Capítulo 1.
Eren tiritaba en la parte trasera del taxi de agua mientras recorría el neblinoso canal veneciano. El frio y la humedad atravesaban su chaqueta de ante color rojo, helándolo hasta los huesos, pero agradecía el aire fresco, hacia más calor dentro de la cabina de madera de aquel trasporte, pero no había bastante aire y el movimiento del barco lo mareaba. Últimamente todo le mareaba, pero al fin ya sabía por qué.
Estaba embarazado.
Cerró los ojos e inspiro con fuerza. Embarazado
¿Cómo iba a decírselo a Levi?
Llevaba viviendo con el cinco meses, y durante ese tiempo, el azabache había sido el amante más asombroso y atento que podría haber imaginado, tan solo los mimos y cuidados que le daba, eran simplemente un gran regalo para Eren, inclusive en la cama era tan atento y salvaje con él. Pero siempre había sabido que para él no era más que una relación "Temporal".
Rivaille le había prometido exclusividad desde el primer momento y, a cambio de su fidelidad, había exigido lo mismo para él, pero siempre había dejado que era una relación sin futuro. No habría compromiso a largo plazo y, por obvia deducción, nada de niños.
El castaño arremetía de manera negativa a si mismo de su habilidad para crear "vida" en su interior, él era uno de los pocos casos de hombres o "donceles" que había en la sociedad, algo que para la mayoría no era muy bien visto.
A pesar de ello, el azabache no dejo que eso le obstaculizara cualquier contacto con él y ni que le impidiese la forma de trato ante el mismo.
Pero él estaba embarazado de ocho semanas. Lo que había empezado con un fuerte malestar estomacal se habían convertido en nauseas matutinas, en ese lapso de tiempo estaba de viaje con su amante, disfrutando de un cálido placer carnal en las costas del Mar Griego, tan solo recordar cómo Levi lo poseía de manera apasionada, las mejillas de Eren se tornaron rojas de manera inmediata, quizás ahí fue donde logro su embarazo, había miles de escenarios posibles, pero conforme pensaba en los posibles, más se apenaba.
Se estremeció de nuevo y miro su reloj. Rivaille lo estaría esperando en el palazzo, para saber que la había dicho el médico, estaba a minutos de llegar a su hogar, a pesar de su aprensión con respecto de darle a Levi la noticia, deseaba con todo su corazón estar con él. Un bebe no podía estar en sus planes, pero él no se había quedado embarazado a propósito. Rivaille lo entendería, era un hombre rico y poderoso, acostumbrado a que las cosas fueran como el deseara, sin embargo era razonable.
Se sorprendería, incluso molestaría, pero estaba seguro de que cuando la noticia fuera digerida lo suficiente, todo iría muy bien.
El siempre anhelo tener familia, y para ser sinceros, no se le ocurría nadie a quien preferiría como padre de sus hijos. Levi era un hombre de negocios influyente y con éxito, pero también había visto su lado tierno, no rechazaría a su propio hijo solo porque no hubiera estado en planes de ambos. El taxi de agua se detuvo ante la puerta del lugar, aquella neblina apagaba no solo los sonidos de la ciudad, sino los pensamientos de aquel castaño que solo oía el golpeteo del agua contra los escalones de mármol. Pago a aquel conductor y acepto su ayuda para bajar del barco, a pesar de tener una cara de "caballo" a su parecer, se portó de forma amable, este al verle, le dijo que contara con sus servicios para cualquier cosa, ya fuera dentro o en horas libres, Eren le agradeció por su amabilidad y siguió su camino hacia la entrada del Palazzo, donde Levi estaba esperándolo para darle la bienvenida.
Al dirigir la mirada hacia el mencionado, se quedó sin aire, el verlo en traje de gala, que resaltaba un poco los resultados de un buen ejercicio, su cabello que se mecía suavemente por las pequeñas brisas de aire y su hermoso rostro, dando a sobresalir esos color azul claro que, no solo hacía que se perdiera en sí, sino que le provocaban el pensar en los pensamientos más impuros y sabrosos. Titubeo en el escalón superior, absorbiendo toda la perfección masculina de Rivaille Ackerman. El hombre que no solo robo su intimidad, sino su corazón.
Media más de uno setenta, espalda ancha, se movía con la gracia y fuerza de un atleta, sin importar la situación. Eren se había preguntado con frecuencia si llegaría a superar lo increíble que era, daba igual que él hubiera estado de viaje de negocios unos días, o que hubieran estado separados unos minutos, cada vez que lo veía su corazón se aceleraba y se tensaba de excitación con él, como en esos momentos.
-Por fin has vuelto- Rivaille lo acaricio de manera suave, se acercó y lo rodeo con sus brazos, con cada rosa de su fina y exquisita piel, era estar como en el cielo.
-Mmm- Eren se acurruco contra su pecho y apoyo la mejilla en el aterciopelado traje de cachemira, inspiro con fuerza, inhalando su aroma, en sus brazos se sentía seguro, mucho mejor, las náuseas que había tenido en el taxi de agua se convirtieron en algo del pasado.
-He intentado llamarte- El azabache alzo su rostro y le dio un beso suave.-Pero vi que te habías olvidado del teléfono en el dormitorio, deje de insistir.
-Lo siento- Eren miro su atractivo rostro. Como siempre aquel hombre tenía la habilidad de olvidar sus problemas.-Olvide cargar la batería.
-¿Estas bien?
-Yo...
-Estas pálido y frio. Entra y siéntate. ¿Quieres beber algo caliente?
-Me apetece más un vaso de agua fría- contesto Eren, dejando que el azabache lo guiara al estudio, después se pasó los dedos por el pelo, volviendo a resurgir aquel sentimiento que ya había olvidado anteriormente, por fin sabia por que le habían dejado de apetecerle el café y las bebidas amargas que tanto adoraba, atribuyéndole al aumento de cosas picantes y dulces a su paladar. Todo eso era por su estado, y todos esos malestares tendrían que confesárselos a Rivaille.
-Creía que Auruo iba a llevarte a la consulta- dijo Levi, mientras ponía hielo y agua mineral en un vaso de cristal.- No me gusta que utilices taxis públicos, sobre todo cuando no te encuentras bien.
-Estaba bien. Pensaba que así andaría un poco, después de todo el aire fresco relaja a cualquiera.
-De saber que esa lengua suelta no iría contigo, te habría acompañado yo
-No era necesario
Rivaille rodeo su cintura con un brazo y llevándolo hacia el sofá que había junto a la ventana, empezó a besar su cuello de manera que Eren dejara salir uno que otro gemido bajo.-No se cómo me convenciste de no cancelar la reunión.
Eren entre suspiros paso su mano por debajo de la camisa de su amante mientras tomaba asiento, era ridículo que en estos momentos la etiqueta era más importante que una buena noche de pasión, pero la enormidad de la situación que estaba a punto de afrontar llevaba a que se controlara y dejar para otro momento cosas sin importancia.
-¿Qué ha dicho el medico?-pregunto Levi, mirándolo con preocupación, ante esa pregunta el rostro del castaño estaba increíblemente pálido y bajo sus expresivos ojos color jade, notando al momento como poco a poco el semblante del azabache se hacía más notorio.- ¿Necesitas tomar medicamentos?
-No.
-Dime por favor-Eren empezó a jugar con sus manos mientras su rostro empezaba a tensarse a cada segundo, ante ese reflejo Rivaille reconoció el gesto de nerviosismo.
-Nada grave. No es importante.
-¿Qué tienes entonces?
El temor de que en realidad de ocultase algo fuera de lo común lo atravesó como una flecha, se arrodillo a su lado y agarro sus manos. Pensar que Eren estuviera enfermo era insoportable.- ¿Qué es lo que tienes?- Presiono- ¿Tienes que hacerte más pruebas?
-No- Eren titubeo y subió su mirada ante su amado, sus cejas se habían juntado creando dos arrugas verticales entre sus ojos, volvió a maravillar el increíble color azul que hacía que se sintiera como si hubiera llegado el verano, en vez de una primavera fría y húmeda. Estaba preocupado y debía decirle.
-Estoy encinta...
Eren no estaba preparado para lo que ocurrió a continuación, había esperado una sorpresa, incluso un desmayo por aquella noticia. Pero no ese dramático y frio cambio en su expresión... como si en realidad revelara la verdadera identidad de aquel hombre que creía estar enamorado. Ni siquiera fue capaz de acertar la brutalidad de sus palabras.
-Empaca tus cosas. Y sal de mi casa.
