Tras la máscara por Angie Friki Black
Disclaimer: El universo de Inuyasha no me pertenece sino a Rumiko Takahashi.
Ella lo sentía.
Ella lo sentía con toda su alma, o lo que quedaba de ella.
Kikyō nunca deseó haber sido devuelta a la vida. Ella había muerto por la protección a la Perla de Shikon y con eso le bastaba.
¿Qué fue un destino injusto?
Tal vez.
Pero eso fue su destino.
¿Y luego qué le deparó él destino?
Devolverla a la vida.
Algunos lo tomarían cómo una segunda oportunidad para vivir y disfrutar lo que no pudo en su vida pasada, pero para ella era una maldición.
¿Por qué?
Simplemente por qué no podía soportar el hecho de ver a su primer amor: Inuyasha, con otra. Y ésa otra era nada más y nada menos que su yo del futuro, Kagome. Y Kikyō podía darse cuenta cada vez que veía a Inuyasha, de que éste poco a poco se enamoraba de Kagome.
Y le dolía, porque a pesar de ser sólo un costal de huesos y barro, ella tenía sentimientos. Y esos sentimientos le hacían sentir celos, envidia y enojo hacía Kagome.
Pero Kikyō se controlaba, no podía andar por ahí dando a rienda suelta sus sentimientos. No, esa no era una opción.
Y por eso, con el correr de los días, ella había creado lo que consideraba una especie de máscara. Con todos se mostraba fría, calculadora y cínica. Mientras que en la soledad, a la compañía de un lago o tronco hueco, la luna era su mayor confidente cuando las lágrimas se escurrían por sus ojos vacíos de todo atisbo de vida.
Y allí estaba, detrás de un árbol observando cómo Kagome, su rival, se bañaba enteramente de un suave aroma a cerezos frescos, oyó como lo llamaba «Perfume». Rematándose las muñecas puso una mirada decidida, y se alejó perdiéndose al igual que el sol en el crepúsculo.
Kikyō bajó la mirada, tomó con fuerza la pequeña flor destrozándola entre sus manos heladas. Su mirada se frunció y, en ese momento, sintió cómo la máscara invisible se posaba suavemente en su rostro.
