Disclaimer: Harry y Draco no me pertenecen. Solían ser de sus esposas, pero tras un "lamentable" accidente ahora están en venta.

MENTA Y CHOCOLATE.

Draco siempre ha odiado la menta. Desde pequeño, la hora de irse a dormir era un suplicio, el sabor de la pasta de dientes le causaba pesadillas, le picaba en la garganta.

Su padre le castigó durante semanas cuando se lo dijo, la pasta de dientes de un Malfoy no debe ser de fresa. Era un sacrilegio.

El chocolate, por otro lado, le ofrece todo el confort que puede desear, le encanta sentir cómo se deshace en su boca y cómo el dulzor permanece unos segundos después de haberlo tragado.

Sí, Draco ama el chocolate. Excepto en esas pastas que toma su madre cuando cree que está sola. Menta y chocolate, eso sí es una aberración. Draco adora el chocolate, pero con sólo pensar en esa mezcla de sabores se le revuelve el estómago.

Es primavera y el slytherin pasea por los jardines, se aburre y quiere molestar a alguien. Los gryffindor tienen práctica de quidditch y parece que va a llover, se dirige a los vestuarios y se toma su última chocolatina. Al rato se oye el agua caer con violencia.

Potter entra riendo al vestuario. Y aún con el último retazo de sabor a chocolate en sus labios no puede dejar de notar que Potter está mascando chicle de menta. En otras circustandias arrugaría la nariz, pero el chico se ha quitado la camiseta y, al ver las gotas de lluvia que resbalan por su pecho desnudo, Draco se olvida de quiénes son y se avalanza sobre él.

Mientras se besan, no puede evitar pensar que, tal vez, menta y chocolate no son tan mala combinación.

Bueno, pues aquí está. Recién beteadito por Sirem (gracias!!)

Si estais interesados en la compra de alguno de estos dos o si os ha gustado la historia, ya sabeis qué hacer: botoncito azul y review :p