"En el Departamento de misterios hay una sala que siempre esta cerrada.

Contiene una fuerza que es a la vez más maravillosa y más terrible que la muerte, que la inteligencia humana, que el poder de la naturaleza. Además quizá es también la más misteriosa de todas las cosas que se guardan allí para su estudio, lo que hay tras esa puerta es el amor…"

Miles Hubber era inefable desde hacía ya más de veinte años y en su larga carrera en el departamento de misterios nunca había visto que diantre había detrás de "la puerta", a pesar de que si había algo en cantidad en su departamento eran puertas todos los que allí trabajaban sabían cual era exactamente "la puerta" y todos los principiantes se pasaban los almuerzos de sus primeros años en el departamento de misterios haciendo conjeturas sobre su contenido. Él mismo había dedicado cinco años y cientos de bocadillos a ese cometido y solo tras los diez primeros había decidido resignarse al hecho de que nunca lo sabría y había relegado "la puerta" y todo lo concerniente a ella a un rincón de su memoria. Hasta ahora.

Fudge le había dado orden de que la abriera y la excitación y nervios por desentrañar por fin el misterio más grande de entre todos los que el Departamento de misterios alberga hacía que le sudaran con prolijidad las manos haciendo que la llave que le llevaría a lo que consideraba el momento más importante de su vida, antes que el día de su boda o incluso el nacimiento de sus dos hijos, se le resbalara de las manos.

Cuando por fin la voz femenina y aséptica ya familiar del ascensor anunció que había llegado a su departamento se escurrió antes de que acabasen de abrirse entre la reja y andó con premura hasta que al girar por el último pasillo se tropezó con el departamento de misterios en pleno que aguardaban expectantes su llegada.

El señor Hubber frenó en su carrera hacia la puerta y su frenetismo dio paso a una gran solemnidad, se estiró la túnica y se limpió el sudor de la calva con la manga antes de empezar a andar pausado hacia la primera puerta entre la multitud que se abría como las aguas ante moisés y le seguían en un silencio sepulcral.

Todos atravesaron la entrada y llegaron a la sala de las puertas y apretujados unos contra otros observaron como su jefe de sección introducía una llave negra de forja en la cerradura. Un clic resonó en el silencio de la sala y los presentes se pusieron de puntillas mientras la puerta se abría por si sola lentamente para mostrar…

Una sala de piedra caliza vacía.

Un gemido de desilusión recorrió la sala y un shockeado Miles Hubber entró con paso vacilante debido a la decepción.

La sala era la más pequeña que había visto en el departamento, del tamaño de un salón amplio, del techo salía una luz blanca ligeramente vaporosa y eso era todo. Hubber dio una vuelta a la habitación con la esperanza de que se le hubiese pasado algo y en una esquina se encontró varios artefactos apilados como si fueran simples cacharos destinados ha ir a la basura, Miles Hubber tomó de entre ellos con sumo cuidado una especie de cáliz primitivo labrado en piedra y lo levantó en alto para que sus compañeros lo viesen y se impregnaran como él de la ilusión de un posible gran descubrimiento.

Un hombre joven con gafas y repeinada cabellera pelirroja se afanaba en rellenar uno de los numerosos informes que había sobre su mesa, leía mordisqueando la punta de su pluma de águila y sorbía de vez en cuando café de una taza blanca que rezaba "Percival Weasly"con letra escarlata. Cuando puso el punto final al pergamino en el que estaba escribiendo se derrumbó en su silla con la cabeza mirando al techo y se frotó los ojos por debajo de la montura metálica de sus gafas.

Desde que "El que no debe ser nombrado" había irrumpido en el ministerio hacia unos meses y se había demostrado que realmente lo que Harry Potter había estado afirmando durante un año era cierto, en el ministerio había un ritmo frenético causado por el temor que había inspirado tal revelación y el mismo ministro de magia había caído en el remolino de desconcierto que les había tragado a todos. El ministro, el señor Fudge, había estado tomando decisiones ridículas y poniendo sus esperanzas en la colaboración de un chico de dieciséis años y en una supuesta "magia superior" que habían encontrado en el departamento de misterios. Como su secretario Percy sabia de buena tinta que Harry Potter no tenía intención alguna de ayudarle y que en el departamento de misterios solo se habían encontrado un par de fruslerías a cuya investigación estaban destinando una importante cantidad de oro y personal… Percy lanzó un largo suspiro y se puso recto en su silla para nuevamente rellenar otro informe, a pesar de que todo pareciese una locura lo mejor que podía hacer era terminar con su trabajo.

Su jefe estaba de verdad de un humor horrible desde el día que habían abierto "la puerta" y tenía a todos los becarios incluido él, su propio hijo, encerrados en la biblioteca, sepultados bajo una montaña de libros polvorientos de la época en la que a Matusalén le salieron los dientes de leche. Ya era noviembre y llevaban tres meses de búsqueda infructuosa, además los de mantenimiento estaban de nuevo en huelga y hacia un frío tremendo, como resultado de todo esto la mitad del personal estaba resfriado y con pocas ganas de rebuscar entre pergaminos enmohecidos.

El inefable en ciernes tomo con desgana un documento de 1630 que era una simple lista de traslados de objetos al Departamento de Misterios poco después de su apertura seis años antes. Al parecer habían traído varios objetos "cedidos" por diferentes países para su estudio. Sus ojos pasaron con rapidez por la lista, la mayoría de los objetos pertenecieron a las grandes culturas del pasado había mucho de los romanos así como de los griegos pero a los que habían saqueado con mas saña era a los egipcios. Nada llamo mucho su atención hasta que dio con un objeto cuya descripción era exacta a la de uno de los artículos y que según el pergamino fue elaborado en la Grecia clásica.

Se levanto de la silla en un arranque de energía y busco en los archivos de 1630 alguna otra mención. Encontró el nombre, al parecer el cáliz se llamaba Anteros y había sido encontrado en un templo a Afrodita mucho antes de que se elaborase la lista o se construyera el departamento de misterios. Animado por el descubrimiento buscó referencia al cáliz de Anteros y tras horas de minuciosa búsqueda encontró una mención de el en un pie de pagina.

"El cáliz de Anteros a sido durante siglos causa de desacuerdos y guerras ya que establece un contrato mágico vinculante poderosísimo entre dos personas rompiendo cualquier contrato previo a el y forzando la unión de los implicados. Su función teórica es la de provocar la unión perfecta de almas pero en la practica se ha utilizado para incitar a la violencia y a participado en muchas de las grandes tragedias de la historia. Para prevenir su mal uso el mago Efevio lo sello"

Excitado por la nueva información busco a ese tal Efevio y su hechizo en numerosas obras hasta que encontró lo que necesitaba para romper el sello y así impresionar a su padre. "Αντερως" sus conocimientos de Griego eran limitados pero el hechizo era el nombre primero del cáliz, el que le definía, simplemente era el nombre que le dieron sus constructores y la forma de ponerlo en funcionamiento era sencillamente invocarlo y con esta valiosa información se dirigió hacia su departamento.

Una vez frente al cáliz sacó su varita y se la paso de una mano a otra con nerviosismo estuvo a punto de darse media vuelta pero la voz de su padre diciéndole que era un inútil y que no tenia la ambición ni el talento para hacer nada, recordándole incluso, que el trabajo que tenia se debía a el y no a sus meritos le mantuvo en su sitio y le dio fuerzas para apuntar con su mano temblorosa al cáliz de piedra con símbolos que hubiera cabido con dificultad entre sus manos y dijo

-¡Αντερως!-un rayo violeta salió de la punta de su varita y el cáliz se lleno de una sustancia roja que parecía sangre que lanzó un destello violeta un segundo y el liquido comenzó a desaparecer como si una pajita invisible succionase su contenido dejado ver paulatinamente siete placas plateadas que el joven Hubber tomó con sumo cuidado en su mano en cada una de ellas había dos nombres que estaban rodeados de símbolos mágicos. Los simbolismos no eran su especialidad pero reconoció varios que le produjeron un tembleque en las piernas al ver la magnitud de lo que había hecho, por mucho que dijera su padre no era completamente idiota y sabia que significaba el símbolo del cierre. A lo que sea que hubiera hecho no había posibilidad de retorno. Cogiendo el valor que iba a necesitar se dirigió a la salida, ya era hora de enfrentarse a su padre.

En mitad de la noche Hermione se despertó llevándose la mano al pecho donde sentía un vacío doloroso, la sensación de que algo iba mal era tan intensa y el hueco que sentía dentro de si misma tan inmenso que no pudo volver a conciliar el sueño. De idéntica manera se despertó en las mazmorras Severus Snape jadeante y se llevo la mano al corazón, si no hubiese estado en Hogwarts protegido por magia ancestral habría pensado que alguien le estaba maldiciendo pero aún sabiéndose protegido tubo la certeza de que una magia poderosa se estaba usando contra el y renqueando salió de la cama y fue hasta la chimenea del salón, allí tomo unos polvos verdes de una especie de cenicero que había sobre ella y tirándolos sobre los rescoldos del fuego estos se avivaron y se tornaron de color esmeralda. Con paso resuelto entro el profesor con su pijama gris en el fuego y tras decir unas palabras desapareció junto a las llamas dejando tras de si un apacible salón a medianoche.

-¡Tonto, que eres tonto!-Bramaba el señor Hubber mientras caminaba dando vueltas a su despacho lanzando furibundas miradas a su hijo de cuando en cuando -¿Cómo se te ocurre poner en funcionamiento un artefacto mágico desconocido sin siquiera mencionármelo a mi ,tu superior, ¡que digo tu superior…! ¡Tu padre por Merlín! ¿¡Es que no te he enseñado nada!?-El joven Hubber se encogió en su asiento y su pelo crespo rubio le cubrió el rostro e intensifico la impresión de juventud que de por si transmitía. Su padre apiadándose de el decidió que ya le había echado el rapapolvo que se merecía y tragando saliva fue a presentarse a la casa del ministro de magia en mitad de la noche para informarle de la incompetencia de su departamento en el que se estaba invirtiendo una gran parte del oro de las arcas del estado. Volvió a tragar saliva, esta iba a ser una noche muy larga.

Snape salio de la chimenea del director y se le encontró como siempre en frente del escritorio y aunque estuviera vestido con su bata y gorro de dormir no daba la impresión de que le hubiese despertado. Había veces que se preguntaba si ese hombre era humano.

-Buenas noches Severus ¿Que te trae aquí a estas horas?-le saludo tan calmado como siempre a pesar de la indirecta sobre la inconveniencia de su visita. Snape sintiéndose algo ridículo le comento la sensación desagradable que le había despertado y aunque Dumbledore le escucho atentamente le dio a entender que preocuparse por algo tan nimio era innecesario y que tal vez si la sensación persistía debiera visitar a pesar de sus reticencias a la señora Pomfrey. Cuando se iba a ir molesto con Dumbledore pero sobretodo consigo mismo Una lechuza pardusca irrumpió en el despacho por la ventana entreabierta que daba al estadio de Quidich y se poso con gracia sobre la mesa, inmediatamente después un búho negro se poso junto a ella y mientras la lechuza tendía su pata hacia el hasta entonces profesor de pociones el búho lo hacia a su vez hacia el director

-Es des ministerio-manifestaron al unísono y ambos suspicaces acerca de la coincidencia comenzaron a leer inmediatamente su carta. Snape termino en escasos minutos y espero a que el Dumbledore terminara la suya que constaba de varios pergaminos. Cuanto mas leía el ceño del anciano se hacia mas acentuado y cuando acabo dejo con un suspiro de cansancio la carta sobre la mesa en la que tan solo quedaba el búho esperando una respuesta y pasándose los dedos por la aguileña nariz pregunto

-¿Qué decía tu carta Severus?-Snape le miro fijamente suponiendo acertadamente que el ya sabia el contenido de la misma

-Simplemente me citan de urgencia en el ministerio mañana a primera hora-Dijo con un encogimiento de hombros

-¿Te dicen el porque?-le pregunto con los límpidos ojos azules fijos en los negros de su interlocutor

-No, solo me dicen que es de extrema urgencia el que me presente, tal vez tenga algo que ver con esta extraña sensación… ¿O acaso conoces tu el motivo?-pregunto Snape señalando con un ademán hacia la carta posada sobre la mesa

-Léela tu mismo-Le ofreció Dumbledore y Snape la tomo del escritorio y se puso a leerla. Su rostro se tiño de varias tonalidades en el transcurso de su lectura, primero adoptó un tono blancuzco amarillento que le hacia parecer enfermo y sucesivamente su rostro cogió un leve rubor debido a la cólera que sentía

-¿¡Qué diablos significa esto Dumbledore!?-prácticamente le escupió mientras zarandeaba la carta de un lado a otro mientras hablaba

-Severus muchacho, se exactamente lo mismo que tu-trató de aplacarle el anciano director- Al parecer ha habido un incidente en el departamento de misterios y un artefacto mágico poderoso ha efectuado siete bodas sin posibilidad de anulación. Entre ellas la tuya con la señorita Granger ¿Quizá corresponde felicitarte?-finalizó tratando de quitarle hierro al asunto

-Pero eso es imposible, ¡Un objeto no puede decidir el futuro de la gente malditasea!-volvió a la carga un furibundo Snape

-El principal problema-apunto Dumbledore-es que nunca debieron jugar con el contenido de esa sala ya que había un buen motivo para mantenerla cerrada. El amor es la fuerza más poderosa que existe, yo siempre lo he afirmado, y cuando se trata a la ligera suele desencadenar terribles consecuencias. El objeto responsable de lo ocurrido en concreto tiene una negra historia tras de si y es una prueba mas de que los magos no deberíamos tratar de controlar fuerzas que no entendemos y que nos sobrepasan tan ampliamente

-No te ofendas Dumbledore pero francamente ahora no necesito escuchar como divagas, conozco perfectamente lo que opinas sobre el tema has tenido el detalle de hacérmelo saber en mas ocasiones de las que me gustaría. Lo que te agradecería en este momento es que me digas como vas a ayudarme a romper este matrimonio forzado. Yo nunca había oído hablar de ningún cáliz o cualquier otra cosa que hiciera este tipo de enlaces irrompibles, y es obvio que tu si.

-Severus creo que te olvidas de una cosa muy evidente, tu mismo lo has dicho, los matrimonios son irrompibles yo no puedo cambiar eso

-¿Y que ocurre si los vulneras? ¿No me digas que mueres? Por que entonces seria un juramento mas a la colección, se ve que les estoy cogiendo el gusto-replicó con su habitual sarcasmo aun molesto por la tarea que se le había encomendado al inicio del verano

-No Severus, en los casos habituales solo pierdes la magia pero en el tuyo… Severus tu el juramento inquebrantable te insta a que hagas todo lo que este en tu mano para proteger al señor Malfoy …-

-Y eso significa que…-pregunto Snape siendo ya conocedor de la respuesta

-Significa-respondió Dumbledore-que si te niegas al matrimonio y a las reglas que esta sujeto, Severus muchacho, morirás

En otra torre una lechuza marrón entro en la habitación de las alumnas de sexto curso de Gryffindor. Una desvelada Hermion alertada por el ruido de los graznidos de la lechuza fue a su encuentro y arrodillándose tomó la carta que se la ofrecía. Una vez la lechuza se hubo ido Hermione vio con sorpresa que estaba a su nombre. Cuando la acabo de leer se agarró al poste se su cama preocupada por la urgente citación del ministerio, nada que viniera de ese sitio podía ser bueno sobretodo si tenían tanto interés en que se presentase allí con tan poca antelación.

N.A.: Bueno se que hay una historia cuyo fundamento es ligeramente perecido "La piedra del matrimonio" la verdad un objeto magico que te diga quien es tu pareja ideal me parecia una idea muy buena pero pense que si estableciera un contrato vinculante entre dos personas y que como cualquier contrato tubiese unas pautas que se debieran cumplir seria mas facil juntar a estos dos. En el siguiente capitulo se celebrara una reunion en el ministerio para informar a los afectados de cómo funciona este contrato y de porque su incumplimiento termina por ocasionar la perdida de la magia y entendereis mejor de que va todo esto, ¡os prometo que me he esforzado en que tenga logica y no es una salida facil para la historia!

En cuanto a Anteros en algunos textos de la grecia clasica era el dios del amor correspondido. En uno es un dios preolimpico y en otros es un siervo de Afrodita yo me he inspirado en la segunda opcion.

Encuanto a la localizacion temporal de la historia es el 6º libro tal y como recordamos que empieza (Slughorn, mano chamuscada, juramento increbrantable…)

En fin espero que os alla gustado es mi primer fic y agradeceria comentarios