Nuevo Fanfic sobre Olette y Roxas, del Kingdom Hearts 2. Este está pensado como un OneShoot, dividido en dos capitulos. Sé que he dejado apartado el fic de La Princesa del Crepusculo, pero intentaré seguirlo dentro de poco. Muchas gracias por leer, y espero que os guste ^^
Disclaimer: Roxas, Olette, etc no son de mi propiedad. Pertenecen a Disney y Square Enix.
Prácticamente desde siempre he soñado con un cielo azul, literalmente. En cuanto cerraba los ojos, me encontraba bajo un firmamento de un color azul eléctrico, brillante, vivo… Puede que, a priori, esto no sea nada especialmente extraño. Después de todo, ¿qué tiene de raro un inocente cielo? Lo cierto es que esto podría aplicarse a cualquier parte del mundo, menos a Villa Crepúsculo, donde convivimos con un eterno atardecer. Es probable que cualquier persona estuviera encantada de vivir en un lugar como este, donde todo reluce con destellos anaranjados… Pero, al final, te acabas cansando de no ver el verdadero color de las cosas, porque todo es desvirtuado por ese anaranjado resplandor.
Supongo que, teniendo en cuenta todo esto, no tiene mucho sentido que vista siempre de naranja, pero así es más fácil pasar desapercibida, fundirse con el atardecer.
Y aún así, ese azul tan extraño, tan característico que podría reconocerlo entre mil tonos más, se ha erigido rey de mis sueños… O al menos, así era. Últimamente, una oscuridad espesa e impenetrable ha tomado el lugar de ese cielo mágico y brillante.
Sólo estoy yo, en medio de esas tinieblas sin fin, corriendo sin alcanzar nada, tratando de atrapar ese pequeño brillo azulado que creo atisbar en la lejanía, pero por más que avance, nunca me acerco. Un sentimiento de soledad, angustia y tristeza me invade, impidiéndome respirar, como una bruma venenosa que se extiende por mis cuerpo y, justo cuando creo que voy a desfallecer, que me ahogaré y la oscuridad me engullirá, oigo esa voz…
"Olette"
Ahí está, susurrando mi nombre, con ese timbre azul mar, exactamente del mismo color que mi cielo. Es curioso, Sé que nadie que conozca tiene una voz siquiera parecida pero, aún así, sé que la reconocería entre mil más, como si la llevara escuchando desde siempre.
"Olette"
Esta vez parece que se acerca más y más, pero no puedo ver nada en medio de la oscuridad. Sólo corro y corro, pese a que sé que pronto me fallarán pronto las fuerzas. Pero, de repente, el suelo se desvanece bajo mis pies y comienzo a caer. Mis gritos resuenan por todo ese universo inhabitado que son mis sueños. En parte, sé que todo esto no es real, pero mi mente no termina de admitirlo. Sigo cayendo y cayendo durante lo que me parecen cientos de metros. La velocidad de caída se reduce gradualmente, hasta que mi cuerpo parece flotar en medio de la penumbra, que ya no parece tan impenetrable.
Algo reluce debajo de mí. Dirijo mi vista hacia allí. Hay una enorme vidriera, con unos colores impresionantemente vivos y realmente increíbles. No puedo creer que mi imaginación pueda crear algo así, es prácticamente imposible. Al final, mis pies se posan con cuidado sobre esa brillante superficie, mientras yo estudio sus dibujos con atención…Parece una princesa con un elaborado vestido amarillo… Me pregunto quién será. Sigo paseando por la redonda plataforma,cuando de nuevo…
"Olette"
Esta vez ha sonado increíblemente cerca, como si me lo hubieran susurrado al oído. No puedo evitar estremecerme por el cariño que denota mi simple nombre pronunciado por esa voz. Es demasiado perfecto como para que la haya creado yo. Por eso cierro los ojos y disfruto de ese sonido.
"Por fin has venido"
Estoy completamente segura de que esta vez sí ha sonado detrás de mí. Me doy la vuelta y, lo primero que veo son dos destellos azules, exactamente del mismo azul que antes inundaba mis sueños, igual que el timbre de esa voz susurrante. Extiendo la mano para tratar de alcanzarlos. Estoy tan cerca… Pero algo detiene mi mano.
"Olette… ¿estás bien?"
Parpadeo y entonces descubro que esos destellos componen la mirada del joven rubio que sostiene mi mano a una mínima distancia de sus ojos azules, increíblemente azules; casi rozo su mejilla. Su tacto es suave y asombrosamente cálido. No tengo ni idea de cómo sabe mi nombre. Estoy convencida de que no le conozco de nada. Aún así, me mira con una preocupación y añoranza tan sincera que, prácticamente, me deja sin habla.
"Yo, yo…"
Por más que lo intento no puedo hablar. Es como si estuviera inmersa en alguna especie de hechizo… Desde luego, es un sueño de lo más raro.
"Oly, soy yo, Roxas"
"¿Ro… Roxas?
Puedo jurar y perjurar que en mi vida he oído ese nombre, ni siquiera alguno parecido. Y, no obstante, parece tan convencido…
El chico retira las manos y baja la mirada. Aunque no puedo asegurarlo, juraría que ha contraído la cara en una mueca de tristeza antes de agachar la cabeza.
"Lo imaginaba, no me recuerdas… Ni tú, ni nadie. Yo no debería existir"
Se da la vuelta lentamente y comienza a caminar en dirección contraria a la que yo había tomado para llegar a este punto. Aunque soy consciente de que todo es un sueño y que incluso es probable que ese chico, que parece una mezcla entre skater y modelo, sea un mero producto de mi imaginación, siento que no puedo dejar que se vaya así.
"No, no digas eso. Todos nos merecemos el hecho de vivir."
Doy un par de pasos tímidos hacia el muchacho, que se ha detenido. La luz multicolor proveniente de la vidriera le da un aspecto sobrenatural. Parece una aparición… La cabeza me da vueltas, pero entonces me doy cuenta de que se me ha olvidado respirar por un momento. Se vuelve a acercar a mí.
"¿Estás segura de que no te acuerdas de nada?"
Me mira con anhelo, casi implorante, y yo no puedo evitar encubrir ligeramente la verdad, porque se me parte el alma sólo de pensar en ver esa expresión en un rostro tan perfecto.
"Bueno, digamos que me suenas ligeramente... Puede que nos hayamos cruzado por la calle... ¿Estás seguro de que no te has confundido? Tengo una cara muy corriente, es posible que..."
Me interrumpe, ligeramente molesto.
"No digas tonterías, Olette. Te reconocería en cualquier parte"
Un levísimo rubor cubre sus mejillas, y entierra la cara entre las manos y no dice nada más. No entiendo nada de lo que me habla, todo esto no tiene sentido, pero aún así, siento la necesidad de consolarle. Me siento a su lado y observo mis viejas deportivas como si fueran lo más interesante del mundo. Él levanta la cabeza. Los ojos le brillan, y en su cara se aprecia una clara expresión resignada y derrotista.
"En fin, no puedo hacer nada para que me recuerdes. Dime, ¿qué tal os va todo? ¿Cómo están Pence y Hayner?"
Estoy segura de que me lo estoy imaginando. ¿Cómo si no puede un chico como este conocer a Hayner y Pence? Aún así, le respondo. Después de todo, es un sueño bastante agradable, y no quiero hacer nada que haga que se desvanezca.
"Todo, todos están bien... Hayner odia a Seifer a muerte. No deja escapar una sola oportunidad para pelearse con él o escaparse de hacer los deberes. Pence... Es tan amble como siempre, aunque debería controlar la cantidad de helados de sal marina que se come", termino con un asomo de sonrisa algo culpable.
Él sonríe con tristeza, con la mirada perdida en el infinito.
"Entonces, todo sigue como siempre, como si jamás os hubiera conocido. Me alegro de que, al menos, podáis seguir siendo felices..."
Le contemplo durante un momento, tan frágil, tan vulnerable, pero vuelvo a bajar la mirada rápidamente.
"No... No te entiendo, pero ya te he dicho que no deberías decir eso... Todos existimos por alguna razón"
"Yo no", responde rotundamente,
Noto su mirada clavada en mi cabello, carca de la nuca. Me pica, es como un cosquilleo, que no me resulta desagradable en absoluto. La cara me arde pero, con la cabeza gacha, el pelo oculta mi rostro y él no se da cuenta.
"Pero gracias por intentar consolarme. Siempre has sido muy buena persona, Oly"
Mi cara debe parecer un semáforo, y más cuando él apoya su cabeza en mi hombro.
"... ¿Ro... Roxas?"
Echo un vistazo, temerosa, pero no puedo ver sus ojos, sólo los mechones de pelo rubio que no llegan a cubrir sus labios, que se entreabren en un leve susurro.
"Déjame estar así, Olette... Sólo por un momento, por favor"
Vuelvo a bajar la cabeza, sonrojada. ¿por qué estas cosas sólo pasan en los sueños? ¿Por qué este chico no puede ser real? Siento la calidez de su mejilla en mi hombro, su suave cabello, su respiración, lenta y profunda... ¿Por qué no puede existir, maldita sea?
"Deberías dejar de apretar los puños o te harás daño"
Tiene razón, me estoy clavando las uñas en la mano. Me relajo como puedo y respiro hondo. En un sueño, sólo un sueño. Pronto despertaré y estaré en mi cama, y por la ventana veré el eterno cielo anaranjado y no volveré a ver esos profundos ojos azul cielo que me observan con atención.
"Estás pensando que esto no es real, ¿verdad?"
"Y... Yo... "
"Eres un libro abierto, siempre lo has sido. Frunces el ceño cuando no te gusta nuestra actitud, en especial con cosas relacionadas con el instituto. Intentas aguantarte la risa siempre que hacemos el tonto en lugar de estudiar, pero casi nunca lo consigues. Miras de reojo cuando piensas en algo que te contraria y te muerdes el labio cuando estás nerviosa. Sonríes siempre que terminas un trabajo y te sientes orgullosa de él. Adoras las flores y no puedes evitar pararte a contemplarlas, en especial si son blancas, lo cual es curioso, porque tu color favorito es el azul, pese a que te vistas de naranja... Aunque no sé exactamente qué tipo de azul"
Me quedo boquiabierta. Debo tener una cara de imbécil bastante pronunciada. Nadie jamás ha podido saber tantas cosas sobre mí, supongo que no soy lo suficientemente interesante como para que nadie se fije en mí de esa manera… Pero claro, este chico es un producto de mi imaginación. Es lógico que yo sepa cosas sobre mí, al fin y al cabo. Aunque yo sé perfectamente cuál es mi azul favorito. AL fin y al cabo, mi mente ha decidido concentrarlo en sus ojos, haciendo que emitan una poderosa fuerza hipnótica.
"Supongo que si te pregunto por qué sabes todo esto, seguiré sin entender nada… Pero realmente es un análisis muy… exhaustivo"
"Eso es porque he estado observándote… desde siempre"
Siento su cara aún más cálida contra mi piel, y no sé por qué, pero sé que está tremendamente sonrojado, y es porque no suele decir cosas como esas. Siento la necesidad de extender mi mano y posarla sobre la suya, pero no me atrevo. Sólo guardo silencio y espero a que él continúe hablando.
"¿No… No vas a decir nada, Olette?"
Trago saliva y miro al infinito.
"Es que… No sé qué decir… No sé quién eres, no sé por qué apareces en mi sueño y me hablas con tanta dulzura. ¡Por todos los santos! ¡Ni siquiera sé si eres o no un producto de mi imaginación!"
Levanta la cabeza y me observa con una mirada insondable, en la que no puedo ver nada, sólo perderme en ellos, sin ser consciente de que acerca mi rostro al mío de manera imperceptible, hasta que siento su aliento acariciándome la cara.
"¿Y esto también es un producto de tu imaginación?"
Y antes de que pueda darme cuenta, sella mis labios con un beso, muy suave, pero puedo notar en él tensión, rabia, frustración. Tras unos segundos, se separa de mí, con una expresión indescifrable.
"Adiós, Olette"
Abro los ojos. La luz anaranjada baña mi habitación, y yo sólo deseo volver a perderme eternamente en esos ojos azules.
