Orgullo Danés

Las miradas entre ambos eran frías e intensas, cada uno sentado a un lado de la mesa, en completo silencio. Alemania saco algo de su bolsillo y lo puso encima de la mesa, una estrella amarilla.

-A partir de mañana todos los judíos deben llevarlas, mi superior comprobara que se cumpla, si no puedes despedirte de todo.

Dinamarca apretó los puños con rabia, las ganas de lanzarse sobre el alemán y descuartizarle no eran pocas, pero por el momento debía obedecer, si no quería que su gente sufriese. La reunión se dio por terminada. Se acerco a la ventana que había en la sala donde se había llevado a cabo la reunión, no quería obedecer, pero debía hacerlo, aun con la rabia del momento su mente comenzó a trabajar a toda velocidad y una gran idea cruzo su mente. Una sonrisa arrogante se formo en su cara mientras cogía la estrella, le demostraría que no se jugaba con el rey del norte. Arranco media estrella con los dientes y la dejo en el suelo.

La orden de repartir las estrellas fue dada y él se dirigió a su casa a las afueras donde encontró a Islandia tumbado en el sillón leyendo con su Puffin encima, se levanto al verle y le miro fijamente.

-Ha pasado algo- afirmo con solo verle la cara.

-Dame tu chaqueta- dijo mientras cogía un estuche de costura y se quitaba la gabardina, el Islandés obedeció sin estar seguro de lo que haría, la dejo a su lado y se sentó a mirarle mientras cogía dos estrellas amarillas y las cosía a las chaquetas de ambos- Alemania se arrepentirá de someter al pueblo danés.

El día siguiente amaneció frio, las calles estaban desiertas, todos los ciudadanos debían esperar el sonido de las campanas para salir de sus casas y demostrar la fidelidad a Alemania como habían exigido. El rubio miraba cada detalle de la calle por la que los coches pasaban esperando llegar a las puertas del palacio donde habitaba la realiza Danesa. Cuando su jefe y los generales del ejército bajaron de los coches sonaron las campanas.

Las puertas comenzaron a abrirse y los ruidos de los pasos resonaron en toda la calle. La estrella de David era bien visible en sus ropas pero algo no le cuadraba al alemán, ¿Por qué las llevaban TODOS?

Las puertas del palacio se abrieron dejando ver a varias personas montadas en caballos, a un lado el rey danés, al otro la propia Dinamarca con Islandia a sus espaldas. Majestuosos y orgullosos llegaron frente a los alemanes. Su jefe estaba rojo de ira ambos llevaban también la estrella de David.

-¿Qué significa esto? – Hablo Alemania dando un paso al frente, todo el pueblo danés les había rodeado.

Con toda la tranquilidad del mundo Dinamarca descendió de su caballo ayudando después a bajar al islandés que se quedo tras él, mas tarde bajo su rey.

-Esto Alemania es lo que has pedido. Los judíos daneses llevan a estrella de David, pero hay algo más, antes que judíos son daneses. Y nunca dejare que humilles a mi pueblo – Su amada hacha, Freya, fue alzada y secundada por los vítores de su gente- puedes matarnos, puedes humillarnos, torturarnos, pero oye bien esto, ningún danés entregara a un hermano a tu ejercito por distinciones religiosas. ¡ESTE ES EL PUEBLO DEL NORTE QUE ALABA CON ORGULLO A SUS HERMANOS!

FIN