Declaración: Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen A Nobuhiro Watsuki sensei (y él se pertenece a sí mismo) y a los tipos que compraron los derechos y destrozaron la historia en el Seisohen (a quienes jamás perdonaré por el final. La historia estaba buena, pero...) Los personajes que aquí aparecen son de invención mía pero se basan en la historia y no sé a quien pertenecen... supongo que esos si me pertenecen, pero sea como sea, hago esto sólo por diversión y sin fines de lucro...(Dios, que largo)

Un Día dentro de Ti.

Acto Uno

Día de tormenta

Llovía muy fuerte y ella, esa mañana, no lo había visto venir, así que salió a visitar a su amiga Tae al Akabeko sin llevar paraguas ni nada que la cubriese. Y ahora, corría hacia su casa, tan apresuradamente como lo estrecho de su kimono le permitía. Yahiko había optado por quedarse en el restaurante; mejor así, al día siguiente debía levantarse temprano y no era agradable caminar entre el lodazal en el que se convertiría la calle por la noche.

Kaoru estaba prácticamente empapada y a medio camino de su casa cuando lo divisó. Él caminaba apresuradamente a su encuentro, portando un paraguas. Pronto se reunieron.

-Gracias, Kenshin, por salir a encontrarme, aunque de todas maneras ya me mojé entera.-

-Discúlpeme, señorita Kaoru, por no haber salido antes, yo debí...

-No te preocupes, Kenshin, no es tu culpa que yo hubiera salido sin paraguas y hubiera querido volver antes de lo previsto a casa. Mejor vamos antes de que se ponga a llover más fuerte.

Caminaban los dos cobijados bajo el paraguas, bastante próximos el uno del otro. Tanto que Kaoru podía sentir el calor que emanaba el cuerpo del rurouni, tanto que él podía sentir la humedad de las ropas de la joven y ese aroma a jazmines que ahora, mojada, despedía fuertemente. Pero sucedió que Kaoru pisó un charco y se golpeó con una piedra semihundida en el dedo gordo del pie derecho, perdiendo el equilibrio. Kenshin, como es de esperar, reaccionó rápidamente, rodeando su estrecha cintura con su brazo, evitándole caer.

-¿Está bien, señorita Kaoru?- ella hizo una leve mueca de dolor. Pero le sonrió.

-No es nada, puedo caminar sola.-

Pero a Kenshin no le pasó inadvertida aquella mueca y examinó su pie. Notó una manchita de sangre en el calcetín (no sé como llaman a esas calcetitas que usan con las sandalias) así que optó por pasarle el paraguas a Kaoru.

-Tenga.

La levantó en brazos y cargándola, la llevó hasta la casa, y allí, hasta el cuarto de baño.

Él no dijo nada por el camino, ni ella hizo comentario alguno. Sólo oían el sonido de la lluvia al caer y sus propias respiraciones. La humedad de la ropa de Kaoru se traspasaba a la de Kenshin, pero a él parecía no importarle y ella... ella se sentía muy cómoda, aunque estaba algo ruborizada. La poca gente que pasaba los miraba con extrañeza, al rurouni pelirrojo cargando con la jovencita del dojo Kamiya que sostenía el paraguas sobre sus cabezas.

Ya en el cuarto de baño, Kaoru comprobó que la tina estaba preparado con agua caliente. Kenshin se arrodilló frente a ella y le quitó la sandalia y el calcetín del pie herido y se dispuso a curar el dedito de la joven. Se había sacado la mitad de la uña con el golpe.

Luego, tan silencioso como siempre, la dejó sola para que ella hiciera su aseo personal tranquilamente. Y se dirigió a la cocina a preparar té.

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Kaoru salió pronto del baño, envuelta en su yukata. Afuera llovía más fuerte que en la tarde. La joven se dirigió a su habitación y vio a Kenshin salir de la suya con cara de preocupación. Entonces le preguntó qué sucedía.

Kenshin la miró un momento. ¿Cómo era posible que fuera tan bonita? Con su cabello suelto y húmedo, su aspecto fresco y relajado luego del baño... es cierto que él conocía a mujeres más atractivas o hermosas, pero ella, sólo ella tenía el poder de acelerarle el pulso, de hacerle anhelar algo más que la vida luchadora de redención que él había escogido. Él cada día sentía que las heridas de su corazón sanaban un poco más sólo con verla y saberla bien. Y se acercaba el día en que él podría confesarle todos sus sentimientos, con un corazón sano.

-Acabo de descubrir que en mi habitación hay goteras y mi futón se ha mojado por completo. Veré si puedo dormir en la habitación de Yahiko.

Kaoru lo acompañó hasta allí, pero la habitación del chico estaba en las mismas condiciones que la de Kenshin; al menos el futón estaba seco.

-Es cierto- comenzó Kaoru- luego de lo de Kyoto y Enishi, no hemos tenido tiempo de reparar el techo... lo lamento, Kenshin.

-No. En realidad, estoy conciente que esto es culpa mía. Les he traído tantos problemas... -suspiró. Era imposible que ella amara a un hombre así. -... dormiré en la cocina.

-Kenshin, ven a dormir a mi habitación.

.¿Oro?

-Hey, hey, no estés pensando. en nada malo. Mi habitación es grande. Mañana nos preocuparemos de reparar el techo o en cuanto amaine la lluvia. Por ahora debemos descansar. Vamos.

Kenshin tomó algunas cubetas que esparció por las habitaciones, bajo las goteras. Mientras, ella extendía el futón de Yahiko paralelo y cercano al suyo. Kenshin se vistió para dormir en la cocina y pronto se fue a reunir con Kaoru a su habitación, portando una bandeja con dos tazas de té y dulces.

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La velada fue muy tranquila. Conversaron de temas neutrales (esto es, sin comentar sus sentimientos) y bebieron té y comieron dulces. Luego Kaoru terminó de secar bien sus cabellos y trenzarlos y se dispusieron a dormir. Kenshin apagó la lámpara.

Y a pesar de los nervios de ambos ante tal situación, pronto se quedaron dormidos.

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Un relámpago con su fulgor rasgó el cielo cubierto por densas nubes que descargaban con furia su agua. Luego sonó un terrible trueno que despertó a Kaoru y a Kenshin, que dormían enfrentados. Kenshin veía dos puntitos luminosos suponiendo que eran los ojos de Kaoru. Ella veía fijamente a los que suponía, eran los ojos de Kenshin.

-Me asusté un poquito.- Reconoció Kaoru, aún algo adormilada.

-Sonó muy fuerte ese trueno. Debe estar diluviando afuera.- dijo Kenshin, para después de un rato agregar- pero no se preocupe, señorita Kaoru. Estoy aquí y usted sabe que no dejaré que nada malo le suceda.

-Lo sé, Kenshin, lo sé. Por eso estoy muy tranquila... desde que nos conocemos, tú has cuidado de mí. Y bien...

-Pero cuando Enishi...

-No podías saberlo, Kenshin... no podías prever lo que pasaba por su mente. Como sea, fuiste a mi rescate, y supe que nunca me dejarías sola, que soy importante para ti.

-Señorita Kaoru... es usted la persona más importante para mí, pero... tengo tantas cosas en mi interior... que yo...

-Kenshin, te dije una vez que yo siempre quiero estar contigo. Ahora estoy contigo como amiga y compañera, porque siento que aún no estás listo para otro tipo de relación. Pero como sea, te esperaré, y cuando te sientas listo, yo estaré ahí.

De algún modo sus manos se encontraron en la oscuridad, reconfortándose ante lo que habían vivido y animándose a continuar.

Y recordaron aquél día de la confesión. (aparece en el manga, en la saga del Jinchuu)

-Los tiempos cambian, así como el kendo. Pero las personas no cambian, por ello, debemos seguir nuestro camino. Porque la vida es un viaje sin retorno, lleno de despedidas- había dicho Kenshin.

-Pero yo quiero estar contigo por siempre.- Kenshin, sorprendido por estas palabras, se dio la media vuelta, enfrentando a Kaoru. Ella estaba muy nerviosa. Cuando Kenshin abrió la boca para decir algo, ella le tomó la mano - ¡No me hagas caso! Mejor volvamos a la casa, porque mañana va a venir Enishi y... -

Kenshin había posado su mano en el hombro de Kaoru, atrayéndola hacia sí y apretándola suavemente, deteniéndola con ese contacto.

- ¿Sabe?, cuando volví de Kyoto y dije "Estoy en casa", era la primera vez que decía esas palabras en mucho tiempo.

-¿De verdad?

-Si, de verdad... ahora tengo un lugar al que puedo regresar cuando los viajes terminen para mí. Ese lugar siempre será junto a usted, señorita Kaoru.

La confesión de ella era su compromiso. La confesión de él, su promesa.

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Kaoru sentía en su mano la calidez de la de Kenshin. No podía verlo, pero sí sentirlo. Ella sabía que él estaba asustado por las cosas que estaba sintiendo, pero no sabía a ciencia cierta, de qué se trataban esas cosas. Él nunca las mencionaba.

"Daría lo que fuera por saber qué cosas te atormentan, para ayudarte a sobrellevarlas, para curar tus heridas con más comprensión. Quisiera estar dentro de ti para saber cómo me ves realmente" - pensaba Kaoru, antes de quedarse dormida.

"Me gustaría estar dentro de ti, mi querida señorita Kaoru, para saber si me ves con cariño, con amor o, ni Dios lo quiera, con compasión. Saber si realmente la hago feliz estando aquí o soy su mayor motivo de preocupación." Pensó Kenshin, antes de cerrar sus ojitos violetas y dormir tranquilamente, con una mano de ella atrapada bajo la suya.

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Kenshin despertó primero, dispuesto a preparar el desayuno. Hizo una revisión mental de su cuerpo y notó que se sentía muy bien, aunque sentía cierto dolor en el dedito gordo de su pie derecho. Sintió la mano de Kaoru, esta vez, sobre la suya y sonrió. Entonces abrió los ojos lentamente.

Lo primero que notó fueron los cabellos rojos. Luego la cicatriz en forma de cruz rasgando su mejilla izquierda. Se vio a sí mismo durmiendo en el futón... ¡de enfrente!

Kenshin abrió sorprendidísimo sus ojos. Mientras se levantaba, emitiendo un gemido, quedó de pie en medio de la habitación. Cierto es que sentía su cuerpo como si estuviera nuevo, muy ligero, pero no se atrevía a mirarse, después de todo estas cosas no pasan en la vida real. Pero Kenshin palpó su pecho y descubrió los redondos y suaves senos bajo la tela de la yukata. Quiso comprobar con sus ojos lo que las manos sentían, y así lo hizo, aflojando el obi (cinturón) y abriendo la bata.

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-¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!

Kaoru despertó sobresaltada. Un grito femenino la sacó de su dulce sueño. Kaoru se sentó en el futón, (aunque notó que sentía su cuerpo algo pesado) y enfocó la vista hacia la figura que se encontraba de espaldas frente a ella. Parecía que era una chica, de cabellos negros atrapados en una trenza. La joven era bajita y delgada. Entonces Kaoru llamó a Kenshin y notó que no estaba en la habitación. Pero la joven frente a ella, se volvió lentamente.

-Señorita Kaoru...

Kaoru notó con sorpresa que aquella joven era ¡idéntica a ella!. Hasta su voz sonaba parecida. Tenía la yukata entreabierta, dejando ver parte de sus pechos y hasta la cintura, donde la prenda se cerraba nuevamente. Pero a Kaoru le sucedió algo extraño ante la visión de aquella otra Kaoru. Sintió que la sangre se agolpaba violentamente en una parte nueva de su cuerpo que ella desconocía, bajo su vientre. Abrió su bata para investigar. Pero la otra chica gritó.

-¡No, por favor, no lo haga...!

Pero Kaoru se estaba mirando.

-¡¿Oroo?!- Kaoru se tapó la boca ante esa palabra que salió de su boca instintivamente y al escuchar su voz... idéntica a la de Kenshin, pero lo peor es que su cuerpo era totalmente masculino y ella estaba muy sonrojada ante aquél descubrimiento. Tanto que se cubrió con la yukata todo lo que pudo y se levantó rápidamente, para mirar fijamente a la persona frente a ella, mientras retrocedía hasta chocar con un mueble.

-Señorita Kaoru, soy yo, Kenshin... y estoy tan extrañado como usted ante lo que está pasando-

Kaoru miró a Kenshin con cierto temor. Sacó del mueble a su espalda un espejo de mano y se contempló en él, sin podérselo creer.

Su cabello, su rostro... ella era Kenshin.

Y él estaba en el cuerpo de ella.

Y sólo Dios sabía cómo podrían arreglar este entuerto.

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Fin acto primero. Octubre 5, 2003.

Notas de Blankaoru: Debo comenzar diciendo que está ambientado luego del final del manga (me gusta mucho, no lo puedo evitar)

Hola a todos los que han leído este nuevo fic. Quiero agradecerles el que hayan leído y por favor, onegai, please, déjenme algún review para saber si les ha gustado esta nueva idea. Sé que no es adecuado empezar un nuevo fic cuando aún estoy en mitad de "Actuación sin Libreto", pero quería escribir una historia ligera y romántica para desconectarme un poco de la otra, relajarme y retomarla. Por cierto, actualicé ya "Actuación sin Libreto", así que tienen algo más de Ken y Kaori. Va a comenzar la "saga de Kyoto", espero que les guste.

Les aviso que la próxima actualización de esta historia será a partir del 17 de octubre. Si no me han dejado nada, no actualizaré hasta el año que viene... bueno, trato de escribir cuando tengo tiempo y a partir de Noviembre se me va a complicar la cosa en la universidad, por eso debo tratar de terminarla antes de ese mes. Apóyenme, por favor.

Quiero enviar un saludo cariñoso a las pocas personas que me han dejado reviews en "AsL" Bunny Saito, les recomiendo sus fics, son muy variados. Gracias Aika por tu apoyo, Kaoru86 Kamiya, espero que aún lo estés leyendo, Meg-ek, gracias por tu comentario, Shanshito con cola, eres mi regalona, me das mucho ánimo y el séptimo acto está dedicado a ti, aunque incluyo más de Misao y Aoshi en el acto octavo. Michire-Meinu, compatriota mía, ya leí tu fic y me gustó mucho "Shinka", así que le estoy haciendo propaganda, gracias por tu comentario. A la señorita Jenny, le envío un saludo cariñoso. A mi a veces me pasa que paso de largo también algunos fics y luego los leo con tiempo y me engancho y los hago mis favoritos.

Saludos y cariños a todas ustedes, y a todos si es que hay algún varón leyendo esto.

Blankaoru.