Disclaimer: En estos momentos, ni siquiera la laptop con la que escribo es mía.
A/N: He decidido crear un fic conformado por capítulos cortos independientes entre sí; bajo la modalidad de Drabble (no más de 250 palabras); especialmente porque a mi cabeza llegan muchas ideas sobre la serie, especialmente Jisbon, en forma de flashes o escenas breves que simplemente me hacen el día; así que creo buena idea no desaprovecharlas y plasmarlas en algún lugar.
Debo decir que lo he clasificado M, porque no le quiero poner límites a mi imaginación, así que es muy probable que se encuentren con un capítulo "sano" como este, o con uno un poco subido de tono o cargado de lenguaje o hechos violentos; lo importante para mí será transmitir el sentimiento.
Sin más, espero disfruten de la lectura; gracias de antemano por sus comentarios.
01. Sobre el arcoíris
Tan sólo una lágrima a punto de caer por el precipicio de su rostro, le es suficiente para desarmarlo por completo.
Allí está, sintiéndose pleno y vacío al mismo tiempo, escuchando a FifiNix cantar acerca de una tierra sobre el arcoíris donde los cielos son azules.
Él es capaz de mover los mares para quitarle a Lisbon la tristeza del alma, para hacerla sonreír, para verla sentir sin reservas. La mira de reojo y sabe que ella intenta contener sus emociones desplazando hacia abajo el nudo que se ha formado en su garganta; entonces él interviene "¿Es eso una lágrima lo que veo?" "¡Si claro! –Ella responde irónicamente-, sigue mirando", Jane admira entonces como la gota alrededor de su ojo se dispersa sin hacer escándalos. Ama la forma en que Lisbon sin grandes malabares, lo eleva con ligereza por los aires como hoja de papel. Lo hace sentir pleno.
Quita la mirada de ella para concentrarse en Archie Bloom Jr.…
"…and the dreams that you dare to dream, really do come true".
No deja de sorprenderle los límites a los que una persona llega para encontrar paz; entonces se siente nuevamente vacío. Quisiera ser capaz de desechar su pasado y empezar de nuevo; desafortunadamente no es tan valiente como el hombre del escenario.
La mira de nuevo, y como de costumbre imagina que en noches como esa, habita junto a ella la tierra de la canción de cuna. Se reconforta a sí mismo; al menos nadie puede quitarle los sueños.
