¡Hola a tod s!
Mi primer publicación por aquí del año y no podría empezar de mejor manera que con una historia nueva. Este un mini fic y forma parte de la actividad: Mi Crack Ideal, organizado en el grupo Originales Ladies Kou.
Como saben Sailor Moon y sus personajes son propiedad de Naoko Takeuchi, quien es inmensamente rica. La historia es de mi autoria y hago esto sin fines de lucro.
La Élite de la Princesa
Por Serenity Rose Kou
Capítulo 1
El Palacio Real bullía de actividad mientras recorría sus pasillos. Con cada paso que daba, veía a mí alrededor ir y venir a los sirvientes, quienes tras hacerme una rápida reverencia, continuaban arreglando los últimos detalles para el baile que se llevaría a cabo esta noche para celebrar el Aniversario de la Fundación de Milenio de Plata. Al ser la fiesta más importante de nuestro reino, con el baile de esta noche se daría inicio a tres días de fiesta ininterrumpidos en nuestro reino. Y también significaba que un nuevo y último hombre se integraría a mi élite personal.
Al ser la Princesa Serena, heredera y futura reina de Milenio de Plata, es mi deber por mandato de la Diosa Selene, que cada año un hombre de una de las cuatro regiones de nuestro reino se integre a lo que se conoce como la Élite: un grupo de hombres representantes del pueblo que están a mi servicio, los cuales cumplen cada uno de mis más locos deseos en la intimidad y gracias a los cuales, llegado el momento indicado, concebiré a quién será mi sucesora y futura reina de nuestro reino, siguiendo la costumbre cumplida previamente por mi madre la Reina Serenity, y antes de ella nuestras antecesoras.
Llegue a la Torre Norte del Palacio, en donde se encuentran los aposentos de los miembros de mi Élite, los guardias que vigilaban las puertas de entrada las abrieron para mí y entre a la Sala de Hombres, en donde encontré a mis tres apuestos amigos que conforman mi Élite inclinándose en una reverencia al notar mi presencia.
–Que grata sorpresa es tenerla aquí, Su Alteza –mencionó Taiki, su rostro enmarcado con una sonrisa. – ¿A qué debemos el honor de su visita?
–Simplemente quería pasar un momento con ustedes antes de la fiesta de esta noche –respondí mientras con mi mano les indique que tomaran asiento en la sala de la estancia principal. –Como saben, este año elegiré al último integrante de la élite, por lo que quería pedirles que lo hicieran sentir como en casa.
Los tres asintieron ante mis palabras.
–Sabe que así será, no tiene nada de qué preocuparse –dijo Yaten, con sus ojos esmeralda mirándome con honestidad.
–Se los agradezco, mis queridos amigos. Saben cómo es este proceso, pero confió en que las cosas seguirán como siempre entre nosotros y que seguiremos compartiendo muy buenos momentos, en especial como los que vivimos los cuatro anoche –comenté mirando a Yaten, Taiki y Seiya sin dejar de sonreír, recordando fugazmente todo el placer que me hicieron sentir anoche los tres.
–Estamos para complacerla, Alteza –musitó Seiya, tomando mi mano para depositar un beso en el dorso de la misma–. ¿Hay algo que podamos hacer para relajarla un poco ante el ajetreo de la celebración de esta noche?
–Me temo que no cuento con el tiempo suficiente para que hagamos todo lo que tengo en mente, así que tendremos que dejarlo para otra ocasión –respondí guiñándoles un ojo–. Pero les reservaré un baile a cada uno está noche.
–Se lo agradecemos –dijo Taiki educadamente–. Y esperando contar con su presencia unos minutos más, nos gustaría entregarle unos obsequios que hemos preparado para usted.
Los tres se pusieron de pie y sacaron de un librero al fondo de la estancia. Yaten se acercó primero, mostrándome un retrato mío hecho por él con gises pastel, plasmando mi cabello rubio, mis ojos azul celeste y mi tez clara de una manera sorprendente. Taiki me entrego un pergamino, en el cual estaba escrito un poema que el mismo escribió para mí. Y Seiya me dio un CD que contenía una canción que él grabó para mí, la cual cantó y compuso. Cada uno de ellos realizó estos presentes usando las habilidades en las que más destacan y en las que suelen invertir su tiempo, siendo ellos profesionales de su área.
Me acerque a los tres, agradecida ante tan hermosos presentes y los besé. Se supone que está sería una visita rápida a los tres ya que aún tengo que revisar algunos documentos antes de la fiesta de esta noche, pero decidí pasar el resto de la tarde con mi élite y disfrutar de los placeres que cada uno de ellos me ofrece. Mis deberes y obligaciones como futura reina pueden esperar un poco más.
OoOoO
–Su Alteza Real y futura reina de Milenio de Plata, la Princesa Serena.
Todos las personas que se encontraban en el Salón de Baile se inclinaron haciendo una reverencia hacia mi mientras bajaba las escaleras de entrada al salón. Camine con paso seguro hasta llegar al trono en el que se hallaba sentada mi madre, la Reina Serenity, luciendo majestuosa con un vestido dorado y plata que hacía resaltar su belleza. Hice una reverencia ante ella, tras lo que me dirigí hacia el trono ubicado a su derecha en el que me senté, cuidando no arrugar la seda de mí vestido en tonos plateados.
–¿Estás preparada, hija? –preguntó mi madre en voz baja.
Asentí con una breve inclinación de cabeza. Estaba ansiosa por conocer a los candidatos de entre quienes escogería al último integrante de mi élite. Los elegidos eran voluntarios de la región de Mons Huygens quienes habían superado las pruebas establecidas por las Sailors para probar sus destrezas y habilidades físicas y mentales que los harían dignos de ser considerados como miembros de la élite.
Mi madre se incorporó de su asiento, hablando con voz firme.
–Está noche, estamos celebrando un año más de la fundación de nuestro hogar, Milenio de Plata. Y además, siguiendo con las tradiciones establecidas por nuestra amada Diosa Selene, todos hemos de ser testigos de la ceremonia en la que mi hija elegirá al último integrante de su élite, quienes la acompañaran como fieles y leales compañeros, amigos y representantes de nuestro pueblo, tal como mi élite me ha acompañado a mi desde que yo también era princesa.
Dirigí mi mirada al grupo de hombres que conforman la élite de mi madre, pensando en ellos con cariño ya que a todos los considero como mis padres ya que se han preocupado por mí a lo largo de mi vida.
Mi madre hizo una señal con su mano, tras lo que las puertas del salón se abrieron y tras ellas entraron Sailor Venus, Sailor Mars, Sailor Mercury y Sailor Jupiter escoltando a cinco hombres, los candidatos de entre los cuales escogeré a uno para que forme parte de mi élite. Los invitados de la fiesta formaron un pasillo al centro del salón permitiéndoles el paso, por lo que al acercarse noté lo diferentes y apuestos que es cada uno de ellos. Lástima que solo podré elegir a uno y no quedarme con los cinco. Solo hasta el día en que sea coronada como Reina mi élite podrá crecer tanto como lo desee, pero al seguir siendo princesa, el número de la misma deberá ser de máximo cuatro integrantes.
Las Sailors y los candidatos se detuvieron a solo unos pasos de donde nos encontramos mi madre y yo, se inclinaron haciendo una reverencia ante nosotras y fue entonces que noté una intensa mirada color purpura sobre mi perteneciente a uno de mis candidatos, alto, un porte atlético y fuerte, así como con el cabello claro, casi blanco. Su mirada es firme e intensa, observándome de una manera en la que nunca nadie se había atrevido a hacerlo antes, perturbándome de una manera que no estoy segura de como describir, haciéndome olvidar por un momento que estoy en medio de una fiesta y tengo que seguir una ceremonia protocolaria antes de poder estar a solas con él.
Definitivamente quiero que él forme parte de mi élite.
Me puse de pie y me acerque a ellos, escuchando como la orquesta ubicada al fondo del salón, iniciaba una suave y cadenciosa melodía sonaba, dando así inicio con la ceremonia de selección. Está consiste en que tengo bailar con cada uno de los candidatos, con el objetivo de comprobar que tanta química e interés siento con cada uno de ellos, ayudándome así a decidir quién formará parte la élite. Al final de la canción, debo besar al elegido como señal de que he decidido que sea el nuevo integrante de la élite.
Me gustaría poder saltarme el baile con todos los candidatos y besar de una vez al hombre de mirada purpura, pero sé que a mi madre le disgustaría que me saltará el protocolo, así que no me queda más opción que elegir con quien de los otros cuatro candidatos bailaré primero. Quiero dejar el baile con mi elegido hasta el final.
Los bailes con los primeros cuatro candidatos ocurrieron en una sucesión de nombres y rostros que se mezclaron entre sí, todos ellos se mostraron educados y comentando sin cesar que harían hasta lo imposible por complacerme en caso de que eligiera a cualquiera de ellos, pero ninguno de ellos llamó mi interés de manera excepcional o me hizo cambiar la decisión que había tomado, mi elegido sería el hombre que había llamado atención con esa intensa forma de mirarme.
Cuando finalmente llegó el momento de bailar con mi elegido, él colocó una de sus manos sobre mi cintura y la otra en mi mano derecha con firmeza, tras lo que empezamos a girar alrededor del salón siguiendo el suave ritmo de la música.
–No sé imagina la alegría que siento de finalmente poder conocerla, Princesa –dijo él con una enorme sonrisa.
–Si se compara con la mía, entonces creo tener una clara idea de cómo te sientes. ¿Cuál es tu nombre?
–Diamante, Su Alteza.
–Diamante… Tienes un nombre bastante apropiado, y algo me dice que brillarás de la misma forma en mi vida –mencioné en un tono sugerente.
–¿Eso significa que…? –musitó él, sorprendido y sin estar muy seguro de como continuar.
–Así es. Tú eres mí elegido, Diamante, serás el último integrante de mi élite.
Alce mi rostro en busca de los labios de Diamante, quien correspondió a mi beso de una manera suave y dulce, estrechándome entre sus brazos con fuerza. Intensifique un poco más el beso, pero fue de manera breve, recordándome que aún debo permanecer un rato más en la fiesta y finalmente pueda estar a solas con Diamante.
El resto de la velada me pareció interminable, una sucesión de bailes sin fin con miembros aristócratas y diplomáticos de reinos vecinos, mis amigos que conforman mi élite y la de mi madre, así como infinidad de conversaciones con los invitados que parecían nunca acabar. Tras varias horas, y a pesar de que la fiesta seguía en pleno apogeo, por fin pude retirarme a mis habitaciones, pidiéndole a Sailor Venus que se encargará de llevar a Diamante a mí recamara.
oOoOo
Contemplaba el fuego que ardía en la chimenea de mi habitación, sentada al pie de la mi cama cuando un par de golpes en la puerta rompieron el silencio en el que me encontraba.
–¡Adelante! –exclamé, sin siquiera moverme de donde estaba.
Diamante entró en mi habitación, cruzó la pequeña estancia y siguió avanzando hasta detenerse a un metro de mí, haciendo una reverencia al verme.
–Quítate la ropa, Diamante
–Como ordene, Princesa –respondió él quitándose rápidamente el saco, mostrándose indeciso de donde dejar la prenda–. ¿Pero me permite hacerle una pregunta?
–Por supuesto. Pero antes, deja tu ropa donde quieras, mi doncella se encargará de ordenar todo mañana. Y desvístete despacio, quiero apreciar tu cuerpo con calma.
–Claro –respondió Diamante dejando el sacó en una de las sillas de la pared–. ¿Quiere qué tengamos sexo tan rápido? Pensaba que quizás platicaríamos y nos conoceríamos un poco más antes de que llegará a su cama.
Lo mire tratando de disimular la sorpresa que me produjeron sus palabras. ¿Lo dice enserio? Ninguno de los hombres que están en la élite me habían dicho eso la primer noche que compartirnos juntos.
–Ya habrá mucho tiempo para eso más adelante, te lo aseguro –respondí con una sonrisa–. Lo que importa ahora es que termines de desnudarte pronto.
Comenzó a desabrocharse la camisa, revelándome su bien formado abdomen, seguramente producto de largas horas de ejercicio, cubierto de un ligero vello que cubría su abdomen. Diamante siguió desvistiéndose, revelándome más de su cuerpo conforme se quitaba la ropa, hasta que quedó en boxers, los cuales mostraban su abultado miembro atrapado en la prenda. Al quitárselos, no pude evitar imaginar lo que sentiría al tener su bien formado pene dentro de mí.
Me levanté de la cama, me acerqué a él y con mis manos recorrí su cuerpo: primero sus brazos y abdomen, lo rodeé y aprecié su espalda, acariciándolo mientras mis manos descendían hasta su trasero y seguí caminando a su alrededor sin dejar de tocarlo, hasta que finalmente quede frente a él y tome entre mis manos su pene, recorriendo con lentitud la longitud de su miembro.
–Desvísteme, Diamante –musité mientras sentía como su miembro se endurecía en mis manos–. Y muéstrame de lo que eres capaz de hacer para complacer a tu princesa.
–Enseguida, Su Alteza
Mis manos lo soltaron y él se colocó detrás de mí, comenzó a recorrer mi cuello con sus labios, trazando un camino de besos que fue buscando su camino a través de mi espalda, mientras lentamente me bajaba el cierre del vestido, que cayó ante mis pies como un charco de tela, dejándome solamente con el corsé, pantimedias, ligero, medias y mis zapatillas. Sus manos siguieron en mi espalda, deshaciendo los lazos que me tenían atrapada en el corsé, liberando así mis senos de su encierro. Diamante me estrecho entre sus brazos, tomando mis senos en sus manos, haciéndome gemir al sentir como los acariciaba y apretaba con suavidad, así como sentía su pene entre las mejillas de mi trasero, haciéndome desear ya tenerlo dentro de mí.
Diamante me soltó y nuevamente se colocó frente a mí, pero se arrodilló frente a mí y con delicadeza me quito las zapatillas, después recorrió con una increíble lentitud mis piernas hasta llegar al ligero y quitármelo, para acto seguido proceder a quitarme las medias y finalmente panties, dejándome al fin desnuda. Él se puso de pie y me tomo entre sus brazos para llevarme hasta mi cama, en donde me recostó con delicadeza. Comenzó a besar mi cuerpo desde mis pies y lentamente fue subiendo, abriendo mis piernas conforme iba subiendo por mis muslos. Al llegar hasta mi clítoris, gemí aún más fuerte que antes al sentir como recorría mi intimidad con su boca, haciéndome un oral delicioso que cada vez más me acercaba al orgasmo. Coloqué mis manos en su cabeza, acariciando su cabello mientras él seguía en labor hasta hacerme gritar al llegar al clímax.
Mi respiración aún seguía muy agitada cuando Diamante prosiguió con sus caricias y senderos de besos por mi vientre y abdomen, llegando hasta mis senos, chupándolos alternativamente con necesidad y yo ansiaba más que nunca que finalmente me penetrara.
–Diamante –dije en medio de un gemido, mientras él seguía chupando mis senos–. Quiero tenerte dentro de mí ya.
Él alzó su rostro, buscando mi mirada. –Será un placer, Princesa Serena.
Me besó lentamente mientras separaba más mis piernas y sentía ya la punta de su pene en la entrada de vagina. Despacio, me penetro sin que dejáramos de besarnos hasta que todo su pene estuvo dentro de mí. Nuevamente su mirada purpura buscó la mía mientras despacio salía y entraba en mí una y otra vez, embistiéndome con movimientos lentos y suaves, pero no por eso menos excitantes. Cruce mis piernas alrededor de su cintura, sintiendo como dentro de mí se formaba lentamente mi clímax mientras Diamante continuaba con el mismo ritmo de su penetración, recorriendo mi cuerpo con suaves caricias.
Nunca antes había tenido sexo de esta manera, pero la manera tan cuidadosa y gentil con la que sus manos recorren mi cuerpo, así como el ritmo lento y cadencioso de sus embestidas me está haciendo disfrutar de esto de una manera que no esperaba, llenándome de placer hasta que finalmente estallé al llegar al orgasmo. Unos instantes después, Diamante también culminó y se quedó encima de mí, cuidando de no dejar caer todo su peso en mi cuerpo, sosteniéndome entre sus brazos mientras luchábamos porque nuestras respiraciones volvieran a la normalidad.
Tras unos minutos, Diamante se separó de mí y se acostó a mi lado. –Princesa Serena, ¿puedo hacerle otra pregunta?
–Claro. Puedes preguntarme todo lo que quieras. Y sirve un poco de vino para ambos, por favor.
Él se incorporó y camino hacía una pequeña mesa en donde se encontraba una botella de vino tinto, un par de copas y un platón con frutas. Me senté en la cama, observando sus movimientos.
–¿Podré pasar tiempo con usted más allá de estas habitaciones? –preguntó él mientras servía el vino en un par de copas–. ¿La conoceré en otros aspectos además del sexual?
–Así es. El Palacio Lunar a partir de ahora es tu hogar, y al igual que los otros integrantes de la élite, nos iremos conociendo más. Realmente me gustaría saber las cosas que te gustan, tus talentos, tu historia.
–Lo mismo pienso. Quiero conocerla más, saber qué cosas le interesan, que le gusta, estar a su lado siempre y cumplir cada uno de deseos –mencionó él regresando a la cama, se sentó a mi lado y me entrego una copa.
–Te aseguro que así será, Diamante. Hagamos un brindis –dije alzando mi copa–. Por esta noche y futuro que nos espera.
Chocamos nuestras copas y bebimos el vino. Al terminarlo, tomé la copa vacía de Diamante y la puse junto a la mía en el buró, ansiosa en que retomemos nuestras actividades cuanto antes.
–Su Alteza, no sé qué tan apropiado sea preguntarle esto, pero me gustaría saber… –musitó sin estar seguro de como continuar–. ¿Podría permitirme elegir la manera en como seguiremos está noche?
Lo miré con curiosidad–. ¿Volverás a penetrarme con lentitud?
–¿Le molesta que lo hiciera de esa manera?
–No, Diamante, no me molesta. Fue una manera diferente de tener sexo a como estoy acostumbrada, pero realmente me gusto y quiero que lo repitas.
–Como usted desee, Princesa.
¿Qué opinan de la suertuda de Serena? Creo que todas quisieramos tener una élite como la de ella.
No olviden que me pueden encontrar en FB como Serenity Rose Kou, y en mis páginas: "Serenity Kou" y "Más Allá de las Estrellas, Sailor Moon FanFic", las leo en sus comentarios y trataré de responderles a la brevedad. Hasta el siguiente capitulo.
XOXO
Serenity Rose Kou
