(N/A): los personajes pertenecen a SM, la trama es de mi propiedad
¡Me niego a otra cita!
¿Cuánto llevaba caminando? No podría decir a ciencia cierta si los minutos de mi travesía podrían sumar horas, pero el cansancio sobre natural que me consumía me hacía pensar que así era.
¿Por qué camino? En realidad no tengo una respuesta absoluta. Supongo que respuestas como: "me gusta caminar", "quería estar sola", "necesitaba pensar" o "debía estrenar mis nuevos zapatos", dejaría contento a cualquiera que deseara saber; sin embargo, me debía a mi misma el admitir la verdad: necesitaba alejarme de mi familia.
Podría estar dándome miles de vueltas en el asunto, esquivar con maestría cada una de las preguntas, dejar en suspenso todo el camino que me faltaba por recorrer, o simplemente callar, dejar de pensar y sumergirme en el siguiente paso. Podría olvidar que tengo cosas que solucionar y limitarme a ser nada más que una adolescente… Si, suena realmente tentador.
El sonido de una música molesta y chillona me volvió a la realidad. No me llevo más de segundos mirar hacia mi alrededor y notar la vibración en el bolsillo derecho de mi bolso.
Contestar o no contestar. Ese es el dilema.
- ¡Me tenías el alma en un hilo! - supe que había errado en mi decisión apenas escuche ese timbre de voz - creí que te había sucedido algo, llegue a pensar que no volvería a verte… aunque ahora que lo pienso no te he visto - no sólo estaba divagando, también se enorgullecía de portar unos magníficos pulmones que le permitían hablar sin respirar - ¡Dios mío! Dime que te volveré a ver - ¿qué? - Anda Isabella, dime que volverás, sabes que no te podré recordar por mucho más, necesito ver tu cara cada cierto tiempo… - después de eso deje que continuara hablando ¿Quién soy yo para interrumpirla? - ¿Bella? ¿estás ahí? ¡Bella! Oh Dios mío, por favor que este bien… ¿Bella? ¡Contesta! - inhale profundamente y me prepare para lo que vendría.
- Si Alice, estoy bien - aparentemente mi suspiro no fue tan disimulado como pensé, porque a mi lado la gente detuvo su entrenamiento para ver si me encontraba bien.
Creé una mueca cercana a una sonrisa y apunte mi teléfono, tratando de explicar que todo era culpa de una loca maniática que me acosaba a distancia. No puedo asegurar que hayan entendido, pero aceptaron que no tenían de que preocuparse y retomaron su trote rápidamente.
- ¿Por qué no contestabas? Me tenías preocupada - rodé los ojos en un intento de tragarme las palabras - no me ruedes los ojos señorita, contesta ahora mismo - fruncí el ceño.
Esa era mi hermana. Una joven dueña de una imaginación que raya en lo absurdo, al punto de que si no le contestas de inmediato significa que estas muerta; pero también dueña de una intuición o sexto sentido que llega a causar miedo si no has lidiado con ella lo suficiente para acostumbrarte.
- Alice, espero que me hayas llamado con alguna intención - cerré los ojos con el objetivo de concentrarme y hablar coherentemente - no estoy muriendo, no escape del país y si volverás a verme… estoy bien - fui disminuyendo la voz esperando que no notara que deje lo más importante para el final, así quizás tendría alguna oportunidad de que me creyera.
- No creí que estuvieras muriendo - me la podía imaginar con la manos en la cintura y una mirada de "ya sabes que no, no insitas o te degollare" - además cabía la posibilidad de que contestaras en medio de la calle y te atropellaran y yo no pudiera saber nada - no sé para que intento pensar de manera cuerda, cuando nadie a mi alrededor lo hace - de todos modos, te llamaba para saber cuando volverías - suspire nuevamente - ya se que te sientes la quinta rueda del auto, pero sabes que aquí te queremos y nunca lo serías - reí sin diversión.
Que mis hermanos hayan decidido sentirse profundamente enamorados de los gemelos Hale hace menos de un mes era de esperarse. Nos conocíamos desde niños y me sorprendía que no se hayan casado a los siete años, después de todo, habrían tenido el permiso de René y de Lillian.
Las reglas de la casa eran simples: mi padre, Charlie, y William decían que mandaban, mientras mi madre y su amiga no los vieran.
Aún así, ser la quinta rueda no era mi mayor problema.
- Enana, yo lo sé, sólo… - pensé en mis palabras ¿Qué le diría? - ¿Por qué no lo miras como un tiempo de caridad entre parejas? - no sería buena idea gritarle que sé lo que planeaban. No, mejor le sigo el juego.
- No te desvíes Bella ¿Qué ibas a decir? - y ahora es cuando preferiría que si me atropellara un auto - ¿Estás segura de que estás bien? - y es ahora cuando preferiría no tener un teléfono - ¿Bella? - me golpee mentalmente, intentado agilizar a mis neuronas.
- Ali, te prometo alejarme de los autos, pero por favor disfruta de tu tiempo de caridad - ¡grandioso neuronas! Les doy tiempo para que piensen y sólo se salen por la tangente - yo disfrutare del mío. Te quiero. Adiós - y colgué.
Hace unos años pensaba que el mayor de mis problemas era ser la hija del medio; ya saben, o todos prestan atención a los músculos de Emmett o desvarían por los pucheros de Alice, dejándome para último lugar. Al crecer pude verlo como una gran oportunidad, me brindó la independencia y madurez necesaria para sobrevivir a las vueltas de la vida.
Después de un tiempo creí que no ser muy agraciada era mi castigo eterno, en especial cuando al escuchar mi apellido, dicen: "¿Tú eres la otra Swan?". Comprenderán que eso no es lo mejor que puedes escuchar de los labios de un chico a los 15 años, pero sobreviví.
Días atrás la interminable espera por una carta de aceptación a la universidad era mi tormento. Después de recibir unas "felicitaciones, la universidad de Dartmouth espera que puedas unirte a sus aulas en el próximo otoño", mi familia decidió encontrar la forma de liderar mis pesadillas.
Apenas he aceptado que el amor llegará en su momento, cuando cada miembro de mi familia sanguínea y política a decidido encontrarme al chico de mis sueños.
No lo entiendo, si es el chico de mis sueños ¿Por qué demonios no se puede quedar ahí?
Como dice Alice: "Bells, un buen zapato no aparece de la nada, tienes que aplanar calles buscándolo, gastar toda la competencia y luchar por cada una de sus incrustaciones de diamante". A decir verdad fue difícil entender la analogía zapato-chico y lo más inteligente que se me ocurrió decir fue: "¿Un zapato con diamantes?"
A veces si pienso que soy adoptada. Ustedes también lo creerían si hubieran visto a mi hermano mayor, el chico esteroides, explicándome esa estúpida comparación.
El problema no es sólo escapar de las citas a ciegas que se esfuerzan por anotar en mi agenda; el problema es que de verdad me ilusiono.
Por supuesto que me digo: "Bella, no te ilusiones, debe ser otro idiota… si acepta citas a ciegas debe estar desesperado", mas no bastan mis conversaciones internas para convencerme. En un principio llegaba bostezando al lugar de encuentro, pero al pasar unos segundos con el chico en cuestión me sentía decepcionada e incluso engañada. Tuve que aceptar que en el fondo albergaba un rayo de esperanza, algo inevitable cuando te sientes tan sola.
No podría soportar otra de las citas que planeaban, no podría ver a otro chico a los ojos por más de una hora, actuar interesada y pensar: "quizás, él no sea tan malo…"
Nuevamente un sonido molesto interrumpió mis pensamientos.
- Alice, sólo salí a dar una vuelta, no estoy cerca de ningún auto y te puedo asegurar de que volverás a verme… - escuché unas risitas en respuesta a mi arrebato.
- Aunque te extraño, no es para tanto cariño - me golpee mentalmente por no ver quien llamaba antes de contestar - pero Em te ofrece el drama que esperabas.
- Rose, volveré - aseguré antes de que ella lo pidiera - sólo necesitaba respirar - seguro ella entendería. Con ella si podría hablar en serio.
- Entiendo - como siempre - pero nos asustaste saliendo así. Ni que ir al cine fuera tan malo - bufé - Bien, lo admito, si teníamos otro chico… - ¡Oh que sorpresa! - no pongas esa cara. Ahora eres tú la que no entiende; sólo queremos lo mejor para ti, que seas tan feliz como nosotros… - note la sinceridad en sus palabras y también una nota de arrepentimiento.
- Disfruto mi soledad, disfrutare de una relación en su momento. No lo impongan ¿Bien? - escuché un "aja" de su parte - lamento salir así y dañar sus planes - debo admitir que fue algo egoísta dejar esperando a la que sería mi cita.
- No importa, de todos modos no pudo llegar. Destino supongo - ¿Destino? Me alegro de haber seguido mis impulsos - No te molesto más. Respira. ¿Nos vemos pronto? - asentí - supongo que asientes - sonreí - te quiero y sé que tú a mi. Cuídate. Adiós - y así termino la llamada de mi mejor amiga alias hermana política.
Me fascinaba ver como mis hermanos se complementaban con los Hale. Rosalie es muy directa y es el cable a tierra de Emmett; mientras que Jasper es el mejor escuchando a las personas, lo que es bastante útil si tu pareja es Alice.
Sería complicado competir con esas dos relaciones. Yo no quisiera tener que hacerlo jamás.
XXX
Al abrir la puerta una campanita interrumpió las conversaciones que se llevaban a cabo en la cafetería, informando sobre mi entrada. Todas las miradas se detuvieron en mi por unos segundos, los segundos exactos para notar que no soy una gran novedad y volver a sus asuntos.
Camine lentamente al bar intentando planear mi próximo movimiento.
- Que sorpresa verte hoy Bella - le sonreí a la dulce mujer en respuesta y me senté en uno de los bancos frente a ella - si no me equivoco es tu día libre ¿no? - eleve un poco mis hombros quitándole importancia - cariño, normalmente uno se aleja del trabajo en su día libre - un tinte de humor se escapo en sus palabras y no pude evitar sonreír aunque ella prestara toda su atención en el secado de un vaso.
- Créeme, lo intento - soltó una pequeña carcajada ante mi dramático suspiro - ¿necesitas ayuda? - quizás si me preocupaba en no botar nada, podría olvidar los planes de mi familia.
- ¡A no señorita! - me reí al ver su intento de parecer seria, con sus manos en la cintura y el seño fruncido - usted no va a atender hoy - se seco las manos en el delantal que llevaba amarrado en la cintura y se acomodo un mechón de cabello color caramelo detrás de su oreja - ¿qué te sirvo ángel?
- Lo de siempre - acaricio mi mano sobre el mesón y se alejo a buscar mi pedido.
Hace dos años que el instituto no me era suficiente para mis momentos de ocio, por lo que en ayuda a mi billetera decidí buscar empleo. Me encantaría decir que por mi tenacidad y empuje logre conseguir el trabajo que me llenaría el curriculum, pero a decir verdad ni siquiera tuve una entrevista.
Mi madre y sus mejores amigas abrieron una cafetería, y como buena hija yo me incluí a la lista de empleados.
René, Lillian y Esme eran amigas desde niñas; mientras que la dos primeras establecieron sus vidas en este pueblo, la última acababa de volver a Forks hace unos meses, después de vivir en Londres por años. Aparentemente en Europa conoció a un inglés que le cambio la forma de ver la vida y así, el que sería un viaje antes de entrar a la universidad se convirtió en el inicio de su vida. Veinte años después vuelve a sus raíces de mano del Dr. Carlisle Cullen, nuevo director del hospital local ¿Suerte? No lo creo.
- Esme, ¿Por qué estas sola? - pregunte una vez que me sirvió un batido de fresa y volvía a su labor con los vasos - ¿Qué pasa con Ben y Tyler? Ahora que lo pienso ¿Dónde está René? ¿Y Lillian..?
- Bueno, hoy no hay muchos clientes y les di el día a los chicos - asentí. Típico de Esme - tu madre fue a la comisaría para dejarle comida a Charlie y Lil la acompaño para que no se le olvidara en el camino - volví a asentir, mientras me burlaba internamente - ¿Y tú? - levante la cabeza y me encontré con que elevaba un ceja, curiosa.
- ¿Yo? - miré hacia otro lado, intentado evitar que notara mi futuro sonrojo - me arreglaron otra cita - susurré.
- ¿Qué tan rápido saliste de ahí? - pregunto divertida.
- Estoy segura de que Alice no alcanzo a analizar mi ropa - Esme comenzó a reír y yo me puse más roja - me alegro de que te diviertas a mi costa - murmure intentado no reír.
No paso mucho tiempo antes de escuchar mi nombre a través de un grito eufórico y desquiciado. Mi madre había ingresado al local.
Después de obligarme a comer un plato de lasaña mientras le explicaba mi presencia allí, debí aguantar como mi adorada madre le daba la razón a mis hermanos. Genial ¿no?
- René, discrepo contigo - al igual que mi madre, volteamos a ver a Esme, sorprendidas - no me miren así - murmuró.
- Estoy de acuerdo con Esme - y nuestras miradas se dirigieron a Lil - tiene razón, Bella es inteligente, amable, simpática… - se detuvo al ver la cara exasperada de mi madre y porque noto el sonrojo en la mía.
- Además de hermosa, claro - finalizo Esme.
- Todo eso ya lo sé - habría mirado a René si no hubiera estado hablando de mi - es de familia - bufé ante lo último. Soy "la otra Swan" ¿recuerdan?
- Nuestro punto es que ella encontrara a su hombre en su momento - solté unas risitas, realmente avergonzada ¿Por qué? No tengo ni la menor idea - en realidad creo que él la encontrara a ella - ¿Ah?
- ¿Quién? - las tres rodaron los ojos. ¡Ah claro!
- Si, definitivamente ella no lo notaria aunque estuviera frente a sus ojos - gruñí ante el adorable comentario proveniente de la que se hace llamar mi madre. Espera. ¿Gruñí? Genial, cada día estoy más unida a mi naturaleza salvaje.
XXX
Cuando volví en la noche, Alice me dio un sermón sobre la falta de fotos con mi cara y Emmett me regaño por no traerle panqueques de la cafetería. !Hermanos¡ ¿Quién los entiende?
Apenas toque la almohada con mi cabeza me olvide del mundo que me rodea. Para no interrumpir la rutina de cada mañana, golpeé tan fuerte el despertador que estoy segura de que tendré que remplazarlo; quizás se me paso la mano.
Aunque me doliera el orgullo, debía ser capaz de admitirme que Esme tenía razón. No debí pasar mi día libre en la cafetería.
Nota: para futuros momentos de indecisión, buscar un nuevo lugar para escapar, preferiblemente uno en el que no trabaje casi toda la semana.
- ¿No piensas desayunar?
De verdad grité.
Probablemente desperté a cualquier ser vivo con la suerte de estar unos cuantos kilómetros a mi alrededor.
- ¡Emmett!
¿Por qué? Una simple pregunta que necesita tantas respuestas. Seamos más específicos, ¿Por qué mi hermano mayor, una persona que se jacta de no conocer la luz del sol en domingo, me hace señas para que lo acompañe en la cocina?
- Tenía que hablar contigo - asentí, incapaz de soltar una palabra - te prepare un capuccino - ¿mis ojos se podrían abrir más? - necesitábamos un momento hermana-campeón - si, sigue siendo Em - ¿No dirás nada? - probablemente me ignorara si comienzo a analizar su frase como doble negación. No decir nada, es decir algo ¿no?
Ya es mucho que mi hermano esté coherente a las 6 de la mañana, no pondré en juego su mentalidad por arreglar una frase. No debería ¿verdad? Trabajen neuronas… consíganme una respuesta o algo para decir…
- ¿Sabes hacer un capuccino? - ¡Bravo! … No Bella, que va, le pregunto a Brandon Boyd si podía traernos unos en lo que dura su gira, por cierto Brandon le pidió tu número… - Quiero decir ¿Sabes donde están las tazas? - debería comenzar a pensar en usar algún tipo de vitaminas - Quiero decir… ¿Tú sabes que quiero decir?
Después de aguantar las burlas de mi hermanito y sus afirmaciones sobre el café y las tazas, me entretuve escuchando sus disculpas por las horribles citas que permitió. Permitió, porque como buen novio y hermano, le echó la culpa a las mentes femeninas del grupo, incluyendo a Jasper como a una de ellas.
- ¿No más citas? - pregunté después de inhalar profundamente; Emmett movió sus pestañas e intentó hacer un puchero. Definitivamente me encantan los momentos hermana-payaso.
- No más citas - acepto, tomando mi abrigo para entregármelo - palabra de boy scout - para después saludarme como uno.
Me despedí de él con un abrazo y le hice prometer enseñarme su técnica con el capuccino.
XXX
- Bella, que coincidencia encontrarnos aquí - suspiré en el momento que la sinapsis me permitió identificar esa voz.
- Trabajo aquí Mike - volví a suspirar, abrí la puerta y puse el letrero de abierto. No pase por alto que Newton me siguió al interior - Además del hecho de que mi madre es una de las dueñas - agregué - la pregunta sería ¿Qué haces tú aquí? - creí que Emmett lo había asustado lo suficiente la última vez.
- Había olvidado que trabajabas aquí - si, claro - sólo quería un café simple y bueno, está es una cafetería… - mira tú, Mike si piensa; no fue un pensamiento muy relevante, pero quién diría que el las cafeterías sirven café. Estoy impresionada.
- ¿A las 6 y media de la mañana en domingo? - deje mi bolso bajo el mesón y me puse el delantal en la cadera - ¿La tienda de tus padres no abre hasta las 10? - levante la vista, me encontré con su ansiosa mirada y la baje de nuevo, ordenando por segunda vez mis cosas.
A muchas les debe gustar Mike, pero sus ojos azules y su cabello rubio, para mí, carecían de encanto. Una persona no sólo vale por lo exterior y Mike me dejaba eso claro. No es mi tipo ni su exterior, ni su interior.
- Si, pero tenía ganas de un café y me dije a mí mismo: "mismo, ¿Hoy no le toca abrir a Bella?" Miré el reloj y note que ya era hora, así que aquí me ves - rodé los ojos. ¿Alguien puede ver por qué no es mi tipo?
- Creí que habías olvidado que trabajaba aquí - escuché su risita nerviosa y decidí dejarlo ahí, ya me asustaba bastante que conociera mis turnos mejor que yo.
Me encamine a la cocina para escapar por unos minutos, cuando recordé que la cafetera se encontraba afuera. Apenas le serví el café, lo ignore, o por lo menos lo intente. Llevaba bastante rato ignorando su platica y sirviendo café a los otros clientes, cuando mi día cambio.
- ¿Disculpa? - escuché como un chico me pedía atención, pero yo estaba ocupada entregando una taza a un cliente, necesitaba toda mi concentración. Cuando finalice, sonreí con triunfo y miré al joven.
- ¿Si? ¿En qué puedo ayudarte? - ¡Wou! Esos ojos…
- Soy nuevo por aquí y quisiera saber como llegar al hospital - asentí y desvié la mirada, sintiéndome extrañamente cohibida.
Un joven alto, pálido e increíblemente apuesto me pedía indicaciones ¿Qué debería hacer? Podría partir por darle las indicaciones. Después de darlas lo quede mirando, esos ojos me parecían conocidos.
En cada palabra que cruzaba con él, Mike trataba de entrometerse y yo le lanzaba dagas con la mirada.
- Gracias - me sonrió y yo lo hice en respuesta y volví a desviar la mirada, siempre evitando la de Newton - lamento interrumpir tu momento con tu novio - ¿qué? Note que miraba al rubio sin encanto después de decir esa idiotez, rubio que se veía demasiado alegre.
- Ni de broma que es mi novio - me miraron sorprendidos - prefiero seguir soltera por siempre - agregue sin siquiera pensar como lo tomaría el idiota en cuestión.
- No lamento escuchar eso - nos sonreímos, yo sonrojada como era de esperarse, y él con un brillo especial; pero lo tuvo que interrumpir el indeseable con una tos fingida - espero verte pronto - volví a sonreírle y murmuré "yo también"
Sería simple decir que volví al trabajo como si nada, pero la verdad es que no podía evitar pensar en esos increíbles ojos verdes e intentar encontrar de donde los conocía. Volví mi atención a Newton y suspire.
- Mike, ya son las 8 - me miró sin entender - ¿Cuánto puedes tardar con un café? - su cara se ilumino con el entendimiento y se paro como si la silla quemara. Se despidió, pago su café y se retiro avergonzado.
- Por lo menos hoy lo pillo rápido - comento Ben mientras salía de la cocina, Tyler soltó una carcajada y yo me limite a sonreír.
- Me alegro de haber notado que no era tu tipo y no seguirte como Newton - le sonreí a Tyler en respuesta y volví a mis ocupaciones. Yo también me alegraba de eso.
En el momento en que Newton cruzo la puerta, el día amenazaba con ser una pesadilla, sin duda la mañana había mejorado de manera drástica en el momento que el chico misterioso me pidió indicaciones.
Con las horas el día continuó como siempre. Sin contar a los clientes habituales que pasaban antes de ir al trabajo, el lugar parecía un desierto. En el minuto que el teléfono sonó, yo estaba limpiando el mesón por tercera vez.
- ¿Bueno?
- Bella, cariño - "Esme" susurré - ¿Cómo vas? - para eso no llamaba, pero lo dejaría pasar.
- Bastante lento - admití - piensan pasar por aquí ¿verdad? - debo haber sonado desesperada, porque al escuchar su risita note que mi compañeros también reían.
- Para eso te llamaba corazón, tu madre me dijo que tendríamos un almuerzo en familia - ¿Ah? - si que nos apareceremos por allí a las una, todos - ¿Ah?
- ¿Todos?
- Todos - asentí - yo tampoco sé a que viene, pero suena genial - sonreí al escucharla - dales la tarde libre a los chicos ¿quieres? - asentí - supongo que es un si. Bueno, nos vemos cariño - murmuré un "igual" y colgué.
No tarde en decirle a los chicos, los que se alegraron demasiado y me desearon suerte. La necesitaría. ¿Un almuerzo en familia? Es decir, unir a las tres familias… suena peligroso.
XXX
- Adiós Bella - me despedí con la mano de los chicos y volví a entrar, poniendo el cartel de cerrado.
Mi madre y Lillian se encontraban en la cocina preparando la comida para el almuerzo familiar, se notaban muy inquietas y se reían con cierta complicidad cuando les preguntaba que sucedía.
No tardaron en aparecer Charlie y William, seguidos por mis hermanos y sus respectivos novios de la mano. Todos me saludaron con animo, lo que en verdad me asusto aún más.
Ingrese a la cocina para avisar que habían llegado, pero no alcance a terminar cuando ya corrían al encuentro del zoológico que se formaba afuera. Quise demorarme un poco, pero cuando escuche la voz de Carlisle, tuve que salir a saludar.
Realmente me asusto el orden que había, bueno, era impresionante para tratarse de mi familia. Habían ordenado las mesas y se encontraban todos sentados, excepto Esme, Carlisle y un tercer acompañante. Mi madre y su otra amiga sonreían como bobas y cuando notaron mi presencia, la sonrisa creció. Tarde en atar cabos, pero al mirar a mis hermanos y sus caras de inocencia, lo entendí todo.
- ¡No lo hicieron! - si no hubiera estado tan molesta, me habría avergonzado por mi grito. Debí parecer una loca… - ¡Tú! -apunte en la dirección en que se encontraban los angelitos. Emmett se apunto primero, Rose le siguió, junto con Jazz y luego Alice; todos con una mirada de miedo y duda - ¡No lo hicieron! - repetí. Si, estaban asustados.
- ¿Qué hicimos? - pregunto un temeroso Emmett.
- ¿Por qué? - deje pasar la estúpida pregunta de mi hermano mayor y continué con mi monologo - ¡Emmett, lo prometiste!¡Alice, me mantuve alejada de los autos!¡Rose, creí que entendías!¡Jasper!… No tienes una mente femenina ¿verdad? - respiré, bufé y gruñí. Debería dejar de gruñir o tendrá sentido que forme parte de este grupito - ¡Y ustedes! - ahora era el turno de mi madre y sus amiguitas - Creí que estaban de mi lado - escuché como todos murmuraban "¿qué?" - ¡No más citas a ciegas! - les grité. El entendimiento llego a la mayoría al mismo tiempo, porque comenzaron a reír y fue en ese segundo que si temí por mi salud mental.
- Bella, cariño, no es lo que crees.
- ¿Ah no? - Esme me sonrió maternalmente y negó con la cabeza.
- No, la verdad es que los chicos no sabían de el por qué de este almuerzo - me perdí - mi hijo llego de Londres esta mañana y era una sorpresa para mí - ¿hijo? Si que estoy lenta - No es otra cita arreglada.
- ¿Ah no? - ¡Bravo Bella!
- Bella, te presento a Edward - por primera vez me fije en el chico que sonreía divertido al lado de un muy alegre Carlisle - Edward esta es Isabella, Bella en realidad - Esos ojos…
- ¡Tú! - escuché como todos se reían y me gire, roja por supuesto - ya entendí, tengo que ampliar mi vocabulario - rieron aún más, suspire frustrada y volví a mirar a Edward - no creas que estoy loca ¿A quién quiero engañar? Es la mejor explicación… - me habría internado en una discusión conmigo misma, pero su musical risa me interrumpió. Le sonreí avergonzada.
- Me alegro de volverte a ver - estreche su mano - para mi también es un placer Bella - ¡que sonrisa!
- ¿Se conocían? - pregunto Carlisle y por segunda vez el entendimiento llego a sus cara - ¿Así qué Bella es la chica linda que te dio indicaciones? - Edward abrió los ojos con temor y golpeo a su padre en las costillas con el codo - ¿Cómo no lo vi antes? - se estaba entreteniendo de lo lindo con molestar a su hijo - Dijiste que trabajaba aquí, no creo que los chicos queden con la descripción que hiciste - Edward lo miró con una advertencia escrita en los ojos - Mencionaste que era bella. No, me equivoco, dijiste y cito: "Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida, tenía unos ojos… ¡ah esos ojos!… no tengo palabras para describirla…" - ¿estaba imitando a su hijo? Le salía bien.
Pude escuchar unas risas de fondo, sin embargo mi atención estaba puesta en unos maravillosos ojos verdes que me miraban avergonzados, ni mi sonrojo - que en este minuto alcanzaba una nueva tonalidad - logro que desviara la vista de su cara. Le sonreí y él lo hizo en respuesta.
- Quizás no sea necesaria una cita a ciegas - susurró Alice.
Y no pude estar más de acuerdo.
El almuerzo estuvo realmente divertido, exceptuando los momentos que se burlaban de Edward y de mí, momentos que fueron la mayor parte de la tarde; para cambiar la rutina, los deje pasar.
XXX
- Eh Bella, nos vamos, pero trata de no abalanzarte sobre Eddie de inmediato - Emmett y sus comentarios - Eddie - Edward suspiro frustrado, ya le había dicho más de diez veces que no le digiera así - con cuidado que es mi hermana - puse los ojos en blanco. Es complicado seguir a Emmett.
- Yo les planeare su primera cita - Alice era la más contenta al momento de salir saltando por la puerta, seguida por los mellizos Hale - y también la boda… - alcance a escuchar antes de que se alejara más.
Los adultos, que parecían más inmaduros que nosotros - entiéndase Edward y yo - se habían ido primero con el fin de ir al cine en parejas. Esme le dio unas instrucciones a su hijo y luego le pidió disculpas, pero que luego le daría otra bienvenida en casa.
- Y tú vives con ellos - miré a Edward y reí ante sus palabras.
- Los veo día a día - afirme - ya entiendes porque estoy loca - se rió entre dientes y me siguió de cerca cuando camine hacia el mesón delante del bar.
- ¡Bella!
- Ahora no, por favor… - el chico de ojos verdes me miró con curiosidad y yo sólo le señale hacia la puerta - ¿Qué quieres Newton? ¿Café? - la molestia brotaba por mis poros - ¿No ves que está cerrado?
- Yo, lo siento Bella - definitivamente estaba sorprendido por mi tono - sólo quería preguntarte si tenías algo que hacer…
- ¿Hoy? - asintió - hoy lavare mi cabello, pelo por pelo - ¿Mañana? - Edward se reía silenciosamente, dándole la espalda a Mike - Les pondré nombre a cada uno de ellos ¿Quieres saber que haré el resto del año? - era una pregunta retórica, pero ya podía ver a Mike comenzando a asentir.
- Saldrá conmigo - ambos, la rata amarilla y yo, miramos a Edward como si hubiera dicho la cura al cáncer.
- ¿Contigo? - mi nuevo mejor amigo se dio vuelta y lo encaro - ¿Tú? Bella yo llevo años esperando…
- Y yo llevo años diciendo no - me acerque al apuesto joven que me dedicaba una sonrisa torcida - por cierto Mike, interrumpes algo.
No preste mayor atención a Newton, porque me encontraba atrapada en los brazos de Edward.
- Entonces… ¿Quieres salir conmigo? - solté una risita - escuche que no traías auto - asentí y me acerque a sus labios que me esperaban a medio camino - ¿Eso es un adelanto?
- Eso fue una visión a tu futuro
- Muy prometedor - murmuro antes de volver a besarme.
HoLa!
Antes que todo quiero pedir disculpas por mis retrasos con las otras historias… la verdad es que estoy colapsando.
No abandonare ninguna, todas tendrán un final, pero si quieren que sea un final coherente y firme a la historia, deberán tenerme un poquito de paciencia, por favor.
Esta historia ya la tenía escrita, espero que les guste. Tengo planeado hacer un Edward POV, pero depende de ustedes.
Sinceramente no me gusta lo del beso antes de siquiera conocerse, pero creo que venía en el momento y los personajes me lo exigieron.
Muchas gracias por leerme, y les agradecería aún más si me regalan algún comentario, critica o un simple hola.
Cuídense mucho
Un abraso.
Ale.
