Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir" y "Miraculous PV". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACION]
Con esta historia pretendo cubrir el OS del Tag al que me nominó Jeni_Morita. :
-OS de una primera cita.
La idea para este relato surgió de una conversación con juumlb y con LadyDoptera es por ello que es un placer para mi poder dedicarles esta historia con todo mi afecto.
¿Y por qué no?, aunque era una sencilla pregunta a él le generaba cierta inquietud, no podía negar que no le apetecía y sobre después de cómo surgió la propuesta. Mostraba una sonrisa embobada al solo recordar aquel momento.
- ¿Sigues con eso? - inquirió de forma entrometida el kwami.
- ¿Cómo? - respondió aun abstraído en sus pensamientos.
- En lo de salir con ella, llevas días así. - respondía entre cada mordida que con ahincó le daba a su camembert.
- No lo sé, - se frotó la nuca ofuscado ante la indecisión - lo cierto es que no me lo había planteado antes, ella es muy agradable pero lo de ir solos a patinar...
- Según recuerdo fue ella quien te lo propuso...- interrumpió lanzándole una picara mirada - además no dijo que fueran solos.
Sostenía el mentón pensativo. Plagg tenía razón y ciertamente pasaría un momento de diversión junto con Marinette y sus amigos. Se levantó del sofá dejando solo al pequeño kwami, quien aprovechaba para tomar otro trozo de queso de la caja. Fue hasta su mesa y tomó el teléfono y de inmediato comenzó a teclear, el viernes sería un buen día para quedar todos en la pista de hielo.
Había enviado mensajes a cada uno de sus amigos con la propuesta y sonriente leía las respuestas en las que le confirmaban su partición. Seguía revisando su agenda hasta que llegó al nombre de Marinette, dudó por un instante sobre presionar o no el contacto, sus labios mostraron una suave sonrisa y con la misma bloqueo el dispositivo y lo volvió a dejar sobre la mesa, a Marinette se lo diría mañana personalmente.
En otro punto de la ciudad una exaltada chica de cabello negro y mirada azul atosigaba con vehemencia al cada vez más agobiado chico.
¿Cuanto llevaba ella con esa misma letanía?, ¿Acaso no podía guardar silencio aunque fuera un segundo?, por más que intentaba abstraerse en sus pensamientos de aquel insufrible monologo no era capaz de apaciguar aquel torbellino de palabras sin fin.
Finalmente se detuvo en seco, con semblante serio y una intensa mirada gris sobre el confundido rostro de ella, levantó el dedo índice con rigidez.
- Una vez, solo una vez. - recalcó severo - Te veré el viernes ahí. - sin decir nada más apretó el agarre sobre la cinta de su cartera y continuo su camino en completo silencio.
Ella lo vio alejarse aun pensativa, poco a poco sus ojos se abrían de más dejando ver el brillo alegre sobre el iris azul y una gran sonrisa de lado a lado se mostraba exultante en sus labios, ¡él había aceptado su invitación!.
Con agiles movimientos marcaba el teléfono de su amiga, impaciente y nerviosa movía su mano inquieta en el aire mientras escuchaba los tonos de llamada en al auricular.
- ¿Diga? - se escuchó al otro lado de la línea la melosa voz.
- ¡DANIELLE! - separó de inmediato el teléfono ante el grito de la entusiasta voz.
- ¿Julie? - preguntó dudosa.
- ¡SI!...soy yo. Quería recordarte que hemos quedado este viernes, no vayas a faltar. - advertía con gracia.
- No sé si podre ir, aun tengo mucho trabajo pendiente. - se excusaba con voz atona, denotando su cansancio.
- ¡Pero dijiste que irías conmigo!, - exclamó en tono lastimero - ¿lo ves como si me odias?, ¡eres mala conmigo, ya no podre creer en ti!. - se escuchó un apaciguado intento de sollozo, Danielle rodó los ojos ante la cuasi dramática escena.
- Esta bien, iré contigo. - buenamente cedió ante el gracioso chantaje sentimental.
- ¡YEEIII!, te veré el viernes en la pista de hielo. - indicó con renovado entusiasmo.
- Bien, ahí est... - sin poder terminar la oración solo pudo escuchar el clic que indicaba que la conversación había terminado.
Miró sorprendida la pantalla del teléfono, encogiéndose de hombros lo dejo sobre la mesa y continuó tecleando sobre su portátil, aquella historia no se escribiría sola.
El tan esperado viernes por fin había llegado, a las puertas de la pista de hielo Alya y Nino junto con Kagami y Luka esperaban por Adrien. Los cuatro se giraron al escuchar que un coche se estacionaba frente a ellos. Sus desorbitados ojos no disimularon su sorpresa al ver a Adrien darle la mano a Marinette para ayudarla a salir del vehículo.
Era más que notorio el contraste entre la expresión de alegría de Alya y la mirada recelosa de Kagami, que a pesar de todo mantenía una posición serena.
Al entrar vieron con agrado como la gente se divertía en la pista, en una de las esquinas había un animado grupo de chicos practicando hockey, hacia el otro lado algunos padres enseñaban a patinar a sus hijos y muchos grupos de jóvenes jugaban divertidos.
- Me alegro por Phillippe, viene más gente a su pista desde tu publicación en las redes sociales. - hizo la observación Marinette caminando junto a Adrien y seguidos de cerca por sus amigos.
- Si, es agradable saber que le hemos ayudado aunque sea un poco. - concordó sonriente hacia la azabache.
Los seis llegaron a la primera fila y tomando asiento se dispusieron a colocarse los patines. Adrien miraba a un lado y al otro satisfecho y agradecido por poder compartir esa tarde con sus amigos. Sus ojos se posaron sobre Marinette y una sutil sonrisa se mostró en sus labios al contemplar su tierna expresión, que con la lengua ligeramente de fuera se esforzaba por colocarse uno de los patines.
- ¡Listo!, - exclamó Nino, tendiéndole la mano a Alya - ¿vamos?.
La pelirroja alegremente tomó la mano de su novio y fueron hacía la pista. Adrien no había perdido detalle de aquello y mirando una vez más a Marinette vio que estaba ya preparada. Poniéndose de pie le ofreció su mano, la azabache miró confundida la mano y después levanto la vista para ver cómo le ofrecía una cálida sonrisa.
- ¿Vamos? - dudo un segundo pero de inmediato tomó su mano y se puso en pie.
- Al parecer solo quedamos nosotros dos. - sonó la pausada voz distrayendo su atención de la particular pareja.
- Si, eso parece. - poniéndose en pie y sin decir nada Kagami tomó la mano de Luka, tirando de él hacia la pista - ¡vamos!.
Luka no tuvo tiempo a decir nada, más por el inesperado tirón que por la firme orden. Para alguien que basaba su apreciación hacía los demás en sencillas analogías con fragmentos musicales, aquella chica era toda una explosión de fuertes acordes acompasados que arrasaban todo a su paso.
Marinette veía enternecida como Alya y Nino patinaban tan juntos, ella tomada del brazo de él y Nino tratando de no caerse.
- ¿Todo bien? - la pregunta la distrajo de sus pensamientos, levantó la vista para encontrarse con el afable rostro de Adrien, con un ligero rubor en sus mejillas bajo la vista y su sonrojo aumento al ver sus manos entrelazadas.
- Si...sí, todo está bien. - respondió tímida sin apartar la mirada de sus verdes ojos y mostrando su alegre sonrisa.
Ante aquel gesto Adrien se acercó más a ella aferrando ligeramente más fuerte el agarre sobre la pequeña mano.
- ¡Sigue mi paso! - ordenó la azabache dando de nuevo otro tirón a su compañero.
- ¡Espera!, - era la primera vez que Luka levantaba la voz, tirando de ella para frenar en seco ambos - es mi turno de dirigir. - indicó apacible pero con contundencia, guiñándole un ojo sin dejar de sonreír.
Tomando la mano derecha de Kagami con la suya propia, paso la izquierda por su espalda hasta posarla sobre su cintura. Ella quedó sorprendida con los labios ligeramente separados y la mirada fija sobre su rostro.
- ¿Lista? - y sin darle tiempo a responder dio el primer paso, llevándola con él en un nuevo ritmo que a la azabache parecía no molestarle.
Desde lo alto de la escalera sus azules ojos titilaban por el entusiasmo al ver a toda aquella gente divirtiéndose, sobre todo a las parejas que patinaban tomadas de la mano, su alegría se mostraba cada vez más en su rostro, ya se veía a ella patinando junto a Félix de la misma manera.
En cambio Félix resoplaba agobiado ante aquel infantil escenario, en ese momento se arrepentía de haber accedido a la invitación de Bridgette. El no se veía así mismo patinando como si fuera un niño y mucho menos de la mano de la azabache.
Sus pensamientos se rompieron al sentir el agarre de Bridgette sobre su brazo y el fuerte tirón escaleras abajo. Sin tiempo a más solo pudo ver en su abrupto descenso a una simpática chica que exhibía con elegancia sobre su níveo cuello un suave pañuelo en tono burdeos con el monograma de una flor de lis. Concentrada en la pantalla de su teléfono escribía con agilidad sobre él, sin poder evitarlo su gris mirada se centró detallando aquellos aceitunados ojos a la luz cuando ella levantó la vista al cielo como esperando encontrar la palabra idónea para su escrito.
- ¿Félix? - preguntó Bridgette extrañada ante su falta de atención.
- ¿Eh? - respondió confundido.
- Ya estoy lista, ¡vamos, ponte los patines!. - apremiaba impaciente, cada vez más entusiasmada para patinar junto a él.
Desganado tomó su bolsa y comenzó la tediosa labor de calzar aquellos instrumentos de tortura, no por ellos en sí mismos sino por lo tarde que le reservaban junto a su fervorosa compañera.
- ¡Vamos! - una vez más exclamaba alegre la azabache cuando vio que el rubio cerraba el segundo de los nudos de su calzado.
Apenas puso un pie en el hielo Bridgette ya tendía su mano hacia él, acompañada con una cara de felicidad. Rodó los ojos antes de tomar la mano de la azabache, sorprendido sintió el fuerte agarre de la menuda chica.
- ¡TE VOY A DAR UNA PATADA EN LA PIÑA! - el sobrecogedor grito retumbó por todo el recinto, haciendo que todos los ahí presentes fijaran su atención en los jugadores de hockey.
Al fondo de la pista junto a la barrera de seguridad estaba tendido sobre el hielo uno de los jugadores, sosteniendo con claros signos de dolor su pierna izquierda. Otros dos jugadores se alejaban de él entre risas, al parecer uno de ellos le había hecho una entrada muy aparatosa, golpeándolo con fuerza contra la barrera para intentar quitarle el puck.
- Parece que se ha lastimado, iré a ayudarlo - dijo Adrien mirando a Marinette.
Tras el rubio lo siguieron Nino y Luka, quienes también acudían a prestar su ayuda, dejando a las tres chicas expectantes y con una sensación de desagrado.
- Hoy te veo con más confianza Marinette. - dijo de improvisto Kagami acercándose de más a la azabache - Al final va a ser que se te da bien esto de patinar. - concluyó con sorna.
Ruborizada hizo un ligero mohín de desaprobación con los labios.
- ¿Estas bien? - levantó la vista de su pierna y vio con sorpresa a los tres chicos que le tendían sus manos en ayuda.
- Estoy bien, gracias. - se quitó el casco y en suave caída una corta cabellera descansó sobre sus hombros, los sutiles destellos en castaño asemejaban el paso de la luz sobre las secas hojas otoñales que aun renuentes pendían de los ya yermos arboles.
Erguiéndose ligeramente los tres chicos quedaron estáticos ante el descubrimiento de que aquel jugador era una chica. Un escalofrió recorrió sus cuerpos al ver la expresión encendida en su rostro cuando sus marrones ojos destilando fuego atravesaron hirientes a quien había osado golpearla.
Ante aquella imagen más comparable a una fuerza de la naturaleza que al encantador rostro de una chica los tres se miraron dudosos entre si, finalmente pasando con dificultad la saliva fue Adrien quien se atrevió a hablar.
- ¿Podemos ayu...? - no pudo terminar la frase cuando un grito desde las gradas lo interrumpió.
- ¡JULIE! - todos se giraron para ver como bajaba a toda prisa las escaleras una grácil chica de sedosa cabellera que mostraba en ella el brillante tono del dulce chocolate, moviéndose acompasada sobre sus hombros.
Se quedó paralizada en cuanto tocó la pista, con los ojos ligeramente abiertos y sus finos labios apretados entre sí notaba como el frio traspasaba sus delgadas bailarinas subiendo por todo su cuerpo.
Con pasos cortos pero sin perder la premura llegó hasta donde su amiga yacía en el congelado suelo, apartando a los tres chicos que aun la miraban confundida se inclinó hacia ella.
- ¡Julie! ¿estas bien? - se mostró preocupada.
- Jajajajaja, deberías haberte visto como caminabas sobre el hielo, parecías un... - con una sonora carcajada señalaba a Danielle.
- ¡JULIE!, - la interrumpió frunciendo el ceño ante la sorna de su amiga - no es broma, ¿estas bien?.
- pffff...Si...estoy bien, - respondió poniendo una mano sobre su boca para contener otra risa - pero ese hi... - con una expresión sería señalaba al jugador que la había derribado.
- ¡Julie, ese vocabulario!. - Danielle la interrumpió antes de que soltara un improperio frente a todos los que ahí estaban.
- ¡Jili, isi vicibiliri!, - ironizó cruzándose de brazos.
- Jajajaja. - sonó espontanea una risa detrás de ellas.
Al unisonó todos miraron a Nino quien intentaba no romper a reír nuevamente. Unos entrecerrados ojos verde-avellanados lo miraron con reproche, haciendo que el moreno pasara con mucha dificultad la saliva y compusiera su posé erguiéndose con tensión.
- Vamos, dame la mano que te vas a resfriar ahí sentada. - ordenó Danielle ya incomoda con aquellos tres alelados que no les quitaban ojo de encima.
Julie tomó la mano de Danielle y trató de incorporarse pero en el último momento uno de los patines resbaló haciendo que cayera con un fuerte sentón, llevándose con ella a su amiga quien acabó también sobre el hielo.
Bridgette y Félix observaban desde su sitio al igual que todos los demás la curiosa escena, en cuanto vio que la simpática joven resbalaba soltó de inmediato la mano de la azabache ante la sorpresa de esta. Confundida por la inesperada reacción del rubio solo miraba perpleja como se alejaba de ella sin decir nada.
- JAJAJAJAJAJA - rompió en una sonora carcajada la menor de las dos al ver la expresión de estupefacción de su amiga.
Con la mirada descolocada y aun atónita por lo sucedido veía como Julie se rompía entre risas sin ningún tipo de consideración hacía ella.
- ¡JULIE!, no tiene gracia. - replicó molesta.
- ¡JAJAJAJA!, claro que la tiene. - respondía ocurrente.
- ¿Puedo ayudarte? - inquirió una apacible voz, interrumpiéndolas.
Las dos giraron la cabeza hacia arriba para encontrarse con una cálida sonrisa y unos profundos ojos grises que miraban incesantes a la mayor de las dos.
Lanzándole una última mirada de reproche a su amiga, Danielle tomó la mano que amablemente le ofrecían. Ya de pie con molestia se sacudía la escarcha que se le había pegado al pantalón.
- ¿Estás bien?, ¿te has hecho daño? - preguntó preocupado Félix.
- Sí, estoy bien. Gracias. - respondió abrumada ante las atenciones.
- ¡Hey!, ¿nadie va a ayudarme? - reclamó la castaña aun sentada sobre el frio hielo.
Era más que clara la expresión de desaprobación de Félix hacia los tres chicos, en lugar de ayudar a incorporarse a la joven seguían embobados al pendiente de la joven de cabellera oscura.
- ¿No piensan ayudarla? - cuestionó irritado.
Desconcertados los tres se miraron entre sí al no entender a lo que se refería.
- ¡Se refiere a mí!, ¿me van a ayudar o no? - exclamó con enfado, levantó sus brazos a ver si alguno de esos atolondrados entendía.
Dando un respingo en su lugar Adrien y Luka rápidamente se inclinaron tomando cada uno una de las pequeñas manos.
- Ya era hora. - replicó sacudiendo la escarcha de la ropa.
- ¿Te encuentras bien? - inquirió amable Luka.
- Si,... - miro de soslayo al grupo que aun estaba jugando hockey - pero se de uno que pronto no lo estará. - remangando su suéter se dirigió con paso firme hacía los jugadores.
- ¡Oh no, eso sí que no lo harás! - Danielle la retuvo con fuerza por el cuello del suéter.
- Pero si él comenzó. - dijo enfurruñada.
- Me da igual, nos vamos. - sentenció con autoridad, tomándola de la mano.
Para ese momento Bridgette se había acercado al grupo de Marinette, Alya y Kagami, así las cuatro miraban incrédulas toda aquella escena. Esa tarde había pasado de ser una cita con los chicos a una reunión del club de las olvidadas.
- Disculpa, - apuró a decir Félix dirigiéndose a Danielle - me imagino que aun tendrán frio por la caída en el hielo ¿te apetecería ir a tomar un chocolate?.
Danielle lo miró recelosa. No es que no le apeteciera un chocolate caliente, aun sentía el frio del hielo pero su sentido de la responsabilidad le decía que no era buena idea aceptar el ofrecimiento de un desconocido.
- ¡Si, vamos! - interrumpió efusiva Julie - y si es acompañado de un bizcochuelo con frutillas mejor. - se relamió con gusto los labios ante la idea del dulce manjar.
- ¿Cómo? - inquirió desconcertada por como su pequeña amiga se apuntaba a la invitación.
- Si, ¿que pasa?, tengo hambre. - respondió indiferente.
- En ese caso yo los acompaño. - apuró a decir Adrien, sonriendo afable hacía Julie.
- Yo iré también. - indicó Luka mirando con recelo al rubio.
Félix rodó los ojos en silencio ante el infantil comportamiento de los chicos.
- En ese caso yo también iré. - completó Nino.
- Yo...nosotras... - Danielle iba a responder a la invitación cuando sintió la pesadez de unas miradas sobre la nuca.
Girando levemente pudo ver a cuatro chicas con los brazos cruzados al frente y una seria expresión en sus caras, sintió como puñales en sus miradas.
- Gracias, pero tenemos que irnos ahora. Adiós. - declinó amable la invitación y se despidió con prudente rapidez.
Sosteniendo la mano de Julie tiró de ella ante los rostros desilusionados de los chicos.
- Pero Danielle yo si quería chocolate. - replicó con un tierno mohín.
- ¿No ves que los están esperando? - señalo con la vista a las cuatros chicas que no dejaban de mirarlas con el ceño fruncido.
- ¿Esas?,...pero si solo parecen ser sus amigas. - aludió con una picara sonrisa, a la vez que las saludaba con un alegre movimiento de sus dedos.
Antes de abandonar la pista Julie se giró para ver a los chicos, y lo que vio le hizo contener una carcajada. Estaban los cuatro mirándose entre sí completamente sonrojados mientras aguantaban la dura retahíla de sus "amigas".
- ¿Danielle?.
- ¿Si?.
- ¿No decían que esos eran canon?...pues no lo parece. JAJAJAJAJA - Julie rompió a reír ante el desconcierto de Danielle.
FIN
