Capítulo 1

El vivir juntas era una decisión que habían tomado las dos detenidamente. Después de un año y tres meses de relación se sentían preparadas para despertar todos los días una al lado de la otra. Decidieron vivir en el apartamento de Quinn, ya que Rachel rentaba uno.

Si ya vives con tu novia significa que podemos conocerla ¿cierto? –preguntó Brittany a Quinn

Tal vez – divagó la chica

No es justo, tú conoces a nuestras parejas – se quejó Sam

Lo que pasa es que tiene miedo de que nos enamoremos de ella – bromeó Santana riendo

No digas estupideces, con su amigo Puckerman me es suficiente - miró a la nada

Dios eres increíble – rió Sam –

¡Heeey! ¿por qué? – se quejó Quinn

¿Estás celosa? ¿de un chico? – rió

¿Qué tiene que ver que sea un chico? – preguntó con mala cara

Son chicas – dijo Sam incómodo – no me hagas explicarlo

Tú no entiendes…

Pues explícanos – sugirió Brittany

No lo hagas, no es necesario – dijo Santana con enfado, no era muy sentimental que digamos

¡Santana! – la regañó Brittany

Está bien, está bien, te escuchamos – dijo de mala gana

Quinn suspiró y comenzó a hablar

Cuando yo conocí a Rachel ella tenía novio, a ella no le gustan las mujeres, bueno, no en sí, pero yo soy una mujer – se enredó con sus propios pensamientos

¿Eh? – dijeron todos confundidos

Ella dice no creer en las etiquetas – dijo con nostalgia

No entiendo –dijo Brittany frunciendo el seño

A ella no le gustan las mujeres, pero me ama a mí… - hizo una pausa – ¿sabes? Ni si quiera yo lo entiendo – dijo molesta

No te preocupes, ustedes se aman – dijo Sam reconfortantemente - ¿quieres que te lleve a tu casa? y de paso conocemos a tu chica – dijo con una gran sonrisa

Ya es tarde, debe estar dormida – dijo sonriendo al recordar lo hermosa que era Rachel cuando dormía, su respiración profunda pero más que nada la tranquilidad que le provocaba mirarla. Y más que nada, la felicidad que le daba el abrir los ojos y darse cuenta de que el amor de su vida seguía ahí, dormida, a su lado.

Quinn, ¿nunca vas a superar tus celos enfermizos? – dijo Santana con enfado – si yo fuera tu novia ya te hubiera mandado al demonio

¡Santana!, no seas tan cruel con Quinn – la regañó Brittany

Tienes razón Britt, pero Santana tiene un punto. Piénsalo Quinn, por que tus celos pueden llegar a molestar a Rachel, ¿no crees?

Lo sé, estoy consciente de eso, pero no lo puedo evitar. Ella es tan perfecta….

Los chicos se quedaron en silencio

¿Saben?, tienen razón, vamos a mi casa – dijo Quinn decidida

Los cuatro chicos subieron al coche de Sam. Hasta llegar a la casa de Quinn. La rubia bajó primero y tocó la puerta. Nadie salió. Tocó de nuevo la puerta y al instante se vio la luz del piso de arriba encendida. Al instante la luz de abajo, y seguido de eso, se abrió la puerta. Una chica morena, ojos castaños grandes, labios carnosos, cabello largo y un cuerpo espectacular. La chica lo lucía en un pijama corto. Que destacaba asombrosamente sus increíbles y bien formadas piernas. La chica no estaba despierta del todo aún.

¿Quinn? ¿No ibas a salir con tus amigos? – dijo con una voz dulce, suave. Hermosa.

Amm, si, sobre eso, querían conocerte – dijo señalando a los chicos que miraban asombrados a Rachel

Quinn… - dijo Sam sin poder terminar la frase

Tenías razón, es hermosa – dijo sonriendo amigablemente

Quinn ¿Qué le diste para que te hiciera caso? – dijo Santana riendo. Lo que hizo que Rachel riera también

Hola, soy Rachel – les dijo a los chicos – ¿con que soy hermosa? – dijo riendo a Quinn que estaba sonrojada

¿Haces mucho ejercicio? – preguntó Sam mirando las piernas de Rachel

¡HEY! – Quinn le propinó un codazo a su amigo – será mejor que te vayas a cambiar – le dijo a Rachel con un tono molesto, lo que hizo que la sonrisa de la morena desapareciera

No, no es necesario, digo, ya es tarde, tenemos que irnos – dijo Sam explicándose, claramente incómodo

Claro – dijo Brittany riendo de ver a su amiga celosa. Santana sólo hizo un gesto para despedirse

Los chicos se fueron y Quinn se quedó en la puerta. Sabía que había cometido un gran error. No quería ni entrar a la casa, se sentía tan avergonzada. Cuando al fin se decidió a entrar no vio a Rachel en la sala. Sólo suspiró y subió a su habitación. Ahí estaba Rachel, recostada, mirando hacía el vacío. La rubia se recostó a un lado de su novia quién le estaba dando la espalda, comenzó a acariciarle el cabello, lo que hizo que la morena se estremeciera y volteara a mirarla.

¿Estás molesta conmigo? – rompió el silencio la rubia

No – contestó

Si lo estás, perdóname – dijo quitando un mechón de cabello de la morena que había caído en su rostro

No Quinn, no estoy molesta – dijo dejando un beso en la mejilla de su novia – no podría hacerlo jamás – le regaló una sonrisa a Quinn

Te amo Rach, a veces siento que no te merezco – dijo con tristeza

No digas estupideces – dijo acomodándose en el brazo de la rubia – te amo también, hasta mañana – dijo cerrando los ojos.

Quinn la miraba dormir. ¡Qué perfecta era! Se sentía tan estúpida de haberle gritado a Rachel de esa manera, ¡y por una estupidez!, Sam era su amigo, jamás haría algo para hacerle daño. La chica no pudo evitar repasar todo lo sucedido esa tarde. ¿Sería cierto lo que le dijeron Santana y Sam? ¿Rachel se cansaría algún día de ella? La idea hizo que la rubia se estremeciera, ella solo besó la frente de la morena que descansaba en sus brazos y la acercó más a su pecho, con nostalgia, no quería dejarla ir jamás.