Jason Todd, el Robin que murió asesinado a manos del Joker, ha vuelto a la vida. Sin embargo, no es el muchacho que una vez fue... ha regresado de la muerte sediento de venganza, pero lo más impactante; lleno de odio y rencor hacia quien antes fue su mentor; hacia Batman. ¿Por qué? Porque a sus ojos, para el Caballero de la Noche fue más importante la moral que vengar la muerte de su compañero...

Después de su primer encuentro, el cuál no resultó nada bien, Batman decide que es tiempo de reparar ciertos errores del pasado, hacer lo que no hizo en su tiempo y convertirse en lo que debió ser desde que Jason puso un pie en su casa... un verdadero padre.

Con la respiración cansada y el sudor empapando su máscara, Batman llega a ese fétido lugar, con una misión en mente...reconstruir los pedazos que han quedado del alma de su hijo...y al mismo tiempo, reconstruir su propia vida también.

Una puerta, una patética puerta de madera lo separaba de su meta...pero...si todos los acontecimientos vividos no habían podido separarlo de Jason...¿Podría una simple puerta impedírselo justo ahora?...creo que la respuesta es no, porque, sin meditarlo dos veces, Batman descargo su ira, su enojo, su frustración y todas sus inseguridades sobre aquel pedazo de madera, haciéndolo volar en el sentido más literal de la palabra...la hora de la verdad había llegado y el hombre enmascarado estaba dispuesto a encararla.

Jason, quien se encontraba sumamente concentrado mientras limpiaba su revolver favorito, se sobresaltó un poco (más que un poco, de hecho, casi moja sus pantalones, pero eso último nunca lo admitiría).

-¡¿Pero qué mier...?!- exclamó, sin poder contener su sorpresa.

Sin embargo, tan pronto como reconoció al intruso, guardó silencio. El muy desgraciado no se merecía ni una palabra suya… un balazo, quizás, más no una palabra.

Afortunadamente, Batmán no era un hombre de muchas palabras... en concreto, era más un hombre de acciones y, como tal, simplemente reaccionó.

Avanzó con cautela, midiendo con sus fríos ojos cada movimiento del chico y se colocó justo frente a él, a la espera del siguiente movimiento de aquel joven que alguna vez luchó a su lado con emoción.

Jason, por su parte, no comprendía nada. Aquél era descaro puro. ¿Cómo se atrevía... él... a darle la cara? Después de no vengar su muerte, negarse a escoger entre él y su asesino, y arrojarle un Batarang... bueno, el Murciélago tenía que comprender que justo ahora Jason Todd no era un vehemente admirador suyo.

Sin pensarlo siquiera, tomó el arma en una de sus manos, sacando otra de un cajón cercano, sin perder de vista a su oponente ni por un segundo. Era la primera regla de un francotirador: siempre tener el objetivo en la mira.

El caballero enmascarado sonrío de lado, más que por signo de burla, por un dejavú que vino a su mente al recordarse los largos días de entrenamientos donde Jason y él practicaban hasta el cansancio para luego disfrutar de una buena cena, cortesía de Alfred...pero el reflejo de aquellos ojos llenos de ira le hicieron ver que todo había cambiado, que su hijo estaba roto y que quizá el daño fuera algo irreparable...aunque quizá no...

Tomó aire con fuerza, más que por la simple necesidad de respirar que todos los seres humanos (sí, incluyendo a Batman) tenemos, respiró hondo para tranquilizarse, presintiendo que esta sería una de las peores peleas que pelearía, no solo porque su oponente era un joven fuerte y sin miedo, sino porque…. contrario a lo que muchos pensemos...no deseaba lastimarlo...

-"Jason"...dijo con voz serena y se quedó a la espera, más que de una palabra, de un certero disparo, que afortunadamente nunca llegó..."Perdóname"...añadió sintiendo que si moría ese día, por lo menos habría descargado antes su conciencia.

Jason se quedó boquiabierto, en estado de shock. Sinceramente, él se esperaba más un sermón de los que Bruce era experto en dar, algo que gritase "Código moral" o "Matar es malo" o "No rebajarse al nivel del Joker", pero Jamás, y me refiero a JAMÁS se imaginó que Bruce personalmente iría a buscarlo… y mucho menos para pedirle perdón.

Pero la sorpresa fue pronto reemplazada por otro sentimiento más familiar para Jason…la ira. ¿Qué se creía este tipo? ¿Acaso pensaba que podía sólo rastrearlo, ir hasta donde se encontrase, irrumpir en su propiedad y después sólo pedirle perdón como si aquello arreglase todo? Bah! si iba a ir a pedirle perdón, que fuera con la cabeza del Joker en mano, sino que ni se molestara.

-¿Perdonarte?- repitió con la voz llena de odio, pero a la vez ironía- Oh, claro, tú sólo dime por qué; ¿Por dejar pasar mi muerte como si fuera cualquier cosa, por no querer elegir entre ese maldito payaso y yo, por atacarme con tus juguetitos de Batman o por reemplazarme?-

Bruce abrió mucho los ojos ante eso. Aquél era un tema que hubiera preferido que Jason ignorase, para poder decírselo y explicárselo él mismo, en otro momento en que estuviesen los dos más tranquilos.

-Sí, ya sé que tenemos un nuevo hermanito en casa- comentó sarcásticamente - Es una de las razones por las cuáles regresé a este pueblo de mierda. Dime, Bats, ¿no aprendiste la lección la última vez o sólo te divierte ver como matan a niños inocentes por tu culpa?-

Esto último lo dijo levantándose y preparando sus armas, listo para atacar en cualquier momento.

El dolor y el odio albergados en las palabras de Jason, fueron más cortantes y dolorosos para Batmán que cualquier cuchillo o bala disparada directo al corazón, quizá lo peor del caso era que Jason tenía razón en muchas cosas...aunque no en todas, pues su sentido de "justicia" era muy diferente, pero al final Bruce reconoció que si Jason llegó hasta este punto de autodestrucción fue por su culpa… así que por su culpa, ese joven brillante estaba con deseos de derramar sangre.. su sangre, para ser exactos...

Jason era una fiera herida y Bruce sabía que si no media con gotero sus palabras, ambos podrían lamentarlo mucho, pero la violencia siempre había regulado su vida, así que hoy, siendo un día normal, Bruce escogió una táctica diferente...¿Por qué?...al fin y al cabo no lo sé, pero en lugar de su acostumbrado semblante severo, duro como piedra, aquel hombre se quitó la máscara y dejando a la vista su rostro dijo:

-"No soy perfecto, Jason, he cometido muchos errores en mi vida, de los cuales has mencionado varios, pero nunca, y escucha bien, nunca voy a arrepentirme de haberte traído a casa, porque, aunque no lo creas, Jason, eres mi hijo y, como tal, vengo a pedirte que regreses a mi lado"-

Esto, por alguna extraña y retorcida razón, puso más furioso al segundo Robin. A cualquier hijo resentido le hubiera encantado escuchar esas palabras, incluso quizás cualquier otro hubiese llorado de estar en el lugar de Jason, pero no él. Jason no era como cualquier otro, él no encajaba en aquellas expectativas para adolescentes promedio, él no era normal…. Nunca, ni siquiera antes de morir, había sido normal.

En su familia (Bruce, Alfred, Dick y él) nunca había encajado tan bien que digamos; no, siempre era "Dick no habría actuado de ese modo" o "Joven Jason, los muchachos decentes no se comportan con tal falta de modales" o "Jason, no tienes que ser así todo el tiempo, ¡por eso nunca podemos llevarnos bien por más de una hora! ¡Vaya hermano que tengo!" siempre todo era Jason, Jason, Jason cuando algo salía mal... Ah, pero si todo salía de maravilla, la situación cambiaba; ahora era Richard, Richard, Richard.

-Sí, pues quizás no te arrepientas de haberme llevado a TU casa, seguro que lució como un gran acto de caridad en su momento- escupió con sarna- pero te has de haber alegrado mucho cuando el Joker me sacó para siempre de tu familia, ¿no es así?-

A juzgar por la mirada ya no tan inexpresiva del hombre, aquellas palabras le habían herido… y mucho. Para Bruce jamás se trató de un acto de caridad; independientemente de lo que Jason pensara, el adolescente era su hijo, no su proyecto.

-Jamás volvería a esa estúpida mansión, nadie me quería ahí de todos modos. Y metete esto en la cabeza, no iré a ningún lado hasta acabar con ese loco de porquería- dictaminó, disparando la primera bala.