NOTA DE LA AUTORA: Hola, soy Ein Lied, nueva por estos alrededores, y es mi primer Fic aquí º -º aunque ya había sido publicado anteriormente en CemZoo. Este ahora tiene modificaciones, y la historia actualmente se publicará en ambas páginas. Espero que les guste.
DISCLAIMER: Ni InuYasha ni ninguno de sus personajes me pertenecen a mí (De lo contrario ya estaría yo tapada en dinero) sino a la GRANDISIMA Rumiko Takahashi y blah blah blah; yo solo me sirvo de ellos y de la trama de su historia para la creación de este Fanfic… Oh si, soy una vil flageada -0-
Bienvenidos a: "Aquellos Afortunados".
Capitulo I: Todo Por Un Accidente.
Kagome: ¡TARDE! ¡No puedo creer que se me hiciese TAN tarde! ¡Él me va a matar!
Exclamó la joven de 17 años de nombre Kagome, corriendo en dirección hacia su casa. Aparte de su mochila, también llevaba unos cuantos libros en sus manos que sus amigas le habían prestado. El sol comenzaba a ponerse y el trafico se hacia cada vez más pesado conforme transcurría el tiempo; Viernes en la tarde, y la ciudad se convertía en un calvario insoportable. El ruido de los automóviles inundaba su cabeza. Ya tenía bastante con ponerse al día de las clases a las que había faltado, por lo que a esa hora se encontraba de por sí muy estresada.
Kagome: Se pondrá furioso… Se pondrá furioso… Se pondrá furioso… -Susurraba ella constantemente mientras corría, al recordar lo que había sucedido el día anterior-
FLASHBACK
Kagome: ¡¡Déjame! ¡Tengo que irme! ¿No lo entiendes?
La brisa cálida indicaba que el verano estaba cerca, y el atardecer era como una bendición a tan difícil día…
Junto al pozo vacío, en medio del bosque, ambos jóvenes se encontraban de pie discutiendo por algo en lo que aparentemente no se ponían de acuerdo. Y esa no había sido la primera pelea del día.
Kagome se encontraba erguida con su enorme mochila sobre su hombro, las manos posicionadas a ambos lados de su cadera, y una actitud desafiante hacia el hanyou de orbes dorados frente a ella.
InuYasha: ¡No comprendo por qué debes irte de nuevo! –Replicó muy molesto- ¡Es la tercera vez en dos días que decides regresar a tu época!
Asi era. De nuevo con sus malditos exámenes. Y como siempre él, aplazando la cacería de los fragmentos de Shikón, como si no fuese entonces lo más importante en ese momento. A pesar de que hacía un buen tiempo no veían señales de Naraku.
Kagome: Tengo exámenes mañana –Dijo ella, manteniendo su temperamento- TENGO que ir.
InuYasha: Eso no es problema mío.
Kagome: ¡Uff! ¡Que egoísta eres! –Murmuró entre dientes, cerrando los ojos con disgusto- Pues te diré algo, me miré a casa te guste o no.
InuYasha, con un movimiento rápido, le arrebató la mochila que traía en sus manos; y con una sonrisa triunfante exclamó un "¡Jah!" arrogante a la mirada sorprendida de ella.
Kagome: ¡InuYasha! ¡Devuélvemela! -Ordenó la joven intentando arrebatársela, sin éxito, ya que no había manera humanamente posible de superar los veloces reflejos del sonriente InuYasha, quien siempre conseguía apartar la mochila antes de que Kagome siquiera llegase a acercársele lo suficiente- ¡Damela!
InuYasha: ¡No te la daré porque no te irás! –Le dijo, divertido por su perseverancia- Primero tenemos que buscar los fragmentos, esa es mi prioridad.
Kagome: Oh, por favor. Tu no tienes prioridades –Reclamó haciendo un último intento por alcanzar la mochila. Soltó un bufido- ¡Ya basta! Si no me la devuelves tendré que usar medidas drásticas.
En el rostro de InuYasha se dibujó una sonrisa de burla, y alzó una ceja.
InuYasha: No me digas… ¿Y qué harás? –La provocó-
Kagome sonrío pícaramente a su vez, y entreabrió los labios para pronunciar la famosa palabrita…
¡ABAJO!
E inmediatamente se escuchó un "¡UH!", y ¡hanyou al suelo! Alrededor del cual se formó un pequeño cráter en la tierra debido al impacto. EL golpe fue seco, tan fuerte que automáticamente produjo que InuYasha dejara escapar de su mano la preciada mochila.
Kagome caminó triunfalmente para recuperar su recompensa, mientras oía al hanyou soltar quejidos y maldiciones con la cara pegada al piso.
Kagome: Gracias… -Dijo para fastidiarlo, a lo que él despegó el rostro y le dedicó una mirada asesina- No te preocupes, InuYasha. Es sólo un examen el día de mañana. Prometo regresar antes del atardecer. –Le sonrío para tranquilizarlo-
El joven de cabellos platinados se incorporó con facilidad, pero con notable enojo, ya muy característico en esas circunstancias. Definitivamente nunca se acostumbraría a aquel jodido conjuro que tanto le había complicado la vida últimamente, sobretodo los últimos tres días… ¿Quién podría comprender a esa mujer? Muy seguramente estaba próxima a su "ciclo" femenino y tendría las malditas hormonas incontrolables… O al menos esa había sido la palabra que le había escuchado usar a veces cuando estaba con Sango…
Sus conversaciones no resultaban ser tan privadas como lo imaginaban…
Se río para sus adentros, al menos eso ablandaba el reciente golpe a su orgullo, aparte del físico.
Kagome: ¿Y bien? –Dijo, sacándolo de súbito de sus pensamientos-
InuYasha la observó acusadoramente: Sino regresas antes del atardecer…
Kagome: Volveré, no te preocupes. Te prometo que regresaré a tiempo –Le sonrío serenamente mientras se apoyaba en el borde del pozo, dándole a entender que lo cumpliría-
InuYasha asintió, no muy satisfecho, y la vio dejarse caer dentro del pozo, con esa sonrisa cálida. Avanzó un paso, sintiendo deseos de detenerla, pero se controló y se dio vuelta murmurando la única palabra que sintió que podía decir en momentos como ese...
InuYasha: Mierda...
FIN DE FLASHBACK
Kagome: Tendré que darle una muy buena excusa… -Corrió rápidamente, subiendo las escaleras que le conducían a la urna, a su templo. Vivificó el paso hasta jadear, sin perder de vista el tope del camino, que era su objetivo; de sus manos comenzaron a soltarse los libros, sin embargo ella los agarró con todo su poderío y continuó corriendo.
Cuando alcanzó la cima de los escalones se detuvo para tomar aire después de el maratón que había corrido desde la escuela hacia su casa. Se dio vuelta para mirar a su hogar, y finalmente soltó un suspiro de alivio.
Entonces escuchó la voz de Souta, y con la mochila colgando de su brazo y los libros a punto de resbalarse de sus manos hizo un esfuerzo y lo llamó.
Kagome: ¡Souta! Por favor ven aquí un momento, necesito de tu ayuda.
El niño se asomó por la puerta musitando un "¿Uhm?", y al ver a su hermana inmóvil frente a las escaleras corrió hacia ella. Parecía en problemas.
Souta: Hermana ¿Y todo eso? –Le pregunta llegando a ella-
Kagome: Sé un buen hermano y lleva estos libros a mi habitación, se me hizo muy tarde para ir a la época antigua y debo partir enseguida… O sino cierto hanyou me colgará del techo -Se lo pidió amablemente, pero sin esconder el apuro que tenía-
Souta: N-no, es que… De hecho… necesito que subas a tu cuarto…
Kagome: ¿Eh? ¿Por qué?
Souta: Lo que sucede es que… -Entonces señala el árbol que al frente de la ventana del cuarto de Kagome- Buyo se subió al árbol esta mañana.
Kagome: ¡Ay, Souta! –Exclamó haciendo rodar sus ojos- Buyo es un gato. Los gatos SIEMPRE suben a lugares altos, y SIEMPRE se las arreglan para bajar de ahí. Si Buyo se siente bien ahí como para haberse quedado toda la mañana, pues déjalo.
Souta: No, yo creo que no supo cómo bajar de nuevo. Y necesito darle de comer… -Le explicó algo angustiado- Por favor, es tu gato también.
Kagome se quedó mirándolo fijamente, e interiormente considerándolo. Finalmente murmuró un reproché y le entrega bruscamente sus libros a Souta.
Kagome: Me vas a meter en grandes problemas, jovencito.
------------------------
En El Sengoku…
InuYasha: Ya ha oscureció… ¡Y KAGOME NO HA REGRESADO!
El hanyou impaciente se dejó caer en el suelo de madera de la cabaña, y se cruzó de brazos, a la vista de sus amigos y compañeros de viaje, quienes por anticipado ya se había imaginado una escenita como esa para la noche…
Sango: Relájate, no conviertas esto en un problema –Le dijo tranquilamente Sango mientras terminaba de comer-
Shippo: Francamente no sé cómo Kagome te aguanta.
Un relámpago cruzó por la mirada de InuYasha, y la dirigió al pequeño kitsune.
InuYasha: Retráctate, enano –Se lo dijo una vez-
Shippo: oo
Miroku: Ya, ya… Tranquilos. Estoy seguro de que se le atravesó un contratiempo. No debe tardar en llegar, ya verán…
Esa se había convertido en una escena casi diaria, y por fortuna de ellos la única a la que debían prestar atención. Hace ya algún tiempo no habían oído nada de Naraku… Y aunque de cierta forma esto podría o no ser una bendición, a InuYasha solo lo llenaba de más odio el hecho de no poder hallarlo. Suponiendo que estaba regenerándose y aumentando sus poderes.
La tensión sólo aumentaba, y ahora…
-------------
Kagome descargó su mochila pesadamente sobre su cama, seguida de Souta, y abrió la ventana de su habitación para asomarse con cuidado. Entonces descubrió a Buyo atrapado en una de las ramas mas altas.
Kagome: Gato tonto… Ni siquiera maúlla –Murmuró entre dientes sacando los pies por la ventana-
Souta: Hermana, ten cuidado –Le dijo algo intranquilo-
Kagome: Mhm… -Se paró cuidadosamente en el techo y acercó hacia una de las ramas mas gruesas; y cuando logró subirse en ella levantó sus brazos hasta alcanzar la otra-
Quizás sólo era su impresión, pero notaba cómo su fuerza se había incrementado. Le resultaba bastante fácil el hecho de cargar con su propio peso para sostenerse con sus brazos al pasar de rama en rama. Por un momento se enorgulleció de ello, y siguió subiendo más y más.
Souta: ¡Kagome, estás muy alto! –La llamó Souta desde abajo, en la ventana-
Entonces localiza a Buyo y alza sus brazos hasta alcanzarlo. Ya en su poderío voltea a mirar a Souta y le pide que lo reciba.
Ella se recuesta en la rama mas cercana y mira hacia abajo a su hermana, entonces aflojó despacio sus manos hasta soltar al gato. Souta lo recibe con facilidad, y Kagome suspiró de alivio… Hasta que miró el cielo y notó que se había vuelto más oscuro… "Demonios" .
Kagome: M hiciste perder tiempo muy valioso, Souta… -Decía bajando hacia la rama mas cercana a su ventana. Realmente se le había hecho tarde… Tenía que apurarse…-
De repente, escuchó un crujido y se quedó inmóvil, tragó saliva; entonces descubrió que el ruido venía de la rama en la que ella estaba apoyada. El tiempo sólo le alcanzó para dirigirle una mirada aterrorizada a Souta, y enseguida, el pedazo de madera volvió a crujir y se quebró de golpe. Kagome sintió como caía del árbol.
Gritó con fuerza, cerrando los ojos.
Finalmente entró en contacto con la tierra, con su cabeza primero, y el dolor se disparó a través de su cuerpo. Oyó a Souta gritar su nombre.
Kagome: InuYasha... perdóname… -Susurró antes de que la oscuridad se posesionara de ella-
-----------------
InuYasha levantó la cabeza y movió bruscamente sus orejas, alarmado por un repentino pensamiento. Sintiendo de pronto como si alguien lo llamara.
Sango: ¿Eh? ¿Pasa algo malo, InuYasha? -Preguntó la Tajiya, observando ese comportamiento extraño-
InuYasha no respondió, se concentró más y más en ese llamado. No comprendía por qué, pero a su mente llegó Kagome… ¿Le pasaría algo?
InuYasha: Volveré en un momento -Dijo poniéndose de pie-
Sango: ¿Sucedió algo malo? –Se puso de pie, dispuesta a actuar frente a cualquier adversidad que viniera-
InuYasha: Sólo… Sólo espero que no…
-----------------
El hombre de bata salió de la habitación de la joven, luciendo un semblante serio.
Madre: ¿Y? ¿Cómo se encuentra? -Cuestiona al medico-
Souta había informado inmediatamente lo sucedido a su madre, quien enseguida llamó un doctor local. La tensión se concentraba en la casa, alrededor del cuarto de Kagome, entre los tres familiares presentes.
El doctor la miró seriamente, cerrando la puerta detrás de su corpulenta figura.
Doctor: El golpe fue muy fuerte, aparentemente, pero no sufre fractura alguna… -La familia entera dejó escapar un suspiro de alivio- Sin embargo no podemos descartar daños menores a una esto. Hay que recordar que fue una caída muy fea.
Abuelo: Espere ¿A qué se refiere con eso? ¿De qué "daños" está hablando?
Doctor: Me refiero a contuciones, hematomas... Es probable que hayan ocurrido, pero lo único que les pediré es que la dejen descansar el tiempo que necesite. Si ocurre alguna novedad, por favor manténganme informado.
Abuelo: Si, no se preocupe. Gracias.
Y sin embargo, detrás de la puerta, los sonidos se filtraban hasta llegar a los oídos de la mujer dormida. Quien movió sus párpados con fastidio al escuchar el ruido.
De repente la ventana de la habitación se abre suavemente, y por ella ingresa al cuarto una silueta masculina de cabello platinado...
InuYasha: Kagome ¿Estás aquí?
El hanyou mira intranquilo a su alrededor, y enseguida halla a Kagome acostada en su cama. Lo sintió como una puñalada en el cuello.
InuYasha: No… -Murmuró acercándose a ella- Kagome…
En ese momento notó la venda que envolvía la cabeza de ella. Pequeñas manchas de sangre traspasaban los vendajes. InuYasha desesperó observando aquello… Kagome… rota. Estaba herida… Había sucedido algo terrible mientras él no estaba ahí.
Mierda… No estuvo ahí para protegerla… Suspiró melancólico y se arrodillo a su lado. Intentando buscar algo que le dijera lo que había pasado.
InuYasha: Abre los ojos. Mírame, háblame… ¿Qué sucedió? –Decía constantemente moviéndola levemente. Qué impotencia- ¡Abre los ojos, Kagome!
Tomó su mano lánguida y tibia, y la comprimió en su puño. Esperaba ver una reacción, algo que le indicara que Kagome lo estaba escuchando.
Fue entonces cuando ella pestañeó.
InuYasha: ¿Kagome? -Una luz de esperanza se reflejó en sus ojos- Kagome, despierta.
Kagome: Uhm... -Aprieta sus parpados antes de abrirlos con dificultad- En… ¿En donde… estoy?
InuYasha: Estás en casa, Kagome -Aprieta su mano- Por favor dime que te sucedió...
Kagome voltea su cabeza hasta centrarse en InuYasha. Su visión estaba borrosa, pero enfocó a la figura masculina al lado de ella, y lo vio a los ojos con cierto aire de confusión. Luego bajó su mirada a su mano que sostenía tiernamente InuYasha.
Nada lo preparó para escuchar lo que vino a continuación…
Kagome: ¿Quién… eres? -Murmuró apagadamente, sin apartar la vista de sus manos unidas- Por favor dime quién eres... y quien es esa persona de nombre Kagome.
Continuará…
Bueno, espero sus criticas, sugerencias, etc etc. Lo leeré todo de todas formas.
