Este fic participa en el Reto "Juguemos al Universo Alterno" del foro "The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons".
Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son propiedad de la CW.
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Elena Gilbert adoraba su trabajo. Lo cuál podía parecer extraño, dado que era una asesina a sueldo. Llevaba trabajando desde los diecisiete, y ahora, con veintidós años, era de las mejores. La chica ni siquiera se acordaba de la cantidad de personas a las que había matado, pero, dado que siempre se aseguraba de que sus víctimas fueran criminales, no le preocupaba demasiado. Lo que hacía, al fin y al cabo, ayudaba a que el mundo fuera un lugar mejor.
Hasta entonces, la asesina nunca se había negado a realizar ningún trabajo. Hasta que le llegó el encargo de asesinar a Damon Salvatore.
Según la ficha que le entregaron, su cliente quería la muerte de Damon Salvatore porque este le había roto el corazón a su hija. Típico de Damon, se dijo Elena. Y es que ella conocía a aquel joven de veinticuatro años. Era un relativamente famoso empresario cuya fortuna había aumentado hacía poco gracias a unas acciones muy bien invertidas.
Pero ella lo había conocido mucho antes. Lo conoció en el instituto, cuando él era el chico más popular, del que todas estaban enamoradas. Era lógico, puesto que sus ojos azules eran capaces de conquistar a cualquiera. La habían conquistado a ella, también. En el instituto, Elena nunca había destacado. No era una marginada, pero tampoco era popular, ni deseaba serlo. Sus notas eran normales, tenía buenos amigos y saludaba a todos los que encontraba por los pasillos.
Pero él se había fijado en ella, y después de ser amigos durante casi un años, pasaron el último curso de Damon saliendo. Cuando el chico terminó de estudiar, se fue de Mystic Falls, donde ellos vivían, para acudir a la universidad de Stanford, en California. Y, a pesar de no haber roto, su relación fue enfriándose, y finalmente, acordaron separarse durante un tiempo. Y todavía no habían vuelto a encontrarse.
- No pienso hacerlo, señor Jordan. Lo siento-dijo Elena, dirigiéndose finalmente, tras varios minutos de observar la ficha que su cliente le había entregado con datos de Damon.
- Lamento oírlo, señorita. Tendré que contratar a alguien menos preparado que usted.
- Intenta convencerme, pero no lo va a conseguir. Márchese, por favor.
Connor Jordan se levantó de la silla en la que se encontraba, recogió sus cosas, lanzó un billete de veinte dólares y se marchó de la cafetería. Elena esperó hasta que la figura del hombre desapareció, cogió el billete y dejó el precio exacto de los dos cafés que habían pedido y que ninguno había bebido. Se levantó y se marchó del lugar.
Mientras caminaba hacia el hotel en el que se estaba quedando durante su estancia en New York, Elena estuvo pensando en Damon. Connor Jordan quería matar a Damon, y aunque Elena estuviera segura de que sus sentimientos por él se habían enfriado desde que sus caminos se separaran, todavía lo consideraba su amigo. La idea de que alguien matara a su primer novio serio le molestaba, y cuando llegó a su habitación de hotel, ya había tomado una decisión.
Abrió su portátil, que se encontraba bien guardado en la maleta, que a su vez estaba cerrada con candado. Rápidamente, se conectó a su correo y se puso en contacto con su mejor y única amiga, Bonnie Bennett. En el rápido mail que le escribió, le pidió que rastreara todas las llamadas y el correo de Connor Jordan y de todos sus amigos y familiares, y que le informara sobre todos sus contactos. En apenas dos minutos la asesina recibió la respuesta de su amiga, que aceptaba el encargo.
A continuación, investigó más a su antiguo novio de instituto. Damon Salvatore vivía en un de los apartamentos más lujosos y caros de New York en aquel momento, junto a su novia, la modelo Caroline Forbes. A pesar de ser uno de los hombres más adinerados del país, no hacía gastos innecesarios, y donaba bastante dinero a distintas fundaciones y ONG. Tal y como le indicó Wikipedia, sus aficiones eran el fútbol y el ciclismo. Eso no era importante, pero Elena lo leyó atentamente. A pesar de no parecer información trascendental, la asesina sabía que cualquier dato podía llegar a ser importante.
Después, la chica guardó todas sus pertenencias en la maleta, se llevó una cerveza del minibar y se marchó de la habitación. Bajó a recepción y pagó su estancia. Llamó a un taxi y, mientras esperaba a que este llegara, se bebió la cerveza. Siempre bebía un poco cuando se iba de los hoteles. Cuando el taxi llegó, le indicó la dirección del hotel más cercano al edificio de apartamentos de lujo en el que vivía Damon. Aquel hotel sería su vivienda hasta que la asesina terminara con su trabajo en New York.
Cuando llegó, reservó una habitación por tiempo indefinido, y rápidamente se marchó a su habitación y colgó el cartel de "no molestar". Volvió a sacar su portátil, y descubrió que ya había recibido un mail de parte de Bonnie. Elena lo leyó lentamente, intentando recabar información.
Por lo visto, Connor Jordan no había perdido el tiempo, y ya se había puesto en contacto con Katerina Petrova, una asesina búlgara conocida por su brutalidad. Además, también había hablado con un hombre llamado Niklaus Mikaelson, que aparentemente era el jefe de una mafia que era conocida como "La Familia Original". Elena había oído hablar de ella, y no los apreciaba demasiado. Mataban sin motivo, y apreciaban demasiado su territorio. Que, casualmente, era New York.
Una sospecha empezó a crearse en la mente de Elena. Tal vez, la causa por la cual Connor Jordan quería matar no se reducía simplemente a un corazón roto. Sin embargo, la asesina se preguntó si el señor Jordan planeaba el asesinato de Damon voluntariamente o obligado por los Mikaelson. La chica se prometió seguir investigando.
Cuando guardó el ordenador en su maleta, se dirigió a la ventana y miró hacia el bloque de apartamentos que se encontraba en frente. Hacia la casa de su protegido, Damon Salvatore.
