Disclaimer: ¿Aún hace falta decir que no soy J.K Rowling? Imagino que no, pero por si acaso: solamente tomé a estos personajes prestados para hacer este intento de algo.
A chiwibel, porque me hace escribir cuando leo lo que ella escribe.
Sirius no recuerda cómo se sentía cuando no era mitad mago, mitad perro.
Porque, para él, eso de ser un canino combina con todo su ser y es como si siempre lo hubiese sabido, sabido el hecho que era un imán para las malas pulgas.
Nunca se ha sentido cómodo con eso de hablar, "vamos, que eso es para maricas", le ha dicho a James cuando le exige que tengan una conversación seria de esas que tienen los mejores amigos.
Para Sirius son mejores los ladridos, hablar de manera tosca y los gruñidos. Se comunica mejor con sonidos estridentes y con movimientos bruscos. Sin embargo, existe una sola cosa que le permite calmar un poco ese bullicio y escándalo en el que se ha convertido: un joven de ojos color miel, adicto al chocolate y a la lectura, con un pequeño problema peludo los días de luna llena.
Sirius vive para permitir que Remus le mande a hacer silencio. "Eres un lio", le dice entre risas Remus cada vez que el animago se lanza encima de el de un salto y le saluda emocionado cuando llega a la sala común, casi como un perro cuando ve a su amo.
Esa era su forma de comunicarse, y le encantaba como Remus la hacía cambiar por completo. Incluso en las noches posteriores a la luna llena, disminuía unos cuantos decibeles de su bullicio, y se dedicaba a tocar guitarra y cantar para que solo el lobo le escuchara.
Reconocía que nunca había sido bueno en inventar letras, en eso era tan desastroso que daba vergüenza, pero admiraba como Remus se acercaba, y escuchaba historias de Quejicus, canciones indecorosas de James y Lily y a veces, cuando la creatividad le jugaba una mala pasada (o una jugada brillante, a decir verdad), cantaba de las pulgas de su cola.
Sirius había descubierto que con el sonido de ciertos acordes Remus se acurrucaba más en su hombro, que reía sin discreción cuando sus letras no tenían tanto sentido, que sus ojos brillaban más si le miraba directamente mientras tocaba, y que esos días después de haber sufrido tanto, con tan solo unos minutos de sus cantos Remus parecía un muchacho más joven y sin preocupaciones (como había debido ser siempre).
Cuando pensaba en eso, su corazón comenzaba a latir muy fuerte y la rabia se acumulaba en todo su cuerpo. Remus notaba esa tensión y, sin decir nada y tal como hacía que disminuyera su ruido, conseguía disminuir ese sentimiento; se acercaba mucho a su rostro y le miraba tranquilo, entonces Sirius se arrimaba hacia él y cantaba más bajo y más cerca de sus labios, expresando finalmente sonatas de amor que eran solo para él y que nadie más tenía derecho a escuchar.
Black cantaría siempre que pudiese para Lupin, él era dueño de sus melodías, como era dueño exclusivo de sus besos.
"Le cantaba a mi madre y a mi hermano cuando éramos niños. Luego el Sombrero me dejó en Gryffindor", le comentó una noche de tantas en las que murmuraba todos sus secretos, para ver como un Remus agotado se quedaba dormido en sus brazos.
Sirius siempre había sido ruidoso, y estaba seguro que siempre había sido en parte perro, hasta que conoció a un Remus Lupin que le hizo descubrir que se amaba mejor en el silencio.
Gracias por leer.
Chiwibel hizo un fic antes que yo que es la versión de Remus de este fic. Honestamente, me gusta más el de ella, así que pasense a leerlo: www. fanfiction s/11129263/1/
