Hola a todos, este es mi primer fic .

Todo comienza al principio del quinto curso de los merodeadores,con la llegada de una chica nueva al colegio, que , para bien o para mal, no dejará indiferente a un moreno de ojos grises. Hay una historia muy antigua que los une sin ellos saberlo.

Aunque el protagonista principal es Sirius, en mi ficc hay un hueco para todos, Remus, James , Lily, Snape, inclusoColagusano y un personaje que me parece muy interesante y que ha salido bastante poco, Regulus Black . Pronto veréis que este Sirius es al principio muy orgulloso, creido (también tiene razónes para serlo) y algo borde, el Sirius de quince años que Harry ve en el pensadero. Los cambios que ira sufriendo le harán pensar detenidamente en si de verdad quiere ser así.

De momento, no he utilizado los apodos de los Merodeadores. No lo he hecho por que todavía no son animagos y ni siquiera han empezado a idear el mapa, ya que todo esto pasa casi a final de este curso. Cuando llegue el momento los utilizaré.

Quiero aclarar una cosa para los que han leido El León Herido. Ya se que parece que no tengan nada que ver la una con la otra, pero solo teneis que fijaros en los apellidos de los protagonistas. Os aseguro que más adelante lo vereis más claro, pero hasta entonces no pienso desvelar el secreto, sino... que gracia tendría leerlo ¿no?

Si os gusta u os disgusta es algo que me podeis decir en los Reviews. Para mí, vuestras opiniones son lo más importante.

He cambiado una pequeña cosa. Al final James es cazador como en el libro y no buscador como puse al principio. La verdad es que he cambiado algunas cosas más pero ninguna de ellas afecta al desarrollo de la historia.

Ya solo desearos que os guste y que sigais los cápitulos, que iré actualizando cada semana.

Muchos besos

Daynes

Declaración: los personajes que aquí salen pertenecen a J. K. Rowling y tampoco pretendo hacerme rica. Arya y Reba Válanar sí que son míos, y otros personajes que ireis descubriendo.

;-)


EL CAPITÁN Y LA DAMA BLANCA

1. La recién llegada

- Peter... ¿se puede saber que haces?- un muchacho acaba de bajar de uno de los carruajes. De escaso pelo rubio, bajito y regordete, nada más salir del vehículo se había puesto a besar el suelo, atrayendo las sonrisas divertidas de los alumnos que pasaban cerca de él, incluido quien acababa de hablarle, que detrás de él, esperaba, con una mirada de impaciencia en sus ojos grises a que su amigo se decidiera a dejar el suelo tranquilo y así poder terminar de bajar - Venga, levántate ya hombre.

- Es que ir de espaldas me marea, Sirius - dijo mientras se sacudía los pantalones - Si James me hubiera dejado ir como siempre...

- Pero si has aguantado muy bien. - dijo la voz risueña de otro chico detrás de ellos mientras les pasaba los brazos por los hombros a los dos muchachos. Tenía el pelo negro, desgreñado que le daba un aire despreocupado y simpático, y unas gafas que le hacían parecer que no había roto un plato en su vida. Claro que esto último era una simple ilusión - Solo te has puesto un poco verdoso. Tienes que comenzar a superar ya ciertas cosas y a afrontarlas con un poquito de valor.

- ¿Y que tiene que ver esto con el valor, James? - le replicó Peter.

- Más de lo que crees. No te estoy pidiendo que cojas la escoba y que bajes en picado. Si tienes vértigo, empieza por los primeros peldaños de una escalera y ve subiendo. Para ti, hoy ir de espaldas en el carruaje es como los primeros peldaños de tu escalera- los dos chicos se quedaron mirando a su interlocutor. Con una seguridad aplastante dibujada en su mirada, junto con su franca sonrisa, James Potter quedó satisfecho mirando las caras extrañadas de sus amigos.

- ¿Desde cuando te has vuelto tan filosófico?- le preguntó Sirius mientras iban entrando en el colegio.

- Es una faceta de mi carácter que he comenzado a cultivar este verano - le respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Si se puede saber con quien has comenzado a... ejem... "cultivar" esa faceta tuya?- dijo Sirius mientras levantaba una ceja. James sonrió - Lo que tu digas, James - Sirius se separó de su amigo, entornó los ojos y dejó que su flequillo negro cayera sobre ellos a propósito mientras saludaba a unas chicas de tercero que entraron corriendo en el gran comedor entre risitas - Con las chicas se ha de ser galante, simpático, no filosófico... Aunque... no sé tal vez con una chica como la de Lovegood te funcione - Potter se puso pálido.

- Acabas de fastidiarme la cena - dijo James.

- Pues a mí me parece mona, un poco rara pero mona - replicó Peter mientras se sentaban en el Gran Comedor. Sus otros dos amigos se quedaron en silencio mirándolo - ¿Qué pasa?

- "Sobre gustos no hay nada escrito" - respondió Sirius.

- Estoy de acuerdo - dijo alguien con simpatía detrás de los muchachos. Los tres se giraron y vieron a un muchacho pálido, con el pelo de un castaño claro apagado y ojos dulces, que les miraba con una sonrisa en los labios. La P de Prefecto relucía sobre su túnica.

- ¡Remus! - Sirius se levantó a abrazarle seguido de James y Peter - Pensábamos que te había pasado algo cuando no te vimos en tren.

- Estoy muy bien, solo que me adelante un par de días para... tenerlo todo preparado - sus amigos sabían a lo que se refería. La luna llena llegaría pronto - Bueno... ¿Qué tal os han ido las vacaciones? - Remus cambió de tema. Aun era demasiado pronto para preocuparse por el lobo.

Un chico en la otra punta del comedor vio el reencuentro de los cuatro amigos. Su pelo negro y lacio le ocultaba gran parte de su cara pero no el brillo de odio en sus ojos oscuros.


El Gran Comedor pronto se llenó con los estudiantes de las diferentes casas. Todo estaba preparado para la ceremonia de selección a falta de un pequeño detalle: Dumbledore aun no había llegado. Entonces, sin previo aviso la gran puerta del comedor se abrió y aparecieron los alumnos de primeros, encabezados por una mujer de pelo entrecano, altiva, que adorna su túnica con una gruesa capa de cuadros escoceses, la jefa, con todo el sentido de la palabra de la Casa de Gryffindor, Minerva MacGonagall. Pero esta vez no estaba sola, ya que iba flanqueada por Dumbledore, el cual recorría el pasillo con una extraña sonrisa dibujada en la cara.

- Disculpadme por la tardanza - dijo ocupando su lugar en la mesa de los profesores, mientras la profesora MacGonagall hacia pasar a los que sería estudiantes de primer curso - Un pequeño retraso de última hora, ya que tenemos a dos invitadas inesperadas- al decir esto dos muchachas envueltas en sus capas entraron tras los pequeños de primero.

La más joven no debía de tener más de trece años. Su melena rubia revoloteaba alrededor de su rostro cuando sus ojos marrones miraban con asombro pero con cierta prudencia la gran sala llena de gente. Su rostro apenas podía ocultar la emoción que sentía. La otra muchacha parecía ser todo lo contrario a su compañera. Tendría alrededor de quince años, esbelta, llevaba su larga cabellera oscura recogida en una trenza que le sobrepasaba la cintura. Su piel era pálida y sus ojos de un azul tan oscuro que parecía negro se mantenían sin mirar a su alrededor. Prácticamente, hasta que la joven se encaró sin vacilación ante unos ojos grises, curiosos como todos los demás, pero tranquilos e insolentes. Sirius le mantuvo la mirada en un reto no declarado entre ambos. Sonrió al descubrir una fina hielera de pecas que recorrían su nariz y mejillas, y un pequeño rizo negro que se había soltado de su trenza, quitándole solemnidad a la expresión de la chica.

- Son algo mayorcitas para ser de primero¿no? - dijo Peter

- Lo más seguro es que sean estudiantes de intercambio, pero sin llevar ninguna insignia es difícil saber de cual - dijo Remus.

- La pequeñaja tiene pinta de venir de Beauxbatons pero la morena... apostaría mi cena a que es de Durmstrang. Hay algo en ella que... no sé. - dijo James - ¿Y tu que crees Sirius?

- Que la selección de este año va ser muy interesante - dijo sin apartar la mirada de la muchacha.


Arya Válanar veía como la rubia cabeza de su hermana no perdía detalle de lo que pasaba a su alrededor. Sabía que Reba estaba muy emocionada por venir a Hogwarts pero nunca hubiera pensado que lo estuviera tanto. En cambio, de ella misma no sabía muy bien lo que sentía. Reba sentía una gran curiosidad por la escuela de magia pero ella... ella no podía negar que tenía miedo... miedo a ese mundo tan conocido y desconocido a la vez. Ni ella ni su hermana habían estado nunca en una escuela y tanta gente a su alrededor le estaba produciendo una sensación de asfixia. Sus pensamientos quedaron en el aire cuando se dio cuenta de que entre todos los ojos que la miraban de aquella gran sala había unos que la contemplaban con especial atención. Se giró y vio a un joven de cabellos negros y unos brillantes ojos grises. El contraste entre el negro y el gris era increíble. Entonces aquel chico la miró con un descaro que hirió su dignidad, pero sobre todo su orgullo. La ira comenzó a acelerarle el corazón. ¿Quién demonios se creía para mirarla de ese modo? Si alguien en aquel instante se hubiera fijado en ella no hubiera dudado en que aquella mirada era capaz de matar. Entonces, él sonrió, con una sonrisa tan calmada y sincera que Arya se vio desarmada. ¿Quién demonios era ese chico?

- Arya... ¿Ocurre algo?- Reba había dado un pequeño estirón a la manga de su hermana cortando la atención que esta mantenía hacia la mesa de los Gryffindor.

- No es nada. Solo pensaba.

La gente las miraba pero no detenían su mirada demasiado sobre ellas, pero Remus, sentado al lado de su amigo, se percató del extraño reto que hubo entre los dos.

- Sirius... ¿Ocurre algo? - preguntó Lupin.

- No es nada. Solo pensaba.


Los murmullos de la gente se fueron apagando mientras la profesora MacGonagall iba llamando uno por uno a los niños de primero. Un chico de pelo negro y ojos azul claro, de facciones algo aniñadas, se encontraba un poco impaciente por saber quienes eran aquellas extrañas, aunque esto es algo que él, Regulus Black, nunca admitiría. El slytherin tenía un nudo en la boca del estomago e inconscientemente deseaba que aquella chica morena fuera a Slytherin.

- Treython, Robert - el último de los nerviosos niños de primero se sentó en el taburete dejando que la profesora le pusiera el estropeado sombrero en la cabeza.

-¡Hufflepuff! - la mesa de prorrumpió en vítores y aplausos para el nuevo alumno de su casa. Ahora solo quedaban Reba y Arya. Dumbledore levantó una mano y MacGonagall, que estaba apunto de continuar paró.

- Antes de que continúes, Minerva, creo que es el momento de presentar a nuestras nuevas alumnas. Por favor acercaos - una cálida sonrisa iluminó el rostro del viejo director mientras veía acercarse a las muchachas - Queridos alumnos, les presento a las señoritas Reba y Arya Válanar que comenzarán respectivamente tercer y quinto año en Hogwarts. Ambas hermanas vienen del norte de Escocia y, espero que a partir de ahora se encuentren en nuestra escuela como en su propia casa - la dulce mirada del viejo director fue recibida con una amplia sonrisa por Reba. Arya, aunque no sin cierta solemnidad aceptó su presentación con una ligera inclinación.

- Sé que te hace mucha ilusión la selección- susurró Arya al oído de su hermana - Así que adelante. No creo que digan nada por que no sigamos el orden de lista. Solo quedamos tu y yo.

- ¿En serio?- Reba apretó la mano de Arya y miró hacia la severa profesora que asintió - Espero que nos toque en la misma casa.

- Ahora lo sabremos - le respondió su hermana.

- Válanar, Reba - la muchacha se acercó decidida al taburete y se sentó. Apenas hacia unos pocos segundos que le habían colocado el sombrero cuando el grito de Gryffindor se oyó en el gran salón seguido por los vítores y aplausos de la casa.

- Válanar, Arya - la joven se sentó deseando que aquella minuciosa atención por parte de toda aquella gente terminará. Notaba como Reba la observaba desde su nuevo asiento. Gryffindor... No, ella no podía ir a Gryffindor.

¿Tan segura estás que no quieres ir a la casa de los leones, joven Válanar?

- Sí, estoy muy segura. No pertenezco a aquel lugar.

Hay valor y honor en tu corazón, aunque he de reconocer que está bañado por una astucia característica. Eres demasiado estricta contigo misma. ¿Por qué tienes tanto reparo a Gryffindor?

- Eso no es de tu incumbencia.

No es un camino fácil el que escoges.

- Lo sé, pero es el correcto.

Como desees

-¡Slytherin! - el grito del sombrero seleccionador fue acogido con gran entusiasmo por parte de la Casa de la serpiente y, entre ellos, unos de los que más aplaudía era Regulus Black. Severus levantó la cara y por primera vez desde que llegó se fijo en la nueva compañera de clase que tendría mientras ella se dirigía hacia la larga mesa. Le pareció demasiado alta y flaca, con una tez lechosa que contrastaba con su pelo oscuro. No era de su gusto pero pocas de las muchachas de Hogwarts lo eran. Entonces se dio cuenta de que la chica se dirigía justamente a sentarse a su lado.


- Ya decía yo que esa chica no me daba buena espina - dijo James acomodando los brazos sobre la mesa - Bueno, al menos la rubita está en nuestra Casa y he de reconocer que no está mal, nada mal - dijo mientras miraba sin disimulo a la chica que ya hablaba despreocupada con sus vecinas de mesa, entre ellas una pelirroja bien conocida por el grupo.

- No creo que a Evans le haga mucha gracia oírte decir eso - respondió Remus con una cara de falsa seriedad a la vez que James se quedaba a media palabra y con la boca abierta.

-No me importa nada lo que piense o deje de pensar - dijo cuando por fin pudo hablar - Al fin y al cabo no hay nada entre nosotros...de momento - había dicho esto último tan bajito que a duras penas pudo Lupin escucharle. Lily Evans, la gran debilidad de su amigo, una de las pocas chicas no se había dejado deslumbrar por el cazador de Gryffindor. Se giro un momento y vio que Sirius aun seguía con la mirada a la nueva adquisición de Slytherin. Pero esta vez no fue el único que se dio cuenta.

- Pues me parece que a Sirius le gusta más la nueva serpiente - dijo Peter dándole un ligero codazo a James. El muchacho de ojos grises ni tan siquiera se inmutó ante el comentario y solo cuando noto los tres pares de ojos de sus amigos clavados en él, reaccionó.

- ¿Pasa algo? - dijo con total tranquilidad.

- No, nada. Simplemente que te has quedado embobado mirando a la morenita - le respondió James con un ligero sarcasmo.

- Yo que tú dejaría tranquilitas a las serpientes. Acuérdate que te pasó con la del año pasado cuando la dejaste - le dijo Remus.

- Estuve con ella más de tres meses, no debería de haberse alborotado tanto cuando todo acabó. Sus amigas se alegraron bastante al tener de nuevo el campo libre hacia mí - dijo sin darle importancia. Remus tenía que reconocer que, es cierto, la gran mayoría de las chicas estaban coladitas por su amigo, incluso las mayores. Y las que no, lo estaban por James. Al menos este sabía de verdad quien le gustaba, aunque esta le hiciera tanto caso como a una mota de polvo.

- Eres un caso perdido.


- ¿Puedo sentarme aquí? - Arya se fijó que aquel chico de pelo grasiento se la quedaba mirando como si acabara de insultarle. Se iba a ir un poco más adelante donde había un muchacho de pelo negro que le hacia señas para que fuera cuando aquel chico habló.

- Como quieras, pero no esperes que después te explique como funciona el colegio. Eso pregúntaselo al prefecto.

- Gracias pero sé apañármelas sola. - dijo mientras se sentaba en el banco.

- Supongo que es así sino no estarías en esta casa - le dijo el chico de pelo grasiento dedicándole una leve mirada. Arya se lo quedó mirando, esperando a que este se presentara, pero parecía que el chico la ignoraba.

- ¿Puedo... - Snape se volvió de nuevo hacia ella retándola con la mirada a que se atreviera a hacerle una pregunta estúpida -... saber tu nombre?

- Severus Snape y preferiría que no me interrumpieras más. Me gustaría saber si el director Dumbledore hará cambios este año - y de nuevo se giró en la silla.

- Creía que los ingleses habíais aprendido algo de modales desde que echasteis de aquí a los romanos - un rictus que parecía querer ser una sonrisa surgía en el rostro del muchacho.

- Primero, yo no te he pedido que te sentaras aquí; Segundo, lo que sí que te he pedido es que no me interrumpieras más y tercero, TÚ siendo nueva deberías estar más interesada que yo en lo que el viejo tenga que ...decir - el silencio era aplastante pero peor aun era que todas las miradas se había centrado en él.

- Señor Snape, nos alegramos mucho que se interese por aleccionar a la recién llegada pero sería preferible que lo hiciera cuando haya acabado mi discurso y puedan zampar a sus anchas - Severus asintió para fijarse en una mosca que se paseaba por la mesa delante de él.

- La culpa a sido mía, director- dijo Arya poniéndose en pie- Le he hecho un comentario que no venía al caso en este momento. Lo siento - unenorme OH recorrió el gran salón del comedor. A MacGonagall se le subió por la nariz el zumo de calabaza. Una Slytherin defendiendo a otro y encima, disculpándose. Aquello si que era para quedarse en silencio o atragantarse. Arya no sabía dónde acababa de meterse.


Esto no es más que una introducción para lo que viene después. Los personajes se van conociendo y hay cierto choque de caracteres que... bueno, si quereis saberlo seguid leyendo. Asi que, os doy las gracias por adelantado por leerme.

Hasta el siguiente capítulo...

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