Bueno, mientras pienso en que poner en mis otras locas historias, les dejo esta que se me ocurrió cuando miraba una película de barbie, si como lo oyen de barbie, y si, ya se que van a decir mucho que ya estoy "mayorcita" para ver cosas para niñas como d años, pero me gustan esas películas, formaron parte de mi infancia y me siguen gustando.
Pero bueno, no estoy aquí para decirles lo que hago en mis ratos libres, si no para darles una nueva historia.
Así que, ¡EMPECEMOS!
NOTA IMPORTANTE: Hetalia no es mio es de Hidekaz-sama y barbie tampoco es mio XD.
En un reino lejano, existían un rey y una reina que lo mas que querían en sus vidas era tener un hijo, y pronto su espera se vio interrumpida cuando a la vida de esta pareja llego su primer hijo, un varón, al que llamaron Vash, estaban muy felices y no solo ellos, el reino entero celebro el nacimiento de su príncipe, de muchos lugares llegaban las personas para darle sus buenos deseos a la familia y conocer al pequeño príncipe.
Los años fueron pasando, y el príncipe Vash creció sano y fuerte, pero a los poco años, llego un nuevo integrante a la familia, nació un segundo niño, el rey y la reina, si con el nacimiento de su primer hijo estaban felices, ahora lo estaban aun mas, a este nuevo niño lo llamaron Yao, según el rey, para que hubiera "diversidad", pero bueno, Vash como todo buen hermano cuidaba a su hermano menor y le enseñaba cosas, con el tiempo el pequeño Yao fue creciendo, hasta convertirse en un niño lindo y tierno.
Con los años llego otro, otro niño, al que llamaron Kiku, los hermanos mayores de este tercer príncipe estaban felices, ya que no iban a ser los únicos en ese castillo, pero bueno, ambos reyes estaban mas que contentos y el pueblo también, tenían otro príncipe al que honrar.
Y así sucesivamente, fueron naciendo uno tras otro los siguientes niños.
Después de Kiku, llegaron Lovino y Feliciano, un par de gemelos, después de ellos llego Arthur, que nació con unas enormes cejas, pero eso no le quitaba lo lindo, después de el, llego Matthew, un niño muy lindo en opinión de sus padres y su hermano Yao, después de el, llego Feliks, después de el, después llego Tino y por ultimo, los trillizos, Lukas, Emil y Raivis, los menores de todos sus hermanos.
En total dieron un total de 12 hijos para los monarcas, pero cuando los pequeños estaban ya en una edad algo mayor, su madre enfermo y posteriormente murió, fue un duro golpe para la familia, que en medio de tanta alegría, tuvieron ese trago tan amargo, pero eso no duro mucho ya que antes de morir le habían prometido a su madre y esposa, que serian felices y así fue, por mas que les doliera la perdida de su madre intentaron seguir con su vida familiar.
Muchos años después.
El rey Roma, se encontraba con un embajador de otro reino el cual venia a invitarlos a un baile.
-Muy bien su majestad, eh sido encomendado a invitar a los hijos del rey Roma a este elegante baile, invitamos a los príncipes de los reinos mas lejanos-En ese momento, entran corriendo tres de sus hijos, los cuales eran Emil, Lukas y Raivis.
-¡Mira papa, lo que encontré!-Grito contento Emil, su hermano solo lo seguía.
-¡Chicos espérenme!-Grito Raivis debido a que lo dejaban atrás.
El rey solo sonrió al ver a sus tres hijos correr hacia el y se inclino para ver que tenia el joven peliblanco en las manos.
-A ver, ¿que tienes ahí Emil?-Dijo en un tono dulce.
-En un jilguero, ¡míralo!-Dijo contento al ver que el jilguero empezaba a volar.
-Valla, si que es grande jejeje-Dijo algo nervioso ya que el ave voló a el haciendo que su corona cayera al suelo.
-Majestad, como le decía-En ese momento el jilguero voló hacia el hombre, que intentaba apartarlo con una de sus manos.
-¡No le haga daño!-Grito Emil, corriendo otra vez para atrapar al ave-Rápido, atrapalo antes de que se valla a la cocina-Le dijo a su hermano.
-¡No corran tan rápido, chicos!-Grito Raivis que como siempre iba hasta atrás.
Pero cuando el mensajero iba a seguir hablando, un par de chicos, ambos rubios, pero uno de ellos tenia unas cejas muy gruesas, traían palos de cricket en sus manos y se dirijan al salón donde estaba su padre.
-¡Cuidado, abran paso!-Grito Matthew, para después posicionarse para golpear la bola.
-Solo sera un pequeño segundo, padre-Dijo Arthur.
Matthew golpeo la bola y esta se estrello contra la corona de su padre.
-Ups, lo siento jeje, mucha fuerza-Se disculpo el joven.
Los dos se acercaron a la bola y esta vez fue Arthur quien la golpeo, el pobre mensajero ya estaba dudando de la educación de esos chicos.
-¿Estos son sus hijos?-Pregunto no muy seguro de si quería saber la respuesta.
-Solo algunos de ellos-Dijo el rey sin mas.
-Muy...desordenados, ¿no cree?
En ese momento llegaron otros dos, un par de castaños con un gracioso rulito que les salia de la cabeza, los dos estaban parados sobre zancos.
-¡Mira papa!-Grito Feliciano muy sonriente, el y su hermano se rieron un poco, se les hacia algo gracioso.
El rey Roma, solo rió ante la visión de sus otros dos hijos en los zancos, la verdad era que eran unos profesionales en esas cosas, el mensajero miraba con desaprobación a los príncipes.
-Sus hijos no son príncipes bien educados-Dijo con desaprobación.
En ese momento, y de regreso, llegaban los trillizos corriendo, pero como iban distraídos no se fijaron de que corrían hacia Lovino y Feliciano.
-Ya quiero que conozca a Puffin-Dijo Emil a su hermano, al perecer habían logrado atrapar al jilguero.
Fue cuando ocurrió lo inevitable, el par de gemelos en zancos estaban perdiendo un poco el equilibrio y cuando lo habían logrado tener, Emil y Lukas tropezaron con ellos, haciendo que los cuatro cayeran al suelo.
-¿¡Por que no se fijan por donde van, par de idiotas?!-El mensajero casi se infarta al escuchar las palabras de Lovino.
Luego de un breve silencio los cuatro estallaron en risas, un segundo después llego Raivis para ver a sus hermanos en el piso riendo como locos y no entender nada de nada.
El mensajero reconcidero la idea de invitar a esos chicos mal educados al baile que organizaban sus reyes, así que sin pensarlo dos veces hablo.
-Tal vez en otra ocacion, sus altezas-Dijo haciendo una reverencia y se dio la media vuelta y se fue-¿Príncipes?, si claro, mejor dicho animales salvajes-Susurro por lo bajo para que no lo oyeran.
Pero lo que ese mensajero no sabia era que le rey Roma si lo había oído, y su cara se puso algo deprimida mientras miraba a sus hijos reír, saltar y jugar a su alrededor, como si fueran niños pequeños.
Paso la tarde y finalmente llego la hora de comer, una hora en que la familia se reunía para pasarla bien y hablar de su día y de lo que hicieron, el rey Roma ya estaba en el comedor esperando a sus hijos y pensando en como poder educar bien a sus hijos para que nadie mas les llamara por feos apodos, y dejaran de evitarlos.
Uno por uno fueron llegando los jóvenes al comedor.
-Hola padre-Saludo el mayor de los doce, Vash, dándole un beso en la mejilla a su padre.
-Vash-Saludo el rey con una sonrisa al mayor de sus hijos, era una costumbre para el saludarlos diciendo sus nombres.
-¿Como estas papa?-Pregunto a modo de saludo Yao, sentándose a lado de Vash.
-Yao.
En ese momento, llego alguien leyendo un libro, estaba distraído por lo que se choco con Vash.
-Kiku-Le hablo el rey con una sonrisa, el nombrado despego su vista del libro que leía.
-Hola padre-Saludo con una suave sonrisa, para después irse a sentar y seguir leyendo.
-Ya estamos aquí papa-Saludo Lovino.
-Hola papa-Saludo Feliciano sonriente.
-¿Que hay para comer?-Pregunto Arthur sentándose.
-Hola Lovino, Feliciano y Arthur-Saludo su padre a los tres.
En ese momento llegan Tino y Matthew a tomar su lugar en la mesa.
-Estamos absolutamente...-Comienza Matthew, pero Tino lo interrumpe.
-No estamos totalmente hambrientos-Completa por los dos el chicos.
-Hola a ustedes también, Tino, Matthew.
Después de un rato, llegan los trillizos y se sientan en sus lugares.
-Hola, Lukas, Emil y Raivis-Mira que el menor de sus hijos esta mal acomodado y lo ayuda a acomodarse-Así estas mejor hijo-Le sonríe.
Después de mirar a todos sus hijos se percata de que falta uno, y sabiendo de quien se trata da un suspiro y niega un poco con la cabeza, pero después sonríe, nunca lograría que llagara a tiempo a algún lugar.
-¿Donde esta Feliks?-Se pregunto en voz alta, los demás no respondieron, no tenían la menor idea.
En ese momento, la pequeña mascota de la familia una pequeña cachorra blanca llamada Hanatamago, se subió a la mesa y empezó a jugar con los cubiertos.
-Hanatamago, baja de la mesa por favor-Pidió el rey con voz paciente.
La parrita salto sobre un tenedor y este salio volando, y aterrizo junta a ella asustandola un poco y por poco hace que caiga al suelo de no ser por alguien que llego al rescate del pequeño animalito, y ese alguien era Feliks.
-Osea, como que perdón por llegar tarde padre-Dijo Feliks con una sonrisa y después se sentó en su lugar a lado de Tino.
-Mis Doce príncipes-Dijo de forma orgullosa el rey, todos los jóvenes soltaron una pequeña risita.
Después es eso, empezaron a comer pero todos comenzaron a hablar al mismo tiempo y el rey no podía llamar la atención de sus hijos ya que no escuchaban, y el tenia que decirles algo de suma importancia, fue hasta que levanto algo la voz.
-¡Chicos por favor, silencio!
En ese momento, Matthew hizo a los demás callar e inmediatamente lo hicieron, aunque Lovino tuvo que darle un codazo a Kiku para que dejara de leer y pusiera atención a su padre.
-Bueno, muchachos, me han dicho que ustedes se podrían esforzar un poco mas por ser príncipes mejor educados-Dijo algo nervioso.
Los doce intercambiaron una mirada algo confundidos, no sabían que quería decirles su padre.
-¿Y, de que manera padre?-Pregunto curioso Vash, todos miraron llenos de curiosidad a su padre.
-Bueno... bien...ahm...-No sabia como decirlo, era obvio.
En ese momento, llego uno de los sirvientes a dar aviso sobre la llegada de alguien que todos esperaban.
-Disculpen sus majestades, pero el zapatero a llegado-Informo el chico dando una reverencia.
Los chicos en ese momento y felices se levantan de sus lugares para ir a ver sus zapatos nuevos, pero el rey Roma cometió un error.
-¡Esperen chicos, solo son zapatos!-Exclamo para que lo oyeran.
-¿¡Solo zapatos?!-Exclamaron dos de ellos los cuales fueron Tino y Yao, para después irse algo indignados.
-¿Acaso no lo son?-Pregunto a la nada.
-Osea, como que son zapatos de baile-Dijo el único que quedo ahí, osea Feliks, que se acerco para darle un beso en la mejilla a su padre.
Feliks se fue dando masculinos saltos como colegiala enamorada, y Roma se quedo solo con Hanatamago.
-Buen apetito, Hana.
Mientras afuera, los trillizos fueron los primeros en salir disparados del comedor y ahora corrían para llegar a lado de Toris, el zapatero de la familia real, cuando llegaron se quedaron junto a el para que les diera su zapatos, Toris era un chico tímido, dulce y obediente, era querido por todos lo que lo rodeaban y era muy popular en el reino debido a su gran habilidad haciendo los mas finos zapatos.
Una vez que todos ya estuvieron presentes, los mas jóvenes se acercaron a Toris.
-Toris, ¿y nuestros zapatos?-Pregunto Emil emocionado.
-¿Debía traer zapatos?-Pregunto haciéndose el olvidadizo.
-¡Si!-exclamaron los tres a la vez.
-Bueno, tal vez tu me puedas ayudar-Dijo dándole la llave a Raivis, para que abriera la parte de atrás de la carreta.
Raivis tímidamente se acerco al lugar donde Toris traía sus zapatos de baile, y al abrirlo todos pudieron ver sus nuevos zapatos eran muy lindos, tal y como les gustaba, uno por uno fueron pasando para que Toris les diera sus zapatos, hasta que termino de darle a los demás príncipes, llego Feliks.
-¿Hay algo para mi?-Le pregunto el rubio sonriente.
En ese momento, salio de detrás de la carreta un chico algo mas bajito que el, rubio y de lentes.
-Estas bromeando, trabajo toda la noche por ti-Dijo algo malicioso.
-¡Cállate Eduard!-Grito apenado Toris-No le hagas caso, a veces no sabe ni lo que dice.
-Claaaaro-Dijo sonriendole al pobre chico.
En ese momento, llegan los hermanos, Lovino y Feliciano, a salvar la situación, por así decirlo.
-¿Podrías por favor, ayudarnos con nuestros zapatos?-Pregunto amablemente Feliciano, mientras que Lovino jalaba a los dos hermanos de los brazos.
-Estos son de usted su majestad, espero que le gusten-Dijo antes de que los gemelos se lo llevaran, dándole al rubio unos zapatos de color rosa con brillos.
Feliks quedo muy encantado por los zapatos que no supo como reaccionar, y tan solo suspiro para volver su mirada al frente para como Toris ayudaba a sus hermanos, y susurrar un pequeño "Gracias", y ponerse sus zapatos tranquilamente.
Mientras con Toris y su hermano.
Los dos terminaron de ayudar a los gemelos con sus pares de zapatos, y los gemelos se fueron corriendo no sin antes agradecer su ayuda, en ese momento, Eduard nota a su hermano mayor mirar a Feliks dando vueltas como probando sus zapatos de baile, y lo noto sonreír con una sonrisa que solo tiene alguien enamorado, y el también sonrió.
-Perdiste tu oportunidad Romeo-Dijo de forma burlona dándole un leve codazo a su hermano mayor.
-Hay si tu, ¿Cual oportunidad?, el es un príncipe-Dijo mirando a Feliks simulando bailar al igual que todos sus hermanos, no pudo evitar sonreír otra vez.
En ese momento, todos simulaban danzar, pero sin música ya que no tenían ningún instrumento a la mano o algo que pudieran tocar para crear música.
-Lo único que falta ahora es música-Comento Tino.
-¿Alguien dijo música?-Pregunto Eduard al aire, para después sacar del abrigo de Toris una pequeña flauta.
-¡Eduard dame eso!-Grito apenado Toris, intentando quitarle la flauta.
Cuando logra quitársela, Toris le indica que lo espere en el carruaje mientras el se queda para ayudar a los príncipes con sus zapatos, cuando en ese momento llega corriendo Feliks a su lado siendo seguido por otros de sus hermanos.
-¿Sabes tocar la flauta?-Le pregunto sonriendo.
-¡No!, la verdad no muy bien-Dijo mientras escondía el instrumento detrás de su espalda.
-¿Podrías tocarla para nosotros?-Pregunto Emil emocionado.
-Como lo deseen sus majestades-Dijo Toris mientras se llevaba la flauta a la boca y empezaba a tocar una melodía como de vals.
Los doce hermanos empezaron a bailar alegremente al ritmo de la melodía, y era cierto que todos eran buenos en diferentes cosas y actividades, pero si había algo en que todos ellos eran buenos, era la danza, todos se movían de forma sincronizada al ritmo de ese improvisado vals que su amigo Toris tocaba para ellos.
Pero desde una de la ventanas del palacio, el rey Roma los estaba observando mientras bailaban en el jardín al rededor de la fuente que se encontraba ahí, dando giros todos juntos y el rey no pudo evitar sonreír mirando a sus hijos danzar.
-Los amo, pero muchas veces no los entiendo-Dijo en un suspiro, para después voltear a mirar un retrato de su fallecida esposa, Felicia-Ojala estuvieras tu aquí-Dijo con algo de pesar en su voz.
El día se les fue rápido a los doce jóvenes, que ahora se encontraban en su habitación, un enorme cuarto con doce camas puestas en círculos y en el centro de la habitación había un mosaico de flores, todos estaban haciendo cosas diferentes, Emil intentaba atrapar una vez mas al jilguero que se escapo de su jaula, Arthur llegaba con sus cosas para hacer deporte y las dejaba en el suelo cerca de un cofre al pie de su cama mientras hablaba animadamente con Matthew sobre el improvisado juego que hicieron el la sala del trono a la vista de su padre, si todos estaban en sus cosas, hasta que Kiku nota algo raro en Feliks.
-Feliks, ¿Son tus zapatos lo que te gusta?-Pregunto un poco burlón, al ver que el chico no dejaba de ver sus zapatos de baile.
-¿O sera que es el zapatero que los hizo?-Esta vez el gracioso fue Yao que se rió un poco junto con Kiku.
-Hay, osea tipo, ¿como que, que quieren decir?-Pregunto haciéndose el indignado.
-Hay, es que Toris es tan lindo-Comento Matthew, con una sonrisa.
-Si tu lo dices Matt.
-Tal vez el problema es que no sea un príncipe-Opino pensativo Vash.
-Osea, como que, no me importa si es un aristócrata, un rey, un príncipe o emperador, por que la verdad es...-Fue interrumpido por alguien.
-Que estas enamorado de el-Dijo Lovino sonriendo burlón.
-Hay como que, no seas ridículo, mas aparte creo que el nunca me vería-Dijo con algo de pesar en su voz-Bueno supongamos que yo le preste atención, cosa que no sera así...-Interrumpido otra vez por su hermano mayor.
-Feliks se esta contradiciendo-Dijo de forma burlona Vash, haciendo que los demás soltaran una pequeña risa.
En ese momento, Emil logro atrapar al pequeño jilguero y lo metió a su jaula.
-Que descanses Thomas, tu también Richard-Cuando iba a darle las buenas noches a su frailecillo se percato de que no estaba-¡¿Donde esta Puffin?!-Grito asustado mirando a todos.
-¡¿Que cosa es, un murciélago?!-Grito asustado, Feliciano.
-¡¿Es una lechuza-Aru?!-Pregunto Yao.
-¡¿Un cuervo?!-Pregunto esta vez, Matthew.
En ese momento, ven un bulto en la cama de Emil que se mueve y aletea, todos entraron en pánico y gritaron del susto, Emil solo sonrió y rió un poco.
-No bola de miedosos-Destapo la sabana y allí estaba su frailecillo-Es un frailecillo-Dijo feliz mostrando al ave en sus brazos.
Todos suspiraron aliviados, y Emil llevo a Puffin a su jaula y cubrió las jaulas con una manta para que sus aves no sintieran frió en la noche, después de mucho hablar, todos se acostaron a dormir.
Si esta era la tranquila vida, de esta familia real, pero esa tranquilidad se vera quebrada con la llegada de alguien al palacio.
Bueno, después de un buen rato sin escribir algo, aquí esta, esta pequeña historia basada en una de las películas de barbie, ya que me llego la idea ya que estaba viendo la tele y estaban dando "Las 12 princesas bailarinas" en la tele, y como no había nada bueno que ver en la tele, pues me quede mirándola y fue ahí que me llego la idea.
Espero que les guste y haga que mas de una reviva su infancia con esto.
Bueno, eso es todo.
Adiós y cuídense.
Milly loca, fuera.
POSDATA IMPORTANTE: Para quienes sigan mi fic de "Holocausto", tranquilos lo voy a seguir, el capitulo 6 ya esta en proceso, así que solo pido paciencia, al igual que con mis otras historias inconclusas, tranquilos, las seguiré ¿okis?
