Resumen: Uchiha Sasuke queda atrapado bajo una fuerte tormenta y la crecida del río termina arrastrándolo hasta casi ahogarlo. Salva la vida gracias a que es rescatado por un hermoso chico de inusual cabello rubio, aunque de largas y afiladas garras. Betareader: Hibari Kyouya.
"El amor verdadero es como los fantasmas: todos hablan de él, pero pocos lo han visto".
Dicho popular.
Todos los personajes pertenecen a Masahi Kishimoto y TV Tokyo. No lucro de ninguna manera con ellos.
Capítulo beteado por Hibari Kyouya, ¡muchas gracias por tu ayuda! :D
Prólogo
Advertencias:
OoC.
Yaoi (SasuNaru).
Long Shot.
La siempre presente falta de ortografía.
El lector podría morir de aburrimiento.
Esta historia está dedicada especialmente a las personas que comentaron un fanfic anterior, "Nieve en la montaña". Breyito-Black-Lupin, Goten Trunks5, nayumi, Tarian FUKAI, 00Katari-Hikari-chan00, Moon-9215, Coco Cu, Fabianadat, Dayi-TsukiyomiNSG, y Lanasheya, en FF. Además de HIKA CHAN, adele, KAISER, nayki, y KuroTsuki, en AY.
Cuando Sasuke escuchó los truenos que estremecían la cabaña, imaginó las nubes negras que se arremolinarían con furia en el cielo, y entonces el muchacho maldijo por lo bajo. Una fuerte tormenta estaba a punto de desatarse sobre la aldea, pero gracias al holgazán de Nara Shikamaru, él todavía seguía ocupado. Entre preparar los remedios adecuados y cuidar del enfermo chico, encontrar tiempo para adentrarse en el bosque le fue imposible.
-La fiebre bajó -le anunció el moreno a la preocupada madre de Shikamaru, Yoshino, al mismo tiempo que colocaba otra vez un paño mojado sobre la frente del muchacho de cabello castaño, después de comprobar su temperatura-. Y con lo que le di dormirá toda la noche, así que no va a morirse... por desgracia.
La mujer que se encontraba con el Uchiha soltó un audible suspiro de alivio y se apresuró a colocarse junto al futón donde descansaba su hijo. Una vez que el curandero terminaba con su trabajo les era permitido a los afligidos parientes acercársele al enfermo. Poca le importó a Yoshino que las últimas palabras dichas por Sasuke tenían marcado obvio rencor, toda Konoha conocía el amargo carácter del herbolario y su tono no era ninguna sorpresa. En opinión de la Nara, lo que le hacía falta al moreno era conseguir una buena esposa, demasiado tiempo orando en el cementerio no podría ser bueno para alguien tan joven.
-Siga poniéndole compresas frías -le indicó Sasuke mientras guardaba sus cosas a toda prisa dentro de un bolso, que luego se colgó al hombro-, que le dé un trago a esto cuando despierte -añadió, entregándole también una pequeño frasco de cristal, con la tapa sellada con cera.
Yoshino aceptó agradecida la medicina, y el gesto feliz de la mujer provocó que el Uchiha frunciera el entrecejo. Por mucha gratitud que sintiera la Nara hacia él, no compensaba el tiempo que había perdido atendiendo al atolondrado de su vástago.
-La próxima vez que a su hijo se le ocurra dormir a la intemperie, no se moleste en llamarme -la amenazó Sasuke, antes de dirigirse a la puerta y cerrarla de golpe. Sin detenerse a pensar en su comportamiento grosero, el moreno se echó la capucha sobre la cabeza, mientras las primeras gotas de lluvia ya caían sobre él.
-Tengo algunos sacos de arroz -dijo una voz ronca a la izquierda del Uchiha, y cuando el herbolario giro su cabeza en aquella dirección se encontró con el rostro marcado de Shikaku-. En cuanto Shikamaru se recupere, hare que te lleve uno.
El Uchiha asintió en silencio, a pesar de que le parecía un precio exorbitante por una fiebre. Aunque comprendía al hombre, contando aquella ocasión en que Shikaku fue atacado por unos lobos y se le envenenó la sangre, era la segunda ocasión en que un miembro de la familia Nara le debía la vida. Puede que el hombre no apreciara a Sasuke especialmente, pero al pagar con generosidad trataba de asegurarse de que el herbolario estuviera a la puerta de su casa cuando se le necesitara, así fuera media noche, y así el moreno soltara pestes a cada segundo.
Se despidió del Nara con un seco cabezazo, mientras el hombre se introducía en su cabaña. Los pasos del moreno se dirigieron con firmeza al bosque que rodeaba la aldea y que se encontraba al pie de la montaña más alta de la región. Aunque había anochecido desde hacía varias horas, el Uchiha no dudo en introducirse entre los viejos y altos árboles, consciente de los peligros del lugar, pero también de la importancia de la tarea que tenía entre manos.
Sasuke iba en busca de unas flores nocturnas, de color blanco, que solo se encontraban al final del invierno; hermosas, pero tan delicadas que no quedaría ni una sola luego de la primera lluvia de primavera. Los pétalos eran importantes porque servían para tratar el envenenamiento de la sangre. El muchacho había encontrado los capullos hace apenas dos días, luego de semanas intensas de búsqueda, y cuando por fin las flores deberían encontrarse abiertas, listas para ser cortadas, ¡el holgazán de Shikamaru le arruinaba los planes! Tal vez si el estirado de Danzō se hubiera dignado a atender al Nara, Sasuke no se habría entretenido.
Cuando el Uchiha se topó con la orilla del río a mitad del bosque, el moreno no pudo evitar soltar varias maldiciones en voz alta. En un día normal, el agua, helada como sólo el agua de montaña podía estarlo, no superaba la altura de sus tobillos, pero ahora con apenas dar un vistazo a los remolinos oscuros, Sasuke podría asegurar que le llegarían a las rodillas, y si no iba con cuidado incluso a la cintura.
Resignándose a que tendría que mojarse, el herbolario se acomodó el bolso por encima de la cabeza y se introdujo en el frío torrente. No era usual que el Uchiha cometiera semejante acto de insensatez, pero las flores solo podrían recolectarse una vez al año y eran demasiado importantes para la aldea. Ya que el moreno era el único herbolario en varios días de camino a la redonda, y varias veces el improvisado curandero de los pobladores, era el deber de Sasuke conseguir sus preciados pétalos.
Demasiado concentrado en su travesía, además de limitado por los pobres sentidos propios de los seres humanos, Sasuke no se percató de las dos figuras que lo observaban cobijados por la furia de la tormenta.
-¿Cómo se atreve a cruzar mis aguas con esta lluvia? -ladró un muchacho de revuelto cabello castaño-. ¡Los humanos ya no tiene respeto por nada!
El chico que había hablado tenía una pinta increíblemente salvaje. Su cabello, de un oscuro color marrón, estaba cortado en mechones desiguales que se le erizaban como el pelaje de un lobo a punto de atacar. Los ojos eran negros, y dos marcas triangulares escarlatas le cruzaban cada mejilla. Un collar de piedras de río sin pulir, sobre las que estaban grabadas algunos toscos kanjis, le rodeaban el cuello varias veces.
No llevaba puesto otra cosa más que unos gastados pantalones de algodón grises; el resto, su torso, sus brazos e incluso sus pies estaban desnudos, pero de toda la terrorífica apariencia del muchacho, lo que más miedo provocaría en un humano que se lo topará de pronto, serían los largos colmillos que llegaban a su labio inferior y las afiladas garras que lucía en cada mano.
-No digas eso, Kawa (1) -dijo el chico que se encontraba a su lado, torciendo la boca con reprobación-. A mí me parece que es valiente, dattebayo.
El muchacho que estaba acompañando a Kawa poseía una indómita apariencia, similar a la de su camarada. El cabello del demonio, algo más bajo en estatura que el otro, era de un singular tono dorado y sus ojos de un brillante color azul. Vestía una yukata blanca, algo ajustada y sin mangas, bajo el que resaltaba un haneri azul marino. Unos guantes largos, de un vivaz color rojo, que se ajustaban desde el dedo anular de sus manos, cubrían buena parte de los brazos del rubio. Alrededor de sus muñecas sobresalían unas pulseras de gruesas cuentas de madera. Bajo la cintura llevaba unos extraños pantalones bombachos, del mismo color escarlata que los guantes.
El muchacho completaba su atuendo con un obi negro rodeándole el talle, encima del cual colocaba unos cuantos adornos de metal. Iba descalzo, pero uno dejaba de prestarle atención a sus pies desnudos para observar con cuidado su cara. No eran las tres marcas que surcaban cada mejilla lo que llamaban la atención, sino los enormes cuernos que sobresalían de la frente del de ojos azules. Además estaban las colas, nueve colas esponjosas de color rojizo que se agitaban a sus espaldas y no parecían mojarse con el agua de la lluvia.
Kawa se inclinó hacia enfrente para poder ver mejor a su amigo, que colgaba boca abajo en la misma rama donde él se encontraba de pie, y frunció el entrecejo al ver la mirada brillante del rubio, clavada en el humano que luchaba contra la corriente del río.
-Te ablandaste, Yama (2) -gruñó Kawa, saltando del árbol hacia el suelo y sonriendo de forma malvada-. Pero no te encariñes mucho con el humano...
-¡Kawa! ¿¡Qué vas a hacer?! -bramó el chico llamado Yama, corriendo detrás del otro muchacho-. ¡Déjalo tranquilo!
-Solo voy a jugar un poco con él -canturreó el castaño, al tiempo que le daba la espalda al rubio y alzaba sus manos al cielo-. ¡A enseñarle un poco de respeto! -gritó mientras se relamía los largos colmillos.
Como si solo hubiera estado esperando la señal de Kawa, la tormenta arreció hasta límites escalofriantes; los árboles se agitaron y estuvieron a punto de caerse, Sasuke tuvo que aferrase con fuerza a los bordes resbaladizos de una roca cuando la crecida del agua amenazó con arrastrarlo.
-¡Basta, dattebayo! -rugió Yama, con la mirada encendida debido a la furia-. ¡Basta, basta, Kawa! -el rubio sujetó a su compañero por el brazo, y comenzó a zarandearlo con la intención de detenerlo.
Al demonio con las marcas rojas en las mejillas le bastó darle un empujón al rubio para quitárselo de encima. Soltando una carcajada maliciosa, que fue acompañada por varios relámpagos, los cuales iluminaron el oscuro cielo, Kawa agitó con más ahincó sus manos, incitando al aguacero con su salvaje baile.
Los ojos azules se giraron aterrados al agua, donde Sasuke luchaba por su vida. Por un instante se pudo ver la figura del herbolario, con las ropas y el cabello empapados, y las uñas arañando la pulida superficie de la piedra de río, antes de que el furioso torrente se lo tragara. De inmediato el rubio dio un paso en dirección hacia el Uchiha, pero con rapidez fue detenido por Kawa, al ser sujetado de forma ruda por los hombros.
-No es de los nuestros -gruñó el castaño, aumentando la fuerza del agarre que tenía sobre Yama.
Ante las palabras del otro demonio, el rubio soltó un siseo entre los dientes y alzó la mano contraria hacia su amigo, quien lo soltó de inmediato. Cuatro rasguños sangrantes aparecieron en el pecho de Kawa, y el chico se llevó una mano perezosa a las heridas, como si no pudiera creer lo que acababa de pasar.
-No voy a olvidar esto, Yama -le advirtió el muchacho de los ojos negros, para luego llevarse un dedo a la boca y lamer el viscoso líquido rojizo que había en él; después desapareció fundiéndose en una sobrenatural neblina gris.
El rubio hizo lo propio al desvanecerse en medio de una nube de humo rojo; para la siguiente vez que su silueta surgió en el paisaje se encontraba de pie encima de la corriente del río. El agua creaba ondas alrededor de los pies descalzos de Yama y el viento le agitaba los cabellos y las colas del zorro, pero por lo demás no parecía hacerle caso al huracán que lo rodeaba. La mirada celeste estaba clavada con insistencia en los embravecidos remolinos de agua bajo sus plantas.
Hasta que una mano blanca se elevó desde las profundices del oscuro torrente y las garras del demonio se afianzaron a ella desesperadamente.
つづく
Y aquí estoy yo~~ Entregandoles una nueva historia a pesar de tener muchos pendientes~~ No me odien -3- Este fanfic es la esperada (aja...) versión larga del fanfic "Nieve en la montaña", y esta hecho para: 1) festejar el cumpleaños de Naruto, 2) participar en el Festival Literario SasuNaru (busquenlo en face), y 3) porque el SasuNaru es hermoso... había otro razón para publicarlo pero no la recuerdo :B mi cerebro ocupa azúcar y mi cuerpo un baño urgente O: ¡Cuidense, y por favor dejen un pequeño comentario para saber que les parece la historia! C:
(1) Kawa: Río en japonés.
(2) Yama: Montaña en japonés.
Próxima actualización: 10 de Noviembre
Zaludos
Zaphy
Sela Yal than Rami usa te, finta Zaphyrla... Temo si la ura le.
