Declaración: Los personajes principales son propiedad de sus respectivos autores (Kyōko Mizuki e Yumiko Igarashi). Sol Granchester me reto, yo acepté. Aquí el resultado. Como siempre escribo, por para diversión.

Inspirado en la canción "Mi forma de sentir" interpretada por mi compatriota Pedro Fernández, (escrita por Javier Martín del Campo) y en algunos pasajes de Final Story de Kyōko Mizuki.


Sólo tú.

By Gissa A. Graham


Summary: Cada vez que veo salir el sol, como hoy, nada mas puedo pensar en ti, mi amor. La distancia no es razón para dejar la esperanza de algún día volverte a besar. Terry se ha sumergido en sus recuerdos con una taza de té, narcisos amarillos y ella en su mente. SongFic también inspirado en CCFS.


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Unos pasos amortiguados se dejaba escuchar levemente por el piso laminado con madera de aquel porche que ofrecía una espléndida vista del jardín trasero de esa antigua casa inglesa construida al estilo tudor. Terrence caminaba descalzo con una sencilla pijama de franela, puesto que a pesar de estar en las primeras semanas de primavera aún se sentía el gélido aire que tras su paso dejó el invierno. Traía una humeante taza de té caliente en una de sus manos. Había un par de sillas y un sofá que servía para descansar en ese lugar sin embargo, como siempre, él prefería dirigirse a una esquina, sentarse en el piso recargando su peso sobre la pared, igualmente de madera, en una posición desenfadada con una pierna flexionada hacia arriba y la otra semiestirada de manera relajada sobre el piso.

Desde ese sitio podía llenar sus pulmones con el perfume de los narcisos que crecían por doquier como alfombra junto al pasto, se encontraban floreciendo. Se llevó la tasa a los labios para sorber un poco de la tradicional bebida que tanto le gustaba y lo relajaba, suspiro profundo, de todos los rincones de su hogar ese era su preferido, lo hacía recordar, lo que como de costumbre, provocaba una sonrisa en su apuesto rostro haciéndolo, aunque parezca imposible, verse más atractivo.

Era muy temprano todavía de madrugada, se encontraba solo y quiso disfrutar del espectáculo que ofrecía el sol cuando despuntaba en la lejanía pintando el cielo con pinceladas rojizas y amarillas, mientras que el color azul se iba añadiendo de apoco a la paleta para completar el cuadro conforme se iba dando paso al amanecer, «Lástima que tan sólo dura un par de minutos» se decía.

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Cada vez que veo salir el sol, como hoy

nada mas puedo pensar en ti, mi amor.

La distancia no es razón para dejar

la esperanza de algún día volverte a besar

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-Terry's POV-

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«Ya hace tanto tiempo, tantos años. La vida me ha llevado de aquí para allá y de regreso una vez más, y esos viajes son dos rubias principalmente quienes los han motivado. América, un barco, un puerto, un lago, un río. Todo de alguna manera siempre estuvo ahí para unirnos, para luego alejarnos por diversos periodos de tiempo, a veces cortos, otros que se me figuraron eternos.

Ahora ya no estoy en América me encuentra en mi país, no muy cerca del Londres que me vio crecer pero sí estoy en mi país, respirando el olor de los narcisos que tanto me agrada, que tanto me recuerda mi época del colegio, que me recuerda a Tarzan Pecosa, a la muy entrometida Señorita Pecas.

Los narcisos me la recuerdas porque un día, hace más de diez años, ella cayó sobre mí en un lecho de narcisos amarillos, cerca, muy cerca, de lo que nombraba su Segunda Colina de Pony. Desde ese día sentí tantas ganas de besarla, pero sólo atine a cobijarla entre mis brazos acción que justifique como una broma, fue cuando ella me vio con esa hermosa mirada de esmeraldas, con ese leve rubor que cubría sus mejillas resaltando tanto sus pecas, sentí tanta ternura y deseo conjugados. Pero se arruino el momento cuando me dijo que creía que era una piedra.

Tantos años extrañándola, como siempre mis recuerdos siguen su camino, a pesar del tiempo, de la distancia, no importa los kilómetros que nos separen, mientras vivamos nos encontramos, siempre me dije eso, mas aún cuando recordaba ese beso robado en el Festival de Mayo. Un único beso que mi boca anhelaba, imposible de borrar, imposible de comparar. Pero la distancia nunca fue razón para dejar la esperanza de algún día volverte a besar.»

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-Terry's POV end-

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Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy

Sólo tú sabes muy bien quien soy.

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Terrence terminó de beber su aromático líquido, ya el cielo había dado por terminado su primer presentación del día lo que implicaba que la nueva jornada pronto daría comienzo. El castaño se levantó para dirigirse a su recámara tenía que alistarse para ese largo día de trabajo, aún era temprano por lo que podía demorarse casi cuanto él quisiera.

Ya en su aposento preparó la muda del día, un impecable traje hecho a medida en color gris Oxford, un mal ámbito que le dejó la aristocracia, siempre estar impecablemente vestido y con lo mejor que pudiese costear, incluso en sus peores momentos económicos nunca dejó que su arreglo personal se viese afectado, con excepción de su época negra cuando vago en una sucia carpa ambulante dando lastima de sí mismo, pero de lo errores se aprende y ese error había sido muy grande por lo que aprendió mucho pero también maduro y creció como persona al mismo tiempo y todo lo hizo por la única persona que lo conocía realmente, a quien jamás quiso defraudar, extraño demostrárselo así, gran ironía de la vida, pero se lo prometió a su Pecosa, quien conocía perfectamente cómo se sintió aquel fatídico día del incidente en la azotea, como se sintió después en las horribles escaleras del hospital St. Jacob, ella, la única que hasta conocía su forma de llorar, la única que lo había visto dos veces hacerlo. Dio un hondo suspiro mientras se dirigía al cuarto de baño.

Abrió la regadera para ajustar la temperatura del vital líquido mientras se desvestía. Entró a la ducha mojando primero su ya no tan larga cabellera provocando con ello que el agua comenzará a escurrir por su cuerpo formando pequeños ríos que se cruzaban por su amplio pecho llegando hasta su abdomen, en el cual se podía apreciar que el joven gustaba de las actividades físicas, el agua continuaba con su sinuoso camino para terminar perdiéndose por debajo de su ombligo. La temperatura era casi fría, recordarla siempre producía los mismos efectos en él, pero no era momento, prefería seguir recordando.

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Cuando estoy yo solo en casa me pongo a pensar

Que conoces a alguien que de amor te puede hablar

Pero de una cosa estoy seguro, oh mujer

Que lo que hay entre los dos nadie puede deshacer.

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-Terry's POV-

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«El tiempo del San Pablo no regresará, siempre lo he sabido. Y aún así sólo tú estabas y estas constantemente presente, en lo que pienso, en lo que hago, en lo que deseo (inevitablemente miro hacia abajo, soltó un suspiro resignado). Pecosa si supieras cuánto te mire y no sólo te vi en el San Pablo de seguro no me hubiese vuelto a hablar nunca más y es que no únicamente vi cómo te cambiabas ese día, también me gustaba verte desde los árboles cuando te tirabas sobre la hierva, tenía que ser desde lo alto, porque si bajaba me hubiese tirado a tu lado.

De igual manera estuvieron las clases de piano, jamás aprendiste nada, ¿cómo ibas a hacerlo? Si yo sólo me aprovechaba de esos instantes para estar sentado junto a ti, para abrazarte y entre lazar tus dedos entre los míos, estoy seguro que te dabas perfectamente cuenta de mis intenciones, pero es que sé que también gustabas de estar a mi lado, ¿cómo no quererlo?

Luego me fui, 'si fuéramos mayores' fue mi pensamiento por una noche entera, pero no lo éramos, y cuando lo fuimos un poco más sólo fue para lastimarnos mutuamente. Tu bondad prefirió elegir al que creíste el más débil de los tres al igual que mi sentido del deber lo… la eligió por considerarla débil y con necesidad de resarcir su sacrificio, no sabes cuánto me arrepentí ese y los días consecutivos que se transformaron en semanas, meses, hasta que explote y huí, pero recapacite más tarde y regrese para responsabilizarme, para cumplir con lo que prometimos, por lo menos intentarlo.

Viví con Susana por más de tres años hasta que su muerte llegó, sonara mal decirlo pero fue un verdadero alivio, no es que no la llegara a apreciar, mucho menos que deseara que esa vida juntos terminara así, finalmente salvo mi vida, eso creo, porque por momentos lo único que pensaba era que su acto sólo fue un trato de compra venta que nada tuvo que ver con la bondad, ¿se arrojó por mí o por ella?

Después su mirada triste, sabía que no la quería que yo solamente podía apreciarla, ser cordial, amable; lo más cariñoso que logre ser con ella fueron las veces cuando la abrazaba para cambiarla de su silla de ruedas a algún otro sitio y viceversa. No creo que Susana halla sabido realmente que cada vez que la tomaba en brazos era como cargar plomo, una carga que me pesaba moralmente. Lo único que mi compañera de casa sabía era que mi corazón ya no estaba conmigo, le tomó tiempo pero lo supo el día que harto de la exigencia de un casamiento que yo no deseaba le dije que lo máximo que tenía para ella era un compromiso, que no pidiera más, acepto aún en contra de lo que su madre dijera, como sea no tenían opción pues yo las mantenía, lo que implicó conseguir recursos de donde no tenía ya que la Sra. Marlowe exigía lo mejor para su hija, fue una muy mala época económica el primer año.

Todo ese tiempo con las Marlowe mi funciones consistían en ser niñero, enfermero, administrador, proveedor y por supuesto un autómata, no hacía más allá de lo que debía o se necesitaba, hasta que llegaban mis momentos de descanso: el teatro, ese lugar donde no trabajaba sino que me transformaba en alguien más, mi mayor consuelo era dejar de ser yo para meterme en la piel de reyes, espadachines, príncipes, criados, asesinos, maleantes, lo que fuera lo aceptaba, inclusive llegue a interpretar tres pequeños roles en la misma obra o en ciertas ocaciones hacer de ayuda en tramoya, por tres razones, volver a ganar la confianza como actor; la segunda conseguir más dinero pues para solventar tanto gasto y la tercera: pasar la mayor parte del tiempo en mi refugio, el teatro, deje la bebida por una adictivo mucho mayor y mejor para mí: fingir ser otro.

Pero al regresar a esa casa alquilada de un sólo piso para que mi "prometida" pudiese moverse con cierta libertad, no hacía más que hacerme sentir pequeño y abatido. Cuando se daba la enorme casualidad de estar extrañamente solo en aquel lugar, que nunca fue un hogar, no para mí, mi traicionera mente me llevaba a Candy, en lo que estaría haciendo y con quién lo estaría haciendo, ¿cómo saberlo si de ella nunca se hablaba en los diarios?, por más que buscaba en sociales nada de ti. De Eliza, su hermano, el elegante, la tímida y luego Albert, todos aparecían menos tú. Entonces mi loca mente comenzaba a llenarse de ideas, a tejer historias sobre ti, mientras los años iban pasando se agregan personajes a las escenas, primero eran pacientes, principalmente niños, luego doctores rondándote e insinuándose, luego pretendientes, luego esposo, para terminar la obra con la feliz pareja y un trío de hijos. La melancolía me invadía desde el sólo pensar en que encontrarás a alguien que de amor te pudiera hablar, pero a pesar de todo lo que pudiese imaginar estaba, estoy seguro, que lo que hay entre los dos nadie podrá deshacer.»

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-Terry's POV end-

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Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy

Sólo tú sabes muy bien quien soy.

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En cuanto estuvo vestido y arreglado se dirigió a la cocina donde preparó un desayuno ligero, realmente se encontraba acostumbrado a hacerse su propia comida desde que llegó a Nueva York buscando convertirse en actor, por lo que no tenía cocinera de planta, a veces la ama de llaves cumplía con esa función, otras tenía quien le cocinara un aceptable desayuno o cena.

Al dar termino a sus alimentos matutinos se encaminó al frente de su propiedad para abordar su hermoso Rolls-Royce Phantom color negro con vestiduras vino, tan británico y tan elegante como él, apenas adquirido un año antes con parte de las ganancias que ser productor de teatro le produjeron, la vida le estaba sonriendo de la manera más bella posible.

Al principio al llegar a Stratford upon Avon y con eso a la Royal Shakespeare Company solamente se dedicó a la actuación, pero a dos años de estar allí de actor pasó a productor y de producir hora se encontraba dirigiendo su primer obra, otra vez Romeo y Julieta regresaba a él, su vida era un auténtico pañuelo, pero era una oportunidad que no podía desperdiciar, además era la manera de cerrar el círculo.

Iba con el auto descapotado, adoraba la sensación del viento en su ser por lo que también traía lentes obscuros para evitar los rayos del sol que le daba de frente así como a los detestables insectos, su fiel bufando cubriendo sólo su cuello. El camino constaba de escasos veinte minutos de recorrido lo suficiente para hundirse nuevamente en sus recuerdos.

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Cuando al fin el día llegue

en que te vuelva a ver

no te dejaré partir,

pues podría enloquecer.

Nada en este mundo tendría su razón de ser

si tu amor yo nunca hubiera podido conocer.

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-Terry's POV

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«Después de lo de Susana pasó un año, el luto correspondiente para intentar acercarme a ti de nuevo. Él no saber tu estado civil me llenaba de incertidumbre, pero tenía que intentarlo, bendito el día que lo hice, que carta tan breve, a veces creo que incluso algo tonta, te explicaba en un párrafo el porque de no contactarte antes y en cinco palabras mi sentir.

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Candy,

¿Cómo estás?

...Ha pasado un año.

Estuve pensando en volver a estar en contacto contigo después de que pasó un año pero otro medio año ha pasado por mi indecisión. Pondré esto en el correo.

Nada ha cambiado en mí.

No sé si esta carta te llegará o no, pero quise asegurarme de que lo supieras.

T.G.G.

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Pero jamás me espere tu respuesta. Cuando al fin el día de volverte a ver llegó, no te dejé partir.

Era de las primeras semanas de primavera como hoy, ese día era lunes, descanso par la compañía Stratford pues el fin de semana habían funciones. En ese tiempo interpretaba a "Yago", un villano, ya no quería ser más el tipo bueno de las obras, deseaba más después de ser Hamlet. Seguía en Nueva York pero de regreso en mi viejo departamento donde alguna vez te traje, Candy. De la casa alquilada y la que siempre quiso ser mi suegra me deshice a la primera oportunidad, en cuanto encontré a dónde colocar a la señora.

Por ese tiempo mis interpretaciones eran geniales, como siempre, y aún así me sentía realmente estresado, ya era casi un mes y aún no tenía respuesta de tu parte, me comenzaba a resignar y eso me tenía en esa condición de los mil diablos.

Fue cuando unos toquidos se oyeron en la puerta, pasaba del medio día y yo me encontraba cocinando un sencillo guisado de pollo con verduras. Me dirigí a abrir, era mi casera.

—Disculpe lo moleste Sr. Graham. Sé que en su día de descanso no le gusta ser interrumpido –comenzaba a impacientarme, que fuera al grano- pero una joven…

—Sabe perfectamente que no recibo a ninguna admiradora aquí –la interrumpí y casi cierro la puerta en su cara.

—Lo sé, pero ella insistió tanto, dice que lo conoce del colegio –puse los ojos en blanco, ese cuento ya nos lo sabíamos tanto mi casera como yo–, además me entrego esto, dijo que usted mando por ella.

Me extendió un sobre dónde muy claro se distinguí mi caligrafía, por supuesto que mi casera reconocía mi letra al recibir y mandar mi correo constantemente, sin contar los contratos que firmábamos. Tomé el sobre, no lo creía, creo que empuje a la Sra. Thomson, baje de dos en dos los escalones, parecía un niño corriendo tras su pelota y no un adulto de veinticuatro años. Por fin baje los tres pisos, pero no había nadie, busque, hasta salí del edificio y no vi nada. Para ese momento la casera ya había bajado también.

—La señorita me dijo que tenía que salir por algo, que en lo que regresaba comprobará que era cierto lo que decía.

—¿La dejó ir así nada más? ¿Cómo era la joven?

Por supuesto que estaba enojado, pero tenía que preguntar, la respuesta llegó a mis espaldas.

—Pecosa, muy pecosa.

Voltee, estabas ahí, sin tus coletas, sin tus vestidos aniñados, sin tu traje de enfermera, en su lugar un sencillo pero moderno vestido azul algo holgado, de cintura caída. Tu cabello un poco más corto, con esas ridículas diademas con enormes tocados que comenzaban a popularizase. Y lo mejor, una maleta en una mano, como hace seis años atrás, por Dios seis años me esperaste.

—¿No dices nada?

Preguntaste algo compungida fue cuando reaccione. Camine hacia a ti, antes de decir algo tome tu maleta, no quería arriesgarme a que te fueras.

—Bienvenida Pequeña Pecosa —te dije, luego importándome un bledo que mi casera siguiera de chismosa aventé la maleta para abrasarte y besarte profundamente, tenía que abrasarte con fuerzas por si intentabas volver a golpearme, tenía que tomar precauciones.

Por el contrario té dejaste llevar, sonrojada me alejaste con un pequeño empujón, me parece que viste a la Sra. Thomson sorprendida y te avergonzaste, volví a tomar la maleta, luego tu mano y antes de conducirte a mi departamento me dijiste.

—Salí por la maleta y a pagar al cochero que esperaba en la esquina, no estaba segura de que aún vivieras aquí, tu carta tenía como dirección la compañía Stratford.

—Pero tú siempre sabes hacia dónde voy –sonreíste, te mire a los ojos– Nada en este mundo tendría su razón de ser si tu amor yo nunca hubiera podido conocer.

Te pusiste de puntas para alcázar mis labios, Lugo subimos las escaleras mientras La Chismosa seguía fisgoneando. Sí, ese día mi casera se gano un apodo.

Lo que pasó arriba, mejor no lo recuerdo ahora porque ya estoy a nada del teatro y no quiero sentirme incómodo. Tuvimos que casarnos dos meses después por sí pasaba algo por nuestra imprudencia.

¡Qué hermosa y deliciosa imprudencia!»

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-Terry's POV end-

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Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy.

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Terry llegó feliz a su lugar de trabajo, su más que excelente humor fue contagioso, tanto que las horas pasaron rapidísimo. En un tris ya iba de regreso a su casa, ansioso por que el día siguiente llegara quería ponerse más feliz al encontrarla otra vez.

De nuevo en su casa aparcó su auto, se apeó para dirigirse al interior. Era triste encontrar su hogar a obscuras y vacío sin ella, sin su Candy. Los dos empleados con los que contaban tenían un pequeño departamento propio al fondo del jardín por lo que sólo estaban en la propiedad mayor cuando eran requeridos. Caminó un poco por la estancia hasta el comedor donde encendió las luces, fue cuando escuchó un extraño sonido proveniente del estudio en la planta baja hacia allá fue. Abrió la puerta llenando de luz el lugar recién descubierto, entonces la vio.

—¿Pero qué haces aquí con la luz apagada?

En el instante que lo vio bañado por esa luz Candy sonrió ampliamente, de inmediato se levantó y corrió hacia él con los brazos abiertos, como los que la recibieron.

—Bienvenido.

Por un largo período permanecieron así sin decir nada. Terry vio el reguero de papeles, cartas y recuerdos sobre el escritorio junto el antiguo joyero de su familia.

—Otra vez recordando –afirmó y la Pecosa mujer asintió sin que su sonrisa desapareciera–. Creí que la Tímida te regresaría hasta mañana de su salida de compras a Londres.

—Le dije que me había cansado y necesitaba reposar, Archie y Annie, no tímida, me trajeron hace rato poco después de comer.

—Te aprovechaste de la Pecosita —dijo al tiempo que acariciaba un hermoso vientre de siete meses de gestación.

—Sé que no te gusta que me aleje por mucho tiempo. Y no es Pecosita, es un Mocoso Engreído.

—Jajaja –Terrence soltó una gran carcajada. Cuando paró le dio un beso en los labios a su esposa, ya eran casi cinco años de casados. Cuando se casaron no había una verdadera necesidad de apresurar la boda pues hasta este tiempo lograron concebir, pero por supuesto que no se arrepentían de haberlo hecho–. Sólo tú sabes muy bien quien soy. Sólo tú mi amor, mi amor, sólo tú.

Terry susurró al oído de Candy para decirle de esa manera cuanto la amaba y que únicamente ante ella podía ceder tan sencillamente. Candy completo su cómplice conversación haciéndolo saber que así como él se rendía ante ella, ella se derretía por él.

—Sólo tú. Amor, sólo tú.

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Fin

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Gracias por perderse entre mis letras.

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Mi forma de sentir.

Cada vez que veo salir el sol, como hoy

Nada mas puedo pensar en ti, mi amor

La distancia no es razón para dejar

La esperanza de algún día volverte a besar.

Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy

Sólo tú sabes muy bien quien soy

Cuando estoy yo solo en casa me pongo a pensar

Que conoces a alguien que de amor te puede hablar

Pero de una cosa estoy seguro, oh mujer

Que lo que hay entre los dos nadie puede deshacer

Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy

Sólo tú sabes muy bien quien soy

Cuando al fin el día llegue

En que te vuelva a ver

No te dejaré partir

Pues podría enloquecer

Nada en este mundo tendría su razón de ser

Si tu amor yo nunca hubiera podido conocer

Sólo tú

Sólo tú que conoces mi forma de sentir

Mi forma de reír

Y hasta mi forma de llorar

Sólo tú sabes a donde voy

Sólo tú sabes muy bien quien soy

Sólo tú mi amor

Mi amor, sólo tú

Sólo tú.

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De mis letras:

Hola chicas hermosas, otra vez con un SongFic. Como leyero arriba Sol Grandchester me reto y acepte, en parte porque veo que la página principal está llena de Albertfics, y no podía dejar así a Terry, así que aproveche el reto para escribir esto. Les cuento que me costó un poco de trabajo porque a pesar de conocer la canción no había puesto mucha atención a la letra, pero al final el resultado me agrado bastante, espero a ustedes también.

Para quienes espera actualización de "Volverte a ver" mañana subiré otro capítulo.

Nos leemos.