PD: Por desgracia, tuve que mantener el orden de la historia. Así que Robin está muerto aunque no se hace ninguna mención de Zelena. Prometo que es el único prompt triste. Los demás incluirán altas dosis de OQ y momentos Hood-Mills Family.

Prompt 27: Regina conoce al bebé de dark outlaw queen por primera vez.

Había recibido la noticia exactamente 6 meses después del fallecimiento de Robin; había llegado en forma de carta que hacía que Regina se preguntara cómo la reina había sido capaz de cruzar reinos.

No era que se sintiera mal, por supuesto que no. Su otro yo merecía toda la felicidad del mundo.

Pero una parte de ella, la parte de la oscuridad que había elegido no eliminar, le susurraba cuán triste era que su otra mitad haya recibido todo y ella se quedara sin nada: Sin su alma gemela y por supuesto, sin la familia que tanto habían querido formar.

No le resultó sorprendente que la maldición de la infertilidad se hubiera roto, amor verdadero es la cura para cualquier mal y era claro que esta versión de Robin y la reina eran prueba de eso.

Había pasado ya casi un año desde que había recibido la noticia y desde entonces, la reina no se había vuelto a comunicar con Regina. Debía admitir que estaba preocupada, pero supuso que se debía al caos que conlleva un bebé; ella recordaba perfectamente todo el tiempo que le tomó adaptarse a Henry y a pesar de nunca haber vivido un embarazo, sabía que era muy demandante.

Curiosamente, la invitación llegó 3 días después…

'Es un honor invitar a Regina Mills y a su hijo Henry Mills a la presentación de la heredera al trono del reino del Bosque Encantado y reino de Sherwood: Princesa Gabrielle of Locksley- Mills. Primogénita de la reina Regina of Locksley y del rey Robin of Locksley.

La invitación venía en un sobre que incluía un frijol mágico y una pequeña nota.

"Hay más de donde estos vienen así que no te preocupes por un viaje sin regreso. Sería un honor para nosotros que vinieras.

Pd: La familia empalagosa también está invitada xx

- Regina

Regina tenía esperanza de que los Charmings (o la familia empalagosa, como la reina le decía) declinaran la invitación. Pero ni siquiera terminó de formular la oración cuando Snow había arrebatado el sobre de las manos para después comunicarle a todos de la situación. En cuestión de minutos, habían aceptado, se marcharían al día siguiente…

"¿Estás nerviosa, mamá? Había susurrado Henry cuando se encontraron al otro día en la calle principal del pueblo. Todos estaban reunidos ahí: Snow, Charming, el pequeño Neal y los recién esposos Emma y Hook.

"Estoy bien" Por supuesto que había sonado mejor de lo que realmente estaba, no entendía porque no podía sacarse ese sentimiento de envidia de su pecho. Necesitaba que esto acabara lo más rápido posible.

El reino lucía bien, a pesar de que la última maldición había destruido casi todo, los nuevos reyes habían unido a su pueblo y habían reconstruido la gran mayoría. Ahora ya no era más la "Reina malvada", ahora era una reina querida por su gente.

Después de un abrazo y un "Te ves increíble", la reina y su ahora esposo le dieron la bienvenida a todos los invitados y los dirigieron a sus respectivas recámaras para descansar.

Había logrado evadir conocer a la pequeña princesa esta noche, pero no podía aplazar más su encuentro, el día siguiente sería decisivo.

Mientras descansaba en su recámara, la reina se preguntaba si Regina se olvidaba que habían sido la misma persona por mucho tiempo. Ella sabía perfecto que estaba evadiendo conocer a su hija y sinceramente, no había pensado en lo incómodo que sería para ella. Había estado tan emocionada por su matrimonio con Robin y después con su inesperado embarazo que jamás había pensado en lo duro que sería para Regina.

"Deja de pensar tanto" Le había dicho su ladrón mientras le besaba la frente, después de darle el último chequeo a Gabrielle.

"Me siento culpable"

"Si recuerdo bien, Regina y Henry fueron los que te dieron una segunda oportunidad y la aprovechaste. No debes sentir culpa por eso"

Y la reina no pudo estar más de acuerdo.

La fiesta no estaba programada hasta dos días después, pero los preparativos habían empezado desde hace semanas. Decenas de personas se encargaban de preparar el castillo para tan esperado día.

Los Charmings habían decidido ir a pasar el día al bosque, con la excusa de enseñarle a Neal y a Emma los lugares donde sus padres se habían enamorado, dejando a Regina sin ninguna opción más que quedarse en el castillo, aprovecharía para ir a la biblioteca a pasar el rato.

Mientras caminaba en su antiguo castillo, pudo darse cuenta que la nueva familia había cambiado la decoración del interior. Ahora se veía lleno de vida, con colores brillantes y alegres. Había incluso pinturas de la feliz pareja en la dulce espera de su hija: La reina se veía hermosa en un vestido de terciopelo rojo y Robin usaba un traje café claro con una capa haciendo juego.

Cuando por fin había llegado a la puerta de la biblioteca oyó el sonido de un crujido una y otra vez.

"¿Hay alguien ahí?" Susurró mientras abría la puerta. El sonido provenía de una pequeña cuna de madera. Regina se detuvo en seco.

"Puedes pasar" La reina movía la cuna con la punta del pie mientras con sus manos sostenía un libro. Regina cerró con cuidado la puerta mientras soltaba un suspiro.

"Gabrielle se quedó dormida mientras le probaba la ropa para la presentación. Así que me di por vencida y mejor la puse en su cuna para que descansara mejor"

Regina asintió mientras caminaba a paso lento. Siempre se había preguntado cómo hubiera sido su vida de diferente si hubiera tenido hijos con Robin ¿Habrían heredado los ojos avellana de ella? ¿O tendrían los de su padre? ¿Su color de pelo sería negro o café como el de Robin? Todas esas preguntas estaban a punto de ser contestadas y muy en el fondo, moría de ganas por saber.

"Acércate más para que la conozcas"

Y entonces la vio en su cuna, con redonda cara, cabello negro y unas pestañas que cubrían casi todo su párpado. Estaba tranquilamente dormida y Regina se preguntó si alguna vez había visto una bebé tan hermosa como esa.

Todas sus inseguridades, todos sus sentimientos se habían esfumado de inmediato. Gabrielle se veía tan pura, tan inocente que se sintió mal por alguna vez haber tenido envidia de ella.

Su piel era tan suave, propia de un bebé y Regina notar que la genética había hecho bien su trabajo al combinar la piel blanca de su padre y la morena de su madre.

"¿Acaso es ese nuestro…?" Regina se llevó una mano a la boca como gesto de sorpresa, lágrimas amenazaban con salir.

"Si." Respondió la reina con la voz entrecortada. Era el mismo ropón que habían usado. A pesar de que con tan sólo verlo recordaba que su mamá había marcado su destino de ser reina a cualquier costo, entendía porque lo había elegido: Era un nuevo comienzo, una nueva historia por escribirse, una nueva oportunidad de hacer las cosas bien con su hija, no como Cora lo había hecho.

Regina no pudo más que abrazar a la reina; Compartían las mismas inseguridades, los mismos miedos y ahora, aunque estaban separadas, compartían las mismas alegrías.

El pequeño bulto se empezó a mover, como si quisiera participar en el momento emotivo que las mujeres estaban compartiendo.

Miró de nuevo a la cuna, Regina pudo notar que los ojos de Gabrielle eran del color del mar, capaces de derretir el corazón de cualquiera; Heredados de su padre al igual que los hoyuelos de su cara.

"Es tan hermosa…" Pasó su mano por la cara de la bebé y le dedicó una sonrisa sincera.

"¿Quisieras cargarla?"

Y ella simplemente no pudo decir que no.

Bastó unos minutos con ella para que Regina pensara en lo dispuesta que estaba por ver feliz a esta niña todos los días de su vida, se encargaría de que no sufriera lo mismo que ella, que no sufriera la infelicidad de no tener libertad y no poder tomar decisiones por si sola.

Sentirla en sus brazos el pequeño cuerpo hizo que su corazón se llenara de alegría, el olor característico de bebé inundaba su nariz.

Tal vez su final feliz no era lo que ella había planeado, pero definitivamente incluía ser parte de la vida de esa pequeña criatura.

Y con eso le bastaba. Eso y por supuesto, saber que en algún lugar de las estrellas, su ladrón estaría esperándola con una sonrisa para poder pasar toda la eternidad…

Juntos.