Disclaimer: Los personajes que reconozcáis son de JK y la peña de siempre.
N/A. Yo os juro (sí, por Voldy) que empecé pensando en un one-shot Lily-James (no sé por qué me entró la paranoia de hacer uno). La idea fue degenerando, y en unos minutos se había convertido en lo que tenéis a continuación. Sí, degeneró demasiado T.T Va a tener 8 xapis, y no creo que sean muy largos (principalmente porque sino no termino nunca). Y ale, dicho esto, espero que os echéis unas risas juju.
Joanne
Nota:
-Uso los motes en inglés.
-Madam Puddifoot - Madame Pudipié
SALÓN DE TÉ
CAPÍTULO 1
Sirius paseó la mirada por la decoración del salón de té de Madam Puddifoot. Frunció el entrecejo. Era patética y cursi, y quería salir de allí.
-Esto es ridículo -protestó con evidente desagrado-. No sé qué es lo que le ha pasado a McGonagall para inventarse esto, pero no tiene ningún sentido.
-Lo sé. -Andrómeda resopló, echándose hacia atrás con la silla-. Todo por esa maldita pelea.
-¡En la que ni siquiera estaba implicado!
-Sirius... te vi lanzándole puré a Snape.
-Eso echa por tierra la teoría de mi inocencia -replicó Sirius, entrecerrando los ojos-. Tendré que comprar tu silencio.
-Creo que todo el mundo sabe que participaste -se rió la joven-. Si no te vieron lanzando comida a Snape, fue a Malfoy.
Sirius prácticamente se tumbó en la mesa, sobre sus brazos.
-Al final ya lanzaba para todos lados. -Levantó la vista, mirando pícaro a su prima a través de los mechones de pelo oscuro que caían sobre sus ojos-. Pero tú no te hagas la inocente, que por algo estás aquí.
-Bellatrix me lanzó una maldición -suspiró Andrómeda, esbozando una sonrisa divertida-. No tuve más remedio que tirarle encima esa fuente de sopa, compréndelo.
Sirius soltó una carcajada, tan fuerte que se asemejó a un ladrido, y se volvió a mirar de reojo a Bellatrix, que, aún empapada, compartía mesa con James (y ninguno de los dos parecía especialmente contento).
-¡Eso tenía que haberlo visto! Me hubiera estado riendo de ella hasta final de curso.
-Yo lo haré. -La sonrisa de Andrómeda fue burlona, expectante por los buenos ratos que seguro que pasaría riéndose de su hermana-. No le hará ninguna gracia que se lo recuerde, seguro.
-Mírala ahí empapada -señaló Sirius, sin poder contener la risa.
OoOoOoOoOoO
-¡Qué pérdida de tiempo!
Snape fijó los ojos en la amiga pesada de Evans, Dana. Le estresaba. Sus exagerados gestos, su tono de voz... Cerró los ojos, intentando recordar cómo había llegado a esa situación.
-Es que no hay quién entienda a McGonagall, de verdad. -Le lanzó una mirada escéptica a Snape-. Cómo si esto fuera a servir para algo. ¿A quién se le ocurre castigar a alguien obligándole a estar sentado durante cinco minutos?
-El castigo es estar soportándote a ti, Hessey, no estar sentado.
-Ja, qué gracioso -soltó Dana, apartándose un mechón de la cara-. ¡Y encima tengo todo el pelo lleno de yogur! Al menos ya nos podía habernos dejado cambiarnos.
Snape apartó la vista de la chica. Iban a ser unos cinco minutos muy largos.
-Aunque claro... puedo consolarme con que no he salido tan mal parada como otros -añadió, con una sonrisa burlona.
Era cierto. Snape estaba cubierto de arriba a abajo de comida. Su túnica negra estaba asquerosa, con cosas -indefinibles- pegadas por toda la tela. Y lo peor era el puré que alguien le había lanzado, y que se empezaba a endurecer en su pelo. Por una parte ella tenía razón. Ya podía la loca de McGonagall haberles dejado lavarse un poco antes de llevarlos a Hogsmeade para el castigo.
-Vamos a ignorarnos los minutos que quedan -propuso Snape en tono neutro-. Saldremos ganando los dos.
-De acuerdo -masculló desafiante Dana.
-Sobre todo yo -terminó con cinismo, pero continuó al ver que la chica abría la boca para contestar-. Y ahora cállate.
OoOoOoOoOoO
-¿Me escuchas, Lily?
-Claro -respondió con voz cansada la pelirroja, fijándose en Amos Diggory, su compañero de mesa. Qué pesadilla.
-Ah, pensé que... Bueno, da igual. Sigo con la historia si te parece.
-Claro. Me muero por saber cómo termina.
-¿Es interesante, verdad? -añadió con una sonrisa de oreja a oreja.
-Mucho.
-Como te iba diciendo...
Si le entretenía un poco más, puede que consiguiera no escuchar el resto de la historia. La forma en que el padre de Diggory, a través de sucesivos reconocimientos y buenas notas, había llegado a ser importante en el Ministerio de Magia, le traía sin cuidado.
-Eso, continua.
-Sí, sí, claro. -Le gustaba tener una oyente tan atenta como Evans. Aunque a decir verdad, sus ojos verdes le ponían algo nervioso. Demasiado inquisitivos. Pero no podía tenerse todo, y le gustaba ser escuchado-. Mi padre es que es muy influyente, pero le costó llegar a ese puesto. Bueno, no es que le costara... es muy inteligente.
-Por supuesto.
-¿Sabes a lo que me refiero?
-Claro que sí. Te explicas muy bien.
-Ya, bueno... ¿Entonces sigo?
-Queda poco tiempo -se apresuró a decir Lily-. ¿Por qué no me la terminas de contar otro día?
-Oh, pues...
-No es que no me apetece escucharla ¿eh? Pero una historia tan apasionante se merece mucho más tiempo. No me gustaría perderme ningún detalle.
Amos rió, mirando cada vez con más interés a Lily.
-Claro, claro, como prefieras.
-Será lo mejor, Diggory.
-Llámame Amos.
OoOoOoOoOoO
Llevaban varios minutos en silencio. Ella cruzada de brazos; él mirando hacia otro lado, balanceándose sobre la silla. De pronto, James se echó hacia delante, y el ruido de las patas delanteras de la silla chocando contra el suelo sacaron a Bellatrix de su sueño, donde clavaba estacas a McGonagall.
-Bien, esto es una pérdida de tiempo. Me largo de aquí.
-Creo que por una vez has usado esa enorme cabeza que tienes, Potter.
James intentó levantarse, pero descubrió que estaba pegado al asiento.
-¿Pero qué coño...? -soltó, tirando de ella para despegarse... sin resultado.
-¿Te pesa el culo además de la cabeza?
-¡Idiota, estamos pegados al asiento! -exclamó echo una furia James, tirando de la silla cada vez más fuerte para poder separarse.
-Siempre puedes salir con la silla pegada -se burló Bella-. Me gustaría verlo.
-Por no soportarte soy capaz de ir hasta Hogwarts, Black -replicó lanzándole una furibunda mirada a la joven, que se rió aún más fuerte. Intentaba aparentar una postura digna, pero tener la silla pegada no contribuía especialmente a ello-. Mierda, hay un perímetro -masculló James, viendo que no podía separarse más de un metro de la mesa... por ningún lado-. ¡Esto es una locura!
-¿Y ahora te das cuenta que los Gryffindor están locos? Sólo has tardado seis años, Potter, muy bien.
-Mejor me callo, porque los Slytherin no es que sean un deshecho de virtudes.
-Somos prácticos -replicó Bellatrix con calma, acomodándose en la silla y cruzando las piernas-. Y, desde luego, no organizamos estos... castigos.
James se quedó callado, porque no quería dar la razón a Black. Esta vez McGonagall se había pasado. Vale que la pelea de la comida no había sido una buena idea -aunque para qué negarlo, ver cubiertos de comida a los Slytherin había merecido la pena-, pero juntar a todos los implicados (y a otros que se habían encontrado en el peor momento en el peor lugar) en el salón de té de Madam Puddifoot para que hablasen en parejas durante cinco minutos era... estúpido. La peor idea que jamás había tenido. Si no salían de allí echándose maleficios y ganándose otro castigo estarían de suerte.
-Black...
-¿Qué, Potter?
James se inclinó hacia delante, en sus ojos brillando una chispa maligna.
-Apestas a sopa.
OoOoOoOoOoO
Narcisa posó su elitista mirada en el rechoncho Gryffindor que tenía delante. Al ver que él también la miraba, apartó la vista, apretando los labios y alzando la barbilla. Era vergonzoso que un Sangre Limpia tuviese tan poco... aspecto de Sangre Limpia. Le volvió a estudiar de reojo, esbozando una mueca al verle tan nervioso por su presencia.
-Eh... -La joven enarcó sus delineadas y rubias cejas ante el balbuceo de Pettigrew. Tan poco digno...-. ¿N-no se supone que deberíamos hablar? Qu-quiero decir, que el castigo... Y McGonagall dijo que...
-No tenemos nada que hablar -le susurró cortante, empezando a juguetear con un mechón de su pelo, clavando sus profundos ojos claros en el chico.
-Ya... bueno, no sé, yo pensaba que...
Narcisa soltó un suspiro, fingiendo aburrimiento. En el fondo se estaba divirtiendo como nunca.
Le vio volverse para buscar con la mirada a sus amigos, pidiendo ayuda con los ojos. Patético. ¿No podía haberle tocado otro compañero de mesa? Menos mal que, según les habían explicado, a los cinco minutos cambiarían de pareja.
OoOoOoOoOoO
-Todo esto es muy curioso¿no te parece?
Los ojos azul claro y algo saltones de Kendra, una chica de Ravenclaw muy extraña, se fijaron en Remus, que se revolvió incómodo en la silla. No es que le cayera mal... pero era rara. Muy pálida, con los pómulos muy salientes, y una sonrisa que te hacia pensar en una locura divertida.
-No sé qué decirte -se atrevió a insinuar, dudoso.
-Me refiero a que estamos todos aquí, castigados y eso. Es la primera vez que me castigan -dijo, soltando una risita-. McGonagall tiene mucho sentido del humor ¿no crees?
Tras el primer momento de estupefacción, Lupin se recompuso y consiguió convertir su tos en un carraspeo disimulado. ¿McGonagall sentido del humor? Esa mujer antes que reírse jugaría en un partido de Quidditch. Y, no, no le parecía una situación especialmente divertida... Mirando alrededor, las parejas que no habían llegado a una tregua en la que no se hablasen, parecían a punto de matarse (como era el caso de James y Bellatrix, que estaban insultándose como desaforados al darse cuenta de que les habían quitado las varitas también y no podían maldecirse).
-¡Y lo de las sillas ha sido muy gracioso! -añadió, riéndose con extravagancia. Al mover la cabeza, el pelo se le apartó de las orejas, dejando ver unos pendientes... o, mejor dicho, unos rábanos, ridículos.
-Sí, supongo que sí -murmuró Lupin, rogando mentalmente para que la mesa también estuviese pegada al suelo, y ni a James ni a Bellatrix se les ocurriese usarla de arma a falta de sillas.
-Me pregunto quién me tocará luego -dijo soñadora, mirando las caras de los demás. Luego se volvió hacia Remus y dijo con sinceridad-: No te lo tomes a mal, pero espero que sea más hablador que tú.
Pues espera a que te toque con Lestrange.
OoOoOoOoOoO
No le caía bien Bertha Jorkins. Era pesada, cotilla y no dejaba de hablar. Lucius Malfoy había estado intentando ignorarla durante los últimos minutos, pero la insistencia de la joven le estaba dando dolor de cabeza.
Hufflepuff tenía que ser. Vaya inútiles.
Hubiera dado... Nada. Mejor hubiera pedido a su padre que diese dinero para que se callase. La pagaría, lo que pidiera. Sólo por no escucharla.
-Siempre he tenido la impresión de que Slytherin es una casa donde hay muchos secretos ¿verdad?
-Más de los que nunca podrás imaginarte -se limitó a replicar Lucius. Alguien como ella era incapaz de apreciar el poder que daba esta casa, la ambición que inculcaba, la astucia de la que gozaban sus miembros...
-Pues ya podrías estirarte y contarme alguno -añadió Bertha, poniendo su mano sobre la de Lucius. Éste se apresuró a retirarla, asqueado, pero ella fingió no darse cuenta (o no le importó)-. A cambio yo te diré lo que quieras.
-No me interesa.
La mirada de Bertha centelleó con un brillo de inteligencia, y dijo en un susurro, como si contase un secreto de especial importancia:
-¿Ni siquiera lo que escuché el otro día entre Snape y Narcisa Black?
Lucius se volvió de inmediato. ¿Sería posible que aquella estúpida supiera algo de Slytherin que él no?
-¿No habías dicho que no sabías nada de Slytherin?
-Dije que tenía muchos secretos, pero no que no conociese unos cuantos -replicó, mirándose las uñas distraída. Levantó un poco la mirada, y sonrió levemente.
OoOoOoOoOoO
-Te gusta estudiar ¿verdad? Siempre te veo por la Biblioteca. Yo suelo sentarme por la derecha al fondo, cerca de la mesa de Madam Pince. Nadie se acerca por allí.
Rodolphus miró fijamente a la Ravenclaw que tenía delante. No tenía ni idea de cómo se llamaba, ni le interesaba en lo más mínimo. Era el típico ejemplo de chica devora-libros sin cerebro. Y eso no servía para nada.
-El otro día, por ejemplo, que Slughorn nos mandó un trabajo sobre diez tipos de pociones estaba muy agobiada. Incluso entré en la Sección Prohibida... Me ayudó mucho, aunque sinceramente algunos libros me dan escalofríos. Pero supongo que tú, siendo Premio Anual, habrás estado allí muchas veces.
-Sí.
La Ravenclaw, que seguramente no esperaba una respuesta tan escueta, se quedó callada un segundo. No tardó mucho en recuperarse de todas formas. A los pocos segundos estaba hablando de nuevo:
-En parte te envidio, no creas. ¿Qué libros sueles investigar por allí? Los mejores yo creo que son los de Herbología y Pociones... Son mis asignaturas favoritas ¿sabes? Aunque ya los de las Pociones se meten bastante en el ámbito de...
Rodolphus enarcó las cejas, concentrado de pronto en lo que ella decía.
-Las Artes Oscuras -susurró ella, y un leve temblor la recorrió. Rodolphus esbozó una invisible sonrisa.
-Hay libros que no están hechos para todas las mentes -dijo con voz grave-. ¿Has leído Vitae Necisque Potestas?
-No -respondió entusiasmada-. ¿De qué es?
-Búscalo.
Estaría atento a la Sección Prohibida. Quería estar presente para ver la expresión de su cara cuando abriese ese libro.
Y, después de eso, estaba seguro de que tendría tanto miedo que no se volvería a acercar voluntariamente a él.
N/A. Pues... pensé que me quedaría más gracioso xD Al final me ha salido la vena malévola U.U no puedo remediarlo. He intentado de todas formas que no quedaran muy OOC los personajes. Como veis, me he inventado un par de chicas: la Ravenclaw empollona, que no tiene nombre aún; y la madre de Luna, Kendra. Y no sabéis lo mucho que me cuesta manejar a esta última . Es una locura de personaje. Quiero que se parezca a Luna, y no me sale! T-T
En fin, ahora para el siguiente xapi las parejas irán rotando. No sé por qué la verdad (no hay explicación) estoy poniendo solo chico-chica en las mesas. En principio, como castigo, debería sentarse todos con todos... Pero la idea se me ocurrió a raíz de estas pelis americanas de salones donde hay muchas mesas, y un temporizador. Se sienta una pareja que no se conoce de nada, hablan hasta que suena el timbre, y entonces cambian de mesa. Por eso es chica-chico, ya véis qué cosas.
Los xapis son cortitos, y la verdad que bastante entretenidos de escribir (no creo haber tardado más de dos horas en este), así que actualizaré rápido (siempre digo esto y luego... xP). Sé que tengo varias historias empezadas, pero quería empezar una distinta que no fuese de Bellatrix porque ahora que se termina Amnesia (recordad que sólo queda un xapi) pues me volvería monotema. Así que nada más yo creo, espero que os haya gustado, que os hayáis reído y que me dejéis review!
