la historia me pertenece los personages son de la señora S. Meyer y bueno de unas locas que nos sentimos sus dueñas.
-Summary: cuando Uno es joven puede confundir el verdadero significado de la palabra Amor y podemos lastimar a quienes nos quieren... y quizas cuando veamos lo que teniamos ya sea muy tarde... un deseo -quiero que sea feliz... -no importa si es contigo o sin ti.
beta: Melina aragon
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Tiempo Perdido
Edward se acercaba lentamente hacia la hermosa castaña que estaba parada frente a él o al menos eso creía… pero las cosas fueron totalmente diferentes a lo que tenía planeado.
Él se animó, por fin y, la besó. Claro no fue lo que esperaba.
Bella le contestó propinándole una reverenda cachetada.
—Edward, respétame. —Él se alejó rápido, aún embotado por el alcohol que había consumido durante la noche.
—Perdón. Salió de mí el tipo que está totalmente enamorado de ti…
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—Mierda, esta vez sí que la cagué… y feo. —Edward caminó a trompicones cargando una cruda a causa de todo el alcohol que había consumido—. ¿Qué me tomé? ¡No lo vuelvo a hacer!
Recorrió la habitación tratando de encontrar sus zapatos entre la ropa regada en el suelo y recordando-
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"—¿Qué hiciste qué? —Esa voz no era la conciencia del cobrizo, no necesitaba a Pepe Grillo. Esa voz era Jasper, su mejor amigo. El rubio sabía lo que Edward sentía por la castaña, pero aun así no estaba muy de acuerdo con el método que utilizó la noche pasada.
—La besé, pero te juro que no fue en mal plan. Bella… con ella esas cosas sólo salen naturales, quiero hacerlo siempre.
—Ok, lo entiendo, eres pendejo de manera natural, nadie lo discute. —Su amigo le mandó una mala mirada por el pésimo chiste—. Pero, ¿estás consiente de que arruinaste lo poco o nada que llevabas avanzado con ella? Ha de pensar que la tomas por una fácil y bien sabes que si algo la molesta es eso…
—Tú sabes que no es verdad, jamás la ofendería pensando así de ella.
—Pero ella no lo sabe, no lee las mentes de las personas.
—¡Oh, Jasper! tienes que ayudarme —rogó y puso cara de cachorro a medio morir, esa nunca de los nunca fallaba, la novia del rubio solía utilizarla a menudo.
Y por lo tanto, Jasper, al ver el patético intento de su amigo por convencerlo accedió a ayudarlo.
—Está bien, pero tienes que comportarte, ella no es como las otras chicas."
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—¿Qué Edward hizo qué?
—Alice, puedes bajar la voz, no quiero escándalos.
—Sí claro, lo siento, es sólo que me sorprende. ¿Qué sentiste?
—Nada.
—¿De verdad? Edward es un chico bastante guapo.
—Lo sé, Ali, pero aún amo a Demetri, no puedo pensar en nadie más.
—¡Ay amiga!, es hora que lo superes.
—Pero él es el amor de mi vida.
—Y, ¿cómo lo sabes? Nunca has experimentado con alguien más. Deberías darte una chance con el cobrizo.
—Quizás tienes razón pero lo haré sufrir un rato, no quiero que piense que soy fácil sólo porque me dejé besar por él… aunque después le haya propinado la cachetada.
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—Bella, de verdad se me cae la cara de vergüenza… por el beso del otro día. —Ambos chicos caminaban por el patio de la escuela, Edward tratando de disculparse e Isabella haciéndose la difícil.
—¡Ay, Edward! —exhaló sufridamente la castaña, poniendo una mueca de cansancio y desolación en su bello rostro.
—De verdad, no soy así, mi madre me enseñó a ser un hombre que respeta a las mujeres, aunque a veces no se lo merezcan.
—Ok, ok. Edward, lo entiendo, todo está olvidado y pues nada más... respétame y eso…
La cara de Edward no tenía precio, pensaba que las cosas iban a resultar más difíciles, él no quería perder ninguna oportunidad con la chica.
—¿En serio?
—Sí, ya te perdoné…
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En el salón de teatro todo era un hervidero de personas, Bella no quería estar sola allí. Tenía presente que no podía postergar más el ensayo pero, no quería ver a Demetri y él era el encargado de la obra "Romeo y Julieta". Cliché… por eso cuando Edward y Jasper se le unieron en el camino no dudó en aprovechar la situación.
—Chicos que bueno que pudieron venir al ensayo.
—Sí, no podíamos postergarlo más, además, Jasper y Edward me convencieron de venir. —Ambos chicos la miraron raro pero lo dejaron pasar, la morena tenía sus razones.
Demetri sabía que Bella mentía, una chiquilla como esa era fácil y manipulable.
—Bueno, chicos, si necesitan ayuda…
—No se preocupe —contestó Edward—. Estamos bien.
Bella ni siquiera respondió. Tenía algunos apuros con sus diálogos, nada que con un poco de ensayos no se resolviera.
—Sabe, profe, necesito su ayuda. —Jasper sabía qué pasaba, la tensión se rompía con el aire, bueno esa sería su buena obra del día, tomó el brazo de su profesor alejándolo de su pareja de amigos.
—Oye, Bella, ¿qué pasa? ¿Por qué le mentiste a Demetri?
—Porque no quiero que piense que vengo por él.
—Pero, ¡duh! sí vienes por él. —Cachada infraganti en la mentira.
—A ver, Ed, no tenía idea que iba a estar aquí, mejor vamos a ensayar.
Se sentaron un poco alejados de los demás para repasar sus diálogos. Demetri los observaba desde lejos, cuidando su mercancía, sabía que el mocoso sentía cosas por la castaña y él no iba a permitir que le quitaran lo que era suyo.
—Bella, si no te centras nunca acabaremos.
—Lo siento, mejor cambiemos de escena.
Se dispusieron a recitar los versos de los personajes que interpretaban. Edward sería Romeo y Bella a Julieta.
Edward Tomó de la mano a Bella y comenzó.
—Si con mi mano he profanado tan celestial altar, perdóneme. Mi boca borrará la mancha, cual peregrino ruboroso, con un beso.
—El peregrino ha equivocado el sendero pese a que parece devoto. El palmero únicamente ha de besar manos de santo.
—¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?
—Los labios del peregrino son para orar.
—¡Oh, es una santa! Cambien pues de oficio mis manos y mis labios. Ore el labio y otórgueme lo que le pido.
—El santo escucha con tranquilidad los ruegos.
—Entonces, escúcheme tranquila mientras mis labios oran, y los suyos se purifican. (La besa).
Cuando llegó el momento, Edward, acercó sus labios y los tomó como si fueran frágiles pétalos de rosa, esto era un beso, ficticio pero beso al fin y lo mejor era que no tenía que disculparse después. Bella interrumpió el beso y continuó recitando.
—En mis labios queda la huella de su pecado.
—¿Del pecado de mis labios? Ellos se retractarán con otro beso. —Edward la besó nuevamente.
—Besas muy virtuosamente.
—A ver muchachos y este espectáculo, ¿de qué se trata?
"Estúpido Demetri", pensó Edward.
"Está celoso, ¡funcionó!" pensó Bella ilusionada.
—Lo siento, profesor, sólo estábamos ensayando.
—Pues a este beso le han puesto demasiado empeño, parecía muy real pero, aclarado el asunto, les dejo para que ensayen, la obra tiene que salir perfecta.
Demetri se alejó enojado, era incomprensible, había tantos sentimientos en ese beso a simple vista se notaba.
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—Bueno, muchas gracias por acompañarme a casa.
—De nada, ¿no quieres que mañana venga por ti?
—No, de verdad, puedo irme sola.
—Para mí no es molestia, me queda de camino… ¡oh! ¿No será que te da pena que te vean conmigo?
—Para nada, cómo vas a creer.
—Entonces no te da pena que la gente piense…
—¿Qué la gente piense que…?
—Que estamos… ¿qué estamos saliendo? —Evádelo, evádelo… por favor no…
—Edward, mira…
—A ver, Bella, ¿no estamos saliendo?
—… mejor hablemos después.
Bella se dio la vuelta, le urgía irse de ahí pero, Edward la tomó del brazo dándole la vuelta para que quedaran de frente.
—Bella, tú me gustas y mucho…
—Es que… pues, es que… —Bella titubeaba, ¿cómo era eso posible? Él estaba muy seguro de lo que sentía—. Mira, Edward, es que yo…
—Tú… ¿tú no sientes nada por mí?
—Me gusta estar contigo.
—Entonces, vamos por buen camino, eso es mejor que nada.
—Pero, vamos a tomarlo con calma, ¿sí?
—Como digas.
—Entonces… buenas noches.
Edward se acercó dispuesto a besarla, pero ella se alejó. No era natural.
—Hay que tomarlo con calma.
—Sí, sí con calma.
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—¡Alice!, deberías haber visto la cara de Demetri cuando nos vio besándonos, era de fábula.
—¡Que emoción! —gritó con sarcasmo—. ¿Y qué, se puso celosísimo?
—Pues sí, fue rápidamente a separarnos y estaba todo alterado.
—No le encuentro gracia de que pongas celoso a ese estúpido y además estés utilizando a Edward, él es un chavo maravilloso, no se lo merece.
—No lo estoy utilizando.
—¿Cómo qué no? Sólo estas con él, para darle celos a aquel patán.
—No, tú no entiendes.
—Como si no te conociera, conmigo no cuentes —diciendo eso, Alice, se alejó dejando a su amiga confundida.
—El fin justifica los medios —se dijo.
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—Oye, Bella, ¿quieres ir al parque o a tomar un helado?
—No lo sé, es que mi mamá quiere que la acompañe a hacer las compras.
—Será sólo un rato o quizás necesiten un hombre que las acompañe para que les cargue las cosas.
Isabella no miraba a Edward, sólo tenía ojos para Demetri que estaba parado a unos metros y la miraba de manera penetrante, ella tenía la esperanza de que la buscara, hasta que llegó Heidi, la maestra de química y se lo llevó de la mano, de hecho iban caminando directo hacia ellos… "hora de cambiar la jugada".
—Pero… el mercado es aburrido, mejor vamos al cine.
—Lo que quieras, podemos ir a ver una película romántica…
La pareja pasó de largo y ella regresó a su apatía.
"Sus cambios de humor me dan torticolis" pensaba Edward.
—Me da pena que gastes, es muy caro el cine…
—No importa, lo que sea por ti.
—Ed, eres un sol. —Se acercó y lo besó en la mejilla—. Gracias.
Y eso para el cobrizo fue el cielo, Bella no demostraba afecto, por eso ese fue un gran paso para él.
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Edward se desvivió en detalles.
Rosas, palomitas. Todo. Él sabía cómo tratar a una dama, Esme le había enseñado bien.
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—Fue un buen mensaje, ¿no crees? Es bueno que la protagonista haya creído en el amor.
—Sí, era difícil ya que él primero no la tomaba en serio.
—Sí, pero no todos somos iguales, lo sabes. Cuando alguien se enamora de ti no le des chance de dejarlo pasar.
—Bella. —La charla había tomado un rumbo serio—. ¿Quieres ser mi novia?
—Edward, dame tiempo…
—¿Más?
—Por favor.
—Está bien te voy a dar todo el tiempo que necesites…
Ella no necesitaba tiempo, sabía lo que sentía. Por Edward sólo sentía un cariño, pero no estaba enamorada. Al menos no de él…
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—¡Que flojera! debemos regresar a la escuela más tarde.
Emmett era el mayor de la pandilla. Alto, guapo, intimidante, pero se hacía querer.
—Créeme, yo tampoco quiero pero…
Esta era la oportunidad de Edward para pasar más tiempo junto a Bella.
—Oye, Bells, si quieres te acompaño a tu casa y más tarde paso a recogerte.
—Tengo una mejor idea, te invito a comer, así no tienes que ir y venir…
Una comida en su casa y con su familia… esa era la señal que le hacía falta para saber que de verdad iba en serio la relación.
—Está bien, acepto.
—Nos vemos, Emm.
—Adiós, gusanita, me lo cuidas. —Emmett también sabía de los sentimientos de su amigo y apoyaba totalmente que él quisiera conquistar a la chica.
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Esa tarde en el ensayo, todo era risas y relajación, ensayar con Demetri no era tan malo, era un buen profesor.
Heidi llegó y a Bella se le subieron los celos a la cabeza.
—Hola chicos —saludó la rubia—. Amor, tengo que hablar con vos.
—Bueno, sigan ensayando en un momento regreso.
Ambos profesores salieron del auditorio con la castaña siguiéndoles los talones aprovecharía que Edward tenía que ensayar la muerte de Jacob en la obra. Cuando llegó afuera vio como Demetri y Heidi se comían a besos y, obviamente moría de celos. Las lágrimas se escaparon de sus ojos sin poderlas controlar.
Entró al auditorio y corrió hacia Edward.
Lo que iba a hacer era egoísta pero quizás con el tiempo…
—Edward —lo llamó.
—¿Qué pasa, Bella?
—Edward, sí quiero ser tu novia —respondió no del todo decidida.
—¿En serio?
—Sí.
—Oh, Bella. —la besó y abrazó—. Gracias, no sabes lo feliz que me haces, ni te lo imaginas.
La abrazó con todo el amor que sentía por ella. Por fin, era hora de demostrarle lo que era de verdad estar enamorado.
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—Chicos, chicos. —El señor Vulturi entró corriendo al auditorio—. Vengo a avisarles que el profesor Demetri no vendrá hoy.
—¿Por qué, profe? —Empezaron a replicar todos—. Nos hubieran avisado antes.
—La señorita Heidi… tuvo un accidente.
La sala quedó en silencio lamentando la triste noticia, bueno la mayoría.
Bella secretamente, de manera egoísta y mala, deseaba que le ocurriera algo más…
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—¿Qué mal lo de la señorita Heidi?
—Sí, ¿cómo estará Demetri?
—Isabella no te angusties, ya sabes, las malas noticias vuelan rápido.
—No Ed, no creo. Demetri se debe sentir pésimo. La culpa de no poder haber hecho nada y la angustia de estar en un hospital.
Edward sólo la escuchaba, no sabía qué pensar con estos comentarios que estaba soltando su novia.
—Debe estar solo, esperando en el hospital…
—Dime la verdad, Bella, ¿sigues sintiendo algo por Demetri?
¿La verdad?, ella no le podía decir la verdad, le rompería el corazón.
"Miente".
Sí, esa era la mejor solución.
—No, Edward, para nada… me preocupa como cualquier persona me hubiera preocupado, soy humana y me preocupo por lo que debe estar sintiendo, sólo eso.
—¿Sólo eso, seguro? Bueno es que te vi tan angustiada, bueno pensé…
—No, de verdad. Edward, él ya hizo su vida, además si acepté estar contigo es porque te quiero un montón…
Esas palabras que Bella le regalaba eran su cielo personal, su amor era correspondido. Quizás siempre entendía mal las cosas que ella decía y que involucraban a su profesor, eran los monstruos de los celos que hablaban…
Isabella se reprochaba por mentir tanto, aceptó estar con él porque estaba dolida con Demetri y sabía perfectamente que iba a terminar lastimando a Ed.
—No sabes el gusto que me da oír eso… no tienes idea de cuánto te quiero, Bella. —Y, la besó, la besó para demostrarle lo que sentía y ella sólo le correspondió por inercia pero pensando en otro hombre…
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Una semana después estaban ensayando la obra. Heidi aún se encontraba en el hospital pero fuera de peligro. Demetri supervisaba mientras que repasaban la escena del balcón… todos sus compañeros gritaban y les tiraban pulla.
La nueva pareja del grupo era bien aceptada, todos los querían y halagaban lo bien que se veían.
Isabella estaba nerviosa, Demetri la observaba como un animal a su presa.
Y, Edward, estaba en el séptimo cielo… amaba a su novia.
Justo en la parte del beso, Demetri la cortó.
—Bueno ya, chicos, tomen un descanso de quince minutos y regresamos.
Todos corrieron. Algunos fueron al baño, otros a la cafetería por algo de comer o beber.
—Ahora regreso, cariño, voy al baño.
Edward salió del salón dejando a Bella con Demetri.
—Bella, ¿podemos hablar…? Tengo algo muy importante que decirte y quería ver si ¿después del ensayo podemos platicar?
Esta era su oportunidad, quizás Demetri quería arreglar las cosas… pero no se lo iba a poner fácil.
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—¿No quieres que te acompañe a tu casa?…
—No… mira, voy a Casa de Ángela y no te quiero desviar.
—No, cariño, tú no me desvías yo te llevo con gusto. —¿Cómo se zafaba de esto?
—De verdad, mira tú vete a tu casa, descansa y mañana nos vemos.
¿No notaba Edward lo nerviosa que estaba?
Se despidieron con un corto beso y un te cuidas… y Edward siguió su camino…
Bella caminó hacia el lugar dispuesta a encontrarse con su destino.
Cuando llegó al lugar encontró a Demetri caminando de un lado a otro.
—Aquí estoy.
—Bella, siéntate. —Ambos tomaron asiento en unas sillas, uno frente al otro—. Antes de empezar, quiero preguntarte ¿qué pasa entre Edward y tú? ¿Estas enamorada de él?
Esta era su señal…
—Edward es mi novio.
—Pues, entonces no tiene caso contarte nada… —Sí, Demetri sabía que el chantaje siempre funcionaba con Isabella.
—No, Demetri, espera…
—Bella, yo sólo quiero decirte que vivas tu relación que disfrutes y que… —Él ya conocía sus reacciones esto haría que la muchacha bajara la guardia—. Que siempre, siempre te voy a amar…
Isabella lloraba, ¿por qué aceptó ser la novia de Edward?, debió haber esperado…
Demetri salió del salón con una sonrisa petulante.
—Demetri, no te vayas —sollozaba Isabella.
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Días después estaban ambos sentados en el porche de la casa de Bella, Edward era muy feliz, no paraba de llenarla de halagos.
—Eres la más bonita de todas… y… Te amo.
Él no tenía miedo de decirle esa palabra, pero ella nunca contestaba con la respuesta que quería. Últimamente notaba a Bella distante y eso lo ponía histérico.
—Bella, dime algo. —Sus inseguridades eran el pan de cada día—. ¿En serio me quieres?
—Edward como no te voy a querer, ¿por qué me preguntas eso?
—No sé, a veces siento que… no te sientes bien conmigo…
"Miente, Isabella, no lo puedes lastimar"…
—Claro que sí, tontito. —Y lo besó, era lo mejor que podía hacer.
No quería seguir mintiéndole, pero tampoco podía confesarle la verdad… quizás con el tiempo ella si lo pudiera amar, ese siempre fue su plan original.
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—No sabes el gusto que me da que ustedes sean novios.
La madre de Edward, Esme, era hermosa y una dama. Siempre amable y servicial
Era la boda de una hija de las familias de sus amigos, todos estaba invitados. Incluyendo a Demetri que seguía mirándola como si quisiera comérsela.
Ya no podía disimular que se ponía nerviosa frente a él y más teniendo a su novio y a su suegra.
—Dime, Bella, ¿Edward se comporta?
—Claro, mamá, siempre. Educaste a un caballero… Bella, ¿estás bien?
—Ohm, sí, mejor cuénteme Esme, ¿qué será el bebé?
—Aún no sabemos cariño, Carlisle quería niña, pero yo quería un niño.
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—¿Bella?
Jasper caminaba hacia la castaña. Desde hacía días la había visto pensativa y retraída, quizás tenía problemas con Edward.
—Hola, Jasper, ¿cómo estás?
—Bien, aquí la que parece mal eres tú.
—¿Te puedo contar algo?
—Claro, para eso estamos los amigos.
—¿Te acuerdas por qué terminamos Demetri y yo?
—Porque Heidi está embarazada.
—Pues resulta que puede que el bebé no sea de él.
—¿Qué, quién te dijo eso?
—Demetri, al parecer ella sólo se embarazó para retenerlo.
—Bella, no puedes creerle, ese tipo te puede estar viendo la cara.
—Pero, ¿qué tal si es verdad? no lo sé, aún siento cosas por él.
—Tú tienes novio y se llama Edward, ¡oh, por favor! dime si estoy equivocado.
Jasper estaba molesto, cómo era posible que no viera que Demetri sólo la estaba engañando y que a la larga saldría lastimando a muchas personas.
—No, no te equivocas, pero yo amo a Demetri y esta noticia ha venido a revolver todo y no sé qué pensar, las cosas son diferentes.
Jasper vio a Edward acercarse con una sonrisa de idiota en los labios, no quería que su amigo sufriera, pero cualquiera de las dos maneras terminaría haciéndolo.
—Ahí viene Edward —le dijo a la castaña.
Edward llegó hacia sus amigos, abrazó a Bella por la espalda y besó su mejilla.
—¿Qué te pasa cariño?, estás nerviosa.
—No, para nada, estoy bien.
—Bueno, los dejo. Tengo que ir a hacer unos mandados.
Edward se alejó. Jasper la miraba reprobatoriamente.
—No me mires así.
—¿Así cómo?, estás lastimando a personas inocentes y eso no me parece bien.
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—Tengo un mal presentimiento.
Era el día de la famosa obra, Jasper se arreglaba junto a Edward para salir a escena, había visto a Bella efímeramente y estaba hermosa en ese vestido de época, pero quería mirarla antes de la presentación y desearle suerte.
Salió del salón que usaban como camerino y deambuló por los pasillos un rato hasta que escuchó voces distorsionadas en uno de los salones y se acercó.
No era que fuera cotilla, pero la curiosidad mató al gato…
—Demetri, escúchame, yo te amo. —Esa era la voz de Bella, su novia. Declarándole amor a otro hombre—. Si acepté andar con Edward fue porque pensé que tú y yo ya no teníamos oportunidad, pero con esta noticia me acabas de hacer el día, la vida…
"Esto no puede estar pasando"…
—He luchado con todo, quería olvidarte pero no puedo…
—Bella, te amo…
Y eso era todo lo que pudo resistir, no iba a hacer un escándalo, no merecía la pena, ella siempre, siempre estuvo enamorada de otro.
Abrió la puerta y los dos amantes lo miraron. Uno con asombro y dolor, y el otro con burla.
"Observa a la mujer que tanto amas declararle amor a otro, escuincle", pensaba Demetri.
No dijo nada, sólo levantó las manos y se alejó del salón.
— ¿Cómo pude haber sido tan estúpido?
—Edward, Edward espera… —Bella corría para alcanzarlo, no quería que pensara nada malo, ella nunca quiso lastimarlo.
Llegó al patio y se sentó bajo un árbol, no le importaba la obra, ni el traje que estaba usando, el engaño pesaba en su alma. La mujer de la que estaba enamorado sólo lo había utilizado… siempre.
—Edward, escúchame. Déjame explicarte.
—Isabella, quiero estar solo.
—Perdóname, de verdad no quería hacerte daño…
—Me usaste, me usaste para olvidarte de Demetri y nunca me quisiste.
—No, Edward, de verdad… —Lo abrazó, no quería que pensara nada malo, pero era demasiado tarde, la verdad era que todo lo que él decía era cierto y no se arrepentía que era lo peor de todo, lo había usado.
—Decir eso después de lo que acabo de escuchar, ¿cómo puede ser que me quieras después de lo que acabo de escuchar?
—Edward no es así yo te quiero y me duele que estés pasando esto, eres muy especial en mi vida.
—No, yo no soy nada especial para ti, si así hubiera sido no habrías hecho esto y no te preocupes, ahórrate las explicaciones, te escuché decirle que lo amabas…
—Perdóname, Edward, nunca quise hacerte daño. Yo hubiera querido amarte, vivir de tus sueños y de tus ilusiones… emocionarme como nadie cuando estuviéramos juntos…
—Yo te quise mucho.
—Lo sé, Edward, lo sé. No pude amarte cómo te merecías…
—Tú aceptaste andar conmigo, me hiciste creer que me querías…
—Y te quiero. Eres muy especial, eres importante en mi vida.
—Pero eso a veces no basta…
—Lo siento mucho, Edward, de verdad lo siento, pero voy a luchar por el amor de Demetri…
Isabella lloraba, le había hecho daño a Edward y eso era imperdonable, todos tenían razón…
Edward estaba destrozado, no quería saber nada, absolutamente nada…
—Pues, adelante. —Se paró y se fue caminando.
Estaba destrozado, pero ella había jugado con él y eso jamás se lo perdonaría.
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—¿Vas llegando?
—Sí, hoy tengo pocas horas.
—¿Hoy nos podremos ver?
—Si tú no tienes ningún compromiso, sí.
—Aunque lo tuviera, sólo tengo ganas de abrazarte.
—También yo Bella, también yo.
Demetri se acercó a Bella y la besó, justo en ese momento iba pasando Edward y se quedó parado mirando a la que hasta hacía un par de días era su novia y a la que creyó amor de su vida se entregaba a otro.
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Un día de tantos y como era de cajón, los chicos iban de fiesta así que se pusieron de acuerdo para irse en el carro del hermano de Jasper.
—Cuidado cabrón, si le pasa algo mi hermano me mata.
—Cálmate, Jasper, aquí soy el experto.
Edward miraba a los chicos interactuar, se sentía fuera de lugar. Verla tan hermosa y no poder hacer nada, aún se sentía traicionado.
—Bueno, chicos, súbanse. Taxi-Emmett al rescate.
—Saben, amigos, mejor denme la dirección de la fiesta y yo llego allá, no quiero ir en el mismo espacio que ciertas personas.
—Edward no seas ridículo y súbete.
—Sí, Edward —habló Leah, ella era la nueva del grupo y le caía bien, aunque no sabía la historia completa—. Deja de comportarte como un niño.
—Mira, Edward, está bien que tú y yo tengamos problemas pero debes madurar.
"Madurar, ¿en serio?"…
¿Ellos qué sabían lo que sentía? Ella estaba muy feliz de la vida y él mientras tanto llorando por los rincones…
—Oye, Jasper, ¿escuchas al viento?, no sé es como un zumbido…
—Mira, Edward —Jasper rodó los ojos, la actitud infantil de su amigo cansaba, pero lo entendía—. Amigo, la dirección no está aquí a la vuelta, está colgadisimo, déjate de tonterías. Ni siquiera vas a llegar a tiempo…
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—Edward, ¿podemos hablar?
—¿Qué quieres?
—Nada, sólo quería…
— ¿Qué, burlarte de mí? No me interesa, ¿no tienes que correr tras tu amor?
—Edward, escúchame, quería decirte que estaba muy arrepentida y que me he portado mal, mi deseo jamás fue lastimarte.
—Mira, Isabella, sabías perfectamente lo que estabas haciendo, sabía en lo que me metía, pero de verdad pensé que lo estabas intentando conmigo. No soy premio consuelo de nadie. Eso fue lo que me dolió… así que así la dejamos.
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—Hola, chavos, Bella ya llegué vámonos.
—No, yo me voy con mis amigos.
—No tú te vas conmigo… luego te explico por qué no pude llegar antes…
—Está bien, bueno chicos luego nos vemos.
Edward estaba tomado y le molestaba la facilidad con la que la castaña se dejaba manipular.
— ¿Qué te pasa maestro?, ¿crees que puedes llegar así como si nada y llevarte a Bella?
—Edward, cálmate, estás borracho.
—Edward si quieres hablamos, con calma no me pelearé con un borracho.
—No, tú no sabes si estoy borracho, petulante.
—Edward, cálmate, tu y yo ya hablamos las cosas, no tienes por qué ponerte así con Demetri.
—Chicos, llévenselo.
—No, no hay bronca, los dejo en paz, ustedes dos hacen una pareja bien bonita, por eso… por eso hacen sufrir a la gente…
Edward empezó a caminar hacia la salida, no quería ver a la pareja feliz, no lo soportaba.
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—Bella, ¿puedo hablar contigo?
Lunes en la mañana y Edward se arrepentía de haberse portado tan ardido, no quería demostrarle que aún sufría como condenado…
—Bueno, yo creo que nosotros nos adelantamos Ali.
Leah tomó a Alice de la mano dejando a Bella y Edward hablando.
—Mira, Bella, quiero disculparme me porté mal contigo y sólo quiero que tu relación con Demetri vaya bien, igual no podremos ser los amigos de antes, pero no quiero tener mala vibra contigo… ¿me perdonas?
—Claro que sí, vamos a olvidarnos de todo esto…
Bella estaba feliz, no quería perder a Edward, pero ella no se imaginaba que él ya estaba muy lejos de su alcance.
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Dos meses después en la clase de orientación vocacional, el maestro Alec pidió que algunos de sus alumnos pasaran al frente para una dinámica. Al final, Isabella, pasó al igual que los anteriores preguntó al grupo cómo se los imaginaban en el futuro.
—La verdad yo me imagino a Bella como artista. —Jacob uno de los mejores amigos de la castaña le guiñó un ojo.
Los demás chicos empezaron a reír mientras decían cosas como que ella sería una excelente actriz.
"Una ganadora del óscar", pensaba Edward.
—La verdad es que creo que Bella será una excelente fotógrafa, yo te apoyo amiga. —Esa era Alice, siempre en las buenas y en las malas.
—Gracias chicos.
—Profesor, si me permite. —Demetri no perdía el tiempo endulzándole el oído a Bella y ella como ingenua siempre caía—. Siempre he dicho que Bella tiene una excelente habilidad para las artes visuales.
—Gracias profesor.
—Edward… Edward… —El profesor le llamó la atención, él no quería que vieran lo que sentía por ella. Le había hecho daño en el pasado y aunque quiso no podía olvidarlo.
— ¿si?, profesor.
—Danos tu opinión, ¿cómo ves a Bella en unos años?
La castaña esperó expectante a su respuesta, no sabía por qué, pero el saber que pensaba Edward le importaba. Ese último tiempo había estado arisco y alejado de todos… en especial de ella… y no sabía el motivo….
"Cínica"…
Edward se levantó de su silla y la miró fijamente, su alocada imaginación dio la proyección de una Bella en edad adulta peleando con Demetri, porque no la dejaba ejercer la carrera de fotógrafa, quizás golpeándola y eso le llenó de rabia, pero obvio él no lo permitiría, de la nada en el sueño aparecía y le propinaba serios golpes, dándole la golpiza de la vida… una que nunca olvidaría… ella emocionada por haberla rescatado.
Promesas y palabras lo que más deseaba… amor eterno y familia.
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—Edward, baja de tu nube y responde a mi pregunta…
—Ah sí, lo siento… yo, veo a Bella en la tienda de los Newton, pero gorda y fea.
Los chicos soltaron la carcajada, pensaron que era una broma.
Pero Bella sabía que esas palabras venían de todo el daño que le había hecho, pero aun así se indignó.
—Perdón, ¿qué demonios te pasa?
Demetri se acercó dispuesto a actuar como caballero galante, él sabía que Bella se estaba alejando y no quería quedarse sin el coño que se follaba a diario y sin peros…
—Compórtate, te pedimos una opinión positiva, no que sacaras tus resentimientos, te calmas por favor.
—¿Me va a calmar usted?… —No soportaba que se quisiera sentir el muy, muy…
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Y pasó lo que tenía que pasar.
Demetri nunca dejó a Heidi porque en realidad ella si estaba embarazada de él.
Edward se olvidó de Bella y ella… bueno, ella se quedó como el perro de las dos tortas.
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—Hola, me llamo Edward ¿y tú?
—Mi nombre es Tanya.
—Un gusto, Tanya.
—El placer es mío.
—¿Te habían dicho que eres muy bonita?
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—Cuando dije: "buena suerte el haberte encontrado", estaba hablando en serio…
Edward tenía nuevas ganas de enamorarse. Tanya era una chica rubia y hermosa, alegre y se le notaba a leguas la diferencia con las mujeres de su pasado… en especial con ella…
— ¿Qué onda, Edward? —Bella llegó a la rectoría de la universidad a recoger información sobre la carrera que quería, pero no imaginó encontrarse a Edward muy risueño con una chica que alguna que otra vez había visto. Era muy guapa y se sintió horrible cuando vio como al cobrizo le cambiaba la cara cuando la veía.
Edward ya no tenía una sonrisa para ella y eso dolía.
—Oye, Edward, ella no es tu amiga.
—Ex… ex amiga, la verdad es que las cosas entre nosotros no están bien, pero la tolero cuando estamos en grupo, solos procuro no hablarle, aparte es otra historia.
—Estaría chido ir a dar una vuelta.
—Sí, la verdad es que sí, conozco el plan de estudios, pero no la escuela.
—Y, ¿vas a ir con Kate?
—No creo, viste que se fue con tu amigo Garrett y no creo que aparezca, me dejó aquí.
—Pues si quieres vamos a dar una vuelta, ¿te late?
—Sí, me encantaría.
Isabella sólo escuchaba lo que él decía…
"Así era conmigo" pensaba.
Todo amor y sonrisas, un caballero… ¿qué demonios estaba pensando?
.
Edward y Tanya estaban en la cafetería de la escuela tomando un café hablaban amenamente de sus gustos y tenían muchos en común… fabuloso.
—Oigan, chicos, disculpen que los moleste pero es que tengo mucha hambre y no hay mesas disponibles, ¿les molestaría si me siento?
Bella no quería dejarlos solos, el gusanito de los celos había hecho su aparición y eso la mataba.
—No, siéntate… —respondió Tanya, pero Edward la cortó.
—Mira, Bella, estamos platicando muy a gusto y creo que harías mal tercio, así que…
Sutilmente le había dicho que se fuera a la porra.
A la castaña le dolió.
Y a él, pero era una pequeña venganza por el pasado…
—Sí, bueno gracias igual. —Agarró sus cosas y caminó hacia otra mesa.
—Oye, puedo saber ¿por qué le hablaste así a Bella?, a mí de verdad no me molesta que se siente con nosotros…
—Mira, Tanya, te juro que no soy así con las chavas, pero, Bella me hizo algo muy feo que va a ser muy difícil que lo olvide o perdone.
—Y… puedo saber ¿qué fue lo que te hizo?
—Te propongo algo, si nos volvemos a ver, te cuento todo lo que quieras.
—Hay, que tramposito…
—Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale…
—Sí…
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—Jasper, tenemos que pasar por Jacob.
—Ya está todo organizado.
—Oigan ¿queda un lugarcito para que puedan llevarme en el coche?
(yo de casualidad, no quepo ahí en un lugarcito en el coche)
—Uhmmm… lo siento, Bella, voy a pasar por una amiga y están todos los lugares ocupados. ¿Por qué no te vas con Emmett? Van todas las personas del cumpleaños.
— ¿Una amiga, Edward? Pues que escondidita te la tenías. —Jasper no sospechaba lo que la castaña sentía.
"¿Acaso tú sentías lo mismo que yo, cuando me veías con Demetri, Edward?"
—Emmett, ¿me puedo ir contigo?
—Claro, gusana, hasta la pregunta ofende…
—Edward, ya dime ¿quién es la chica?
—Te acuerdas de la rubia que conocimos en el campus.
—Pensé que no la verías más.
—Las cosas pueden cambiar…
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—Emmett. Tú sabes quién es la chica con la que va a salir Edward —preguntó Bella tratando de hacerse la desinteresada.
—No la verdad. —El grandulón giró rápidamente la cabeza interesado en la reacción de su amiga, esto sería divertido, algo con qué molestar—. ¿Bella, estás celosa?
—No, como crees, claro que no…
Sí, estaba celosa, pero nadie tenía que enterarse…
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—Bella, bájale. Te los estas comiendo con la mirada.
—Perdón, ¿de qué hablas?, ¿a quienes?
—¿A quién más? A Edward y Tanya.
—A ver, Jasper, estás muy equivocado no me importa lo que hagan.
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Nos llevaron a la delegación y fue cómico.
—Mira, ahí hay asientos.
"Destino, cruel destino".
Acaso era alguna clase de karma lo que estaba Isabella pagando.
Justo en la primera fila Edward y Tanya sentados. Se los veía muy cómodos y la castaña no pudo evitar que se le colara el recuerdo de las primeras veces que la invitó al cine, los detalles y, los gestos románticos y atentos que siempre tuvo.
—Están los chicos, vamos a saludarlos.
Las recién llegadas se acercaron y muy felices saludaron a sus amigos.
Edward evitó a toda costa a Isabella, ignorándola completamente.
Leah tomó la mano de Bella alejándola de los problemas, era sólo cuestión de tiempo para que la castaña explotara y nadie quería ver eso.
—Espera, espera… ¿viste?, el cabrón no me saludó.
—Pues sí, Bella, pero ignóralo.
—No, no esto no se queda así ya me cansé.
Bajó las escaleras para enfrentarlo.
—Óyeme, idiota, ¿qué te crees? Una cosa es en la escuela y otra que me trates así frente a toda esta gente. Deja de ser tan ardido, lo de nosotros pasó hace mucho tiempo supéralo y compórtate.
La gente empezó a abuchearla, estaba haciendo una gran escena y, Edward, la tomaba con gracia, mientras que Tanya los miraba raro…
—Lo de Demetri y yo ya fue, supéralo y deja de estar haciendo teatrito.
— ¡Ya, cállate…!
—¡Déjanos ver la película…!
—¡Sáquenla!
—A ver, Bella, dime ¿qué te hice?
—¿Cómo que, qué me hiciste? Me tratas como a una chancla vieja.
—Oigan, chicos, ¿por qué no se van a arreglar las cosas afuera? Aquí están incomodando y les van a aventar otras cosas más fuertes.
—Sí, mira Bella, Tanya tiene razón ¿por qué no salimos y hablamos?
—No, ni te molestes y ustedes cállense…
Le aventó las palomitas y el refresco encima y se dio la vuelta.
—Y tú, Leah, aviéntaselas también.
A la morena le causaba cierta gracia, así que lo hizo y salió corriendo tras su amiga.
"Solidaridad femenina".
—Bella, ¿qué te pasa? Le echaste a perder la cita a Edward.
Bella quería seguir con la guerra así que estaba saqueando, literalmente, la tienda de golosinas.
—Ojalá, le estoy haciendo un bien a ella.
—Haber deja eso. Señor, ya no le venda nada, está en uno de esos días del mes.
Le quitó los dulces y se los regresó al encargado.
Edward dentro de la sala del cine explicaba ¿por qué de su pleito con Bella?
—Ella me usó para darle celos a un wey y pues…
—Tú, ¿todavía sientes algo por ella?
—En su momento ame bastante a Bella, pero ahora me quiero dar una chance con otra chica —Edward miró a la rubia dándole a entender su comentario…
—Pues ¡qué bueno que no estas clavado con alguien!, ni con su recuerdo ni nada de eso. Y… ya tienes el prospecto…
—Haber si se van a platicar a una cafetería…
—Hay que amargada…
Ambos chicos siguieron disfrutando de su película sin importar nada de los eventos pasados…
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—Jasper, pásame la última, ¿no?
—aun no la tengo.
—Bella, pásame la última.
—Todavía no la hago.
—No te hagas, ya vi que la hiciste.
—No, todavía no la resuelvo bien.
—Ándale, no seas egoísta.
—Para eso si me hablas, ¿verdad?
— ¿Qué pasa ahí? –la maestra habló y todos volvieron a su trabajo.
Edward estaba desesperado, no había estudiado nada de matemáticas e iba a tronar la materia.
—Les recuerdo que si sorprendo a alguien copiando se va derechito a extraordinario-
—Ándale, Bella, pásame la última ¿sí?
—Deja de molestarme, no tengo por qué pasarte nada.
—A ver, Bella y Edward, les dije que si los agarraba copiando se iban directo…
—No, maestra, le juro que no estaba…
Edward ni habló, eso le pasaba por no querer pasar la respuesta.
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—Eres un idiota, Edward, si repruebo no sabes de lo que soy capaz.
—No me eches la culpa, ¿de qué te quejas?, si repruebas el año vas a estar más tiempo con Demetri.
—Mira, Edward, no sabes nada, así que mejor cállate.
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—Edward, me pasas la última.
—No la tengo, Bella.
—Anda pásamela
—Que no… —pero Edward no pudo ni responder.
Isabella sabía que en esta materia ni por obra y gracia del Espíritu Santo la pasaba, así que estaba convencida de que en su camino se llevaría de corbata a Edward, como pequeño recordatorio del examen pasado.
Le quitó el examen y jugó con el hasta que la maestra los cachó y obviamente le quitó el examen.
— ¡Ops!, ahora si estamos a mano.
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—Las mitocondrias son… Edward pélame, yo aquí ayudándote a estudiar y tú ni me haces caso.
—Es que Jasper, Bella ahora si se pasó.
—Edward, le hiciste lo mismo.
—No la justifiques, ¡me acuerdo y me da un coraje!, pero me acuerdo de su sonrisa… se veía tan, tan no sé…
Jasper lo miraba y reía, sabía que a pesar de todo él aún sentía algo por la castaña.
—Aún te gusta, ¿no?… ¿sientes algo por ella?
— ¿Qué te pasa?, ya tengo a Tanya y… lo de Bella ya fue…
—Hay Edward…
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Siempre a partir de ahí, sólo fueron las peleas, dime y diretes que los amigos soportaban, pero a veces se cansaban.
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Él intentaba ser feliz…
Ella soñaba con algo como lo que Edward le había dado…
— ¿Por qué en vez de estar aquí encerrada no me encuentro a un chavo que me quiera y me valore?… pero no… estoy aquí más sola que una ostra.
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Una noche de antro Edward, Jasper y Jacob gozaban de una fiesta privada… aprovechaban que las chicas se les habían perdido y algunas chicas se les acercaron a cantarles y ellos se dejaron querer.
Beso, abrazo y apapacho…
—Jasper —gritó Alice.
—Jake —gritó Bella.
—Edward —gritaron a la vez Bella y Tanya.
Al instante, las chicas se separaron de ellos y se retiraron mientras que los tres chicos miraban a sus respectivas parejas con miedo.
En especial Edward, que tanto Tanya como Bella lo miraban con resentimiento.
—Disculpen, nosotras sólo veníamos pasando pero síganle…
—Alice, déjame te explico…
—Tanya déjame te explico.
—No tienes que explicarme es obvio que estabas muy cómodo.
Tanya se portó a la altura, pero Bella sentía como si la hubieran dañado a ella.
Le gritó hasta de lo que se iba a morir… y, ¿por qué no? Una cachetada.
—A ver si así te da pena.
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— ¿Y Tanya chicos?
—Tanya se fue, Edward.
—Mira no quiero ser mala onda, pero te lo dije. O vas controlando la vida de tus hormonas o ninguna relación te va a salir chida…
—Eres un coscolino y patán. Yo no entiendo, estás haciendo lo mismo de lo que me acusabas a mí.
—Shh, cállate… no sabes, no hables.
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—Deja de comerte a Bella con la mirada. ¿Qué no estás con Tanya?
Imposible dejar de verla.
Toda la pandilla había planeado unas vacaciones alejadas de la fría y lluviosa Forks, festejaban que ya no regresarían a la preparatoria hasta el próximo año, cada uno con nuevos prospectos y expectativas.
Pero para Edward se estaba convirtiendo en tortura.
¿Cómo era posible que a ese pedazo de tela se le llamara traje de baño?
Emmett se reía de lo ridículo que se veían ese par, se comían con la mirada.
No hay peor ciego que el que no quiere ver…
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—Oye, Bella, ¿te había dicho que tienes unas pestañas hermosas?
—Gracias, Félix, de verdad muchas gracias por el cumplido.
—Te parece si nos animamos a encontrar a los chicos en el pueblo.
—Félix, ¿por qué mejor no los esperamos aquí?
—Bella, ¿por qué no le haces caso a tu novio?
—Cállate, Edward, pareciera que estas ardió.
—Para nada mocosa, por eso tengo a Tanya, a ella la amo.
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—Vamos chicos deben derribar a su oponente.
—Edward no seas brusco….
Edward tiró a Bella abajo de él y, sintió todas las curvas de la chica, allá abajo alguien despertó más que feliz.
Lentamente acercó su rostro al de Bella y justo cuando estaba a punto de besarla, alguien los interrumpió.
—Bella, ¿te parece si nos vamos a la habitación?
Félix, trató de separarlos consiente de lo qué estaba pasando entre esos dos y no estaba dispuesto a que le comieran el mandado.
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—Edward, tranquilízate, ya estás borracho.
— ¿Sabes qué, Jasper?, no sabes nada… estoy bien y no le voy a bajar porque ahorita voy a arreglar las cosas con Bella.
—No, espera, si vas arreglar las cosas con Bella hazlo sobrio.
Edward no lo escuchó, caminó hacia donde Bella y Félix platicaban uno junto al otro.
—Sabes, Bella, quiero agradecerte por esta noche y por todos los buenos momentos que me has regalado.
—No tienes por qué, contigo me divierto un montón.
—Bella… tú y yo tenemos que hablar, en este momento tenemos que arreglar las cosas, como va, con la verdad.
La pareja lo miraba extrañado, Edward estaba ahogado en borracho.
—Mira, Bella, tú… tú me usaste.
—Edward no tengo la culpa que no lo puedas superar eso, ya paso.
— ¿Estás celosa de Tanya?
— ¡Por favor!, estás borracho, quítate.
—Estás que ardes de celo…
— ¡Por favor, brincos dieras!
—Quieres que te lo recuerde Bella, quieres…
Y sin darle oportunidad la besó, pero no era un beso como los de antes…. Este era agresivo y no le gustó.
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— ¿Por qué no aprovechas este viaje para hablar y arreglar las cosas con Edward?
—Jasper, no sabes de lo que hablas…
—Te puedo preguntar algo y me respondes con la verdad.
—Sí.
— ¿Estás celosa de la relación que tienen Edward y Tanya?
— ¿Y, tú le vas a creer?
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Edward buscó a Bella por toda la playa quería hablar con ella, pero no sabía qué le iba a decir
No soportaba toda esa situación.
Además Jasper y sus preguntas locas…
¿Qué si aún la amaba?
Claro… que no…
Por eso cuando la vio ahí sentada, admirando el atardecer no sintió las putas mariposas… cuantas ganas de tirarse al mar y ahogar los bichitos de mierda.
—Bella, ¿podemos hablar?
—Sí, dime…
—Mira, quiero arreglar las cosas, no podemos seguir así y…
En ese momento sonó su celular y cuando vio en la pantalla no dudó en responder, era Tanya.
.
Media hora más tarde, él ya no sabía qué decirle, estaba confundido.
—Perdóname, Bella, pero no podía rechazar la llamada.
Bella estaba callada, no sabía qué pensar tenía un nudo en la garganta y lágrimas luchando por salir.
—Respóndeme una cosa —dijo Bella angustiada.
—Claro, dime…
—¿Estás enamorado de Tanya? Ella es una chica muy buena, te adora, ¿pero tú la quieres?
—Sí, Bella. Estoy enamorado.
—Me da mucho gusto y espero que no la hagas sufrir.
Isabella se levantó de la mesa dispuesta a irse, le dolía algo en el pecho y no quería que él la viera llorar, maldito karma.
—Isabella, espera. —Edward la tomó del brazo.
Se acercaron tanto, sus narices se rozaban.
—¿Me vas a decir qué pasa?—Sí… mira el beso que te di en la playa…
"Ohhh , quizás la ama pero aún siente algo por mí"…
Bella soñaba con eso, ella se sentiría muy feliz si así fuera…
—El beso es porque estaba borracho, así que por favor no te hagas ilusiones.
Isabella escuchó como se rompió su corazón, no podía ser posible que ella lo haya lastimado tanto y ahora él la odiara de esa manera.
.
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Esa fue una de las peores noches de año nuevo, ¿qué más podría hacer? Félix había tenido que regresar a Forks con su familia y la había dejado sola, mientras que Edward tenía a Tanya a su lado.
¿Había sentido si quiera la mitad de lo que ella sentía cuando los veía juntos?
Quería destrozar todo.
Quería lanzar rayos y tormentas, se imaginaba achicharrando a la rubia y que Edward no se inmutaba, que en cambio, el rayo le hacía abrir los ojos.
Pero ella le había hecho mucho daño, lo de ellos no era estar juntos, el destino les había puesto trabas en el camino.
Lo mejor era aceptar la beca que le habían ofrecido, debía alejarse de él, dejarlo ser feliz, se lo merecía y se lo debía.
—Bueno, chicos, es hora de las uvas…todos recójanlas y pidan sus deseos.
*Amor.
*Dinero.
*Salud.
*Bienestar familiar.
*Ser feliz.
*Que Edward siempre sea feliz…
que tal les gusta? pues sigan veran que empezo mal pero se va mejorando... merezco RR...
