¡Saludos, estimados lectores! Porque lo prometido es deuda, aquí traigo para quienes me acompañaron a lo largo de "Tiempos de… ¿Paz?", esta otra historia, igualmente cargada de mis disparates y ocurrencias n_nU Procuré ir haciendo algunas aclaraciones pertinentes por si hay algún lector nuevo, para que no tenga que leerse la historia previa si no desea hacerlo, espero sirva de algo n.n

Por desgracia para mí, los personajes de Saint Seiya y de la Mitología Griega siguen sin pertenecerme, ¡pero yo continúo divirtiéndome escribiendo a sus expensas! XD

En fin, de corazón espero que esta nueva historia resulte de su agrado n_n

ADVERTENCIA: Si lo que buscas en esta lectura son Dioses serios y responsables y Guerreros maduros y centrados luchando sólo por la verdad y la justicia… ¡Mejor busca otra historia! Porque Dioses infantiles, guerreros despistados y un montón de disparates abundarán bastante por aquí. Las batallas épicas están en manos del señor Kurumada, esta… es sólo una parodia XD

1. ¿QUIEN DICE QUE LA VIDA ES JUSTA?

Un año había pasado desde que las guerras santas terminaran y desde que el todopoderoso Zeus hubiera decidido perdonar a los guerreros implicados en ella devolviéndolos a la vida, y aunque resulte difícil creerlo, la Tierra había vivido una época de paz.

Hades finalmente había desistido en su intento de cubrir el planeta de oscuridad y Poseidón… bueno, él tenía otras cosas en qué ocuparse en lugar de intentar inundar el mundo, ya que ahora no sólo tenía que hacerse cargo de los negocios de la familia Solo, sino que también tenía que arreglárselas con la actual reencarnación de Anfitrite, llamada Ann Stevens, una joven inglesa y prometida de Julián.

Sí, la humanidad por fin podía respirar tranquila mientras que Athena y sus santos velaban por la paz del mundo… Bueeeno, dejémosle en que la humanidad estaba tranquila, ya que aunque la llamada Diosa de la Sabiduría se había vuelto más diestra en sus oficios, pues… seguía siendo Saori.

Pero en fin, la Tierra por fin estaba en paz y armonía y por todos lados reinaba un ambiente de tranquilidad.

Santuario de Athena

Un hermoso día había llegado a Grecia y el sol brillaba sobre los ancestrales territorios de la Diosa de la Guerra Justa, iluminando las antiguas construcciones, dándoles un aspecto majestuoso y apacible. Una calma casi total reinaba en el Santuario aquella mañana, pero no en todas partes, pues en la quinta casa zodiacal, los santos dorados, 2 amazonas de plata y los 5 fantásticos de bronce se encontraban reunidos en un silencio expectante, todos sintiendo una profunda tensión en el ambiente, indicio de que algo grande estaba por ocurrir.

Y así, en la sala de la casa de Leo, las miradas de los jóvenes guerreros estaban centradas en 4 personas en especial, que intercambiaban graves miradas entre ellos, retándose con los ojos y cada uno decidido a salir victorioso del nuevo reto que aquella mañana se había planteado para ellos.

-¿Todos listos?- les preguntó Saga con total seriedad y con algunas gotitas en su rostro debido a la tensión allí reinante.

-¡Listos!- exclamaron a la vez Aioria, Kanon, Ikki y Seiya con una completa decisión en sus rostros.

-Has tu mejor esfuerzo, hermano- le pidió Shun al Fénix viendo todo con mirada un tanto preocupada.

-Vamos, Seiya, demuéstrales que tú eres el mejor en esto- le dijo Hyoga al Pegaso con total seriedad.

-No dejes que te amedrenten, gato- le recomendó Milo al león dorado dándole un golpecito en el hombro.

Saga por su parte intercambió una mirada con su gemelo y este asintió seriamente y con mirada decidida, así que el santo de Géminis fijó entonces sus ojos en Aioros y este asintió también con el rostro.

-Preparados…- dijeron al mismo tiempo el gemelo mayor y el santo de Sagitario y sus 4 camaradas obedecieron acomodándose en sus puestos y moviendo un poco sus músculos para prepararlos para lo que estaba por venir- Listos…- todos contuvieron el aliento con las miradas bien atentas en los decididos jóvenes que esperaban con impaciencia la orden de inicio- ¡¡Empiecen!!-

Y a la voz de ambos santos dorados, la quinta casa se llenó de inmediato de una potente y moderna música mientras que Aioria, Kanon, Ikki y Seiya comenzaron a desplazarse con agilidad sobre los tapetes de baile que habían sido dispuestos frente al televisor de la sala, moviéndose al ritmo de la música, que iba cada vez más y más rápido (NA: ¿Se imaginaban eso? XD)

El resto de los presentes seguía sus movimientos con total atención, casi sin atreverse a hablar por temor a distraerlos, pero cada uno de los competidores estaba bien concentrado en lo que hacía… y habría que reconocer que no lo hacían nada mal, pues todos bailaban con habilidad y destreza, mas a medida que las melodías se sucedían una tras otra, los pasos se iban volviendo más y más complejos y pronto comenzó a resultarles un tanto difícil a los muchachos el seguirlos a la perfección.

-¡Me lleva!- maldijo Ikki molesto cuando el juego lo eliminó por haberse quedado atrás en el puntaje y Shun, Afrodita y Shina suspiraron abatidos.

-¡Ah, porquería de juego!- se quejó Kanon cuando le llegó su turno de salir de la competencia, mientras que su hermano se golpeó la frente con expresión frustrada y Máscara Mortal (MM) comenzó a echar pestes y maldiciones en un florido italiano.

Así que sólo Aioria y Seiya continuaron con el juego, bailando con una destreza que daba envidia y ambos muy parejos en el puntaje, pero en un complicado movimiento final, que incluía un salto y un giro, el ponny alado se resbaló en la pista y terminó yéndose derechito contra el suelo, para desilusión de Shiryu, Hyoga, Mu y Aldebarán; en tanto que Aioria, en cambio, realizó a la perfección el paso, terminando de manera excepcional el baile y coronándose como vencedor del juego.

-¡¡Gané!!- festejó el león dorado feliz de la vida- ¡¡Soy el mejor!!-

-¡¡Ese es mi hermano!!- exclamó Aioros con una gran sonrisa en el rostro.

-¡¡Bien hecho, gato!!- los felicitó Milo también más que sonriente- Y ahora, señores, pagando deudas- agregó viendo seriamente a todos los presentes.

-Condenado gato pulgoso- murmuró MM molesto a la vez que sacaba su billetera para pagar la apuesta que acababa de perder.

-Seiya, ¿cómo pudiste perder?- se lamentó Hyoga también sacando su billetera con ojitos llorosos.

-¡Eres el colmo, Kanon!- regañaba por su parte Saga a su hermano, también sacando su billetera- En balde todas las horas que te la pasas perdiendo el tiempo con esos cochinos videojuegos-

-¡Oh, no es mi culpa que el gato sea más vicioso que yo!- se defendió el otrora general marino encogiéndose de hombros.

-Menos quejas y más pagos- pidió Milo recibiendo feliz de la vida el pago de los perdedores- Bien, ¿quién apostó por Aioria además de yo?-

Aioros, Shura, Shaka y Camus levantaron la mano bastante contentos mientras que los demás suspiraron abatidos.

-¡Marín!- exclamó Aioria con rostro sentido al darse cuenta de que su novia se encontraba entre los que se lamentaban sus pérdidas- ¿Por quién apostaste?-

-Ah… este…- muchas gotitas aparecieron sobre la máscara plateada de la amazona ante la mirada de reproche del gatote dorado- Aioria, claro que quería que tú salieras triunfante, pero… pues es que… Seiya es un vicioso de los videojuegos, así que no pensé que alguien le ganara- se explicó la pelirroja sonriendo nerviosamente por debajo de su máscara.

-Sólo fue suerte- murmuró el Pegaso sacudiéndose luego de levantarse del piso.

-¡¿Qué?! ¡¡Claro que no fue sólo suerte!!- protestó Aioria fulminándolo con la mirada.

-No, claro que no-intervino Aioros- Aioria es muy ágil y se le da muy bien el baile… además de que también es un vicioso que se la vive pegado a su X-Box cuando no tiene otra cosa que hacer-

-Cierto, yo soy… ¡¡Oye!!- se quejó su hermanito viéndolo con malos ojos.

-Bien, pues esto es todo por ahora- decretó el santo de Escorpio- En la noche habrá una sesión de póquer para quien guste asistir y mañana se aceptan apuestas para los combates de entrenamiento en el coliseo-

-¿Así que habrá apuestas mañana en los combates de entrenamiento?- preguntó alguien de pronto.

-Pues como cada semana, ¿no?- contestó MM encogiéndose de hombros.

-Sí, e igual que con las competencias de velocidad, carrera de obstáculos, lanzamiento de disco y salto de altura- agregó despreocupadamente el cisne.

-No me digan-

Una enorme gota apareció en las cabezas de cada uno de los allí reunidos en cuanto se dieron cuenta a quién pertenecía esa peculiar vocecita y todos voltearon lentamente hacia la puerta de la sala del templo, donde un muy serio Patriarca se encontraba viéndolos con los brazos cruzados y recargado en el marco de la puerta.

-Buenos días, maestro Shion, ¿amaneció usted bien el día de hoy?- le preguntó Milo con su más angelical carita.

-Eso no te servirá de nada, Milo- declaró con cara molesta el Patriarca- Ya se me hacía raro que hubiera tantos cosmos reunidos en Leo esta mañana. ¿En qué habíamos quedado con lo de las apuestas?-

-¿Que sólo lo hagamos en efectivo y con moneda nacional?- preguntó Kanon sonriendo nerviosamente.

-Frío- respondió Shion con una venita comenzando a palpitar en su sien.

-Que no lo hagamos a menos de que estemos seguros de ganar- sugirió Aioria pasando saliva con dificultad.

-Mmm… tampoco- la venita en la sien de Shion comenzaba a hacerse más grande- ¿Alguna otra idea? ¿Nadie?- insistió el Patriarca recorriéndolos a todos con mirada de fuego- Dijimos que estaba terminantemente PRO-HI-BI-DO apostar en este Santuario, bajo pena de encargarse del aseo del comedor por un mes y de agregar 500 abdominales y 500 sentadillas a los entrenamientos de cada día por una semana-

-Pero… No es justo... No le hacemos daño a nadie... Sólo pasábamos el rato... Es la primera vez que apuesto… Sólo pasábamos por aquí… No vuelvo a hacerlo… ¡Piedad!- comenzaron a suplicar todos los presentes al mismo tiempo, viendo con caras de borregos destinados al matadero al representante de Athena.

-¡Una regla es una regla y debe respetarse!- decretó el Patriarca con seriedad.

-Ejem, buenos días, ¿hay alguien aquí?- llamó de pronto una voz femenina a la entrada del templo, captando la atención de todos los presentes, que intercambiaron algunas miradas entre ellos antes de salir a ver de quién se trataba.

Y allí en la entrada del templo del Leo se encontraban 2 jóvenes, una de las cuales captó de inmediato toda la atención de cierto cisne de las nieves.

-¡¿Flear?!- exclamó Hyoga con los ojos bien abiertos al reconocer a la linda chica rubia que estaba frente a él.

Y sip, quienes estaban a la entrada del templo no eran otras que las hermanitas asgardianas, Flear y Hilda.

-¡Hyoga! ¡Qué gusto volver a verte!- lo saludó la menor de las jóvenes dedicándole una linda sonrisa.

-¿Pero qué hacen ustedes aquí en Grecia?- interrogó el patito, digo, Hyoga, con un gran signo de interrogación sobre su cabeza.

-Ah, pues es que vinimos de paseo y quisimos pasar a saludar a Saori- explicó Flear.

-¡¿Quisimos?!- exclamó Hilda en tono indignado- ¡Me obligaste que es diferente!-

-¿Pero cómo es que han llegado hasta la casa de Leo?- preguntó Shion, viéndolas bastante confundido.

-Pues subiendo ese montón de escaleras que tienen- explicó la sacerdotisa de Odín aún intentando recuperarse de la subida- Y de veras que necesitan unas escaleras eléctricas o un elevador-

-Eso es lo que le hemos dicho a Atena, pero no nos hace caso porque le duele a su bolsillo- comentó el santo de Escorpio encogiéndose de hombros.

-¡Milo!- Shion vio al escorpión dorado con cara de reproche por el comentario y luego volvió a centrar su atención en las visitantes- Ejem, pero, ¿las dejaron pasar los guardias?- insistió el Patriarca y, por alguna razón, muchas gotitas aparecieron en las cabezas de más de uno de los santos.

-¿Qué guardias?- preguntó Hilda con muchas gotitas en su nuca- ¿Los que estaban durmiendo abrazando unas botellas a la entrada del Santuario o los que estaban viendo una televisión portátil cerca del coliseo?-

-¡Es verdad!- exclamó de pronto Marín- Justo eso íbamos a reportarle cuando nos entretuvimos viendo la competencia de baile, Gran Patriarca-

-Pero… pero… ¿y los otros santos de plata?- interrogó el sumo pontífice con muchos signos de interrogación sobre su cabeza- ¿No se toparon con ellos?- les preguntó a las princesas.

-Ese era el otro motivo por el que íbamos a verlo-intervino Shina- Esa bola de mentecatos no se levantó a entrenar esta mañana-

-Y deben seguir durmiendo porque nosotras no vimos a nadie- agregó Hilda.

-Es verdad- corroboró Flear- Y luego llegamos a las 12 casas y las 4 primeras estaban vacías también- explicó la rubia, con lo que los dueños de dichas casas comenzaron a toser o a silbar viendo en otras direcciones.

-Pero qué irresponsables son algunos- opinó Milo negando con el rostro.

-Cierra la boca, bicho-lo calló MM viéndolo maliciosamente y hablándole en voz baja- O el Patriarca podría enterarse de quién saboteó a los guardias y a los santos de plata anoche para poder escaparse de juerga al pueblo-

-Pero yo sólo les di las botellas a los guardias- protestó el santo de Escorpio también en murmullos- No tuve nada que ver con la televisión y la desaparición de los santos de plata-

-¡Condenados guardias!- pensaba al mismo tiempo Kanon- Tuve que darles mi tele portátil para que no dijeran que llegamos de madrugada; pero ya le tocará a Saga recuperarla o pagar la siguiente salida-

-Oye, Aioros…- le susurró Shura a su amigo- ¿Recordaste apagar las grabaciones de la lira de Orfeo que les dejamos a los demás santos de plata para que se durmieran y no notaran la hora a la que llegamos?-

-¡Rayos! Sabía que algo había olvidado- se lamentó Aioros golpeándose la frente y también hablando con voz queda.

-Bueno, ¿entonces sí podemos ver a Saori?- insistió Flear.

-¿Eh? ¡Ah! Sí, claro, claro; ahora mismo las llevo- respondió Shion saliendo de sus cavilaciones y dirigiéndole una inquisitiva mirada a algunos de los golden boys, que se limitaron a sonreírle con sus más lindas caritas de niños buenos- Ya luego terminaré de arreglar cuentas con ustedes y también luego investigaré lo que pasó con los guardias y los santos de plata, que no les quepa duda de eso- los amenazó viéndolos seriamente, logrando que más de uno pasara saliva con dificultad, para luego dirigirse de nuevo a las extranjeras- Vamos, señoritas- les dijo amablemente a la vez que los 3 desaparecían de la quinta casa gracias a la teletransportación del antiguo santo de Aries.

-Alguien va a estar en problemas- cantuleó MM, viendo burlonamente a algunos de sus compañeros.

-Pues que yo recuerde, todos estaremos castigados, ¿no?- le recordó Shiryu con una enorme gota en su cabeza y todos suspiraron resignados y con caras abatidas.

-Les dije que el maestro Shion nos descubría en el concurso de baile- dijo de pronto Shura, rompiendo el silencio que se había creado entre los guerreros y viendo significativamente a Kanon y Milo.

-Cabra de mal agüero- murmuraron los aludidos a la vez que sacaban su billetera para pagarle otra apuesta perdida al santo de Capricornio y consiguiendo que todos sus compañeros los vieran con muchas gotas en sus cabecitas.

Ejem, en fin, mientras tanto, el Patriarca y las visitantes ya habían llegado al templo de Athena, donde, en la sala del trono de la Diosa, Saori se encontraba sentada en el suelo como niña chiquita mientras Dohko le narraba una historia, actuando los papeles de los personajes de los que hablaba.

-… entonces…- narraba el santo de Libra sin notar que ya tenía más público- Hermes le dijo a Perseo- el ya no tan antiguo maestro fingió una voz diferente para representar al mensajero de los Dioses- "Tienes que visitar a las Grayas, sólo ellas podrán orientarte en tu búsqueda de Medusa; invítales una buena copa de vino y verás que con gusto te ayudan; lástima que ellas ya son ancianas, no como las Musas que tienen tan buenos…"-

-Dohko, así no iba la historia- lo interrumpió Shion viéndolo seriamente y con algunas gotitas en su rostro.

-¿No?- preguntó el santo de la balanza poniendo cara inocente- Je, creo que me confundí un poco entonces-

-Igual era una versión interesante- sonrió Saori entretenida y luego volteó a ver al Patriarca- ¿Viste lo que hacían los muchachos en Leo, Shion?-

-Sí, Athena, y mis sospechas no resultaron tan mal infundadas- suspiró el peliverde con cara seria- Ejem, pero bueno, estando allá me topé con unas visitas que quieren verla-

-¿Unas visitas?- inquirió la pelimorada con un signo de interrogación sobre su cabeza.

Shion se hizo entonces a un lado y dejó pasar a las 2 asgardianas.

-Hola, Saori, tiempo sin vernos- saludó Flear con una sonrisa.

-¡Flear! ¡Hilda! ¡Qué sorpresa!- exclamó emocionada la reencarnación de Athena- ¿Qué las trae por aquí?-

-Pues andamos de viaje por Europa y aprovechando que pasamos por Grecia se me ocurrió que pasáramos a saludarte- explicó la menor de las princesas.

-Pues qué bien, de verdad me alegra verlas. ¿Y cómo han estado?-

-Pues…- una triste sonrisa apareció en el rostro de la rubia- Han sido tiempos difíciles, pero los vamos superando-

-¿A qué te refieres?- interrogó Saori confundida.

-A algo que tú no entenderías, querida- intervino Hilda secamente y viendo con seriedad a su anfitriona- Todos tus guerreros fueron revividos, ¿verdad?-

-Pues sí, igual que los de Artemisa, Poseidón y Hades- respondió la joven Kido sin inmutarse, aunque entonces comenzó a sospechar algo- ¿No pasó lo mismo con los Dioses guerreros?-

-No- contestó la sacerdotisa de Odín apretando los puños y con una venita palpitando sobre su sien.

-¡Ups!- la reencarnada Diosa tragó saliva algo incómoda- ¿No revivieron?-

-No, se quedaron muertos, ¡¡tal y como los dejaron tus condenados santos de bronce!!- gritó Hilda viendo con mirada asesina a su "amiga".

-¡Oye!- protestó Saori- ¡Tú empezaste atacando el Santuario! Nosotros sólo respondimos-

-¡¡Y los mataron a todos!!-

-¡Pero te digo que fue en defensa propia!-

-¡¡No me importa!!- chilló furiosa la sacerdotisa- ¡Tus santos mataron a mis más leales guerreros y ahora ellos viven despreocupadamente mientras que Asgard sigue llorando la pérdida de Siegfried y los demás!-

-Eso fue porque Zeus decidió perdonar y regresar a la vida a todos los guerreros implicados en las guerras santas, ¡¿yo qué culpa tengo de que eso no incluyera tus guerreros?!- se defendió Saori.

-Ya que ellos eran servidores de Odín, era obvio que Zeus no los reviviera- comentó Dohko encogiéndose de hombros.

-Cierto, era algo de esperarse- coincidió Shion asintiendo con el rostro.

-No me ayuden- murmuró la pelimorada viendo de soslayo a ambos bicentenarios, pero en eso, un foquito se prendió sobre su cabeza- ¡Es verdad! ¿Por qué no le pides a Odín que haga algo al respecto?-

-¡¿Y crees que no lo he hecho?!- gritó Hilda- Pero Odín no ha escuchado ninguna de mis plegarias desde hace ya un año-

-¿Y eso por qué?- nuevos signos de interrogación aparecieron sobre la divina cabeza de la Diosa de la "Sabiduría".

-Porque dice que lo negamos al aliarnos con Dioses extranjeros- suspiró Flear abatida.

-¡¡Y por supuesto que todo es un mal entendido!!- exclamó su hermana aún viendo con malos ojos a Saori- ¡¿Quién podría querer ser aliada de una mocosa mimada y caprichosa como tú?!-

-¡¿A quién le dices mocosa mimada y caprichosa?!- chilló la aludida pataleando como niña chiquita.

-¡¡Todas mis desgracias son culpa tuya!!- siguió la sacerdotisa de Odín sin prestarle atención.

-¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no!- le espetó la pelimorada- ¡Los Dioses Guerreros murieron porque TU los enviaste a combatir para cumplir las ambiciones de un Dios ocioso!-

Al escuchar aquellos, Hilda se quedó callada por unos instantes con los ojos muy abiertos.

-¿Hermana? ¿Te sientes bien?- le preguntó Flear preocupada, pasando una mano por delante de su rostro, pero la sacerdotisa no respondió.

-Eh… ¿Hilda?- Saori se acercó con precaución a la asgardiana, viéndola confundida, mientras ella comenzaba a hacer puchero.

-¡¡Es verdad!!- gritó Hilda angustiada a la vez que empezaba a llorar desconsoladamente- ¡¡Buuuuuuaaaaaahhhh!! ¡¡Todo es mi culpa!!-

Una enorme gota apareció en las nucas de cada uno de los presentes ante aquella reacción.

-Este… Hilda, yo no quise decir eso- se disculpó Saori sonriendo con muchas gotitas sobre su rostro.

-¡¡Claro que sí y tienes razón!!- siguió llorando con amargura la sacerdotisa de Odín- Yo convoqué a Siegfried y a los demás para que pelearan por mí… ¡¡y ahora están muertos!! ¡¡Buuuaaaahhh!!-

-Hermana, pero tú no sabías lo que hacías, no fue culpa tuya- intentó tranquilizarla Flear.

-Es verdad, Hilda, estabas siendo controlada por el anillo de los Nibelungos, ¿recuerdas?- le siguió Saori.

-¡¡Es igual!!- Hilda aún lloraba a moco tendido- Yo fui quien los llamó, toda la culpa es…-

-¡¡Buenas!! ¿Se puede pasar?- llamó justo en ese momento una voz varonil en la entrada del templo, haciendo voltear a todos.

Y allí estaba cierto joven griego de cabellos y ojos azules, que respondía al nombre de Julián Solo, (NA: Alias Poseidón XD), acompañado por una hermosa joven de largos y ondulados cabellos de tono castaño claro y ojos turquesa.

-¡¡TUYA!!- rugió la sacerdotisa de Odín al ver al recién llegado, dejando de llorar de inmediato a la vez que veía con mirada asesina al peliazul- ¡¡TODO ES TU CULPA!!-

-Pues sí, creo que la verdad tiene razón en eso- comentó Saori con expresión reflexiva.

-Hola, Hilda, tiempo sin verte- saludó Julián retrocediendo unos pasos a la vez que sonreía nerviosamente- ¿Exactamente de qué tengo la culpa?-

-Pues fuiste TU quien me estuvo manipulando para que los hielos del norte se derritieran y el mundo se inundara, fuiste TU quien me hizo desoír a Odín y fue por TU culpa que convoqué a los Dioses Guerreros para que pelearan y por eso ahora ellos están muertos- enumeró la joven caminando amenazadoramente hacia él y echando fuego por la mirada.

-¿En… en serio?- el peliazul pasó saliva con dificultad sin dejar de retroceder- ¿Pero cómo iba yo a hacer todo eso si sólo soy un joven y exitoso empresario? Se me hace que me estás confundiendo con alguien más-

-Sí, Hilda- intervino Saori viendo con una sonrisa maliciosa a la reencarnación de Poseidón- De seguro lo confundes con cierto de los Dios de los Mares que intentó inundar el mundo, pero no pudo porque era demasiado torpe y despistado para lograrlo-

-¡¿A quién le dices torpe y despistado, mocosa maleducada?! ¡¡Respétame que soy tu tío!!- exigió el señor del mundo marino más que enojado, pero justo entonces notó que Hilda lo veía levantando una ceja- … ¿Podrías ignorar lo que acabo de decir?- preguntó sonriendo nerviosamente y con MUCHAS gotitas en su nuca.

-No lo creo- respondió Hilda mientras su cosmos comenzaba a incrementarse peligrosamente y a la vez que ella se tronaba los dedos de la mano con gesto amenazante.

-Ya lo temía- musitó Julián con más gotitas en su frente- ¡¡Aaaaaaaaaaahhhhh!!- comenzó a gritar el Dios a la vez que salía corriendo como alma que lleva el diablo antes de que Hilda diera un paso más.

-¡¡Vuelve acá, Poseidón!!- le gritó la sacerdotisa saliendo tras él- ¡¡Te haré pagar caro el haberme manipulado!!-

Y así se armó una persecución por todo el Templo de Atena, con Poseidón corriendo lo más rápido que podía y gritando como loco, mientras Hilda lo seguía de cerca gritándole pestes y maldiciones y arrojándole todo lo que se encontraba a la mano.

-¿Quién es esa mujer y por qué persigue a Julián?- preguntó la acompañante del peliazul, viendo la persecución con cara confundida y con una enorme gotota en su nuca.

-¡Ah, cierto! Ann, deja que te presente a Flear y a Hilda, que es la sacerdotisa de Odín que persigue a Julián por haberla usado en sus planes de inundar el mundo- presentó Saori y luego se dirigió a la menor de las princesas asgardianas- Flear, ella es Ann Stevens, una amiga mía y actual reencarnación de Anfitrite, la Diosa de los Mares calmos, esposa de Poseidón-

-Mucho gusto- saludó Flear con una sonrisa, estrechando la mano de la chica de ojos turquesa.

-El gusto es mío- le devolvió el saludo la reencarnación de Anfitrite, también sonriendo.

Y de regreso con la persecución… Hilda seguía arrojándole cosas a Poseidón mientras este se movía de un lado a otro para evitar que le cayeran encima, y la verdad es que lo estaba haciendo bien… hasta que cierto busto de mármol lo golpeó justo en la cabeza dejándolo tirado a medio templo y viendo pececitos dando vueltas alrededor suyo.

-¿Una última voluntad, Poseidón?- le preguntó la joven al Dios, acercándose a él y viéndolo como una leona que por fin ha acorralado a su presa.

-¡Hilda, no fue mi intención dejarte sin guerreros!- gimió Julián angustiado y viendo a la chica aún desde el suelo- ¡Todo fue un malentendido!-

-Claro, Poseidón- respondió con aparente tranquilidad la sacerdotisa- Ya le explicarás a tu hermano Hades ese malentendido en cuanto te mande de paseo hasta su reino- le dijo con una sonrisa maliciosa a la vez que hacía como si se remangara unas mangas imaginarias.

Y bueno… lo siguiente que se oyó por todo el Santuario fue una serie de gritos desesperados que hicieron que todos los presentes en la quinta casa subieran rápidamente al Templo de la Diosa, preocupados por el bienestar de su señora (NA: ¡Nah, qué va! No más querían enterarse del chisme XD) Pero los guerreros atenienses no fueron los únicos que entraron precipitadamente en el Templo, pues a las afueras de este se encontraban 3 jóvenes que iban escoltando al Dios de los Mares y que también se alarmaron al reconocer la 'melodiosa' voz de su respectivo dolor de cabeza, digo, su respectiva deidad.

De cualquier forma, santos, amazonas y generales marinos se quedaron con la boca abierta y con muchas gototas sobre sus rostros cuando, al entrar al Templo, se encontraron con que Hilda le estaba aplicando una llave de lucha libre a Julián, para luego levantarlo, darle un par de vueltas sujeto por un brazo y finalmente arrojarlo contra un pilar del templo, dejando al pobre Dios completamente fuera de combate (NA: ¡Bravo, Hilda! XD)

Cabe decir que las mandíbulas de todos los presentes llegaron hasta el suelo, sin que ninguno acabara de creer lo que había visto, hasta que finalmente empezaron a salir de su asombro.

-¡¡Julián!!- exclamó Ann angustiada, corriendo hacia su prometido para sujetarlo y comenzar a sacudirlo frenéticamente- ¡Mi rey, reacciona! Dime que estás bien-

-Mami, dile a Hades que ya no quiero jugar a los enterrados vivos- balbuceó el peliazul, con unos bellos espirales en sus ojos.

-Bueno, al menos sigues con vida- suspiró la joven inglesa con una gotota deslizándose por su rostro, y luego, se levantó para encarar a Hilda, quien se estaba sacudiendo las manos, satisfecha con lo que había hecho- ¡Oye! ¡Cómo te atreves a tratar así a mi pobre Julián! ¿Que no vez que me lo dejaste todo atarantado?-

-La verdad no veo mucha diferencia- comentó Saori viendo al Dios caído también con una gotota en su rostro.

-¿Y tú quién eres?- le preguntó Hilda a la chica de los ojos turquesa, analizándola con la mirada.

-Soy la reencarnación de Anfitrite, la esposa de Poseidón- se presentó esta viéndola seriamente.

-¡¿Su esposa?!- los ojos de la sacerdotisa de Odín se abrieron desmesuradamente debido a la sorpresa, pero finalmente se encogió de hombros a la vez que daba un suspiro- Supongo que en gustos se rompen géneros- comentó sin inmutarse- Pero déjame decirte que bien merecido se tiene lo que le pasó ese remedo de Dios, ¡uso el anillo de los Nibelungos para manipularme!-

-¿El anillo de los Nibelungos?- esta vez fueron los ojos de Ann los que quedaron bien abiertos- ¿Y… qué fue de él?-

-Seiya lo destruyó usando la espada de Odín- explicó Saori.

-¡¡¿Queeeeee?!!- gritó la reencarnación de Anfitrite a la vez que su propio cosmos empezaba a incrementarse- ¡¡POSEIDÓN!!- rugió la Diosa levantando a su pareja del cuello de la camisa- ¡¡¿Cómo te atreves a andar usando cosas que no son tuyas?!!- le reclamó comenzando a sacudirlo frenéticamente- ¡¿Qué no sabes cuánto me costó conseguir ese anillo?! ¡¡No todos los días los enanos germánicos tienen que hacer venta de garaje para pagar sus deudas!! ¡¿Cómo es posible que lo hayas usado sin MI consentimiento?! ¡¡Y peor: dejaste que lo destruyeran!!-

Todos se limitaron a ver con muchas gotitas sobre sus rostros cómo la joven sacudía al inconsciente Dios, que ni cuenta se daba de lo que estaba pasando… y que ya parecía muñeco de trapo por la forma en que su pareja lo estaba zarandeando.

Y mientras Ann seguía arreglando cuentas con el amor de su vida (NA: Creo que eso es lo que llaman amor apache, ¿no? XD), Hilda volteó a ver a la bola de chismo… curiosos que se habían reunido en el Templo de Atena y su mirada se detuvo en alguien en particular.

-¡¡TÚ!!- gritó señalando hacia donde se encontraban los generales marinos que acompañaban a Julián- ¡¡Tú fuiste quien causó la muerte de Siegfried!!-

Isaac y Eo, que eran los otros 2 guardias de Poseidón, dieron de inmediato un paso atrás, dejando a un palidísimo Sorrento frente a la sacerdotisa de Odín, cuyo cosmos de nuevo estaba al máximo.

-Ah… este… creo que me habla mi mamá- balbuceó el general de Siren más blanco que el papel y con muchas gotitas en su nuca- Adiosito-

Y Sorrento salió corriendo lo más rápido que podía, pero Hilda ni tarda ni perezosa tomó el mismo busto de mármol con el que hubiera golpeado a Poseidón (NA: Que de milagro no se hizo añicos con la cabezota del Dios) y se preparó para lanzarlo como todo un gran pitcher lo haría. El objeto salió volando a gran velocidad y, ¿qué creen? Pues Hilda sí que tenía buena puntería.

El pobre flautista recibió el golpe en la cabeza y se quedó tirado justo en el umbral del templo, viendo sirenitas dando vueltas alrededor de su cabeza mientras Hilda se acercaba a él amenazadoramente.

-¿Una última petición antes de que te mande a llevarle mis saludos a Siegfried?- le preguntó con una frialdad digna de cierto santo de Acuario.

-¡Señorita, yo sólo cumplía órdenes!- gimió Sorrento con cara de borrego a medio morir y agazapándose contra la puerta del templo- ¡Y Siegfried solito quiso lanzarse al infinito y más allá! ¡Fue él quien quiso matarme, pero yo tuve la suerte de escapar!-

-Lástima que se te acabó la suerte, querido- comentó Hilda sin inmutarse y con su cosmos haciendo ondear sus largos cabellos tras ella.

-¡No, espere!- suplicó el general angustiado- ¡Todo lo que pasó ni siquiera fue culpa del Emperador Poseidón! ¡A él también lo estaban manipulando!-

-No me digas, ¿y quién se supone que lo manipulaba?- inquirió la joven alzando una ceja.

-¡El!- Sorrentó señaló hacia donde se encontraban los santos de Atena, específicamente hacia ciertos gemelos, que se quedaron con los ojos muy abiertos al verse aludidos.

Hilda volteó a ver a los chicos de Géminis, quienes de inmediato se señalaron mutuamente.

-Fue él- dijeron al mismo tiempo Saga y Kanon todavía señalándose acusadoramente el uno al otro.

-¡¿Qué?!- exclamó Saga furioso, al ver lo que su hermano hacía- ¡No otra vez! Ya estoy harto de que cada vez que te metes en un problema te quieras hacer pasar por mí para librarte de él, Kanon-

-¡Deja de actuar como yo, Kanon!- el gemelo menor hacía una buena imitación de su hermano- ¡Madura de una vez y acepta las consecuencias de tus actos!-

-¡Deja de imitarme! ¡Yo soy Saga!-

-¡Claro que no! ¡Yo soy el verdadero Saga!-

-¡¡Kanon es un torpe, tarado, menso, zoquete, bruto, ególatra e inmaduro!!- gritó Saga hablando a gran velocidad.

-¡¡Eso lo será tú, Saga!!- protestó su gemelo furioso, pero todo el enojo se le bajó al comprender lo que acababa de hacer- ¡Ay, no!- se lamentó el antes general mientras que su hermano lo veía con una sonrisa burlona.

-¡Bien! Pues esto será entretenido- comentó Hilda viendo al gemelo menor al mismo tiempo que se tronaba amenazadoramente los dedos de las manos, con su cosmos aún peligrosamente elevado, pero en eso notó que Sorrento se estaba escabullendo de puntillas por la puerta- ¿Y tú a dónde crees que vas? Todavía no termino contigo-

-Eso era exactamente lo que me temía- gimió el general de Siren con ojitos llorosos.

-¡Mira Hilda, Poseidón despertó de nuevo!- gritó entonces Kanon, señalando hacia Julián, con lo que Hilda volteó por un segundo y…- ¡¡¡Aaaaahhhhh, no quiero morir de nuevo!!- el segundo santo de Géminis salió corriendo como poseído del Templo de Atena junto con Sorrento, que no desaprovechó la oportunidad de poner pies en polvorosa.

-¡¡Regresen cobardes!!- la sacerdotisa de Odín salió corriendo tras ellos, jalando a su paso el Niké de Atena para poder ajusticiarlos mejor.

-¡Qué alegría! Hace mucho que no veía a mi hermana con tantos ánimos- exclamó Flear emocionada al ver todo aquel drama, logrando que una enorme gotototota apareciera en los rostros de todos los presentes.

-Me pregunto si podrá hacerse algo para regresar a los Dioses Guerreros a la vida- comentó Saori con una mano en el mentón y con expresión reflexiva.

-Sólo Odín podría hacer eso- afirmó Shion.

-¡Bien! ¡Pues entonces habrá que convencerlo!- sentenció con decisión la Diosa pelimorada.

-¡¿QUE?!- exclamaron todos sus santos viéndola con los ojos como platos, adivinando los nuevos enredos que aquella simple afirmación sin duda les traería.

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¡Y vaya que tendrán que afrontar enredos! Eso se los prometo, porque esto no ha sido más que el inicio XD

Ojalá que este primer capítulo les haya gustado. Espero sus reviews para conocer su opinión. Hasta la próxima n_n