Recuerdos perdidos

Era una hermosa mañana de primavera y me encontraba en mi departamento en Paris durmiendo hasta que un rayo de sol hizo que abriera los ojos y me incorporara lentamente hasta quedar sentada, pero me sorprendí mucho al descubrir que mi rostro estaba bañado en lagrimas y lo peor era que no recordaba porque, cuando de pronto se abrió uno de los cajones y de el salio un peluche amarillo con unas pequeñas alas que se movían al compás con sus manos que tallaban sus ojitos

-Hola sakurita, oye ¿porque estabas llorando?, otra vez con esos sueños- yo lo mire y le sonreí lo mejor que pude

-Si, pero no te preocupes kero, ya todo esta bien- al decir esto creo que no se lo creyó porque se me quedo viendo con su mirada negra y preocupada

-Sakura… -no se que estaba pensando pero no debía ser bueno- quiero…. UN CHOCOLATE ¿siiiiii? Por favor hace mucho que no como uno y …- creo que se quedo callado porque yo me le quede viendo como para matarlo pero el sonido del despertador me hizo reparar en la hora y YA ERA MUY TARDE así que salí corriendo de mi recamara y me di una ducha rápida para luego ponerme lo primero que vi, me metí una guayaba a la boca y salí corriendo rumbo a mi oficina.

Cuando llegue a mi oficina no había mucha gente más que mi gran compañero y novioFrank

-Buenos días pequeña-me saludo y luego se fue acercando más y más hasta que pude escuchar su respiración

-Bu…buenos días- tartamudee de una forma tan tonta que el esbozo esa pequeña sonrisa que tanto me gusta luego solo me contemplo un rato para después darme un pequeño beso como todos los días y sin decir nada se dio media vuelta y comenzó a caminar rumbo a su oficina

-Te veré más tarde verdad- apenas si lo escuche pues ya estaba algo lejos pero esta pregunta me hizo sonreír un poco

-Claro, yo te busco- el solo siguió su camino y cuando estaba a punto de entrar en su lugar de trabajo movió un poco la cabeza en forma de afirmación

Me dirigí a mi oficina y comencé a ordenar papeles que ni siquiera me tome la molestia de leer antes de meter a mi cajón, de pronto sentí el silencio muy poco acogedor y con un chasquido encendí la radio en el canal de noticias

Hoy se esperan fuertes lluvias para la ciudad de Paris gracias a una depresión tropical que esta causando….

No preste mucha atención a lo siguiente pues me encontré con una foto que kero y yo nos habíamos tomado en Tomoeda antes de mudarnos a Paris enfrente del templo Tsukimine el cual había sido nuestro hogar después de que yo por alguna razón apareciera ahí sin recordar nada de mi pasado, afortunadamente Kaho nos había recibido como su propia familia hasta que me independice y me mude. Luego seguí escuchando las noticias

En otras noticias el importante empresario Shaoran Li visitara nuestra ciudad, según los chismes esta buscando a alguien pero yo no lo creo pues…

Yo no preste mucha atención a esta noticia pero de ella surgieron muchas preguntas tontas como ¿si, Frank se fuera lo buscaría? O ¿lo olvidaría y ya? O ¿Qué haría yo en este caso?, no sabía ninguna de estas respuestas pero deje de preocuparme por cosas sin importancia y me dispuse a seguir trabajando, archive tantos datos en mi laptop que ni siquiera percibí que ya estaba oscureciendo solo me percate de este hecho al oír sonar el reloj que indicaba que ya eran las 8:30 de la noche así que cerré la computadora y luego la oficina y salí en busca de Frank y lo encontré sentado en una banca afuera del edificio

-Hola corazón-lo salude con la mejor de mis sonrisas pero el no me correspondió solo alzo la vista y me miro con una mirada que yo no supe descifrar pero que me asusto

-Oye, creo que deberíamos dejarlo para otra noche ¿si? –Yo me quede pensativa y no supe en que momento se levanto y se puso detrás de mí para dedicarse a alisar las mangas de mi saco

-¿Te sucede algo?- yo no sabía que hacer así que lo único que se me ocurrió fue voltearme así que lo hice y lo vi directamente a los ojos esperando una respuesta que emanara de sus labios

-No es solo que estoy un poco cansado y preferiría irme a dormir- a mi eso no me sonó muy sincero así que después de un rato de meditar la situación me acerque a el para besarlo pero el en vez de hacerlo también como yo esperaba me puso un dedo en los labios y me dio un beso en la frente para luego darse la vuelta y caminar tan rápido como le era posible.

Me quede un rato ahí pensando en un ¿Por qué? Para este alejamiento tan repentino pero no lo encontré aun así permanecí parada afuera del edificio hasta que una gota de lluvia me saco de mi ensoñación, yo comencé a sentir más y más caer en mi rostro y veía como la gente corría para buscar refugió del agua, pero yo no me podía mover y luego de eso solo sentí las saladas lagrimas caer por mis mejillas sin razón alguna hasta que mi peso venció a mi cuerpo y me senté en la banca que minutos antes Frank ocupaba, coloqué mis manos en mi rostro y sentí como todos mis problemas se arremolinaban sobre mi cabeza haciendo que esta palpitara una y otra vez mientras la fría lluvia helaba mi sangre y yo comenzaba a preguntarme cosas sin sentido como lo hacía muy frecuentemente.

Al poco rato me calme y comencé a caminar por la calle sin rumbo alguno hasta que me encontré con un pequeño café que parecía muy agradable así que entre y sentí su calidez invadir cada centímetro de mi cuerpo, me pare frente al mostrador y le pedí al encargado que me diera un te verde lo que el respondió con una sonrisa que a mi me pareció cautivadora, fue entonces cuando me comencé a fijar en sus rasgos , tenía el pelo de un color parecido al chocolate, una tez blanca que casi parecía hecha de nieve y unos ojos grises muy penetrantes incluso más que los de Frank, al percatarse de que lo estaba observando me extendió su mano

-Hola yo soy Tomás-yo no sabía que hacer, me había dado mucha vergüenza que el se diera cuenta que lo estaba observando así que estire la mano y lo salude

-Yo soy Sakura- el solo se limito a sonreír de una manera mmm como decirlo cautivadora de hecho todo el me parecía cautivador pero mi encuentro se interrumpió cuando el de quien sabe donde sacó mi te y me lo dio

-son 5 euros- para entonces yo estaba bastante distraída pero saque el dinero y se lo di

-muchas gracias

-no es nada, creo que al menos te haz puesto feliz ¿no es así?- yo me quede sorprendida de que el se diera cuenta pero solo atine a sonreír y a asentir con la cabeza.

Cuando acabe mi té salí de aquel lugar no sin antes despedirme de Tomás y asegurarme de no dejar nada olvidado, tomé un taxi y recorrí en él todo el camino hacía mi departamento cuando llegue kero me recibió agitando los brazos y con una cara no muy amigable

-¡Que te pasa¿Qué horas son estas de llegar? – yo en vez de enojarme le di un gran abrazo que por poco lo deja sin aire

-Gracias Kero, por estar aquí conmigo y ser mi familia durante todo este tiempo-al parecer le sorprendió mi reacción porque no escuche ni una protesta proveniente de su boca por el abrazo

-Oye sakurita te sientes bien

-Claro es solo que….- dude un poco antes de continuar pues este era un tema que ya habíamos tratado antes y que no nos llevaba a ningún lado y en vez de eso siempre acabábamos peleando

-¿Qué sucede sakurita?

-Es solo que últimamente he estado pensando mucho sobre tener una familia y no me refiero a formar una si no a la familia que me crió- el puso su cara muy seria como cada vez que hablábamos de esto

-Sakura tu sabes que yo te quiero mucho pero tu vida pasada no importa ya que aquí ya tenemos una vida muy bonita y si tu te enteraras de tu pasado tal vez todo cambiaria, por eso mejor vive el presente y deja que el pasado se valla- Kero siempre hablaba así pero en estos casos me desesperaba más

-Kero por favor NECESITO saber quien me crió, con quien viví, en realidad soy sakura kinomoto, por favor Kero solo te pido eso-el solo cerro sus ojitos y negó con la cabeza

-No sakura jure NUNCA decir nada sobre lo que pasó antes de aquella noche-lo último lo dijo tan bajito que apenas si lo escuche

-¿Qué noche?- pero el no me contesto y solo hizo una mueca de disgusto y se encerró en su cajón, yo me quede parada en medio de la sala hasta que de nuevo por segunda vez en el día mi peso me venció y caí de rodillas en el suelo, lo extraño era que tenía ganas de llorar pero aun así de mis ojos no salía nada, solo de mi boca salían pequeños sollozos.

Como ví que la situación no iba para ningún lado mejor me acosté aunque no pude conciliar el sueño hasta unas horas después, pero luego esa horrible pesadilla apareció de nuevo, todo comenzaba en una calle de un lugar que yo conocía muy bien, Tomoeda, comenzaba caminando a prisa como si fuera a algún lugar pero me detenía y todo se tornaba oscuro, luego las luces de la calle se encendían pero yo en vez de seguir caminando me quedaba allí parada como una estatua, para luego presenciar esa horrible escena que no me dejaba descansar y atormentaba mis pensamientos, primero veía dos personas platicando afuera en el patio de una casa que se veía muy acogedora, pero en menos de un parpadeo llegaba una tercera persona que alzaba los brazos y al parecer recitaba algo, después llegaban más y más personas hasta que las dos que habían estado platicando anteriormente caían al piso al parecer muertas. La tercera persona soltaba una carcajada tan aterradora que yo siempre me tapaba los oídos para no escucharla y en señal de triunfo clavaba algo parecido a un bastón en el pecho de uno de los caídos, pero no conforme con esto acercaba sus manos a sus cuerpos para absorber algo que yo identifique como su esencia, yo no podía distinguir bien a aquellas personas por la espesa neblina que se extendía por todo el lugar pero no podía evitar sentir aquel dolor tan frustrante en mi corazón, comenzaba a correr hacía el lugar donde había ocurrido todo ya con lagrimas en los ojos pero al llegar todo se desvanecía y yo quedaba sola envuelta en esa horrible niebla solo sintiendo las lagrimas llegar a mis labios y pasar por mi garganta.

-Sakura….¡despierta por favor!-abrí los ojos lentamente regresando a la realidad y lo primero que vi fue un punto amarillo que se movía, al cual después de unos segundos identifique como Kero

-¿Qué sucede, porque me sacudes?

-¡Como que porque! Si otra vez estabas llorando y hablando entre sueños- yo me toque rápidamente el rostro y comprobé que en efecto tenía las mejillas empapadas de lágrimas, así que me las seque con la manga de mi pijama, luego agarre a Kero por la cintura y lo metí a su cajón

-Te prometo que ya no volveré a llorar- creo que no soné muy convincente porque se me quedo viendo muy extraño pero igual cerré un poco el cajón y me volví a acostar aunque no pude conciliar de nuevo el sueño esa noche.

Desperté y como ya era común había dormido más de la cuenta así que entre corriendo a la ducha para luego salir corriendo sin siquiera desayunar, subí al primer taxi que ví pasar por la calle y le di indicaciones para llegar al edificio donde trabajaba, cuando llegue a mi piso y me dirigía hacia mi oficina me sorprendió mucho no ver a Frank sentado en su escritorio como siempre pero supuse que llegaría un poco más tarde así que no repare mucho en ese detalle, revise mi correspondencia en la cual solo había cuentas, prestamos y una que otra propaganda, nada nuevo, así que la deje en mi escritorio y me dispuse a trabajar en el proyecto que me había mantenido ocupada durante el último mes ya que era para un cliente muy importante y mi jefe depositando toda su confianza en mi me lo había encargado especialmente, al principio me sentí muy honrada y contenta por este encargo pero con el paso del tiempo me vi rodeada de una inmensa responsabilidad que aunque me ayudaba a distraerme de mis problemas últimamente ya no lo hacía tanto y todo eso comenzaba a regresar a mi vida con un peso tremendo en mi corazón, Frank me ayudaba mucho a cargar esta responsabilidad pero en los últimos días había estado muy distante por lo que la carga aumentaba para mi.

Así seguí trabajando durante bastante tiempo hasta que sonó el teléfono regresándome a la realidad, conteste sin muchas ganas de hacerlo pero la noticia que me dieron me sacudió cada fibra de mi ser enseguida al mismo tiempo que se me hacía un nudo en la garganta, después de colgar lo único que hice fue salir corriendo del edificio y tomar un taxi.

-¿A dónde señorita?-el taxista era un hombre gordo que llevaba en la cabeza una gorrita y en lugar de una camisa solo llevaba la ropa interior, lo único que denotaba que alguna vez había estado bien vestido era su pantalón de vestir azul marino que ahora tenía múltiples arrugas extendidas por toda la tela, a mi esto me parecía un aspecto no muy alentador como para desear subirse a un taxi pero ya que me urgía lo tome, era curioso como me ponía más observadora al estar preocupada porque normalmente yo era muy despistada pero bueno es que eso no se podía….

-al hospital central, por favor-el solo asintió y comenzó a conducir, a mi se me estaba haciendo eterno el camino por lo que abrí un poco más la ventana del coche y asome la cabeza lo suficiente como para sentir el aire en mi cara, no recordaba cuando había sido la ultima vez que había hecho algo así ni lo bien que se sentía.

De pronto acercándose a una gran velocidad divise una gran limosina negra que seguro pertenecía a alguien ricachón, gordo y viejo, de esas personas que por trabajar descuidan su aspecto y con la edad todo se pone peor, esta idea se disipó cuando la ventana de esta se comenzó a abrir y pude ver a un joven bastante atlético y bien parecido dentro, aunque no podía ver su cara pues estaba volteando hacía otro lado, pero cuando al fin volteo me sorprendió ver como abría sus ojos a un tamaño que yo creía imposible, y lo más raro era que me estaba viendo a MI, ordenó al chofer de su auto que se detuviera y así lo hizo para luego salir corriendo por la acera casi siendo atropellado en más de una ocasión gritando algo que yo no alcance a oír pues en ese momento el taxi dio vuelta en una calle y perdí de vista a aquel peculiar hombre, luego de esta escenita me senté bien en mi asiento y me limite a observar al conductor por el resto del camino sin poder quitarme de la cabeza aquella escena tan divertida que me había hecho olvidarme aunque sea un poco de lo horrible que había estado mi día.

-Señorita ya llegamos-Al oír esto salí de mis pensamientos y dirigí la mirada a aquel lugar tan lleno de vida pero a la vez tan fúnebre porque a pesar de que allí comenzaba la vida en la sala de partos también acababa ya fuera en el quirófano o en un simple cuarto

-Tome, quédese con el cambio y muchas gracias- Le debió de haber gustado su propina porque en seguida se bajo del auto y abrió mi puerta como todo un caballero, yo solo me baje y le sonreí un poco pero ese viejo edificio que era el hospital me llamó la atención y no me di cuenta ni en que momento el taxi arranco porque cuando voltee ya no estaba en donde lo había visto por ultima vez.

Cuando comencé a subir las escaleras que conducían a la enorme puerta principal comencé a sentir como un escalofrío subía por mi espalda al mismo tiempo que un gran dolor comenzaba a formarse en mi pecho para luego convertirse en un vacío enorme que no me permitía continuar, pero luego recordé todos los momentos hermosos que había vivido así que saque fuerzas de mi interior y seguí subiendo aun con el vacío en mi pecho que no me podía explicar.

Cuando entre lo primero que percibí fue ese olor a medicina tan característico de los hospitales, por lo que me dirigí rápidamente a la ventanilla de información

-Disculpe me podría decir en que habitación se encuentra Frank Paterson- le dije tratando de sonar lo más calmada posible aunque por dentro me urgiera ver a mi amado, ella revisó su computadora y tras unos largos minutos al fin volvió a mirar al frente

-Se encuentra en la habitación 301

-Muchas gracias- tome mi bolso y en cuanto encontré el elevador subí al tercer piso donde se encontraba la habitación que me habían indicado, al bajar me tope con una mujer gorda con la que casi choco que a pesar de aparentar unos cuarenta años por su forma de hablar indicaba que tenía menos

-Ay osea lo siento es que como que hoy vengo muy distraída y pues bueno si te paso algo pues ya estamos en un hospital- luego de decir esto ultimo se empezó a reír como si alguien hubiera contado un chiste o algo así

-este… creo que no me pasó nada, no te preocupes

-Ash que bueno- después se metió al elevador y se fue

-Que mujer tan rara

Pero frente a mi se encontraba aquel cuarto, yo permanecí parada frente a la puerta sin siquiera poder mover la perilla como si algo me estuviera deteniendo y fue entonces que recordé la llamada que había recibido esa tarde

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-Hola habla sakura Kinomoto ¿Quién habla?

-Soy el doctor Thompson, tengo entendido que usted tiene una relación con el joven Frank Paterson

-Si así es¿ocurre algo malo con el?

-Me temo que si señorita, él a sufrido un accidente y por ahora esta inconsciente en el hospital

-¡¡¡Quee!!! NO PUEDE SER

-Pues crealo señorita y nos podría decir si el tiene algún otro familiar a quien contactar

-No, yo solo conocía a sus padres y pues de ellos su madre ya murió y su padre esta de viaje

-Umm ya veo, bueno muchas gracias

-Si, voy para allá

-Esta en el hospital central

-Si-en ese momento se corto la comunicación

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La perilla comenzó a girar entre mis dedos y yo de pronto me encontré dentro de la habitación observando el cuerpo inerte de mi novio, me acerque lentamente y acaricie su pelo, era tan suave, al poco rato acerque una silla a la cama y recosté mi cabeza en su pecho; podía oír latir su corazón era algo débil pero me reconfortaba el saber que estaba vivo.

Me levante lentamente de mi posición y como guiada por mi instinto acerque mi boca a la suya y le robe un beso, entonces entro una enfermera y carraspeo con la garganta para que yo me diera cuenta de que estaba allí

-La hora de visitas ya acabo

-Si, muchas gracias-me incline y le di un beso en la mejilla a Frank antes de salir. Iba caminando en el pasillo cuando ví un doctor que se dirigía al cuarto de donde yo venía

-Disculpe ¿usted es el doctor Thompson?

-Si efectivamente ese es mi nombre

-Me podría decir el estado del paciente del cuarto 301 por favor

-Pues mire hasta ahora no ha presentado ningún progreso así que le tengo que informar que… el paciente esta en coma

-No..no, esto no puede estar pasando- lo mire y deje escapar unas lagrimas que no pude contener más, creo que el entendió porque murmuro un lo siento y siguió su camino.

No quería llegar a casa llorando para que kero se preocupara y molestara, así que invoque a vuelo y me dirigí al único lugar que se me ocurrió sería un buen refugio para olvidar un poco mis problemas y llegar más calmada a casa.

Cuando llegue lo primero que oí fue la campanita sonar al abrir la puerta e instantáneamente frente a mis ojos apareció aquel acogedor lugar, lo primero que se divisaba eran tres sillones colocados alrededor de una mesa redonda, luego una chimenea falsa, más adelante otros sillones y mesas en donde se podía platicar o descansar.

Vi el mostrador y allí estaba él solo que esta vez de espaldas, pero cuando al fin volteo yo ya me encontraba frente a él, tan cerca que pude apreciar perfectamente sus hermosos ojos y perderme en ellos pues parecían estar llenos de paz y tranquilidad pero ¿Por qué pensaba yo así? Acaso ¿Tomás me gustaba? Pero y Frank, que me pasaba? …

-Hola sakura-sonrió- deseas ordenar algo

-Yo…yo…-sentí un fuerte dolor en la cabeza y el golpe seco al caer al suelo inconsciente.

Después de eso todo fue oscuridad y uno que otro grito proveniente de alguna persona, pero al poco rato todo quedo en silencio y un horrible anciano lleno de arrugas y canas apreció frente a mí sonriendo malévolamente

-Al fin te encontré eh, si que fuiste difícil pero nada es imposible- soltaba una carcajada y yo solo podía verlo y sentir un horrible dolor en mi corazón

-¿Qui… quien es usted?

-Que quien soy yo, que ya me olvidaste

-De que habla

Entonces todo se volvía de un color blanco brillante y yo en vez de al anciano comencé a ver un lugar que no parecía mi departamento, de hecho en él había cosas muy modernas y la cama tenía unas sabanas blancas en vez de las que yo usaba que eran color crema, además de que olía a ¿¡perfume de hombre ¡?

Me puse de pie y sentí la calida alfombra tocar mis pies y entonces escuche esa voz que me parecía tan familiar y desconocida a la vez.

-Veo que ya despertaste- voltee para ver quien me hablaba y me lleve una gran sorpresa al descubrir que era ¿¡TOMÁS!?

-Eh este¿Qué me sucedió?- él comenzó a acercarse hasta que se sentó en el borde de la cama, yo podía sentir mi corazón latir tan fuerte que pensé que él podría escucharlo o que se me saldría en cualquier momento.

-Pues estabas a punto de ordenar o eso creo cuando de pronto caíste inconsciente al suelo y como nadie de ahí te conocía y no se donde vives, te traje a mi departamento-yo me asombre mucho de saber que me había traído a pesar de que yo era prácticamente una extraña para él, intente acercarme más a él pero mis rodillas no pudieron cargar con mi peso y caí al suelo.

-Lo siento yo no se que me pasa y…-no pude seguir hablando porque me puso un dedo en los labios y me impidió continuar.

-Ya no te preocupes, yo cuidare de ti-me sonroje bastante y él sonrió tan tiernamente que yo casi me derrito, pero en ese momento de no se donde una taza de té apareció en sus manos, comenzaba a creer que su especialidad era aparecer cosas en los momentos más inoportunos

-Toma esto, te sentara bien-la tome entre mis manos y comencé a beber

-Muchas gracias por todo lo que estas haciendo por mi-le sonreí un poco y él hizo lo mismo

-No es nada, pero deberías sonreír más seguido- así estuvimos el resto de la tarde platicando de cosas sin importancia y recordando cosas chistosas, hasta que recordé que NO HABÍA IDO A TRABAJAR, me puse de pie rápidamente y me puse los zapatos, tratando de recordar el teléfono de mi oficina haciendo a mi cerebro trabajar más de lo normal.

-¿Qué sucede?

-Es que…-me rasque un poco la cabeza- olvide ir a trabajar-pareció sorprenderle porque le salió una gotita en la cabeza pero después recobro la compostura

-Ya es un poco tarde ¿no crees?- y en efecto ya eran las 7pm por lo que no tenía caso correr

-Llamare a mi oficina para avisar que estoy enferma- saqué mi celular pero me lo quitó de las manos con un simple movimiento

-Puedes llamar del teléfono de la casa si quieres- yo asentí y cogí el aparato, cuando acabe mi llamada me ofreció ver una película y yo acepte gustosa

-¿No tienes palomitas?

-Si regreso enseguida-cuando volvió traía consigo un tazón enorme de palomitas que al parecer tenían mantequilla extra

-Umm mis favoritas

-Las mías también- me recosté en su pecho durante el resto de la película, paro después de un rato voltee a verlo y tenía la cara tan serena como siempre, el vio hacia mi y yo desvié la mirada

-¿Me estabas viendo?

-No ¿Por qué piensas eso?

-Nada más- entonces sonó el timbre y el se levanto para ir a abrir la puerta, cosa que yo aproveche para ir en busca de mi bolso.

Cuando volví a la sala el seguía viendo la película así que me acerque un poco más para despedirme

-Ya es un poco tarde creo que mejor me voy a mi casa

-¿ya te sientes bien?

-Si, me siento mucho mejor gracias a ti

-Bueno por si las dudas mejor te llevo a tu casa

-No como crees, ya te di suficientes molestias

-No eres ninguna molestia- cuando dijo esto yo casi caigo al piso de la felicidad pero por suerte no fue así. Luego salimos de su casa para subir a su auto que no estaba para nada feo. Durante todo el camino nadie hablo más que para dar indicaciones hasta que llegamos a mi casa.

-Gracias por todo de nuevo

-No fue nada- y después de decir esto puso el carro en marcha de nuevo y se fue, yo me quede contemplando el camino que siguió durante un rato hasta que recordé que HABIA DEJADO SOLO A KERO.

Subí los tres pisos que me llevarían a mi departamento en el elevador, después busque frenéticamente las llaves en mi bolso hasta que las encontré y entre.

-Kero estás aquí-pero solo sentí una fría brisa que me condujo a una ventana abierta, la cerré y me dedique a buscar a mi peluchito por todos lados pero no lo encontré, así que me recosté en el sofá y me quede dormida.

Cuando desperté lo primero que sentí fue un horrible dolor en el cuello así que intente recordar porque estaba en el sofá pero cuando lo hice me vino una tristeza enorme y un solo pensamiento se apodero de mi cabeza para luego salir con palabras por mi boca

-Kero se fue, como todos los demás

Me prepare para ir a trabajar y al llegar a mi oficina me senté frente a mi escritorio y comencé a trabajar intentando olvidar todo lo que había pasado pero no funciono porque la fotografía de él y yo seguía en mi escritorio. Sin poder estar ni un minuto más sin hacer nada saque las cartas sakura

-Espejo- de la carta salió la simpática niña con sus listones de siempre-por favor haz una copia de mi- el espejo brillo y de el salió mi doble.

-Podrías suplirme un rato- ella solo asintió

-Vuelo- y salí por la ventana, recorrí cada centímetro de la ciudad pero no logre encontrarlo por ninguna parte

-y ahora ¿Qué voy a hacer?- divise lo lejos el techo de mi edificio y me dirige hacía él, cuando llegue me senté en un borde a descansar, estaba mirando al cielo cuando de pronto vi un cartel al que nunca antes había prestado atención a pesar de estar enfrente de mi departamento según calcule yo.

No pague más recargos, localice a sus parientes fácil y rápido con las líneas Tie

-Localice… ¡Eso es!-entre corriendo al edificio y saque de un baúl que había traído de Tomoeda un viejo libro, tenía en la portada tres velas adornadas con listones de colores y un abanico detrás de ellas

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-Sakura este es tu regalo de cumpleaños, espero que te guste

-Wow, muchas gracias señorita Misuki

-Ya te dije que no me llames así dime Kaho, tu ya eres parte de mi familia

-En serio, pensé que ya nunca más tendría una fa…fam- no pude acabar de hablar porque las lagrimas se habían apoderado de mi

-Ya no llores mejor abre tu regalo-ella me seco las lagrimas con un pañuelo y yo la abrace

-si¿Qué es?

-Ábrelo y lo descubrirás

-¡Un libro de cuentos de navidad!, es muy lindo

-No, es un libro de conjuros mágicos y aunque yo no te los puedo enseñar creo que kerberos estaría muy complacido en hacerlo

-Si, le preguntare cuando despierte de su siesta

-Cualquiera se quedaría dormido si se hubiera comido todas esas galletas-las dos nos reímos

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Recordaba ese día con nostalgia, ahora parecía tan distante que hasta me hacía desear nunca haberme mudado solamente por una oportunidad de trabajo dejando a la única familia que recordaba atrás.

Busque el conjuro de localización y cuando lo encontré fui a buscar todo para llevarlo acabo, acomode las velas, las hierbas y todo lo demás que el procedimiento requería, por último me pare en medio de todas aquellas cosas con mi báculo mágico y me concentre para solo pensar en kero y pronunciar correctamente el conjuro

Todo lo que se pierde se tiene que encontrar

Ayúdale a ese objeto a regresar

De pronto una visión vino a mi mente, pude ver a Kero volando por el departamento muy preocupado, todo parecía normal hasta que ya cansado se sentó en el borde de la ventana pero esta con una corriente de aire se cerro, lo que lo hizo caer al bote de basura que estaba a un lado del edificio.

Tan pronto pude moverme salí del departamento y baje las escaleras tan aprisa que casi choco con una anciana que iba subiendo con bolsas de comida, pero por suerte me detuve a tiempo para evitar una catástrofe. Cuando llegue a donde se encontraba el bote alcé toda la basura con magia así que quedo volando por encima del vote, pero por más que busque a mi amiguito no lo encontré así que volví a poner la basura en su lugar y seguí buscando por los rincones.

-Sakura….- oí una débil voz que me llamaba y voltee instantáneamente

-¿Si?

-¿En verdad eres tu?- al voltear me sorprendió mucho encontrarme con un hombre alto, de tez blanca, pelo de un tono azul y unos ojos como lagunas azules

-Si, soy yo que desea- el pareció sorprenderse por la respuesta pero pronto recobro su cara amable que tenía desde que lo había volteado a ver

-Ya no bromees, soy yo eriol-Yo parpadee un poco y lo vi tan confundida como me sentía por dentro

-Disculpe