Summary: Para Lee, la primavera es una estación de colores y música, que refleja toda la belleza del mundo. Y cuando cierta chica toma su corazón, él no puede estar más de acuerdo que es su estación favorita.
Lamentablemente, los personajes de Percy Jackson no me pertenecen a mí, sino a un hombre llamado Rick Riordan. Únicamente me pertenece la trama.
Este fic es participante en el desafío de Septiembre del "Captura la bandera" del foro "El Monte Olimpo"
Nota de autora: ¡458 palabras! Amo escribir acerca de los hijos de Apolo y simplemente al saber que habría una estación entre los elementos a resaltar la inspiración vino a mí. ¡Espero que lo disfruten!
Ubicado entre "La Maldición del Titán" y "La Batalla del Laberinto"
A Lee Fletcher siempre le gustó la primavera. Le encantaba oír los cantos de los pájaros, ver la hierba fresca y verde, las flores salir de sus capullos cada día y despertar con un cálido sol todas las mañanas. Sonreía todas las veces que veía a los árboles recuperar sus vigorosas y verdes hojas, con brotes naciendo de las puntas de sus ramas. Amaba sentir la brisa fresca impregnada con los aromas de la naturaleza. Siempre pensaba que los dioses en aquella estación se ponían de acuerdo para demostrar a los mortales la belleza del mundo después del crudo invierno. Prácticamente podía ver a Perséfone decorar cada flor personalmente. Sobre todo ésa hermosa primavera tenía un especial significado para él.
Lee no era una persona apasionada del amor, pero una pequeña parte de él amaba la primavera por eso. Deseaba encontrar a esa chica que agitaría su corazón y sería la más bella ante sus ojos, la que lo haría escribir canciones y sonreír como un idiota. Y ese 25 de marzo, una nueva campista llegó al Campamento. Su corazón dio tal vuelco, que pensó que el amor a primera vista sí existía.
No tenía ningún rasgo en especial, solamente cabello castaño, cálidos ojos marrones y ligeros rasgos élficos, como todos los hijos e hijas de Hermes, por quien fue reclamada esa cálida noche. Pero había algo en ella que le llamaba la atención. Fue uno de los primeros en entablar amistad con la nueva mestiza. Su sonrisa era más brillante que el mismo sol y su risa más armoniosa que un acorde mayor. Cuando el viento agitaba su melena castaña, era como si estuviera volando con las zapatillas del mismo dios de los viajeros. Sus ojos eran más bellos que todas las flores que Démeter y Perséfone pudieran decorar.
Estaba enamorado como un idiota. Afrodita se reía de él, pero no le importaba. Porque con ella, esta primavera era aún más especial, teniendo sus energías y esperanzas renovadas. Porque cuando reía con ella, sabía que no era el fin.
La primavera no sólo era la estación donde los dioses daban a conocer la belleza del mundo, sino significaba que la paz había regresado y se había terminado ese largo invierno. Y él esperaba el fin del crudo invierno que era la lucha contra Cronos. Sabía que llegaría. Lee ansiaba ver el amanecer y escuchar aquella canción que tanto caracterizaba a la estación. Y haría de todo, para que ella también la pudiera escuchar, incluso si él no podría hacerlo. Con el sentimiento de esperanza bailando en sus ojos, le sonrió por última vez al sol de aquél amanecer de primavera y sus orbes azules brillaron cuando se encontró con la hija de Hermes. Pronto llegaría la primavera.
