Naruto y todos los personajes pertences a Kishimoto.
Espero que lo disfruten...
Capítulo 1: la leyenda.
En los alboredas de Konoha, una sombra apenas perceptible al ojo inatento avanzaba directamente hacia la aldea, regresando de buen humor a casa luego de cumplir con su misión. No había nada relevante en su éxito, pero siempre disfrutaba la sensación de pertenencia al regresar a "casa".
El sol hacia del viaje algo agradable, colándose entre las hojas, brillando inusualmente como el buen anuncio de que la primavera hacia su entrada; no es que Uzumaki Naruto, un vivaz ojiazul ninja de Konoha, estuviese al tanto de que ese 21 de marzo la estación de mariposas, gorriones y nubes esponjosas sonreía de nuevo al recuperar su reino, él sólo disfrutaba de la sensación cálida y el olor a botones en flor… una sonrisa en que se leía entre líneas su filosofía de vida.
Su mente giraba alrededor de un buen plato de ramen, quizás 2… o 5, y de pronto, con el rabillo del ojo percibió una figura recargada en un enorme árbol. ¿Uh? ¿Quién podrá ser? pensaba, se aproximó con sigilo y encontró una figura femenina, con piel blanca y cabello azul como un pozo de agua fría, que parecía estar dormida. Pero su postura era irregular, el joven ninja pensó que aún así su cuerpo proyectaba cierta gracia e incluso daba la impresión de irradiar luz, talló sus ojos pensado que era una ilusión, un truco de su trastornada cabeza, pero al abrirlos ese tenue halo luminoso seguí allí. Decidió acercarse no muy seguro de sus intenciones, sino más bien siguiendo sus instintos de ninja, y de hombre. Tenía después de todo 18 años, y aunque su éxito con las mujeres era nulo (o él así lo creía), era víctima, como todos, de esas sensaciones centrífugas de una mujer hermosa que merodea cerca. Aunque siempre se reprochaba por ello y se condenaba "¡Pervertido!", ese día en particular, su mente versaba como en un trasfondo creo que empiezo a comprender a Ero-senin. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la impresión de ver a una kunoichi de su aldea, Hyuuga Hinata. Ella no solía vestirse así, con algo tan entallado, y si lo hacia sus usuales suéteres abombados y largos lo escondían muy bien. Nadie podría culparlo por no reconocerla… y esas vendas en sus pies eran tan extrañas. ¡¿Qué estoy pensando?! ¡Muévete! ¡Pudo pasarle algo malo!
"Oii Hinata ¿Estás bien?" pero el ninja no obtuvo respuesta. Le llamo de nuevo. "Oiiii ¡Hinata! ¡¡Hinata!! ¿Hinata?" termino por susurrar. Ahora a 5 cm de la oreja de su compañera de academia, desconociendo totalmente (como siempre) el respeto al espacio personal, murmuraba sintiéndose un poco frustrado y hasta cierto punto… angustiado. No sabía que Hinata tuviese un sueño tan profundo… buscó rastros de algún tipo de entrenamiento, pero sus kunais seguían en el estuche, y no había señas de batalla en ningún lugar. Será que…
"¡Hinata! ¡¡Hinata!!" la tomo por los hombros y la sacudió, primero suavemente, luego, no tanto. De nuevo, sólo el viento (ahora un poco más frío), vino a responderle. Pensó en tomar sus signos vitales. No es que supiera mucho, pero entendía que un pulso débil y una respiración lenta no eran buena señal. Se aseguró de que respirara acercando el dorso de su mano a su nariz respira… pensó aliviado. Sakura le había enseñado a sentir el pulso, recordaba que era simple, pero comenzó a su sudar cuando no lograba encontrarlo. Es en la muñeca… en la muñeca y en el cuello… ¡el corazón! ¡Debo escuchar su corazón!
Hundió su cabeza en el pecho de la joven… notando por primera vez sus dimensiones reales. Lo escuchó… su palpitar es débil, y muy lento, pero esta allí, de hecho… es muy…
Un minuto después
Es taaan suave… pensaba sonriendo, cuando se dio cuenta de sus actos, se sonrojó y gritó "¡¿Qué diablos estoy haciendo?! ¡Hinata necesita ayuda!" La tomo en brazos y de rama en rama, de azotea en azotea, llegó hasta el hospital donde la Hokage hacia sus rondas usuales.
"¡Tsunade no Baa-chan! ¡¡Algo le pasa a Hinata!!"
La Hokage, líder de Konoha y uno de los mejores med-jutsu, volteó con una ceja temblando y la mano empuñada, pero al ver a la joven Hyuuga con una extraña rubicundez le indicó a Naruto una cama y le observó… Hinata siempre se sonroja y se desmaya cuando ve a Naruto, pero ese color… es de una febrícula aguda, y aún así, su respiración es superficial y su pulso es débil, no hay diaforesis (sudoración excesiva), ni una sola gota… sólo ese rojizo enfermizo en sus mejillas. ¿Acaso su cuerpo no está tratando de atacar lo que le daña? Debiera tener una frecuencia cardiaca acelerada, y las extremidades frías… Tsunade tocó las manos de la joven kunoichi, eran cálidas… y se dirigió a sus pies, fue entonces que noto los listones purpúreos que cubrían los pies de Hinata, le pareció inusual, algo había detrás de esa imagen… un flash back. Levanto un poco el pantalón de la joven y sus ojos se abrieron con sorpresa. "Naruto. Sal. Debo hacer una exploración completa" dijo con la voz un poco perdida.
"¿Qué pasa Tsunade no Baa-chan? ¿ella estará bien?"
"¡Te ordené que salieras! ¡Ya!"
El ninja, aunque entrenado en las artes de guerra, se sentía atemorizado por esa monstruosa fuerza que las mujeres irradian al levantar la voz, y salió de la habitación sin protestar.
Tsunade, la Hokage de Konoha era una mujer letrada, educada y con una memoria excepcional. La suerte pocas veces le sonreía, pero quizás…
Listones purpuras y cascabeles de plata pensaba una y otra vez, como si invocara algún anima. Entonces, Tsunade recordó la historia detrás de ese flash back que había tenido hacia unos momentos, una historia que se había convertido en leyenda y que escuchó hacía muchos años en boca de su abuelo, el 1er Hokage.
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"Cuenta la leyenda que una princesa con ojos de luna envolverá a la bestia con sus yemas, engullendo el mal para entrañarlo y equilibrar lo que ha sido perturbado.
Los guardianes del ying-yang irán a ella cuando su corazón puro, en su pasado bañado en sangres y lamentos, comience a respirar tranquilo. Cuando el sosiego siembre semilla en su pecho, su corazón se teñirá de púrpura, y entonces le proclamaran su reina y señora, y le obsequiarán los dones con que su majestad engendrará un nuevo comienzo.
El equinoccio marcará la primera visita. Se verterán en la princesa el aliento del mar y la fuerza de la tierra. Se bendecirán sus raíces, se alabaran sus pies con el repiqueteo naciente de la primavera, se cubrirán del frío con el color de su nobleza, y sus ojos de luna, cerrarán por 5 días.
El solsticio marcará la segunda visita. Se verterán en ella el llanto del cielo y el beso de la luna ancestral. La niña ojos de luna dominará el arte de sanar, aliviará heridas negras, blancas, verdes, pero siempre ajenas. La princesa será incapaz de aliviar las propias dolencias.
Se alabará su frente y se bendecirán sus labios… se eclipsará su cabeza con la corona astral, y así cumplirá su destino. Abrazará amorosamente al fuego y será noche estrellada en un día nuevo.
Las sombras lucharán por alcanzarla, el trueno la perseguirá en valles planos y el agua le ahogara en sueños. El fin se definirá en la fluidez con que su alteza se mezcle entre la vida, los elementos, y la muerte"
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La Hokage había escuchado ese cuento muchas veces, en cierta forma se identificaba con la princesa, y fantaseaba con cumplir las profecías, y aún después de abandonar la niñez, lo encontraba particularmente mágico, ahora… aparentemente la niña de la leyenda yacía dormida frente a ella.
Comenzó a sentirse extraña, como una vieja supersticiosa. Volvió a su trabajo como med-ninja, y mientras desvendaba los pequeños y finos pies de la joven de 17 años, vio en la tersa piel de sus plantas un par de kanjis, en la derecha "Tierra" y en la izquierda "Mar".
Petrificada, la Hokage murmuró "Hinata ojos de luna…"
