo más tranquilo.

Doll no dijo nada más hasta que los tres estuvieron con un plato delante de cada uno. Agradecía que le hubieran estado esperando.

-¿Qué te ha hecho tu jefe?- preguntó Kid con su voz de mafioso.

-Solo me encargó mucho papeleo a última hora, sólo eso… Es un cretino pero por lo visto es el mejor que hay… así que me tendré que aguantar- miró a su hermano.- Y te prohíbo que vayas para allá y le montes una escena. Kid, ya no estoy en el colegio.

-Creo que deberías hacer caso a tu hermana…- Le apoyó Killer.- Tiene que aprender a sacar ella sola las castañas del fuego.- Doll asintió energéticamente con la cabeza. Haciendo que su hermano y Kid se rieran.

Ahora estaban los tres sentados en el sofá. Habían bebido unas copas y a Doll se le había pasado un poco el sueño pero Kid decidió que él se iba a dormir. Dejando a los otros dos solos.

-¿Cómo se llama tu jefe?- le preguntó Killer sorprendiendo a la chica.

-Trafalgar Law.- Dijo con un eje de fastidio la chica.

Killer conocía ese nombre, y lo conocía muy bien. No le diría nada a Kid o la iban a tener.- Se fuerte, no te dejes hundir por ese hombre- Doll le miró interrogante pero el mayor negó con la cabeza.- Bueno creo que es hora de irse a dormir ¿no? Mañana tenemos que madrugar.

Doll asintió con la cabeza y un poco apenada se fue a su cuarto. Aún deseaba que Killer la cogiera de la cintura, la atrajera hacia él y la besara con tanta pasión como siempre lo había soñado. Pero aquello no ocurrió aquella noche.