Te presento a mi Sexy y Demoníaca Niñera
Por: ChibiFjola.
Categoría T
Género: Humor | Romance | Drama.
Protagonista(s): Nami| Monkey D. Luffy – No obstante, hay una relativa participación de otros personajes.
Pareja(s): el tema argumental de la historia se enfoca exclusivamente en el LuNa (LuffyxNami). Sin embargo, puede que existan insinuaciones de otras parejas (¿Ejemplo? SaboxKoala).
ADVERTENCIA(S) DEL FIC: Universo Alterno. / Lenguaje vulgar (blasfemias). / Probable Amor Lento. / OoC (Fuera del personaje) es algo inevitable pero intentaré que no exista mucho. / OC (Personaje original) en dados casos para dar coherencia al fic. / Contenido adulto, erótico e insinuante durante la historia (NO habrá Lemon, pero hay una mínima posibilidad que exista Lima).
Aconsejo la mayor discreción posible. ¡Gracias!
PRÓLOGO
¿Casualidad o Destino?
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En altas horas de la noche en una modesta pero lujosa residencia habitada por una peculiar familia donde dominaba la testosterona; de los cuatro miembros, tres estaban reunidos en la cocina alrededor de una isla. Los mayores estaban sentados en las altas bancas que iban con el mesón que hacía juego con el diseño rustico pero confortable de la cocina, mientras que el tercer hombre que destacaba por ser mucho más joven y de cabello naturalmente rubio estaba del lado contrario de la isla para estar enfrente de sus dos parientes y de pie con las manos apoyadas sobre el mesón.
Los tres se veían tenso, especialmente el rubiales que observaba meditabundo el líquido ámbar que contenía su pequeño vaso. Habían tenido que recurrir al alcohol para hacer más llevadero el abordar un tema tan delicado en la familia.
—…Creo que es lo mejor… —Finalizó solemnemente el rubiales para beber de un trago todo el contenido de su vaso de cristal.
El miembro más longevo mostró sus dientes, un gesto que podría asemejarse a una sonrisa pero la realidad es que los tenía apretando en clara tensión y contrariedad. — Mierda. ¿Ya no está grandecito para la gracia?
— Abuelo, estamos hablando de Luffy.
— ¡Eso ya lo sé, Sabo! Con un demonio, soy viejo, no retardado. ¿Pero por qué llegar tan lejos?
— Porque no podemos dejarlo solo —Protestó Sabo, mientras que el tercer miembro se mantenía inmutable y callado bebiendo de su copa sin tener atisbos de intervenir en la aparente disputa. — Y ninguno de nosotros disponemos de tiempo para cuidarlo. Aparte de alejarlo de los problemas…
— Por mí está bien.
Garp se volteo a ver inquisitivo a su primogénito quien finalmente se digno hablar. — ¿Estás apoyando a su causa?
Dragon se encogió de hombros despreocupado sin tener el mínimo interés de devolverle la mirada a su padre. — ¿Por qué no? A Luffy le hará bien… —hizo una pausa para tomar un sorbo de su vaso. — Tener compañía.
— ¡Arhs! Ustedes lo que están es consintiéndolo —Rezongó displicente, asentando su puño sobre el mesón provocando que los vasos tintinearan un poco debido al fuerte impacto. — Sé que el tarado de mi nieto se puede cuidar solo, tal cual como se lo enseñe.
Sabo se masajeo la sien con sus dedos en busca de paciencia que carecía pero debía tenerla si no quería recibir el "amor" del abuelo.
— Lo sabemos abuelo, todos recibimos tus enseñanzas —Recalcó el "Todos" porque ningún miembro se ha podido salvar de tan severa crianza inculcada por Garp, aún así eso no opaca el cariño que le tienen al anciano porque saben muy bien que sus acciones (aunque bárbaras) siempre van con buena intención. — Podrías mandar a Luffy a una selva con nada más un cuchillo en manos y sobreviviría sin problemas. Pero hablamos de algo más profundo…
El semblante de Garp se suavizo por unos instantes, manifestando cierto desazón solamente para volver a endurecer su semblante y defender obstinadamente su punto. No obstante, alguien más se le adelanto:
— Además que con el muchacho acompañado y sabiendo que alguien lo cuida en nuestro lugar, nosotros podremos estar más tranquilos en nuestros trabajos.
Como siempre las palabras de Dragon eran precisas y sensatas, lo suficiente para silenciar al orgulloso de Garp así como también concluir con esa reunión. Estando todos finalmente de acuerdo ya que el objetivo de esa charla es porque todos velan por el bienestar de Luffy.
— Sabo, tú te encargaras de esa tarea —Dragon se incorporo de su asiento. — Por el trabajo no te preocupes, yo me encargaré de tu parte…
— No, no es necesario —Le interrumpió Sabo ya más relajado con la conclusión de la reunión familiar. — Adelante bastante con anterioridad.
Dragon se encogió de hombros restándole importancia. — De igual modo no te asignaré más trabajo hasta que concluyas con lo de Luffy.
Y sin más que decir, el segundo padre de familia se retiró para irse a dormir. Mañana sería un largo día… después de todo ser una de las familias más influyentes, tanto en la nación, como internacionalmente, pues era simplemente agotador. No por nada son asquerosamente ricos.
— Sabo.
El aludido centro su mirada oscura hacía Garp quien a pesar de su semblante inflexible, se podía apreciar a los ojos que conozca al viejo Monkey que parecía pensativo pero tranquilo:
— Si necesitas ayuda para la tarea, tienes mi apoyo.
Eventualmente el anciano bebió de un trago el contenido de su copa y se levanto de su asiento, retirándose a una gran velocidad que ni le dio tiempo de contestar al rubiales que se quedo con las palabras en la boca. Después de verse sólo… cabeceo en negativa y sonrió en resignación ¿Por qué Garp tiene que hacerse el difícil?
…Pero eso tal vez sea un defecto de los Monkey que no son buenos a la hora de compartir y expresar abiertamente sus sentimientos, al menos aquellos que están sellados recónditamente en su alma.
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En una parte de la gran ciudad donde existen numerosas urbanizaciones que por su excéntrica arquitectura manifiesta que los residentes deben gozar del lujo y un considerable ingreso económico para costear tan hermosos pero ambiciosos apartamentos; residía la protagonista de esta historia…
— ¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —
…La cual no tuvo un lindo despertar. Siendo evidente al resonar su grito por todo el apartamento y probablemente por toda la gran ciudad, tal vez sea porque tiene unos buenos pulmones o porque simplemente reside en el piso más alto del edificio que resulta ser el PH.
— ¡Nami! ¡Nami! ¡¿Estás bien?!
En una de las habitaciones del lujoso domicilio, ingreso una hermosa mujer de largo cabello ondulado de un exótico color azul plateado y recogido en un medio moño por una peineta. Sus ojos eran oscuros, contrastando con su pálido tono de piel que se veía tersa a simple vista y su figura esbelta de complexión delgada era agraciada con atributos muy bien proporcionados.
— Oh… por… Dios… —Dijo casi sin voz la peliazul cuando su mirada oscura finalmente dio con su amiga, no pudiendo evitar expresar sorpresa en su rostro mientras que se cubría su boca con una mano.
— ¡Grrr! ¡VIVI!
En el suelo, yacía Nami tirada fuera de la cama con las sabanas enredadas en sus largas y tonificadas piernas que aún reposaban sobre la cama… muy diferente del resto de su cuerpo. Su larga melena de un llamativo color naranja yacía esparcido por el pulido suelo de madera y su figura voluptuosa vestía con una escasa pijama (si es que tener una camisa de tirantes que le llega a la cintura y estar en bragas cuenta como un pijama) que dejaba poco para la imaginación.
No obstante, el motivo que Nefertari Vivi esté atónita no es por la escases de ropa de su amiga sino que en el plano abdomen de la pelirroja estaba de pie un pato de plumaje amarillo de un tamaño considerablemente superior al promedio normal de un pato.
— ¡Carue! —Llamó en reproche Vivi, recibiendo automáticamente la mirada oscura del animal que posteriormente ladeo la cabeza a un lado. Indiferente que fue atrapado por su dueña cometiendo su crimen; hacer travesuras y su predilecta víctima matutina solía ser Nami. — ¡Quítate de encima!
— ¡Quack! —El ave rugió calmado para después en un aleteo tomar impulso y abalanzarse a los brazos de su dueña que lo recibió con total naturalidad en un abrazo.
— ¡Carue, pato travieso! Ya te he dicho que no te metas en la habitación de Nami ¿Qué tienes que decir en tu defensa, huh? —Obviamente Vivi sabía que no iba a recibir una respuesta verbal pero esa era su interacción afectuosa con su mascota que tenía una dominante y caprichosa personalidad.
La amarilla ave miró a su dueña, luego rugió mientras que ladeaba la cabeza a un lado y se quedo quito observándola fijamente a los ojos. Debido a esta conducta, Vivi le fue inevitable verlo adorable y su aparente careta enojona se desvaneció para ser sustituido por una totalmente sonriente.
— ¡Awwww~! ¡No puedo enojarme contigo! —Exclamó, abrazándolo suavemente mientras que frotaba su mejilla con la cabeza del ave que recibió gustoso sus mismos.
— ¡¿QUÉ?! —Vociferó incrédula, incorporándose inmediatamente del suelo.
A diferencia de la peliazul, Nami tenía muy bien vivido el abrupto despertar por lo que la bronca tan sólo se le reforzó al ver que nuevamente el animal se salía con la suya y ella con un susto de muerte.
— ¡No puedo creer que lo perdones! —Gritó enfurecida, moviendo las manos en saña y con los dientes afilados tal cual como un tiburón mientras que sus ojos adquirían una forma maligna que la hacían fácilmente confundible con un demonio. Lo que le faltaba eran los cuernos y el tridente para dar con la imagen.
— Aw, Nami pero no lo hizo apropósito…
— ¡LO HACE DESDE QUE ME MUDE A VIVIR AQUÍ!
Vivi cerró un ojo ante el potente gritó, tragó en seco. Mierda, Carue la armo grande y es que a leguas se veía que Nami se despertó del lado equivocado de la cama esa mañana. En parte, la entendía, no es lindo en lo absoluto que te despierten bruscamente.
— ¡Es claro que lo hizo aposta!
— Pe-Pero… es sólo un patito, sabes que le gusta hacer bromas y… —Hizo una pausa, pensando bien en lo que iba a decir para no echarle más leña al fuego. — Es obvio que a Carue le agradas mucho y él solamente quería jugar…
— ¡Qué jugar ni que nada! Vivi será mejor que busques una mejor excusa —La regañó, ya sin esta vez gritar pero manteniendo su voz firme. — Si no fuera porque eres mi mejor amiga, ya él…—Señalo al ave. — Sería pato a la naranja.
— ¡Nami~! —Canturreo en un reproche, abrazando más a Carue y haciendo que apoye la cabeza del pato en su hombro de manera protectora (y un tanto dramática). — No seas mala, podrías herir sus sentimientos.
La pelirroja puso los ojos en blanco al oír sus palabras porque esa batalla era más que inútil, siempre se repetía el maldito ciclo que el pato la despertaba rugiendo en su cara como si fuera un gallo, luego Vivi aparece y discuten donde está se compromete que no volverá a suceder…
— De verdad lo siento Nami. Para la próxima me aseguraré que Carue no lo vuelva hacer…
La ojicastaña tan sólo rodo los ojos mientras que sonreía y la bronca ya comenzaba a pasarle por completo, le dio la espalda a Vivi… Resignada a que mañana volverá a recibir el día con los mismos acontecimientos de hoy. Suspiró extenuada y se limitó a responder:
— ¡Aff! Sólo mantenlo lejos de mí…
— Bueno… —Contestó Nefertari aliviada que la discusión no haya ido a ligas mayores pero el sentimiento de culpa persistía, ya que al final como dueña de Carue es responsable de sus acciones. Así que como de un bombillo se fuera encendido en su cabeza, dijo animada: — En modo de disculpa Nami, te prepare el desayuno.
— Pero hoy…
— Sé que es tu turno de cocinar, pero yo lo haré ¡Así que tú tranquila!
Sin más que decir, Vivi se retiró dispuesta a preparar un delicioso desayuno con todos los platillos favoritos de Nami, los cuales contienen muchas frutas… especialmente la mandarina y tenía suerte que en la gran terraza tienen un modesto huerto que se destaca al tener plantados (con una buena ingeniería y sistema de riego) tres árboles de mandarinas que Nami recibió de regalo de su pueblo natal años atrás…
Por otro lado la pelirroja ya sola en su alcoba se le dibujo una sonrisa risueña, pensando que tal vez los abruptos despertares de Carue no eran del todo malo… ¡Pero sólo un poco! Todavía le hierve la sangre de tan sólo pensar que mañana le aguarda el mismo destino.
¡Pero…!
«¡Hoy será un buen día!», pensó con optimismo a pesar que a los segundos en su mente se contradijo. Aún así lo ignoró, era solamente ella que tiende a preocuparse por todo viéndolo a una perceptiva casi pesimista… ¿Verdad?
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En un restaurante con una decoración moderna que lo hacía más agradable a la vista, en una parte alejada del comedor… era inevitable observarlo de vez en cuando por la enorme cantidad de platillos que eran depositados en la mesa por los meseros así como también recogían la cantidad de platos ya despojados de platillos recién hechos que hace unos pocos minutos trajeron.
No había duda que aquellos comensales debían tener una cuenta bancaria ilimitada y un agujero negro en sus estómagos por las proporciones que engullían pero lo verdaderamente impactante era que en la mesa había solo DOS personas contra esa masiva comida por lo que varias personas les fue imposible ver incrédulos casi con los ojos salidos de sus orbitas ante tan insólito escenario.
Sabo ignoraba deliberadamente las miradas de los demás comensales, su familia no era muy dada a los buenos modales en la mesa y aunque él era otro miembro más… tenía un mejor comportamiento en ese sentido. Aún así, culto o no, eso no era relevante para los Monkey.
En fin, ya el rubiales más que satisfecho de atragantarse de comida se centró en los currículos de los aspirantes al trabajo que ha ofrecido desde ya un par de semanas atrás. Ojeándolos minuciosamente, aunque sin borrar la mueca de aburrimiento dibujado en su rostro… estaba ya harto de ver tantos candidatos a la tarea, pero ninguno competente. Y no es que fuera exigente, pero su hermanito es un reto que no debe subestimarse. Por lo que la persona idónea necesitaba una buena actitud y sobretodo una fuerza de aguante inquebrantable… porque lo va a precisar para cuidar de Luffy.
A pesar de ese detalle de "rebeldía" de Luffy, una vez que lo conocen… es inevitable adorarlo porque su hermano poseía el encanto especial e innato de toda persona que tenga la inicial "D" en su nombre.
— ¿Señor?
Sabo salió de sus reflexiones para alzar su mirada y ver que uno de los camareros veía preocupados en un punto específico. Arqueo una de sus cejas extrañado, mientras que giraba su rostro al origen de los sustos de los meseros para hallar a su hermanito con la cara hundida en el plato e igual de tieso que un cadáver.
— Él está bien, sólo ignórenlo —Indicó tranquilo sin alterarse, volviendo a centrar su atención en los currículos bien archivados por su asistente Koala.
— Pe-Pero…
Un sonido de exclamación en clara incredulidad resonó por el gran salón al ver que el acompañante del rubiales se enderezo en su asiento, revelando su rostro sucio de comida y roncando, ¡¿Estaba dormido?!
Sabo dejo los documentos a un lado para tomar una servilleta y limpiar con cierta simpatía el rostro del "bello durmiente"… sólo para darle a los segundos un zape al ver que intentaba morderle la mano creyendo que era un trozo de carne. Al final, logró su tarea con éxito de limpiarle la cara a su hermano que prontamente siguió engullendo aún en su estado profundo de sueño.
Un rasgo hereditario de los Monkey es que sufrían de narcolepsia a excepción, claro, del rubiales que no padecía de dicha condición. Por lo que cuando era niño paso muchos sustos con sus parientes, creyéndolos muertos porque de un momento a otro se desmayaban… y caían en un sueño del cual no podía despertarlos hasta que ellos mismos se dignaran en hacerlo. Afortunadamente con el tiempo se acostumbro, incluyendo sus sonambulismos.
— Traigan el resto de los pedidos y a mí, otra taza de café. Gracias —Ordeno amablemente, ignorando deliberadamente la conmoción de la gente y la del personal que los atendía.
Después de un rato, cuando la comida en la mesa finalizo… ya para ese momento Luffy quedo satisfecho y despertó como si nada. Riendo mientras que se acariciaba su prominente panza.
— ¡Hey, hey, Sabo! ¿Y qué hay de postre?
Varios de los oyentes al escuchar cayeron redondos en el suelo mientras que otros gritaron indiscretamente "¡¿TODAVÍA QUIERE MÁS?!".
— Ya te lo comisteis Luffy —Contestó el rubiales, pidiéndole al mesero que le trajera la cuenta lo cual no tardo en hacer.
— ¿Ah, enserio? Lo olvide… shishishishi.
Sabo rodo los ojos en resignación, pagó la cuenta y guardo sus cosas en su maletín. Retirándose del lugar, seguido de cerca de Luffy quien caminaba con graciosa dificultad por su prominente panza que se asomaba en su camisa azul añil que parecía a punto de estallar.
— ¡Uff! ¿Y ahora a dónde vamos?
El mayor de los Monkey miró de reojo al pelinegro, causándole gracia la repentina visión que tuvo: Luffy con una fina capa de sudor en su rostro, inclinando su cuerpo hacía atrás y con una mano en la espalda como punto de apoyo…
Sólo le faltaba un vestido floreado de maternidad y simularía perfectamente a una mujer embarazada.
— Pues… falta hacer otras revisiones del trabajo…
— ¡Aburridooo~!
—…Confirmar unas reuniones con Koala…
— ¡Bu~! ¡Bu~!
Sonrió ladinamente ante los abucheos infantiles del pelinegro que no dudaba en decir lo que sentía, porque el término "pensar" es algo desconocido para Luffy.
— Y después de todo eso, tendremos más tiempo para comprar mucha comida para la casa.
— ¡Aburrido, buuuuu…! ¡Espera! ¡¿Comida?!
Sabo no pudo evitar soltar una carcajada al ver la reacción esperada. Finalmente asintió, provocando que estrellitas se materializaban alrededor del pelinegro y un hilo de saliva se asomara en la comisura de su boca.
— ¿Compraremos carne?
— Mucha, pero mucha carne. Luffy.
Un tic se asomo en el ojo izquierdo del joven Monkey, imaginándose en esos momentos masivas cantidades de carne. Cruda o cocida ¡No importaba! Sólo que era mucha carne.
— ¡Genial~! —Explotó emocionado, dando pequeños brincos como si se tratara de una pelota de goma y en cuanto a su panza, ya había disminuido un poco al seguramente haber digerido la cuarta parte de la comida que engullo (otra cualidad en común de los nacidos con la inicial "D", si poseen un voraz apetito pues deben tener una eficaz digestión). — ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!
— Un momento Luffy, la carne será después de todas esas cosas aburridas.
— ¡Argh! ¡Sabooooo~! —Rezongó, dejando caer sus hombros en fastidio.
— Si lo hacemos ahora, no podremos comprar toda la carne que queramos.
Los berrinches automáticamente fueron aplacados y con un semblante infantilmente serio, Luffy contestó determinado como si estuviera a punto de tener una batalla de vida o muerte: — Entonces acabemos de una vez para comprar la carne.
El rubiales se contuvo de reírse por las ocurrencias de lo más absurdas e infantiles del miembro más joven de los Monkey. Debido a que Sabo lo que hacía era privarse de la risa y no avanzar sobre su siguiente destino, su acompañante se impacientó hinchando los mofletes en claro enfado.
— ¡Oi, oi, Sabo estoy hablando enserio!
— Sí, sí —Contestó desinteresadamente al mohín del joven "D" y en un impulso extendió su mano, depositándola en la cabeza de su hermanito para desordenar la sedosa y corta cabellera azabache.
Eventualmente la cara enojona de Luffy se suavizó, pareciendo incluso un tanto pensativo más no dijo nada porque pronto apareció en la calle, estacionándose a un lado sin obstruir la vía; su transporte que era una lujosa camioneta de cuatro puertas, color negro, blindado y a todo terreno. Sabo abrió una de las puertas al mismo tiempo que detenía al chofer para que se bajara a hacer la misma operación.
— ¿Luffy, qué esperas?
El aludido no contestó tan sólo se subió obedientemente a la parte trasera del auto seguido de su hermano mayor. Arrancando el vehículo a su siguiente destino.
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— ¡¿Despedida?!
En la terraza del PH a las horas de la noche (8:00p.m., para ser exactos), las chicas estaban reunidas conversando, o más bien la peliazul alarmada demandaba una explicación luego de que hace una hora atrás: llego para encontrar al apartamento a oscuras y en el juego de sillones a una sombría silueta que le sacó un susto de muerte.
Y cuando creyó que su departamento estaba embrujado, maquinando a la velocidad de la luz llamar urgentemente algún Cura o Médium para que le exorcizara su hogar, al mismo tiempo que planeaba su huida junto con Carue a quien tendría que ir a buscar…
Resultó ser Nami Water, su mejor amiga con quien comparte el PH y en un estado preocupantemente lúgubre.
— Maldición Vivi, sí —Contestó un tanto sulfurada. — Creo que no te oyó todo el edificio.
La aludida se ruborizo apenada porque hasta ahora se percato que alzó la voz ¡Pero entiéndela! Su amiga le había lanzado algo realmente impactante y a decir verdad se sentía impotente que a Nami la hayan despedido de su trabajo por reducción de personal para así recortar el presupuesto, a pesar de ser una joven muy responsable y eficiente.
— Lo siento.
La pelirroja suspiró, tomando un sorbo de su té. — Descuida —Le dijo sonriéndole pero ante el mal día que tuvo, su gesto fue una mueca. — Más bien, discúlpame a mí. Me termine desquitando contigo —Volvió a suspirar desanimada. — Por eso no quería hablar de ello…
— ¡Nah~! Tranquila Nami, ya ambas sabemos que tienes un malgenio.
— ¡Oye~! —Exclamó con inofensivo reproche al mismo tiempo que Vivi le dedicaba una sonrisa divertida que la ojicastaña no tardo en devolver.
— Pero hablando enserio, si quieres yo…
Alzó una mano en señal de silencio y ya sospechando lo que iba a decir la peliazul, tomó la palabra: — Vivi, agradezco tu intención pero no. Ya es suficiente que me permitas vivir aquí sin tener que pagar el alquiler.
— ¿Pero de que hablas? ¡Somos amigas! —Le rezongó sumisamente, llevando sus manos a sus estrechas caderas. — Y no tengo problema con el asunto ya que el departamento fue un regalo de mi padre que felizmente lo comparto contigo.
— Vivi…
A Nefertari se le borró la sonrisa, claramente resignada dejando caer sus hombros. — Ya… lo sé. ¿Por qué tienes que ser tan obstinada en eso? —Se quejó, dándole un mordisco a una de las galletas de chocolate y frutos secos que compró de regreso a casa, las cuales reposaban tentadoramente sobre la mesa en un pequeño plato.
Nami tan sólo le miró con una sonrisa sardónica, admirando a Vivi que tenía una infantil expresión de enojo mientras que degustaba a mordiscos las galletas. Volvió su mirada castaña al cielo nocturno, cínicamente divertida por la pregunta de su amiga porque se daba a doble interpretación.
Por un lado la pregunta podía exteriorizar sobre su actitud sin escrúpulos con el dinero que no se molesta en ocultar porque algo que le quedo claro en su difícil infancia es que "el dinero mueve el mundo". Sí. Tal vez el dinero no le de la felicidad deseada en términos emocionales, pero definitivamente le brindaría una vida más cómoda. No obstante, a pesar de lo codiciosa que podía ser… jamás en la vida impondría el dinero sobre su familia y amistades. Además que tiene el especial inconveniente de nunca pedir prestado a alguien, especialmente a sus allegados ¿El por qué? Las razones eran influenciadas por su turbio pasado al cual prefiere tener enterrado, pero en resumen se trataba de orgullo.
Podía extorsionar, cobrar y manipular por dinero sin importar si era hacía un amigo o (con mayor razón) un desconocido, ¿Pero pedir prestado? Nunca.
En cuanto a la segunda interpretación… podría ser hacía lo que le ha recriminado tanto su familia como sus amistades en toda su vida de diecinueve años: su independencia, lo cual la ha metido en problemas algunas veces, pues se niega a pedir ayuda aun cuando realmente la necesite. En consecuencia, se ganaba la preocupación de sus allegados.
Si admitía que era un defecto de ella, pero al mismo tiempo el ser autosuficiente la ha hecho llegar hasta hoy en día y siempre será así…
— ¿Huh? ¿Nami?
La aludida repentinamente se había levantado de la silla, adentrándose al interior del oscuro departamento al tener las luces apagadas a excepción de la cocina y unos cuantos bombillos de la terraza, para después regresar la pelirroja con un empaque completo de ocho latas de cerveza y en la otra mano cargaba una bolsa que contenía las compras de Vivi y entre otras cosas que tenían guardada en las despensas… todo era golosinas y dulces.
— ¡Ah! —Exclamó la peliazul al atajar por reflejo la lata de cerveza que le arrojo su amiga. Alzó la mirada con una pequeña sonrisa cómplice al sospechar los planes de su temperamental y fiel compañera. — ¿Por qué brindamos…?
Nami que ya había dejado la comida sobre la mesa que tienen en la terraza, aún estando de pie, tomo una lata y la abrió para alzarla en dirección hacia Vivi que se limito a también abrir su lata.
— Por la oportunidad de un nuevo y mejor trabajo… —Hizo el gesto de dinero con su otra mano libre, sonriendo ladinamente para agregar: — Si sabes a lo que me refiero, claro.
Nefertari se carcajeo, rodando los ojos en resignación. Su amiga siempre será una avara.
— ¡Pues salud!
— ¡Salud!
Ambas chocaron sus respectivas latas y a continuación bebieron hasta el fondo. Dando inicio a una fiesta entre ellas en la comodidad de su hogar, desvelándose toda la noche. De que se arrepentirían luego… eso estaba más que asegurado pero ¡Fiesta es fiesta!
Nami con una sonrisa observo el cielo nocturno mientras que Vivi se disponía a ver que comía primero entre las variadas golosinas. «Robando lo que yo quiera…», pensaba la pelirroja cerrando los ojos abriendo paso a todos los obstáculos que ha tenido que enfrentar hasta la actualidad. «Venciendo a quien se ponga en mi camino…», por reflejo llevó su mano derecha a su brazo izquierdo en el que tanteo por debajo de su hombro, un peculiar tatuaje en delicados trazos de color azul que se asemejaba a un remolinillo que era coronado por una mandarina.
Ejerció presión en el agarre de su brazo izquierdo, cubriendo su mano la mayor parte del tatuaje gravado en su tersa piel nívea. Posteriormente su sonrisa paulatinamente se fue borrando hasta que sus labios se dibujaron en una línea recta, su ceño se frunció ligeramente y abrió sus ojos para admirar el horizonte teniendo como panorama a la gran ciudad iluminada por las luces nocturnas.
Y con un brillo de determinación que resplandecía ferozmente en su mirada castaña, sentenció en sus pensamientos contra cualquier invisible desafío que le depare en el futuro:
«¡Yo protejo mi vida por mí misma!»
Después de todo debe permanecer mirando hacia adelante ¿No es así?
Levantándose sobre sus propias piernas, pisando con firmeza el suelo y cargando consigo sus propias preocupaciones que la asechan sigilosamente.
Luchando. Caminando. Avanzando.
…Siempre, siempre… ha sido así y así lo será…
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—…Maldita suerte la mía…
— Nami… ¡Animo, ya conseguirás trabajo! —Alentó Vivi al ver a su amiga con la cabeza postrada en la mesa, rodeándola un aura fúnebre que a cualquiera deprimiría (y asustaría).
— ¡Por favor! ¡Ya van tres semanas! ¡TRES malditas semanas de mierda! —Rezongó iracunda, enderezándose en su asiento para ver a su amiga enfrente de su persona, sentada al otro extremo de la mesa redonda. — ¡A esté paso cumpliré un mes estando desempleada! —Se revolvió su sedosa melena con desesperación.
— Vamos, exageras…
La pelirroja miró con reproche la calma de su amiga, le gustaría que en momentos como estos Vivi se desesperara igual que ella en vez de estar de lo más relajada, tomándose un té mientras que leía el periódico. Pero era algo muy común entre ellas, cuando Vivi le daba una crisis nerviosa entonces ella estaba light de la vida y viceversa.
Nami hecho la cabeza hacia atrás, teniendo una perfecta vista del cielo azul al estar en la terraza. Donde la mayoría de las veces suelen descansar y matar el tiempo con té más unos bocadillos que cumplan el gusto de ambas.
— ¿Por qué a mí? ¿Yo que te he hecho exactamente a ti? —Cuestionaba cómicamente a una entidad divina invisible como si en esos instantes la estuviera observando del más allá del soleado cielo.
La peliazul se mordió el labio inferior en un intento de contener la risa. — ¡Jo~! Nami, mira que ya te estás pasando.
— ¡¿Yo?! —Se llevó las manos a su pecho, fingiendo estar ofendida. — Pues déjame aclararte que no más que él —Objeto señalando acusadoramente con el dedo pulgar al cielo. — Es el Universo quien no está siendo justo conmigo.
Dejó de lado su periódico. — A ver, A ver ¿Y por qué taaaan segura, huh?
La ojicastaña no tardo en explicarle todos los sucesos insólitos de la que ha sido víctima cada vez que consigue un potencial trabajo. Gracias a esa "fuerza inexplicable" ha vivido los episodios de los más absurdos que solamente verías en las caricaturas animadas o películas de comedia, por ejemplo:
A un minuto de ser entrevistada, ya han contratado a alguien más; En otro momento fue casi similar con la diferencia que le iban a dar el trabajo y justamente cuando ella lo iba aceptar felizmente… la policía hizo acto de presencia, sacándole un susto de muerte al entrar abruptamente como esas series policiacas tumbando puerta y todo, para así desalojar el lugar porque resulta ser que se hacían negocios ilegales (de esa no se queja tanto, más bien, de la que se salvo…); Otra ocasión fue que de camino a una entrevista de trabajo, cosas raras les ocurrió, en resumen, la ciudad amaneció aquel día empeñada por ensuciarla y darle una pésima imagen para su primera impresión en la entrevista… lo cual logró ya que justamente cuando llegó al lugar le cayó encima un balde de tierra apestosa. Por supuesto, la mujer que hacía la entrevista sin oír sus replicas la sacó a patadas creyendo que era una vagabunda de lo asquerosa que estaba.
Y esa era una de las tantas desgracias que ha vivido estás semanas.
— Pues en verdad la has tenido difícil… —Concedió Vivi no sabiendo si desternillarse en resueltas carcajadas o sorprenderse ya que muchas preguntas que tuvo en estás tres semanas sobre su amiga fueron respondidas. Y es que Nami llegaba a casa como si se fuera bañado en el lodo o se fuera peleado con unos perros al tener la ropa desordenada apunte de tirones.
— ¡Argh! En verdad que lo intenté todo… —Dijo abatida, haciendo caer estridentemente su cara contra la mesa. — Hasta los trabajos que nunca me gustaría, no pude… sniff…
Dejó su periódico a un lado y se inclino hacía adelante, extendiendo su mano lo suficiente para darles unas palmaditas a la espalda de su amiga que se lamentaba dramáticamente con la mitad del cuerpo tumbado sobre la mesa.
— Awwww… Vamos Nami, si no has conseguido trabajo aún tal vez sea porque… —Meditó un poco su respuesta. —…El Universo te tiene algo mejor preparado.
Los sollozos falsos de la pelirroja se detuvieron secamente, posteriormente alzó el rostro apoyando el mentón en la mesa para así verla desde su posición con una mueca escéptica e hinchando los cachetes en claro mosqueo.
— Ni tú te la crees.
Vivi se encogió de hombros restándole importancia, volviendo a tomar su periódico para retomar la lectura. — Al menos lo intente…
Bufó pero admitió para sí misma que no estaba siendo justa con su amiga que intentaba animarla, mientras que ella actuaba como una vieja amargada por lo que cuando despego sus labios para hablarle…
Emitió fue una exclamación ahogada de genuina sorpresa porque del periódico que tenía extendido Vivi, en una de las caras estaba impreso un anuncio que capturo su atención en el instante que leyó la cifra de berries ¡Entiéndela, eran muuuchos ceros!
— ¡Oye…!
A Nefertari le fue arrebatado de las manos el periódico por lo que iba a quejarse pero guardo silencio cuando observo como los ojos de Nami tenían el símbolo de la moneda global por excelencia que viene siendo el "Berry", leyendo ensimismada una cara del impreso.
— ¿Qué conseguisteis Nami?
La joven noble conocía de antemano a su amiga por lo que sabía que cuando tenía esa mirada con esa sonrisa cínica de oreja a oreja, sabía que se vinculaba con el dinero. Una de las mayores pasiones de Water Nami.
— ¡Mira, mira, Vivi…! —Doblo el periódico con el propósito de manejarlo mejor y luego lo volteo hacía la peliazul para que observara lo que capturo su atención, señalándole un anuncio que se veía sencillo y nada llamativo…— ¡¿No es genial?! —Preguntó emocionada, apartando el periódico para aplastarlo contra su gran pechonalidad en modo de abrazo.
— Wow, pues es una buena paga para un trabajo de niñera —Admitió lo poco que había alcanzado a leer del anuncio. — Y dudo que sea falso porque la dirección que expone es uno de los vecindarios más exclusivos de ricachones. Prácticamente son Reyes lo que residen allí de lo adinerados que son.
Decía sabiamente Vivi, ya que su padre tenía una residencia en ese vecindario que suele habitar cuando viene al país por negocios y asuntos políticos.
—…sniff…—Nami miraba el cielo con una traviesa lágrima asomándose en su ojo izquierdo, más una expresión de lo más piadosa que nadie creería al conocer de primera mano su lado manipulador. Sin embargo, había que darle meritos a su destreza en la actuación, porque parecía una reproducción de la "Virgen María". —…Después de tanto sufrimiento, finalmente… sniff… ¡Me mandas una señal!
— ¿Ves? Te dije…
— ¡Shhhh! ¡Silencio Vivi, arruinas mi momento! —Le miró por unos segundos al mismo tiempo que se borraba su semblante cándido, siendo sustituido por uno más feroz.
La noble roló los ojos con una sonrisa abnegada. ESA SÍ era la Nami al cien por ciento.
— Pues prosigue…
— Nah, matasteis el momento… —Indicó quejumbrosa para después recuperar su semblante alegre, parecía una niña pequeña. — ¡Bueno, adiós!
En un parpadeo la pelirroja se teletrasporto a su dormitorio, encerrándose para después aparecer en la antesala del apartamento donde se puso los zapatos, arreglada y vestida con sus mejores ropas (de las cuales reconoció Vivi que algunas prendas eran suyas) con su cartera al hombro, documentos a la mano y hablando concentrada por su móvil de pantalla táctil de un modelo que una vez para su época fue el más moderno. Ahora era visto al lado de los equipos actuales como "vejestorio", a pesar que el año pasado fue la sensación tecnológica por la que todo el mundo se peleaba por tener.
— ¡Suerte…! —Le gritó desde la terraza pero Nami ya se había ido. Suspiró, ladeo la cabeza a un lado para distinguir a lo lejos a su amarillo amigo correteando a unos pajaritos que solían descansar de su vuelo. Aterrizando en el césped natural que picoteaban o sino en los mandarines de los que algunos hicieron su nido en temporada de apareamiento. — Esperemos que está vez tenga el trabajo ¿Verdad, Carue?
El aludido detuvo su tarea de ahuyentar a los pajaritos para voltear a ver a su dueña con esa mirada azabache y careta que le da un aspecto de "Pato Estúpido" como suele llamarlo Nami a veces. El animal ladeo la cabeza de un lado a otro y luego lo más cercano a una respuesta verbal rugió un "Quack".
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«¡Por el amor a Oda! Vivi en verdad que no bromeaba», pensó Nami boqueando tal cual como un pez fuera del agua al caminar entre las calles del magnífico y súper exclusivo vecindario, donde aparecían a cada tantas hectáreas con monumentales cercas; enormes mansiones que no tenía nada que envidiarles a los palacios que poseen los Reyes. «A ver…», se decía volviendo a ver el anuncio que termino recortando ágilmente cuando fue a su dormitorio para arreglarse, verificando la dirección. «Si lo que dijo ese guardia es verdad, entonces la gente que solicita una niñera debe ser una de las más ostentosas e importantes del vecindario…»
"— ¡Ja! ¿Otra candidata más a la causa? ¡Pues buena suerte señorita! si te llegan a elegir lo vas a necesitar. —"
Frunció el ceño al recordar uno de los comentarios fanfarrones del guardia que, si bien fue el que más la trato con amabilidad de todo el personal de vigilancia de la entrada principal del vecindario, no le agrado mucho sus palabras porque le inquieto ¿Acaso serían unos demonios los hijos de esa familia ricachona?
Mordió nerviosa la punta de su pulgar izquierdo, sintiendo el filo de su uña ligeramente larga en la punta de su lengua que al igual que las demás las mantiene arregladas con un barniz preferiblemente transparente o perlado de un suave matiz rosáceo.
«Estúpido viejo de boca floja, calladito se veía mejor», insultaba con infantil saña. «En fin, no importa, sea un demonio o unos demonios aquellos críos que tenga que cuidar ¡Tendré ese trabajo! ¡Por Kami! ¡El sueldo duplica casi dos mil veces más de lo que ganaba en mi anterior trabajo!»,. Y no es que se queje, porque su anterior salario era más que suficiente para tener una vida decente con algunos lujos ya seas un soltero o debas sustentar a una familia de tamaño mediano.
Nami después de haber visto semejante cifra hizo rápidos cálculos (y corroborarlo al comunicarse con la tal Koala que le atendió la llamada para mayor información del trabajo) que concluyó como resultado de que podría hacer una pequeña fortuna e ir preparando su futuro para tener una vida acomodada con muchos lujos de los que no se vería obligada a reprimirse, ayudaría a Vivi en pagar las cuentas del apartamento, la Universidad se le facilitaría un montón y… lo más importante podría darle dinero a su familia y demás cosas, ¡Era simplemente perfecto…!
¡Sí llegará de una maldita vez a la dichosita mansión!
«¡Con un demonio! ¡¿Qué tan lejos queda?!», pensó exasperada con la lengua ya afuera, se sentía en los desiertos de Arabasta con el sol campantemente en lo alto del cielo azul. Además que no sabía donde era norte, sur, este u oeste. «¡Ay no! ¿Ahora como llegaré…?»
— ¡Jo! Supuse bien al imaginar que seguiría varada en las calles…
La pelirroja se volteo para ver al mismo guardia amable pero de boca grande que la atendió hace una hora atrás (…eso espera ¡No quiere llegar tarde a la entrevista!) y manejaba un pequeño carrito similar aquellos que vez en los campos de golf.
— ¡Ossan! ¿Qué hace por aquí?
Él le sonrió, formándose unas perceptibles arrugas en la comisura de su boca y a los costados del rostro justamente a la altura de los ojos. Afirmando su edad de cuarenta y ocho años.
— Mi trabajo, señorita ¿Le doy un aventón?
— ¡¿Lo dice enserio?! —Con lagrimitas en los ojos de la emoción, viéndolo como un ángel caído del cielo. ¡Se retractaba de lo que pensó anteriormente de ese hombre!
— Claro, aprovechando que uno de los sectores donde hago guardia es hacía donde se dirige usted.
— ¡Genial Ossan, gracias!
Pronto Nami se sentó en el asiento de copiloto, rebosante de optimismo en que está vez sería diferente y obtendría el trabajo. Ya se imaginaba… los berries que estaría cobrando, la vida de lujo y aportando una ayuda económica a su familia para que disfruten de los mismos lujos. ¡Sip! Todo iba de viento en popa ¡Era más que perfecto…!, «No estaría tan seguro de eso…», su traicionera mente le salió con ese pensamiento negativo, arruinándole su humor "happy" y también… haciéndola poner los pies en la tierra. Recordándole que nada podía ser demasiado bueno ni adquirirlo fácilmente.
Y eso Nami lo sabía de primera mano que ha experimentado innumerables decepciones.
— Uhmn… Ossan ¿Cómo son?
El vigilante le miró de reojo por unos segundos, apreciando que ella se veía genuinamente nerviosa a pesar de que lo disimulara. Volvió la vista hacia adelante y sonrió. — ¿La verdad? —Sin verla, supo que asintió. — Los Monkey son una familia bastante excéntrica con sus ocurrencias… —La joven mujer empalideció, gritándose mentalmente un "¡Lo sabía!". Envolviéndola pronto un aura depresiva. — Pero son sin lugar a dudas buenas personas. Así que puedes despreocuparte, no todos los ricos son unos ogros…
— Lo sé —Le interrumpió más animada, llegando incluso a reírse porque recordó a su amiga Vivi que ha hecho su vida llevadera y grata. Nefertari era el vivo ejemplo a lo que se refería el señor.
— ¡Muy bien~! Aquí es.
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Monkey Sabo yacía acostado cuan largo es en uno de los juegos del sofá de la gran sala de estar donde recientemente entrevisto a veinte personas sin descanso. Y eso fue nada más en horas de la tarde…
La jornada de la mañana fue mucho, pero mucho peor.
—…Estoy frito…
El sonido de unos tacones a la lejanía, aproximándose lentamente al lugar donde el rubiales estaba, llegaron a los oídos de esté quien ni se inmuto. Teniendo sus ojos cerrados, esperando que la pastilla que se tomo para la jaqueca hiciera efecto.
…Todo lo que hacía por su hermanito…
— Sabo.
— Déjale tu mensaje a Koala.
— Pues ella te dice que te levantes, tienes a alguien más que entrevistar.
Automáticamente el semblante de Monkey se amargo como si fuera chupado un limón. Pero él no tenía intenciones de levantarse, ni mucho menos de hacer esa entrevista… razón por la que la dulce mujer le dio un buen incentivo a su jefe:
— ¡Con un demonio, Sabo…! ¡LEVÁNTATE!
Demando Koala, pateando el sofá fuertemente causando que se estremeciera y el aludido no tardara en incorporarse de un sentón, claramente sobresaltado. Su secretaría que conocía desde la adolescencia era una muchachita bastante simpática, pero cuando se enoja… en verdad que se volvía feroz y la mayoría de las veces era víctima de sus regaños (muchos eran justificados) por lo que sabía de antemano que lo mejor era no subestimarla.
— Ya voy, ya voy, ¿Feliz? —Cedió pesadamente, ganándose la sonrisa de triunfo de la castaña que vestía un inmaculado traje ejecutivo femenino de color gris combinado con una camisa rosácea de vestir debajo de la chaqueta entallada que acentuaba su pequeña cintura y unos zapatos de tacón alto de color granate que marcaban el sutil contoneo de sus pronunciadas caderas y torneadas piernas que exhibía la falda tubo del traje.
— Muy bien, la haré pasar —Iba a darse media vuelta para retirarse, pero se contuvo al recordar algo. — Ya te envié su currículo a la Tablet —Señalo el portátil equipo plano que reposaba en la pequeña mesita enfrente del enorme sillón en forma de "L". — Todos sus datos han sido corroborados por lo que está limpia.
Sabo cabeceo en afirmación, sabía que la última palabra lo resumía todo y Koala era muy minuciosa con su trabajo al igual que Hank. Eventualmente la joven mujer se retiró, mientras que él tomo el dispositivo con apatía para leer el currículo de la quien entrevistaría…
Más no tuvo chance. Unos tacones chocando contra el marmolado suelo se hicieron audibles y no tardó en aparecer una atractiva mujer pelirroja con un cuerpo voluptuoso que se asemejaría perfectamente a un reloj de arena por sus definidas curvas. No obstante, el motivo que el rubiales se haya quedado boquiabierto no fue la exótica belleza de semejante espécimen femenino, sino porque… ya la había visto antes.
Para ser exactos hace tres semanas atrás.
"— ¿Me estás buscando una qué? —"
"— Nos vendría bien… —"
"— Ah, pues ya está listo entonces, será ella… —"
Fragmentos de aquel día se inmortalizaron en la mente de Sabo sin salir de su incredulidad hasta que un potente grito a sus espaldas resonó en el salón. El rubiales viró su rostro dónde provino el llamado, topándose con su hermanito que observaba con ojos curiosos a la pelirroja que le devolvió la mirada por unos segundos. Posteriormente Luffy sonrió de oreja a oreja mostrando su perfecta dentadura y retomó su atención en su hermano:
— ¡Hey Sabo! ¿Ya terminasteis?
— A-Aún no, tengo una última entrevista con…
— Nami Water —Se presento al recibir la mirada apremiante del rubiales que vestía unos pantalones de vestir color negro, una camisa azul celeste con los tres primeros botones desabrochados y las mangas largas arremangadas hasta sus codos.
— Oh ¿Puedo quedarme?
— Si no le es un inconveniente…
La pelirroja ante el comentario, se apresuró a negar (a pesar que en el fondo pensaba lo contrario): — No, no me molesta —Expresó con una afable sonrisa mientras que mentalmente maldecía al metiche pelinegro, más no podía ser grosera. No sabía quién era ese chico, pero por sus ropas de costosas marcas y el parecido en algunos rasgos faciales con Sabo le hizo sospechar que tal vez fueran parientes.
¡Tenía que llevarse muy bien con esta familia si quería el trabajo!
Y sin lugar a dudas haría que fuera posible, sí o sí. Está era una oportunidad de oro que no iba a desperdiciar.
Luchando. Caminando. Avanzando.
Después de todo…
…ha sido así y así lo será…
Siempre.
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FIN DEL PRÓLOGO.
NOTA de ChibiFjola: ¿Qué les pareció? Es mi primer fic de One Piece, en otras palabras soy una novicia en esté área de «», por lo que espero que haya sido de su agrado e incluso de entretenerlos sacándoles unas carcajadas. Por lo que para continuar dependerá de ustedes queridos lectores que de acuerdo a su aceptación, actualizaré. Estando en sus manos el otro 50% que le da vida a esta historia.
Sin más que decir ya no les desgato la vista xD.
¡Bye-bye~!
PD: Aceptó consejos, opiniones, críticas constructivas, no teman en expresar lo que piensan ;). Porque algo que tengo claro es que NO soy una escritora perfecta y su criterio me ayudará a ser mejor a la tarea.
¿Nos seguimos leyendo?
