N/A: mi segundo intento de fic Lily/James...! espero que les guste...lean y
disfruten.
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En la esquina de la sala común, se hallaba sentada una chica: libros a su alrededor y gafas grandes que, en realidad, tapaban aquella cara que, si mirabas de cerca, notarias que deslumbra, una belleza que absorbe, ...que elimina pensamiento racional... pero sólo si mirabas de cerca. Y nunca nadie lo hacía. La túnica holgada y la mirada vaga, poca risa... hacían que nunca nadie la notara. Pero era mejor así... mejor no ser notada... a que se burlaran de ti ¿no? Mejor vivir sola... que no saber qué responder a burlas y abucheos... sí... es mejor así.
¿Sabes? No siempre había sido así. Antes, en su primer año, había sido una chica bastante popular... al menos la conocían bastantes personas en Gryffindor. Solía ser graciosa, animada...solía ser espontánea, y a veces un poco atrevida; pero cuando regresó a casa ese verano, las cosas cambiaron. Nadie nunca supo en realidad que fue lo que cambió, qué convirtió a aquella chica tan admirable, en una que poco hablaba, tal fue el punto, que muchos olvidaron el sonido de su risa... el sonido de su voz, y, a lo largo, prefirieron olvidarse de ella. No valía la pena tratar de recuperar algo que, para sus ojos, estaba perdido para siempre. Y la dejaron, pues, sola, llorando sus penas. Ella no se inmutó por hacer que sus amistades regresasen, así lo quería, estar sola, despreocupada que alguna de las personas que más le importaban en este mundo, murieran por su culpa.
El ruido y la conmoción la sacaron de sus pensamientos. A lo lejos podía ver a un grupo de chicas hablando animadamente, no pudo evitar querer lo que ellas tenían: una vida despreocupada, sin problemas que no fueran más que chicos y estudio... ¡cómo deseaba poder ser así! Poder ver la vida como lo hacían las demás personas... no esconderse más del mundo... y encontrar alguien en quien confiase lo suficiente, y contarle aquel único secreto que nadie sabia, levantarse aquel gran peso de los hombros, y sonreír contenta porque había logrado superar esa etapa de la vida que más le dolía, mirar atrás con una sonrisa y no con lagrimas en los ojos. Cómo deseaba eso.
Cuando no tienes con quien hablar, tiendes a ver, a examinar, y, como consecuencia de examinar más de lo que otras personas hacen, notas cada pequeño detalle, cada sonrisa que no era para ti, y cada suspiro celoso de un enamorado. Notas cada detalle de cada persona, y ríes irónicamente porque quizás sabes más acerca de ellos mismos que lo que naturalmente deberías, pero no importa, porque es lo único que te queda, aquello que te anima a seguir adelante: el deseo de un día ser la observada y no la observadora. Aquel deseo la mantenía de pie... la mantenía viva.
¿Enamorarse? No, ¡nunca! Para enamorarse, a su parecer, se necesita más que aspecto. Se necesita hablar, y como nunca hablaba con nadie, por consecuente nunca se enamoro de nadie. ¿Y alguien de ella? Quizás en su primer año sí, pero ¿cómo seguir enamorado de una sonrisa que ya no estaba ahí?, ¿de una luz que, lastimosamente, se había apagado?
Las personas no se enamoran de recuerdos... y aquella imagen que ella antes fue, era... no más que un recuerdo, algo que permanecía en la memoria... pero que, sabes, quizás, jamás volverás a ver.
Decidió que no tenía más que hacer ahí... ¿para qué perder su tiempo, si ya se sabía cada expresión en cada rostro? No, era mejor salir. Hizo ademán de pararse tratando, a la vez, de recoger sus libros, pero cayó redondo al piso... sus libros por todas partes; Sirius Black nunca se fijaba por donde iba.
- Perdón... -intentó disculparse Llily, para darse cuenta que Sirius ya había tomado su camino, sin mirarla en ningún momento.
Suspiró. ¿Porqué creería que esta vez sería diferente? ¿Porqué se mantenía creando esperanzas cuando sabía que nada cambiaría? O, al menos, no por ahora.
Se agachó a coger sus libros, uno por uno, tratando, así, de mantener el equilibrio; era demasiado peso. Cerró los ojos un segundo, al abrirlos se encontró que alguien le había pasado el ultimo libro que estaba un poco lejos ¿Quién se había dado cuenta que sus cosas se habían caído? ¿Quién la había notado? Sus ojos subieron la mirada para encontrarse con James Potter, jugador estrella de quidichht. James rió mentalmente al ver la expresión de sorpresa en la mirada de Lily.
Lily cogió el libro de su mano, murmurando un pequeño gracias, mientras daba la vuelta y se disponía a ir a la biblioteca. Ya había salido, cuando James, le respondió un : "de nada" suavemente. No recordaba haber viso a esa chica antes ¿Era nueva?
Decidió seguirla, ¿no le haría daño a nadie, verdad? Tenia una curiosidad inmensa de saber quien era esa chica. Contrario a creencia popular, sí sabia algo de sentimientos, y a pesar de que no recordaba verla, aquellos pocos segundos en los que sus ojos se encontraron, pudo notar en ellos la tristeza... la soledad. La ayudaría... o al menos eso intentaría. Aquellas grandes gafas, no lo engañaban.
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James luchaba por mantener el paso con aquella chica de cabello rojo fuego que tanto le llamaba la atención, no por que fuese bella, o al menos eso no le parecía, si no por que vio en sus ojos, la tristeza relatada que el sintió una vez un día. Y a pesar de que esta fuese pequeña, caminaba demasiado rápido para su tamaño, como si supiese que alguien la estaba siguiendo todo el tiempo.
¿ Y ella sabia que alguien la seguía? No, no lo hacia. Caminaba rápido ya costumbre, era a su parecer mejor así: correr lo mas rápido que pudiese y llegar a la biblioteca, refugiarse entre libros, mientras lloraba su desconsuelo y su tristeza de estar tan sola...donde creyó que todo seria diferente. Donde creyó que la apoyarían...que la confortarían, donde creyó que harían que volviese a ser ella misma, después de todo lo que había pasado. Pero nadie tuvo tiempo para ella, no. Nadie quiso ayudarla, preguntarle con cariño que era lo que le pasaba, nadie la hizo sonreír cuando prefería llorar, o brillar cuando ahora opacada estaba, nadie se preocupo por ella, y aunque aparentase que ella así lo quiso, le dolía no recibir una mirada en los pasillos, ni una sonrisa entre comidas. ¿quién lo haría? Por ella, nadie. No valía...o al menos....al menos eso ella creía.
Apuesto a que nunca has sentido tal soledad...tal amargura, a que nunca has estado sola, tal y como ella ha estado todos estos años. Tan sola que llegas al comedor, sin saber donde sentarte ...sin tener con quien hablar. Llegar al punto, que no sabes que decir, o que hacer. Sentirse...demasiado poco...demasiado inútil. Sentirse inferior...tan vulnerable. Apuesto a que no te has sentido nunca como ella...cada minuto...todo el tiempo. Se que no lo aguantarías...estar sola. No ¿quién lo haría? Estar sola, por que al principio así lo quisiste, estar sola, solo por que tu orgullo así te lo pide. Todo por que una vez quisiste...o quieres...no herir a los que conoces. No llorar su muerte. Y saber que fue tu culpa...aquel dolor que ahora sientes.
¿Pero es entonces mejor estar sola? No llorar su muerte...pero llorar cada día lo amargo de la soledad que sientes. ¿Es mejor estar sola? No reír, hasta que lloras de felicidad...ni bromear, hasta que ya algo mas gracioso seria difícil encontrar. No poder ,como otros, tomar cada cosa a la ligera, por que sus amistades, están allí para apoyarlos. No decir cada cosa cuando te parezca, por que tu opinión no se respeta...no se valora. ¿quién valora algo que desconoce? Y que a la ves ¿recela?. Quizás no era mejor estar sola...era mas seguro, mas conveniente. Pero ahora...ahora se arrepentía, sabiendo que quizás, pudo haber sido feliz...o que quizás...solamente quizás, aquella esperanza, de alguien que la hiciese vivir...estaba mas cerca hoy que nunca...o estaba mas lejos, o que siempre.
Tal vez Dios le ponía una prueba...la tomaba de ejemplo, queriendo ver, como vivía un humano conllevando la soledad...que dolor sentía cada día, que amargura le embargaba cada vena...cada noche. Quizás...no habría quien la rescatase, mas que ella misma, mas que ese valor que no siente ahora...pero que esta ahí, o mas que esa luz que un día fue...y que ahora lucha por brillar...mas intensamente que nunca. Tal vez Dios...la hizo sufrir, cada pena 10 veces mas dolorosa, para que supiera...que la amistad es un tesoro...uno que se valora, que se aprecia que se quiere, por mas que duela si algo malo sucede. Quizás le hizo ver, a travez de ese dolor, que ella sola no podía con todo...que ella sola no era nada. Que ningún humano es una isla.
Continuara--¡ -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
N/a. ¿qué les parecio?....
Review...!
Besos,,
Mep.
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En la esquina de la sala común, se hallaba sentada una chica: libros a su alrededor y gafas grandes que, en realidad, tapaban aquella cara que, si mirabas de cerca, notarias que deslumbra, una belleza que absorbe, ...que elimina pensamiento racional... pero sólo si mirabas de cerca. Y nunca nadie lo hacía. La túnica holgada y la mirada vaga, poca risa... hacían que nunca nadie la notara. Pero era mejor así... mejor no ser notada... a que se burlaran de ti ¿no? Mejor vivir sola... que no saber qué responder a burlas y abucheos... sí... es mejor así.
¿Sabes? No siempre había sido así. Antes, en su primer año, había sido una chica bastante popular... al menos la conocían bastantes personas en Gryffindor. Solía ser graciosa, animada...solía ser espontánea, y a veces un poco atrevida; pero cuando regresó a casa ese verano, las cosas cambiaron. Nadie nunca supo en realidad que fue lo que cambió, qué convirtió a aquella chica tan admirable, en una que poco hablaba, tal fue el punto, que muchos olvidaron el sonido de su risa... el sonido de su voz, y, a lo largo, prefirieron olvidarse de ella. No valía la pena tratar de recuperar algo que, para sus ojos, estaba perdido para siempre. Y la dejaron, pues, sola, llorando sus penas. Ella no se inmutó por hacer que sus amistades regresasen, así lo quería, estar sola, despreocupada que alguna de las personas que más le importaban en este mundo, murieran por su culpa.
El ruido y la conmoción la sacaron de sus pensamientos. A lo lejos podía ver a un grupo de chicas hablando animadamente, no pudo evitar querer lo que ellas tenían: una vida despreocupada, sin problemas que no fueran más que chicos y estudio... ¡cómo deseaba poder ser así! Poder ver la vida como lo hacían las demás personas... no esconderse más del mundo... y encontrar alguien en quien confiase lo suficiente, y contarle aquel único secreto que nadie sabia, levantarse aquel gran peso de los hombros, y sonreír contenta porque había logrado superar esa etapa de la vida que más le dolía, mirar atrás con una sonrisa y no con lagrimas en los ojos. Cómo deseaba eso.
Cuando no tienes con quien hablar, tiendes a ver, a examinar, y, como consecuencia de examinar más de lo que otras personas hacen, notas cada pequeño detalle, cada sonrisa que no era para ti, y cada suspiro celoso de un enamorado. Notas cada detalle de cada persona, y ríes irónicamente porque quizás sabes más acerca de ellos mismos que lo que naturalmente deberías, pero no importa, porque es lo único que te queda, aquello que te anima a seguir adelante: el deseo de un día ser la observada y no la observadora. Aquel deseo la mantenía de pie... la mantenía viva.
¿Enamorarse? No, ¡nunca! Para enamorarse, a su parecer, se necesita más que aspecto. Se necesita hablar, y como nunca hablaba con nadie, por consecuente nunca se enamoro de nadie. ¿Y alguien de ella? Quizás en su primer año sí, pero ¿cómo seguir enamorado de una sonrisa que ya no estaba ahí?, ¿de una luz que, lastimosamente, se había apagado?
Las personas no se enamoran de recuerdos... y aquella imagen que ella antes fue, era... no más que un recuerdo, algo que permanecía en la memoria... pero que, sabes, quizás, jamás volverás a ver.
Decidió que no tenía más que hacer ahí... ¿para qué perder su tiempo, si ya se sabía cada expresión en cada rostro? No, era mejor salir. Hizo ademán de pararse tratando, a la vez, de recoger sus libros, pero cayó redondo al piso... sus libros por todas partes; Sirius Black nunca se fijaba por donde iba.
- Perdón... -intentó disculparse Llily, para darse cuenta que Sirius ya había tomado su camino, sin mirarla en ningún momento.
Suspiró. ¿Porqué creería que esta vez sería diferente? ¿Porqué se mantenía creando esperanzas cuando sabía que nada cambiaría? O, al menos, no por ahora.
Se agachó a coger sus libros, uno por uno, tratando, así, de mantener el equilibrio; era demasiado peso. Cerró los ojos un segundo, al abrirlos se encontró que alguien le había pasado el ultimo libro que estaba un poco lejos ¿Quién se había dado cuenta que sus cosas se habían caído? ¿Quién la había notado? Sus ojos subieron la mirada para encontrarse con James Potter, jugador estrella de quidichht. James rió mentalmente al ver la expresión de sorpresa en la mirada de Lily.
Lily cogió el libro de su mano, murmurando un pequeño gracias, mientras daba la vuelta y se disponía a ir a la biblioteca. Ya había salido, cuando James, le respondió un : "de nada" suavemente. No recordaba haber viso a esa chica antes ¿Era nueva?
Decidió seguirla, ¿no le haría daño a nadie, verdad? Tenia una curiosidad inmensa de saber quien era esa chica. Contrario a creencia popular, sí sabia algo de sentimientos, y a pesar de que no recordaba verla, aquellos pocos segundos en los que sus ojos se encontraron, pudo notar en ellos la tristeza... la soledad. La ayudaría... o al menos eso intentaría. Aquellas grandes gafas, no lo engañaban.
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James luchaba por mantener el paso con aquella chica de cabello rojo fuego que tanto le llamaba la atención, no por que fuese bella, o al menos eso no le parecía, si no por que vio en sus ojos, la tristeza relatada que el sintió una vez un día. Y a pesar de que esta fuese pequeña, caminaba demasiado rápido para su tamaño, como si supiese que alguien la estaba siguiendo todo el tiempo.
¿ Y ella sabia que alguien la seguía? No, no lo hacia. Caminaba rápido ya costumbre, era a su parecer mejor así: correr lo mas rápido que pudiese y llegar a la biblioteca, refugiarse entre libros, mientras lloraba su desconsuelo y su tristeza de estar tan sola...donde creyó que todo seria diferente. Donde creyó que la apoyarían...que la confortarían, donde creyó que harían que volviese a ser ella misma, después de todo lo que había pasado. Pero nadie tuvo tiempo para ella, no. Nadie quiso ayudarla, preguntarle con cariño que era lo que le pasaba, nadie la hizo sonreír cuando prefería llorar, o brillar cuando ahora opacada estaba, nadie se preocupo por ella, y aunque aparentase que ella así lo quiso, le dolía no recibir una mirada en los pasillos, ni una sonrisa entre comidas. ¿quién lo haría? Por ella, nadie. No valía...o al menos....al menos eso ella creía.
Apuesto a que nunca has sentido tal soledad...tal amargura, a que nunca has estado sola, tal y como ella ha estado todos estos años. Tan sola que llegas al comedor, sin saber donde sentarte ...sin tener con quien hablar. Llegar al punto, que no sabes que decir, o que hacer. Sentirse...demasiado poco...demasiado inútil. Sentirse inferior...tan vulnerable. Apuesto a que no te has sentido nunca como ella...cada minuto...todo el tiempo. Se que no lo aguantarías...estar sola. No ¿quién lo haría? Estar sola, por que al principio así lo quisiste, estar sola, solo por que tu orgullo así te lo pide. Todo por que una vez quisiste...o quieres...no herir a los que conoces. No llorar su muerte. Y saber que fue tu culpa...aquel dolor que ahora sientes.
¿Pero es entonces mejor estar sola? No llorar su muerte...pero llorar cada día lo amargo de la soledad que sientes. ¿Es mejor estar sola? No reír, hasta que lloras de felicidad...ni bromear, hasta que ya algo mas gracioso seria difícil encontrar. No poder ,como otros, tomar cada cosa a la ligera, por que sus amistades, están allí para apoyarlos. No decir cada cosa cuando te parezca, por que tu opinión no se respeta...no se valora. ¿quién valora algo que desconoce? Y que a la ves ¿recela?. Quizás no era mejor estar sola...era mas seguro, mas conveniente. Pero ahora...ahora se arrepentía, sabiendo que quizás, pudo haber sido feliz...o que quizás...solamente quizás, aquella esperanza, de alguien que la hiciese vivir...estaba mas cerca hoy que nunca...o estaba mas lejos, o que siempre.
Tal vez Dios le ponía una prueba...la tomaba de ejemplo, queriendo ver, como vivía un humano conllevando la soledad...que dolor sentía cada día, que amargura le embargaba cada vena...cada noche. Quizás...no habría quien la rescatase, mas que ella misma, mas que ese valor que no siente ahora...pero que esta ahí, o mas que esa luz que un día fue...y que ahora lucha por brillar...mas intensamente que nunca. Tal vez Dios...la hizo sufrir, cada pena 10 veces mas dolorosa, para que supiera...que la amistad es un tesoro...uno que se valora, que se aprecia que se quiere, por mas que duela si algo malo sucede. Quizás le hizo ver, a travez de ese dolor, que ella sola no podía con todo...que ella sola no era nada. Que ningún humano es una isla.
Continuara--¡ -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
N/a. ¿qué les parecio?....
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Besos,,
Mep.
