Dibujo realizado por: Julietta Suzuki [Manga Oficial]


Flotando ligeramente al compás del viento, una ya destrozada hoja de otoño caía lentamente entre los labios de una chica quien descuidadamente, se encontraba en los más profundos y agradables sueños que podía tener esa tarde de Domingo. Momozomo Nanami cayó rendida al intentar avanzar un sinfín de lectura olvidada en su entrenamiento básico como diosa del templo Mikage. El fortalecimiento de sus habilidades divinas era un trabajo muy pesado físicamente y tortuosamente lento… Por lo que su agotamiento mental era constante. El ligero cosquilleo que rozaba sus labios fue el responsable de que los sueños de la chica fueran interrumpidos y sin abrir los ojos, apartó de un suspiro al pequeño intruso de su descanso.

- ¿Qué hora es?

Al abrir los ojos se percató del crepúsculo que se dibujaba a los lejos del cielo. El sol había bajado sus pequeños rayos de luz que apenas calentaban en la época del año… Por lo que su presencia era bienvenida y deseable en especial para la pequeña chica, cuyo cuerpo regulaba pésimamente su temperatura corporal.

- Nanamii-chaaan~ - Una melodiosa voz llamo su atención desde el interior del templo - ¿Has terminado ya de estudiar? Pareces un poco cansada
- No te preocupes por mi Mizuki, me quede dormida en la mitad - Respondió incorporándose para quedar a la misma altura que su animado familiar - Creo que he dejado más lectura pendiente de lo que pensaba…
- No te preocupes si no eres capaz de soportar tu entrenamiento en este momento, estoy seguro que en un futuro podrás superar todo esto, después de todo, Nanami-chan es increíble
- Ohh… Gracias Mizuki~

La amarga sonrisa que había dibujado hacia su familiar se volvió autentica al escuchar aquellas palabras de apoyo. Nanami por muy energética y alegre que pareciese… Tenía el complejo de ser inútil a la hora de la verdad, lo que la carcomida cada día… Así que hace semanas atrás decidió que dedicaría más tiempo de estudio al aumento de poder divino que poseía, para cumplir las expectativas de los integrantes del templo... Y claro está de la persona que además de compartir un vínculo celestial, una relación que se acercaba al año.

- Nanami, espero que el ritmo que estas usando para el entrenamiento no sea tan pesado. - Comentó Mikage un poco consternado cuando la joven diosa se sentó a cenar en conjunto con los integrantes del templo -

- ¿De verdad parece que estoy haciendo algo pesado? Estoy segura que podría aumentar el ritmo…

- Jaja, Será mejor que lo dejes como una idea. No sería bueno que te desgastaras tanto en tan poco tiempo. ¿De acuerdo?

- Si~
- Además tus estudios en la universidad comenzarán dentro de poco. Me agrada saber que tratas de aumentar tu nivel en el templo. Pero recuerda que tu prioridad es que termines tus estudios. ¿Está bien?
- Lo entiendo. - Aun cuando no fuera su verdadero Padre. El hecho de que Mikage le tratara tan gentilmente le daba un agradable cosquilleo en el pecho -
- Mikage, ¿Cuánto tiempo esperarás para decirle que llegó un recado desde Izumo? - Comentó el astuto familiar quien hasta ese entonces se encontraba en silencio -
- Ohh es verdad. Nanami, tendrás que preparar las ropas más abrigadas que tengas. Mañana partiremos un lugar interesante.
- ¿Qué lugar es ese? - Pregunto curiosa -
- Ya lo verás, por ahora solo ve a descansar. Nos iremos temprano en la mañana.

Ciertamente podía contar con las palmas de una mano las veces en la que Mikage la llevaba a lugares que tenían que ver como representante del templo y esta vez había sido bastante sospechoso. Pero era una gran oportunidad para que pudiese demostrarles a todos que tanto había podido avanzar en el poco tiempo de vacaciones que tenía antes de entrar a la universidad. Lugar en el que definitivamente debería dejar sus deberes como Dios un poco de lado si quería que le fuese bien.

A la mañana siguiente, Tomoe le despertó a las 4 de la madrugada para que se preparara correctamente, la pobre diosa de la tierra apenas podía entender lo que ocurría. No pudo conciliar el sueño temprano debido a la dulce siesta que se tomó en la tarde del día anterior. El familiar al percatarse de que la chica seguía somnolienta y algo torpe al caminar, la ayudó a encaminarse apropiadamente al carruaje de la niebla nocturna.

- El viaje será bastante largo. Si quieres puedes descansar un poco durante el camino - Le habló el astuto zorro mientras ella sin pensarlo se acomodó a su regazo para volver a dormir. - ¡¿Oye siquiera sabes lo que estas haciendo?!
- Déjala descansar, Tomoe. El trabajo que requiere a todos los dioses de Izumo será un tanto complejo esta vez. - Comentó sutilmente preocupado, mientras tomaba un sorbo del sake que Mizuki le había servido -
- ¿De qué se trata, Mikage-sama?

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- ¡Una limpieza completa en esta desolada montaña! Por eso he decidido invocar a los dioses más puros y amables para este trabajo.

- ¿Ookuninushi-san nos está tomando el pelo otra vez?
- Creo que está mucho más mancillado desde la última vez que vinimos…

Un montón de dioses estaban totalmente molestos por la repentina llamada del dios de la riqueza, mientras otros como Nanami, estaban impresionados por la magnitud y belleza de aquella montaña cubierta por una nieve tan cristalina y pura como el cielo que se mostraba.

- Nanami, no te alejes tanto. - Refunfuñó Tomoe mientras le tomaba del brazo - Este lugar es demasiado grande para tenerte vigilada todo el tiempo.
- Solo estoy viendo la montaña, no me trates como una niña. - Respondió molesta, una delicada y brillante luz comenzó a acercarse a ambos -
- Nanami-chan, es un gusto verte nuevamente. Aún no he olvidado la taza de té que te debo~ - Aquel brillante espectro se mostró en frente de la diosa con su particular elegancia -
- Ookuninushi-san. ¿Por qué quiere purificar esta montaña? - Pregunto incrédula, no había una persona a kilómetros de distancia, lo único que vivía cerca de aquel lugar era un puñado de dioses pertenecientes de la naturaleza y uno que otro demonio rondando por un bosque cercano a la montaña -
- Pues, realmente no lo sé muy bien~
- ¿Que?
- No fue idea mía. El representante de un Dios sumamente importante me pidió que viniera a purificar este lugar. De hecho nos lo piden cada 100 años. Pero jamás nos han dado las razones.
- ¿Y no le han preguntado?
- Hay veces que es mejor no cuestionarse las acciones de las deidades. Nanami-san. Ahora comencemos a limpiar este lugar antes de que se nos haga tarde, hay una nevada muy fuerte acercándose.
- Si… - Se alejó de ellos mientras se dirigía hacia otro Dios que se había quedado atascado en la nieve - ¿Mikage-san y Mizuki donde se han metido?
- Están dentro del templo cerca de este lugar. Dijeron que había mucho frio para estar afuera.
- ¿Te quedaras conmigo todo el día? -Pregunto ilusionada -
- Claro, no dejaría que algo malo te pasara. - Rozó dulcemente su mejilla con sus garras, avergonzándola notoriamente -
- O-Okay… ¡Vayamos hacia allá!
- Si, si.

La chica se retiró sin entender las palabras del dios de la riqueza y con notoria vergüenza por las acciones de su familiar. Comenzó a purificar cada árbol de los pies de la montaña mientras que el resto de los dioses se dedicaban a purificar el cielo, el aire, la nieve o la tierra. El día se había hecho corto al lado del zorro mientras ellas se dedicaba a purificar cada espacio de ese lugar, no se dio cuenta que se había alejado mas de lo debido.

- No te alejes tanto. El clima está comenzando a empeorar…

- ¡S-Si! - Ciertamente el viento comenzó a golpear con agresividad, mientras se acumulaba un montón en los pies imposibilitándola a caminar. Y por la gran cantidad de nieve que comenzaba a caer ya no veía tanto como hace un par de segundos y no estaba segura a donde se estaba dirigiendo ni de donde había llegado- ¡Tomoe! ¿¡Estás ahí!? - Grito ansiosa -
- ¡Si, quédate donde estas! - Se escuchaba cada vez mas lejos, poco a poco su cuerpo dejó de reaccionar. Aun cuando quisiera no podía moverse muy bien. Era una fuerte tormenta que se había desarrollado en un par de segundos. Comenzó a asustarse cada vez más al no encontrar la silueta ni la presencia de Tomoe -
- ¡Tomoe! - No escuchaba su voz, si antes estaba asustada. Ahora estaba aterrada. No quería quedar atrapada en una gran cantidad de nieve sin que nadie pudiese encontrarla. No quería quedarse en ese lugar. No quería morir congelada. - ¡Tomoe! ¡No te puedo ver! ¡Por favor respóndeme!

Su cuerpo comenzó a dolerle como si le estuviesen clavando un montón de agujas en las extremidades. Por inercia trato de moverse con todas sus fuerzas cuando tuvo la oportunidad hacia una dirección desconocida. Si su familiar no podía ir a rescatarla, tenía que hacer algo por ella misma. Sin saber si fueron minutos como podían haber sido horas, llegó a un punto en que su cuerpo ya no le respondió. Cayó de costado hacia la densa nieve que en ese momento se había acumulado casi el triple de lo que ya estaba. Comenzó a darle un sueño profundo… Ya no tenía fuerzas para seguir peleando.

- Quien…

Antes de perder la conciencia, una transparente silueta se mostró ante ella. Una silueta que le parecía familiar.