disclamer: ningún pj me pertenece únicamente pertenecen a los autotes de las sagas con las que realizo el Crosover, Harry Potter y Percy Jackson.

Hades

Caminaba por aquel lugar que ya conocía, ir de un lugar a otro era parte de su trabajo, cerciorándose de que aquellos que estaban a su servicio hiciesen su tarea como les correspondía, además de castigar a aquellos que por su obra lo merecían, tarea nada fácil ni cómoda y completamente incesante; llegó a las puertas de su palacio, completamente negro, como si estuviese construido con obsidiana, un lugar completamente solitario y apagado, más todavía desde que ella se había marchado definitivamente. Se sentía enfadado y molesto, estafado a fin de cuentas, en ese lugar su palabra era la ley por lo que podía modificar las normas de su reino a su parecer, llegando a abolir aquella norma referente a la ingesta de aquello que crece en el reino de los muertos, que ciego había estado al no ver en esa petición una treta para abandonarlo y pedir al soberano de los cielos y dioses la nulidad de su matrimonio, su bendición para el divorcio, curiosamente apoyada por la diosa del matrimonio, algo bastante hipócrita cuando se negaba a permitirle ese mismo capricho a Afrodita quien era bien sabido que permanecía más tiempo en el lecho de Ares que en el de su esposo. Eso le enfurecía y le causaba daño; pocas veces había amado, y en todas ellas había terminado todo mal; una dejándolo abandonado tras siglos de matrimonio, casi tres milenios; y las mortales, falleciendo trágicamente sin tan siquiera poder despedirse o llegar a protegerlas, en una de las ocasiones, había sido por mano de su propio hermano; todavía le guardaba rencor por ello, no era la primera vez que se la había jugado de alguna manera; aunque al menos desde el último conflicto con su padre tenía mayor libertad para presentarse en el olimpo cuando quisiese, claro que no se sentía incómodo en el lugar que habitaba. Pasó ante un espejo, mirándose, la mirada de un hombre devastado y dañado por su propia familia prácticamente desde su nacimiento le devolvía la mirada y aun así no dejaban de ser su familia.

Se volvió al detectar su presencia, alguien que conocía y a quien respetaba, era de los pocos que solía visitarle allí abajo, y no siempre porque tuviese un mensaje que entregarle; lo observó detenidamente, en esta ocasión no podía ver en él su habitual gesto despreocupado, sino que parecía molesto y preocupado por igual, se preguntaba se alguno de los otros dioses se la habría jugado de una manera u otra, pues su gesto era completamente serio.

- Hay Reunión, requieren tu presencia, es urgente – Solo con el tono bastaba para saber que no se trataba de ninguna broma – No te demores demasiado.

- Iré, en cuanto terminé mi trabajo – Replicó, "mi interminable trabajo", pensó, guardándose ese comentario para sus adentros; no era que se quejase, sino que le molestaba lo poco valorado que era por el resto, además del acumulo de trabajo que seguía existiendo a causa de las guerras y peleas entre mortales, en ocasiones provocadas por ciertos dioses como Ares o Eris.

Se ocupó el resto del día de la parte administrativa, que aunque era molesto, era mucho mejor que escuchar suplicas e intentos de soborno, mucho mejor que todo eso. A mitad tarde se fundió entre las sombras, viajando con ellas al piso seiscientos del Empire State, lugar donde estaba albergado en la actualidad el Olimpo; apareció en la mismísima sala del consejo, pasando la mirada por los doce tronos, estaban todos ocupados pero extrañamente no todos por sus propietarios, el lugar de una de las diosas estaba ocupado por su hija, ¿acaso no era eso un sacrilegio?, aun cuando la hija fuese también una diosa; se abstuvo de comentar nada al respecto. Miró a su derecha, allí estaba Hertia, con su aspecto de adolescente, un gran contraste con la niña de nueve años que solía mostrar, despertaba aquello su curiosidad a decir verdad. Podía percibir la tensión en la sala, así como la seriedad de sus hermanos, hermanas, y sobrinas y sobrinos; en general.

- ¿Para qué se me requería? – Inquirió secamente adquiriendo una expresión y mirada frías, intuía que sería una larga reunión; bueno, tal vez la pudiese aprovechar para plantear cierto caso que le tenía mosca, como odiaba a aquellos que trataban de eludir a la muerte, a aquellos que se burlaban de él. Les haría pagar en su momento y ese sujeto llevaba casi quince años eludiéndolo y no era el único, cierta pareja lo había eludido por más de seiscientos años, empezaba a enfadarse con ese tema seriamente.

- Traed vuestros asientos hermanos, esta reunión será larga – afirmó Zeus con su arrogante gesto solemne mirándolos tanto a él como a Hestia – Hay mucho de lo que hablar y no puede pasar de esta noche.

Hizo un gesto hacia Hestia, quien lucía claramente preocupada y convoco un mullido asiento para ella, algo cálido y que esperaba fuese de su agrado, pues era de las pocas en la familia que lo respetaba; para él mismo trajo su habitual trono de obsidiana, pasando a mirar al gran consejo en cuanto se sentó, esperando que todo comenzase.