Padres celosos
Un Uchiha celoso
Sarada Uchiha
Había pasado dos años desde que me fui de la aldea para entrenar con mi maestra que me enseñaría nuevas técnicas ninja para así completar mi entrenamiento, en ese tiempo había recibido varias cartas de mi madre la cual me decía que estaba bien que seguía la paz en la aldea si nada malo que contarme, en aquellas cartas también me decía que mi padre últimamente se la pasaba más en la aldea el cual cumplía con las misiones y regresaba a casa algo muy raro pero no le respondí me quede mejor con aquella duda.
En la última carta que me escribió mi madre me decía que tenía una gran sorpresa para mí, yo también tenía una para ella ya no era aquella niña de 13 años ahora era una adolecente sabría que mi gran cambio mi madre le sorprendería mucho.
-Sarada- me dijo mi maestra –Ya estamos a punto de desembarcar prepara tus cosas- solo asentí y sonríe pronto estaría con mi familia.
Empecé a empacar mis cosas para poder estar lista cuando el barco ya estuviera en el puerto y así poder bajar a tierra.
-Tu madre estará muy sorprendida por tu cambio- me dijo mi maestra que estaba a mi lado esperando a que ya pudiéramos bajar del barco.
-Si lo sé- le dije acomodándome mi largo cabello negro y ajustando mis gafas.
-Le gustara a tu madre en lo que te has convertido Sarada- solo sonreí y bajamos del barco si mas quería llegar a casa para descansar y claro para que mi madre me viera.
Al llegar a la aldea los guardianes de la entrada me miraron con sorpresa.
-¿Eres Sarada Uchiha?- dijo uno de ellos y solo sonreí suave.
-Si lo soy- los dos me miraron mucho muy sorprendidos.
-Vamos Sarada tenemos que ver al Hokage antes de que vayas a ver a tu familia- dijo mi maestra y solo la seguí.
Pasamos por la mayor parte de la aldea y muchos me miraban tal vez era porque ya había dejado de ser una niña o tal vez porque mi cabello negro o mis ojos les recordaba a mi padre. También me miraban los chicos algo incomoda ante sus miradas pero solo seguía a mi maestra hasta la oficina del Hokage.
-Debemos esperar a que nos pueda atender- dijo mi maestra y solo asentí en afirmación me recargue en una pare mirando como pasaban muchas personas por los pasillos incluso paso Kakashi sin reconocerme o tal vez estaba muy metido en sus pensamientos.
Al entrar el Hokage estaba mirando unos papeles que no prestaba mucha atención a los que habíamos ingresado a su oficina.
-Hokage hemos regresado- dijo mi maestra –El entrenamiento fue todo un éxito- solo sonríe ante lo dicho por mi maestra.
-Que bien- dijo el Hokage sin más.
-Ahora podrá asignarle nuevas misiones a mi discípula- dijo mi maestra.
-¿Cuáles misiones?- dijo bajando sus papeles para por fin vernos.
-Darle misiones al Sarada- dijo mí maestra mirando con una sonrisa al Hokage.
-¿Sarada?- dijo el Hokage y solo me incline para saludarlo con respeto.
-Buen Día Septimo Hokage- le dije y le sonreí con suavidad.
-¡En verdad eres Sarada!- dijo el Hokage ya levantándose de la silla y solo baje la cabeza ya estaba muy avergonzada me pase un cabello a mi oreja.
-Si lo soy- le dije y el solo me miro con sorpresa.
-¡No lo puedo creer!- él se acerco a mí y solo sonríe con nervios –Vaya que te has puesto muy bonita y muy alta- dijo colocando su brazo en mi hombro y me sonrió.
-Si- le dije ya avergonzada.
-Su madre la va a adorar cuando la vea- dijo mi maestra y solo sonreí –Si todos los chicos de la aldea la miraban lo bella que esta- mi maestra sonrió y solo suspire al ver que algunos de ellos me miraban sintiéndome muy incómoda.
-Sí creo que no le agradara mucho alguien en especial- dijo el Hokage mirando por la ventana pero no pregunte quien era pues solo quería ver a mi madre para ver qué cara pondría al verme.
Al llegar al departamento donde vivía una señora me dijo que mi madre se había cambiado de hogar y me indico a donde vivía mi madre, me moleste mucho porque no me había dicho eso tal vez esa era la sorpresa que me tenia.
Al llegar a la dirección que me habida dado la señora solo me quede sorprendida por que era una casa algo grande igual que la casa donde vivía Boruto Uzumaki.
-¡Pero que rayos!- dije ya molesta como mi madre se había cambiado a una casa mucho muy grande con qué fin -¡Esa mujer me dará una explicación muy seria!- dije tomando mi maleta para entrar ya furiosa a la casa.
-¡Oh Sarada!-dijo mi madre al recibirme y solo solté mi maleta al ver a mi madre estaba embarazada.
-¡Pero qué demonios paso!- le dije mirándola de arriba hacia abajo como se atrevía esa mujer al no decirme que estaba embarazada por segunda vez -¡Me puedes explicar esto!- le dije ya molesta.
-¡Pero mira qué bonita estas!- me dijo abrazándome y sintiendo su enorme vientre en mi estomago, no pude abrazarla estaba molesta muy molesta.
-¡Oh madre suéltame y explícame!- le dije ya exaltada -¡Porque no me habías dicho que estabas embarazada!- ella sonrió y me tomo de la mano para que entrara a la casa donde estaba todas las cosas y algunas nuevas.
-Pues veras hija- dijo tocándose el vientre y solo suspiro mirando hacia otra parte era muy incomodo todo esto –Tu padre a regresado a casa estos últimos meses y claro al enterarse que de nuevo estoy embarazada pues pasa más tiempo por aquí en la aldea- solo gruñí de fastidio.
Mi padre no era como los demás padres de mis compañeros, el se iba por meses largos y ninguna carta enviada, no era muy afectivo pero algo si sabía era muy leal a su familia tal vez por esa razón era yo así.
-Oh madre- le dije con fastidio-¿Y esta casa qué?- le dije señalado todo.
-Tu padre la compro para nosotros- dijo y solo la mire con sorpresa –Ya seremos 4 y el departamento era muy pequeño- la mire y solo suspire con pesar.
-¿Y mis cosas?- le pregunte y ella solo sonrió.
-Mi niña tus cosas están en tu nueva habitación ven te la mostrare- me dijo acercándose a mí y solo tome mi maleta para subir a la segunda planta de la casa.
Mi madre me hablaba de cómo había sido la mudanza y como poco a poco la ida decorando pues ahora tenía un descanso en el hospital por su estado.
-Mira esta es tu nueva habitación- me dijo mostrándome un cuarto de color blanco con pequeñas flores de cerezo en ella, una cama individual que estaba decorada con una colcha de colores, un escritorio donde estaba mis libros, mis cosas estaba ordenadas en los estantes de color blanco.
-No está mal- le dije y ella solo sonrió.
-Puedes cambiar lo que desees esta es tu habitación- dijo mi madre –También están tus peluches y tus demás juguetes- mire aquellos juguetes en los estantes y solo suspire.
-Sera lo primero que cambie- le dije mirando en el ropero donde había ropa mía pero sabía que ya no me quedaría tendría que regalarla como también los juguetes.
-Siempre te gustaron aquellos osos- dijo mi madre mirándome con preocupación.
-Madre ya no soy una niña, soy una adolecente que pensaran mis compañeros al saber que aun juego con juguetes y osos- la mire y ella solo suspiro.
-Es verdad ya dejaste de ser una niña y te has convertido en una hermosa mujer- me miro con lagrimas en sus ojos o por los dioses la había hecho llorar.
-Madre no llores no era mi intención- le dije acercándome a ella pero no podía tocarla no quería que estuviera así, estaba molesta por no decirme que tendría un hermanito.
-Lo siento son los cambios de humor de una mujer embarazada- me dijo secándose las lagrimas –Es mejor que desempaques y descanses are una rica cena- dijo sonriéndome y solo le sonreí con suavidad.
Salió de la habitación dejándome sola me tire en la cama para gritar con todo pues solo así se me pasaría el enojo.
-¿Por qué no me lo dijo o no me lo consulto?- mire el techo preguntándome eso pero bueno después de todo ya era una mujer adulta mi madre sabía lo que hacía.
Me levante y abrí el ropero para poder sacar alguna ropa que ya no me quedaría y meter la nueva que había comprado y me había regalado mi maestra.
Mire los osos y los demás juguetes no podría deshacerme de ellos no después de ver a mi madre llorar creo que sería un gran cambio pero tal vez poco a poco ir regalándolos.
Me coloque una ropa más cómoda para poder bajar al comedor a cenar con mi madre porque dudaba mucho que mi padre regresara de su trabajo tan pronto.
Pase por el pasillo había otras dos recamaras mas y baje las escaleras sintiendo el rico aroma de comida en el ambiente, pase por la sala y no había nadie el ruido se escuchaba en el otro cuarto que era el comedor.
-Sarada ven a cenar- decía mi madre cuando entre al comedor y gran fue la sorpresa de ver a mi padre en la mesa esperando a que mi madre sirviera la comida, me miro con sorpresa y solo me incline para saludarlo.
-¿Sarada?- me dijo y solo sonríe levemente.
-Si – le dije tonando asiento en una de las silla.
-A que se puso hermosa nuestra hija- dijo mi madre colocando lo último para así poder cenar juntos, mi padre solo me miraba no podía creer que yo había crecido tanto.
-No puedo creerlo- dijo mirándome de nuevo.
-Pero que bonita ropa traes puesta- dijo mi madre pasándome un poco de ensalada.
-Si la compre en una ladea cercana a las costas- le dije a mi madre pasándole el plato de carne.
-¡Oh me tendrás que enseñar tu ropa nueva para ver que linda esta!- me dijo con una sonrisa –Por fin iremos a comprar ropa de mujer- dijo mi madre sonriendo y mi padre la miro con el ceño fruncido creo que no le agrado mucho eso.
-¿Cómo de mujer?- pregunto y solo sonreí al ver que mi padre estaba molesto.
-Que tiene de malo cariño nuestra hija ya creció ya no es una niña es una mujer- dijo mi madre sonriendo creo que ya se había dado cuenta que mi padre estaba molesto por esta situación del cambio.
-¡No es una mujer es una niña de 13 años!- dijo mi padre.
-De 15 años- le dije y él me miro con sorpresa le sonreí.
-¿15 años?- dijo dejando los palillos en la mesa – Dios ha pasado dos años que rápido- se paso la mano por su cabello y solo reímos mi madre y yo por la actitud que tenía mi padre.
Ya había pasado una semana desde mi regreso a la aldea, me había juntado con mi mejor amiga Chocho Akimich la cual siempre me invitaba a salir a los centros comerciales para ver sobre lo nueva ropa que había.
También en este tiempo que llevaba en la aldea mi padre había estado mucho tiempo en casa y notaba aquel tic que tenía en su ojo cuando me miraba cuando salía con mis amigas, mi madre decía que mi padre estaba algo celoso porque ya no era una niña y que los chicos de la aldea me miraban con mucha insistencia algo que ya no me preocupaba realmente ninguno se me acercaba o me daban otras intenciones tal vez porque sabían quién era mi padre.
-Vamos al centro comercial a comprar unas cosas que necesito para la habitación del bebé- decía mi madre colocándose la bolsa en el brazo y solo rechine los dientes ese era otro problema que tenía con ellos, la verdad es que no me agradaba mucho la idea de un hermanito o hermanita no ahora pero antes cuando era más pequeña deseaba tener un hermano o hermana para poder jugar y no ser solo yo, no comprendía como era posible después de 15 años ellos decidieron volver a tener otro hijo aun no comprendía y no creía que podría comprenderlos.
Ya en el centro comercial miraba las tiendas de ropa y mi madre fue directo a una de donde vendían ropa de bebé.
-Vamos- me dijo entrando primero pero le dije.
-Yo me quedo a aquí compra lo que necesites- me puse en la entrada y me cruce de brazos.
Mi madre solo me miro y sonrió ya había hablado con ella sobre ese asunto, ella me dijo que si yo tenía miedo de que el cariño que ellos sentía por mí se acabaría pero que no que me amaban como amaban también al nuevo miembro de la familia, al final solo le dije que era cuestión de la edad en la que estaba entrando y que solo a esperar a que naciera el bicho así le decía pues en los ultrasonidos solo se veía una mancha algo rara y le puse bicho por no parecer algo.
-Sarada- me dijo una voz a mi lado y volteó a ver quién me llamaba y gran sorpresa que me lleve que se trataba de Boruto que me sonreía.
-¿Qué haces por aquí?- le dijo mirándolo, también él había cambiado mucho ya no era un niño era un joven rubio, alto y con unos enormes ojos color azul muy parecido a su padre.
-Andaba por aquí con los chicos pues en la noche iremos al karaoke- me dijo -¿Quieres ir?- lo mire y le sonreí.
-Claro- le dijo –Pasa por mí en mi casa- mire que venía mi madre ya de comprar las cosas.
-Bien ya tengo lo que hacía falta- dijo mi madre y le sonrió a Boruto.
-Bien pues nos vemos al rato- dijo antes de marcharse.
-Así que vas a ir con tus amigos- dijo mi madre mirándome y solo le sonreí.
-Si- le dijo caminado –Debemos aprovechar ahora que ninguno tiene misiones que cumplir además está próximo el festival- la mire y tenía una sonrisa de que quería hacer una maldad más exclusiva a mi padre.
-Bien Sarada vamos a darle una sorpresa a tu padre- me dijo y solo la mire con una sonrisa.
En la noche me mire al espejo y sonreí vaya que mi madre se había esmerado mucho en arreglarme para ir con los chicos al karaoke, tome mi bolsa y metí mis lentes mi madre me dijo que no los usara por un rato y la verdad es que si veía pero después de cierto tiempo mi vista se cansaba y ya no podía ver bien.
Baje las escaleras y note que Boruto ya había llegado pero mi madre lo estaba entretenido en la sala recordé lo que me había dicho en la tarde.
Sarada te pondrás aquella falda que te compre con la blusa de color rosa pastel, te arreglare muy bien cuando lleguemos a casa y bajaras como si nada, cuando llegue Boruto lo entretengo en la sala y es más que obvio que tu padre estará allí para ver como su hija se marcha a una fiesta ¡Sera genial ver los celos de tu padre!
Solo sonreí al recordar que mi madre venia riéndose del plan que tenía para mi padre, entre a la sala y mi madre me miro.
-¡Oh Sarada que linda te ves esta noche ¡- dijo con una sonrisa de ojera a oreja, Boruto solo me miro y sonrió, mi padre casi se ahoga con él café que tenía en la mano.
-Bien pues vamos ya- le dijo a Boruto que solo me esta mirando.
-Está bien vamos- me dijo levantándose del sillón donde estaba.
-¿Chicos irán al karaoke?- dijo mi madre con una sonrisa –Bien pues diviértase mucho y Sarada no llegues muy tarde a casa- solo asentí y metí las llaves en la bolsa.
-Esperen- dijo mi padre que se levantó del sillón estaba algo serio y aquel tic de nuevo en su ojo estaba celoso.
-¿Qué sucede padre?- le dije y el solo me miro.
-¿Dónde queda ese Karaoke?- pregunto mi padre acercándose a mas a mí y solo lo mire, mi madre estaba con una sonrisa por a ver hecho su gran maldad.
-Está en el centro- dijo Boruto acomodándose la chamarra.
-No llevaras algo que te cubra- dijo mi padre mirando de nuevo aquella falda.
-¡O si claro!- me gire rápido y tome mi chaqueta era algo corta no era tan larga.
-Eso te llevaras- dijo y solo le sonreí.
-Si además ya es verano hace algo de calor así que no pasara nada- le dije acomodando mi largo cabello negro –Bien pues nos vamos- le dijo a Boruto que me sigue hacia la puerta.
-Sarada no llegues tan tarde tienes hasta las 11:00 pm para llegar- dijo mi padre y solo le dije.
-Si padre- ya no lo mire pero si escuche un gran gruñido de fastidio de su parte.
Me había divertido mucho en el karaoke con los chicos y con mis amigas, después del karaoke fuimos a cenar algo mire el reloj ya eran más de las 12:00 pm cuando por fin llegue a mi casa no había ninguna luz encendida así que entre despacio para no hacer ruido, al entrar a la sala una gran sorpresa me lleve al ver a mi padre prender la lámpara de la sala y me miro serio, enojado y demasiado celoso.
-¿Qué es horas de llegar a la casa?- me dijo y solo sonreí leve.
-Se me hiso muy tarde- le dije mirándolo a los ojos los cuales estaba realmente molesto.
-Había dicho a una hora- dijo y solo lo mire.
-Lo siento- le dije y él se acercó a mí deteniendo que me quitara la chamarra.
-Sabes hija- me dijo abrazándome –Me molesta que uses aquella ropa tan ceñida a tu cuerpo pero también me he dado cuenta de que ya has dejado de ser una niña para convertirte en toda una mujer- solo coloque mi cabeza en su hombro nunca mi padre se había acercado así y más que hablara de lo que estaba pensando era algo raro en él.
-Padre- le dijo y el solo acaricia mi cabello con cariño y me quedo quieta era algo nuevo para mí aquel gesto.
-Estoy celoso de que los chicos de la aldea te miren- dijo –Estoy celoso de que no puedo hacer nada para que no note lo bella que eres- solo sonreí.
-Padre- le dijo abrazándolo más fuerte.
-Pero una cosas si puedo hacer- dijo y lo mire –Cualquier chico que se quiera pasar de listo contigo se las verá conmigo nadie te lastimara de eso me encargo yo- solo lo abrace.
-Claro que si padre- le dije sabía que mi padre me protegería de cualquiera que me quisiera hacer daño y me gustaba mucho que estuviera celos de padre.
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