¡Buenas! Aquí estoy con una nueva historia, esta vez de Crepúsculo (de Stephenie Meyer). Mi primera historia de Crepúsculo, todo hay que decirlo. xD Nunca me inspiré demasiado con la saga de Crepúsculo, aunque me gusta mucho. Pero en el último libro de la saga ocurrió algo que me inspiró sobremanera, ya que mi personaje favorito es Jacob (me gusta Edward, pero Jacob simplemente me encanta). No digo nada más, por si hay alguien leyendo que no haya leído el último libro. Si es así y no quieres que te desvele nada, PARA DE LEER AHORA MISMO. A partir de la próxima linea, aviso de que hay SPOILERS.
Bueno, como decía, esta historia la inspiró la nueva parejita de la saga: Jacob y su imprimación, Renesmee. Por si alguien es demasiado curioso/a y está leyendo esto sin haberse leído "Amanecer", voy a contar un poco los antecedentes.
Renesmee, más conocida como Nessie, es la hija de Bella y Edward. Es medio vampiro, medio humana. Tiene muchas características de vampira, aunque menos poderosas que las de un vampiro completo: piel de diamante (que brilla un poco con el sol, pero sin impedirle salir en presencia de humanos), rapidez, agilidad, fuerza. Es tan bella como Rosalie, y tiene la habilidad de ganarse el cariño de todo el mundo. Se parece mucho a Edward y tiene los ojos color chocolate de Bella, así como el color de pelo de su padre (cobrizo). Bebe sangre, aunque puede sobrevivir con comida humana. No es venenosa, por lo que no puede crear vampiros. Duerme, como cualquier ser humano. Además, tiene una habilidad: es capaz de proyectar sus pensamientos en la mente de otras personas tocándolas con las palmas de las manos. Digamos que es una especie de don contrapuesto al de su padre.
Nessie no es una niña normal. Nació siendo un bebé mucho más inteligente que cualquier niño humano de ocho años, capaz de entender, de comunicarse gracias a su don, y de razonar de una forma increíble. Crecía a paso de relámpago, lo que tuvo muy preocupados a los Cullen y a Jacob, ya que, haciendo cálculos, Nessie sería una anciana a los 15 años. Sin embargo, más tarde conocieron a Nahuel, un híbrido como Nessie, quien les contó que él tenía más de 100 años, y que su maduración completa le llegó a los siete años. Así pues, los Cullen y Jacob respiraron tranquilos.
Como ya he dicho, Jacob se imprimó con Nessie, para sorpresa de todos y de él mismo, ya que Jacob había odiado profundamente a la niña mientras estuvo en el vientre de su madre. No por ser medio vampiro, ni por celos hacia Edward, sino porque el bebé estaba matando poco a poco a Bella. Sin querer por supuesto. Lo que ocurría era que Nessie era mucho más fuerte que la pobre y humana Bella, por lo que cualquier movimiento dañaba a su madre por dentro.
El caso es que Jacob se imprimó con Nessie, lo que cerró definitivamente las diferencias entre los quileute y los Cullen.
Otra cosa que se va a leer aquí es que Jacob es un Alfa. Creo que es una de mis partes favoritas de "Amanecer", jejeje. No os cuento como acaba siendo Alfa, porque no es importante para la historia, y cuantos menos spoilers cuente, mejor para los que estéis leyendo esto sin haber leído el libro.
Ah, y Charlie sabe (más o menos) lo de Bella, sabe que Nessie es su nieta, y sabe que Jake es un licántropo.
Creo que lo último que tengo que decir es que Bella es vampira, por supuesto.
Y nada más, a leer.
¡Espero que os guste!
Un beso.
Esta historia comienza unos seis años y medio después de "Amanecer". Nessie va a cumplir los siete años, alcanzando pues su madurez completa.
CAPÍTULO 1:
- ¡Vamos, Nessie! ¡Sé que puedes hacerlo mejor! – exclamó Jacob, corriendo lo más rápido que su forma humana le permitía.
Sabía que era cuestión de segundos que la muchacha le diera alcance, pues estando él en forma humana, ella era mucho más rápida. Pero también sabía que ella disfrutaba enormemente de esos juegos, por lo que, aunque perdiera siempre, nunca dudaba en retarla a una carrera. No podía dudarlo. No cuando eso la hacía feliz.
Justo cuando Jacob salía al claro donde estaba ubicada la casa que los Cullen habían construido para Bella y Edward, el muchacho captó los tenues sonidos que los pies de la muchacha hacían en el suelo. No tuvo que esperar mucho más. Pronto, la tuvo subida a su espalda, con su tintineante risa acariciándole los sentidos.
- Has tardado mucho. – rió Jacob, sosteniendo con cuidado el esbelto cuerpo que lo tenía aprisionado en un firme abrazo.
- He decidido que un poco de ventaja no te iba a venir mal. – rió a su vez la muchacha, sin soltarse de la espalda de Jacob.
- Eso, encima de que me ganas siempre, gáname con ventaja. – dijo Jacob, fingiendo irritación pero sin abandonar la sonrisa. – No me va a quedar dignidad para cuando acabes conmigo.
- ¿Dignidad? Ese es un concepto al que renunciaste desde que nací. – se burló la muchacha, y procedió a apoyar su palma de la mano en la mejilla del muchacho para mostrarle en imágenes todas las millones de veces que Jacob había hecho cosas estúpidas a petición de la muchacha.
Jacob rió la broma, pero no contestó. Esas palabras eran, en cierto sentido, completamente ciertas. De hecho, Nessie no sabía hasta que punto había dado en el clavo. Jacob no le había dicho nunca el modo en el que estaba atado a ella. No porque el concepto de la imprimación fuera difícil de explicar, sino porque el muchacho no consideraba que Nessie estuviera preparada para asumirlo. Aunque, ahora que se acercaba su séptimo cumpleaños (de hecho sólo faltaban tres días), y con él, su maduración completa, esa era una conversación que tal vez tuviera que venir pronto. Siempre que eso fuera lo que ella necesitara. Lo que menos le importaba a Jacob era esperar, y esperaría todo lo que hiciera falta para no asustarla. Siglos, si era necesario.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un dolor punzante en su hombro.
- ¡Au! – se quejó.
Con una risita traviesa, la muchacha volvió a apoyar la palma de la mano en la mejilla de Jacob para mostrarle lo absorto que estaba en sus propios pensamientos y el sentimiento de aburrimiento que había asaltado a la muchacha.
- Así que, como te aburres y yo no te hago caso, me muerdes, ¿eh? – rió Jacob. – Ahora verás…
Sin pensárselo dos veces, Jacob comenzó a dar vueltas lo más rápido posible, arrancando las carcajadas tintineantes de Nessie, quien se agarró fuerte al torso del muchacho para no caerse. Aunque sabía, igual que lo sabía él, que Jacob jamás la dejaría caer.
Nunca.
Absortos en su mundo, ni Nessie ni Jacob se dieron cuenta de que estaban siendo observados desde una de las ventanas de la pequeña casita que había sido el hogar de la muchacha desde que nació.
- Pronto… - suspiró Edward, enterrando su nariz entre los sedosos cabellos de su esposa. – Los sentimientos de Renesmee hace tiempo que cambiaron, pero ella todavía no es consciente de ese hecho.
- Mi pequeña… - susurró Bella. – Siete años es tan poco…
Edward esbozó un mudo asentimiento, apretando un poco más a Bella contra su cuerpo.
- Y sin embargo… - suspiró Bella. – Ya es toda una mujercita, tan alta como yo, y tan bella como Rose.
- Yo diría que es más bella que Rose. – murmuró Edward con una mirada orgullosa hacia Nessie. La muchacha aparentaba ahora mismo unos 20 años, aunque en el fondo no llegara todavía a siete. Mentalmente era incluso mayor.
- ¿Qué hay de Jake? – preguntó entonces Bella. - ¿Qué es lo que piensa él?
- La está esperando. – contestó Edward. – Jamás hará o dirá algo para lo que ella no esté preparada. Pero cuando lo esté, él estará ahí para ella.
- Siempre ha buscado lo mejor para Renesmee, eso hay que admitirlo. – susurró Bella.
- Sí. – gruñó Edward. – Supongo que eso debo concedérselo. Ya dije hace años que ella podría haberlo hecho peor.
- Debemos estar preparados. – susurró Bella con semblante triste. – Cuando Renesmee se dé cuenta de que está destinada a estar con Jake, no debemos detenerla. No debemos hacerla infeliz. Debemos estar preparados para entregársela a Jacob.
A regañadientes, Edward asintió.
- Pero si ese perro se pasa lo más mínimo… - comenzó, con un gruñido gutural.
- …entonces nos encargaremos de él. – terminó Bella, volviéndose hacia él y enseñando los dientes en un gesto fiero, aunque con un deje juguetón.
Con una sonrisa rasgada, Edward posó su mano en la mejilla de la joven vampira, y tras unos segundos de perderse el uno en la mirada del otro, sus labios se encontraron en un beso dulce que poco a poco se tornó apasionado y urgente.
- ¿Crees que Jake mantendrá ocupada a Renesmee durante mucho más rato? – susurró Bella, mientras Edward comenzaba a prodigar besos de mariposa por todo el cuello de su esposa.
- Están pensando en ir de caza. Nessie está sedienta. – contestó Edward.
- Bien. – afirmó Bella, tomando de la mano a Edward.
Y en una milésima de segundo, el salón se quedó vacío, traspasándose los susurros, los suspiros y las risas a una de las habitaciones del piso de arriba.
Tras una fructífera caza, Jacob y Nessie se habían tumbado en uno de los claros del bosque, en silencio, escuchando los pequeños sonidos que los animales creaban a su alrededor. Ninguno de los dos hablaba. Estaban muy cómodos tumbados en silencio sobre los helechos, el uno al lado del otro, disfrutando de la calmante presencia del cuerpo a su lado, dejando la mente divagar sin pararse a pensar en nada.
Conforme el sol se fue escondiendo por el horizonte, el ambiente se fue haciendo más frío. Y cuando ya las estrellas brillaban en el firmamento, Renesmee sufrió un escalofrío. A pesar de que su temperatura corporal era sólo dos grados menor que la de Jacob, no tenía la resistencia al frío del muchacho. Ni siquiera la de los vampiros. En ese sentido, era muy humana. Sin decir nada, Jacob la atrajo hacia él, pasando uno de sus fuertes brazos alrededor del menudo cuerpo de la muchacha. Ella sólo sonrió, y se acurrucó entre sus brazos, suspirando de forma satisfecha. Sin darse cuenta, se fue deslizando poco a poco hacia el mundo de los sueños, sintiéndose cómoda y calentita. Cuando estaba con Jacob, no necesitaba una cama para dormir de forma confortable.
Pronto, el muchacho se dio cuenta de que Nessie estaba dormida, y sonrió con ternura. Con mucho cuidado la levantó y la tomó entre sus brazos, sin esfuerzo, para empezar después a caminar hacia la casa de la muchacha.
Bella lo oyó acercarse, y para cuando el muchacho llegó a la puerta, ésta ya estaba abierta, y el camino hacia la habitación de Nessie, despejado. No era la primera vez que Jacob traía a Renesmee ya dormida. A la muchacha le encantaba dormirse en brazos de Jacob y despertar al día siguiente arropadita en su cama, aunque no sabría decir por qué le gustaba tanto. La primera vez que Jacob había traído a Renesmee dormida y a esas horas, poco le había faltado a Bella para abalanzarse sobre Jacob por preocuparla de esa forma. Mientras metía a Nessie en la cama con cuidado y la arropaba, Jacob rió quedamente con el recuerdo. Bella, siendo humana, siempre había sido muy explosiva. Esa característica de su humanidad no la había abandonado cuando se convirtió en vampira, cosa que Jacob no tuvo más remedio que aprender poco después de su conversión.
Antes de marcharse de la habitación, el joven quileute se permitió quedarse unos segundos observando a la bella muchacha dormir, su pecho subiendo y bajando con cada respiración, sus mejillas sonrosadas por el calor que desprendía el cuerpo de Jacob, sus labios entreabiertos en una pequeña sonrisa, sus rizos cobrizos, que la muchacha había insistido en cortar por debajo de sus hombros hacía un par de años, desparramados por la almohada. La respiración de Jacob se enredó en sus pulmones ante tan bella visión, y el muchacho, esbozando una sonrisa tierna, no pudo más que besar la sedosa mejilla de la muchacha, que se removió un poco en su sueño.
- Jake… - susurró.
Por un momento, Jacob se quedó congelado, pensando que la había despertado. Pero la muchacha sólo sonrió sin despertarse, se volvió hacia el otro lado y siguió durmiendo tranquilamente.
"Falsa alarma" pensó Jacob. "Es curioso que haya heredado de Bella precisamente la costumbre de hablar en sueños".
Curioso, el muchacho tomó suavemente la estilizada mano de pianista de Nessie y se la puso con cuidado en la mejilla. Esperaba encontrarse con los remolinos de colores que constituían siempre los sueños de la muchacha, así como las caras de todos sus seres queridos, pero esa vez solo una imagen irrumpió en su mente.
Era él, sonriendo.
Al saber que la muchacha estaba soñando con él y sólo con él, el corazón de Jacob se hinchó, provocándole un cálido sentimiento de ternura y amor tan grande que parecía imposible que el muchacho no explotara por su fuerza. Con una sonrisa, una de esas que el muchacho guardaba sólo para Renesmee, Jacob volvió a poner la mano de la muchacha sobre las sábanas, y, sin hacer ruido, salió de su habitación.
Suprimiendo un bostezo, Jacob bajó las escaleras de la pequeña casita, y ya en el salón se encontró cara a cara con una sonriente Bella.
- Hey, Jake. – saludó ella. – Pensaba ponerme a ver una película. ¿Te apuntas?
Jacob rodó los ojos. Típico de Bella, olvidarse de que él sí que necesitaba dormir. Aunque hacía tiempo que Bella y él no pasaban una velada solos, y lo cierto es que Jacob echaba de menos pasar más tiempo con su mejor amiga. El sueño podía esperar un rato más.
- ¿Cómo negarme a tan atrayente petición? – sonrió, dirigiéndose perezosamente al sofá arrastrando ligeramente los pies. - ¿Y Edward?
- Se ha ido a la casa principal, quería hablar con Carlisle. – contestó Bella, inspeccionando la gran colección de DVDs. – Ven, elige tú. Pero no se te ocurra elegir ninguna de esas películas horribles que os gustan a los tíos, elige algo bueno.
- Si, señor. – murmuró Jacob con un saludo militar, ganándose una mirada fulminante de Bella.
A mitad de la película "La lista de Schindler", una de las favoritas de Jacob, un agudo grito proveniente del piso de arriba puso a los dos amigos de pie de un salto.
- Nessie… - susurró Bella, cruzando una mirada aterrorizada con Jacob.
Sin esperar más, ambos se lanzaron escaleras arriba. Bella llegó antes, pues Jacob tenía las limitaciones de su cuerpo humano. En cuanto el muchacho entró por la puerta, rápidamente hizo un análisis del entorno, su tembloroso cuerpo preparado para defender lo más importante que tenía en su vida de cualquiera que fuera la amenaza que la asolara. Pero no había nada amenazante en la habitación. Jacob parpadeó extrañado. Tras un par de segundos su mirada captó la figura de Bella inclinada sobre Nessie, quien parecía estar sufriendo una violenta pesadilla. La joven vampira estaba intentando despertarla, sin mucho éxito.
- ¡¡JAKE!! – gritó Nessie, sin despertar, de forma desgarradora.
En un segundo Jacob estuvo a su lado, quitando a Bella de en medio de una forma un poco brusca. A Bella no le importó, pues sabía que el sufrimiento de su hija era también el sufrimiento de Jacob.
- ¡Nessie! – la llamó el muchacho, tomándola por los hombros. – ¡Nessie, estoy aquí! ¡Despierta!
- ¡¡NO!! ¡¡JACOB!! – volvió a gritar la muchacha.
Bella y Jacob cruzaron una mirada aterrorizada ante el sufrimiento que emanaba de la muchacha y las lágrimas que recorrían sus mejillas, mientras ella se retorcía en su angustia. El muchacho se lanzó entonces a por la mano de la muchacha, poniéndosela rápidamente en la mejilla.
Varias imágenes acudieron inmediatamente a su mente. Aro y Alec acercándose lentamente a la muchacha con una sonrisa amenazadora, mientras que Jane, Marcus y Cayo se hallaban a poca distancia inclinados sobre un cuerpo ensangrentado.
El suyo.
Jacob dejó caer la mano de la muchacha, y ante la mirada atónita de Bella, sacudió enérgicamente el cuerpo de Renesmee.
- Nessie… - dijo, sin dejar de sacudirla. – Nessie… Nessie, eso no es real…
Bella tomó entonces la mano de su hija e imitó el gesto que acababa de hacer Jacob, soltándola segundos más tarde, completamente horrorizada ante la imagen del cuerpo sin vida de su mejor amigo.
- No… - sollozó Nessie. El corazón de Jacob pegó un vuelco, encogiéndose ante el dolor de la muchacha. – Jacob, no…
- ¡¡RENESMEE!! – exclamó entonces Jacob, sorprendiendo a Bella, pues el muchacho no solía llamarla por su nombre completo. - ¡¡ESTOY AQUÍ!! Lo que estás viendo no es real. ¡No es real! ¡Despierta!
- No… - siguió sollozando la muchacha.
Desesperado, Jacob la sacó de la cama y la tomó entre sus brazos, acunándola. En su pecho, su camiseta comenzó a empaparse con las lágrimas de la muchacha.
- Nessie… - le susurró al oído. – Vamos, despierta… despierta, pequeña… Sólo es un sueño, una pesadilla… Estoy aquí. Ellos no pueden hacernos daño. Vamos, despierta, cariño...
La perspicaz mirada de Bella fue testigo de cómo, ante la susurrante y ronca voz del muchacho, los sollozos de Nessie fueron acallándose. El calor corporal del muchacho derritió poco a poco la fría oscuridad en la que se hallaba la muchacha, y las sombras que la asolaban se retiraron lentamente.
- Jacob… - susurró entonces Renesmee, entreabriendo los ojos y acurrucándose aún más contra el cuerpo del muchacho. – Oh, Jacob…
- Shhh… ya está, ya ha pasado. – susurró Jacob. – Sólo ha sido un mal sueño. Todo va bien, no pasa nada, pequeña.
- Ha sido horrible… - susurró ella, comenzando a sollozar de nuevo. – Ellos llegaban por sorpresa, y tú… tú…
Los desgarrados sollozos impidieron a la muchacha seguir hablando. Jacob volvió a acunarla, intercambiando una mirada silenciosa con Bella.
- Lo que has visto… - dijo ella entonces. – Cielo, eso que has visto no puede suceder. No mientras Alice esté mirando.
- Alice no puede vernos, ni a Jake ni a mí. – sollozó Renesmee. - ¿Cómo iba a preverlo?
- Pero si los Vulturi planearan hacernos una visita, Alice lo vería, nada le impide ver eso, cariño – afirmó Bella, pasando la mano repetidamente por la espalda sudorosa y temblorosa de su hija, que comenzó a relajarse.
- Bella tiene razón. – afirmó Jacob, tomando suavemente a la muchacha por la barbilla para que los bellos ojos marrones de Renesmee pudieran ver la sinceridad en los suyos.
- No quiero que te pase nada… - susurró la muchacha, tan bajito que tanto a Bella como a Jacob les costó oírlo.
- No me va a pasar nada. – le aseguró Jacob con una sonrisa apaciguadora, revolviéndole el pelo en un gesto cariñoso, tal y como hacía cuando ella era tan sólo un bebé.
- No, Jake, no lo entiendes. – dijo Nessie algo más fuerte, volviendo a estallar en sollozos contra el pecho del muchacho. Súbitamente, la muchacha se dio cuenta de algo en lo que no había caído nunca. Algo que se le clavó en el corazón como una afilada daga. - ¡¡NO SOPORTARÍA QUE TE PASARA NADA!! – gritó.
La vehemencia con la que lo dijo sorprendió a Bella y a Jacob, pero el muchacho reaccionó rápidamente, envolviendo a la muchacha en un abrazo protector, sus ojos llenos de lágrimas con el sufrimiento de ella.
- Nessie. - le susurró. – Nessie, créeme. No me va a pasar nada, ¿vale? Te lo prometo, pequeña. Te lo prometo.
Entre las caricias de Bella en su espalda y el calor y las palabras susurradas de Jacob, Renesmee se fue calmando. Al final, levantó la vista hacia el muchacho que la sostenía entre sus cálidos brazos, sus bellos ojos enrojecidos por las lágrimas, e inclinó la cabeza en un gesto de muda interrogación.
- ¿Qué, Nessie? – preguntó Jacob, sonriendo ante la belleza y la inocencia de la muchacha. Bella se quedó observando a ambos con una sonrisa triste. El momento estaba tan cerca…
- Yo… - comenzó Nessie. – Me preguntaba… - levantó la palma de la mano dubitativa, acercándola a la cara del muchacho, pero sin llegar a tocarla. – Jake, ¿por qué estás siempre conmigo? – nada más hacer esa pregunta, la palma de la mano de Renesmee contactó con la mejilla de Jacob, mostrándole en un barullo de imágenes muchos de los recuerdos que la muchacha tenía de Jacob. No recordaba un momento de su vida en el que Jacob no hubiera estado con ella.
Bella jadeó horrorizada sabiendo que su hija acababa de clavarle un puñal en el corazón al joven quileute, y Jacob, herido, se apartó rápidamente de la muchacha poniéndose de pie en un salto para sorpresa de Nessie, quien rompió el contacto de su palma contra la mejilla del muchacho de forma brusca.
- ¿N-no… no quieres que esté contigo? – preguntó entonces Jacob, el dolor tan tangible en sus palabras que podía incluso cortarse con un cuchillo.
- ¿Qué…? ¡NO! – contestó ella rápidamente. – No, claro que quiero. Es sólo que…
Nessie se removió incómoda ante las miradas confusas de Jacob y su madre.
- Desde que nací… siempre has estado conmigo. – explicó entonces la muchacha. – No recuerdo un tiempo en el que no hayas estado aquí. Todos los días… ¿Por qué, Jake? No es que no quiera que estés conmigo. – explicó entonces. – Al contrario. No quiero que te vayas nunca. Pero no puedo dejar de preguntarme la razón…
Bella tomó aire súbitamente. Ahí estaba. La pregunta. La pregunta que lo cambiaría todo.
Profundamente aliviado y algo más tranquilo, Jacob volvió a sentarse en la cama, dándose inmediata cuenta de la magnitud de lo que Nessie le estaba preguntando, y de lo que probablemente cambiarían las cosas a partir de esa noche. De nuevo, el muchacho volvió a cruzar una mirada con su mejor amiga. Bella, con expresión triste, asintió levemente y se levantó, decidiendo dejar algo de privacidad a ambos muchachos.
- Voy a la casa principal. – susurró. – Si me necesitáis, sólo tenéis que llamar por teléfono.
Jacob le lanzó una sonrisa agradecida, y Bella se acercó y le dio un abrazo cariñoso, que Jacob le devolvió con fuerza. Nessie observó el intercambio con una expresión confundida, preguntándose por qué la pregunta que había hecho había arrancado reacciones tan incomprensibles en Jacob y Bella.
- Confío en ti, Jake. – susurró entonces Bella, arrancando un asentimiento solemne del muchacho.
Y seguidamente, la joven vampira salió de la habitación, sintiéndose triste y sola porque estaba a punto de, en cierto sentido, perder a su hija en beneficio de un tercero, pero contenta a la vez de que la persona en cuestión fuera Jacob Black. No había nadie más a excepción de los Cullen de quienes Bella se fiara lo suficiente como para entregarle a su hija. Sólo Jake.
Su mejor amigo.
En cuanto Bella cerró la puerta tras de sí, Jacob se tumbó en la cama con las manos bajo la cabeza, mirando al techo con el ceño fruncido en un gesto de concentración. Nessie se dejó caer a su lado, apoyando un codo en el colchón para poder apoyar la cabeza en la palma de su mano, y le lanzó una mirada confusa y escrutadora. Tras unos segundos en silencio, Jacob volvió sus penetrantes orbes color negro hacia la muchacha.
- ¿Has oído hablar de la imprimación? – preguntó suavemente.
Más confusa todavía, Renesmee asintió.
- Emily me explicó lo que significaba. – contestó. - ¿Qué tiene eso que ver con…?
- Todo. – interrumpió Jacob, intensificando su mirada sobre la muchacha. – Todo.
Renesmee no era una chica densa, ni mucho menos. Todo lo contrario. Era tan perspicaz que asombraba incluso a su propia familia. No tardó mucho en comprender el significado de lo que Jacob le acababa de revelar.
- Oh… - murmuró, abriendo mucho los ojos ante la escondida confesión de Jacob.
Dubitativamente, la muchacha extendió su palma hacia la mejilla de Jacob, mostrándole una imagen de sí mismo mirándola con adoración y un signo de interrogación.
Lentamente, y sin dejar de observar la reacción de la muchacha, Jacob asintió.
En silencio, Nessie se dejó caer sobre la almohada mirando pensativa al techo, sintiendo la intensa mirada de Jacob sobre su persona. Tras unos largos segundos en silencio, Jacob desvió su mirada hacia la pared, dejándose caer junto a la muchacha con un profundo suspiro.
- No tenía que habértelo dicho. – murmuró. – No estabas preparada para saberlo.
- No es eso. – susurró rápidamente Nessie. – Es sólo que… ahora lo entiendo todo. Todo tiene sentido.
- ¿A qué te refieres con todo? – preguntó Jacob, inseguro, volviéndose hacia la muchacha, quien todavía miraba al techo.
Nessie, sintiendo de nuevo la intensa mirada de Jacob sobre su persona y notando su inseguridad, sonrió. Ante su dulce sonrisa, Jacob se relajó considerablemente. Al menos no estaba enfadada.
- Todo. – susurró ella de nuevo.
Súbitamente, la muchacha se volvió hacia él, sonriendo y con lágrimas en los ojos.
- Estoy muy contenta. – admitió entonces, soltando una suave y tintineante risita.
- ¿Sí? – se sorprendió Jacob abriendo mucho los ojos, sin poder evitar que esa pregunta saliera con un tono excesívamente esperanzado.
Nessie rió de nuevo, y se acurrucó entre los fuertes brazos de Jacob, quien la aceptó de buena gana con un suspiro de satisfacción.
- Sí. – contestó entonces, con una voz que era apenas un susurro entre los pliegues de la camisa de Jacob. – No puedo pensar en nadie para pasar el resto de mi vida que no seas tú.
Embargado por un nivel de emoción que nunca antes había sentido, Jacob no pudo más que apretar su abrazo alrededor del menudo cuerpo de la muchacha y enterrar seguidamente su cara entre los cobrizos rizos de Renesmee.
Nada más fue dicho esa noche. En medio de un cómodo silencio plagado de sentimiento y el uno en brazos del otro, se fueron dejando ir, entrando suavemente en un profundo sueño.
Así los encontraron Edward y Bella horas más tarde cuando volvieron a la pequeña casita. Profundamente dormidos, abrazados el uno al otro de una forma en la que no se sabía dónde terminaba uno y dónde el otro. Sin hacer ruido para no despertarlos, los dos vampiros cruzaron el pasillo hacia su habitación.
- Vaya… - suspiró Bella. – La cosa vas más rápida de lo que yo esperaba. Pensé que todo esto esperaría unas semanas más, tal vez un mes...
- Yo pensaba que me entrarían ganas de arrancarle la cabeza a ese perro… - reflexionó Edward. – Pero lo cierto es que me alegro de que sea él. De alguna forma, y aún con su intermitente inmadurez y sus sarcasmos, he aprendido a apreciarlo.
- Jake la hará feliz. – afirmó Bella, acercándose a Edward y apretándose contra su cuerpo. – Yo también me alegro de que sea él. Confío en él, y no confiaría mi hija a nadie más.
- Después de cómo te pusiste cuando te enteraste de que la había imprimado. – rió Edward entre dientes. – Seguro que a Seth aún le duelen los huesos que le rompiste.
Si Bella hubiera sido humana, se habría sonrojado.
- Pobre Seth… - rió, avergonzada. – Pero lo cierto es que fue bueno que se pusiera por en medio. Jake ni siquiera cambió de fase para defenderse… si le hubiera hecho daño, no me lo habría perdonado nunca.
- Yo no te hubiera dejado que le hicieras daño. – le aseguró Edward. – Al menos, no demasiado. – añadió con una sonrisa siniestra.
- ¡Edward! – le riñó Bella, dándole un manotazo que sonó como si alguien hubiera dejado caer una cacerola al suelo.
- Sssh… los vas a despertar. – susurró Edward, divertido.
- Creo que podríamos despertarlos de una forma más placentera... – susurró Bella, enarcando una ceja. – Y más vergonzante para Nessie. De esa forma podremos vengarnos de que nos quiera apartar a un lado tan pronto.
Edward lanzó una media sonrisa, y procedió a besar a su mujer con todo el amor que pudo reunir.
- Veamos lo que podemos hacer. – susurró cuando se separaron.
Pero ninguna actividad que pudieran haber llevado a cabo habría despertado a los dos muchachos que dormían en la habitación de al lado, pues estaban demasiado atrapados en la presencia el uno del otro como para enterarse de nada más.
La mañana llegó de forma suave, los rayos del sol colándose tímidamente por entre las cortinas, haciendo cosquillas a Jacob en los ojos. Todavía dormido, Jacob sonrió inconscientemente ante el suave peso de Renesmee contra su pecho. Unos minutos más tarde, cuando los rayos del sol se hicieron más fuertes, el sueño del muchacho se agitó, y sus ojos se entreabrieron parpadeando levemente... encontrándose con unos preciosos rizos cobrizos justo debajo de su nariz. El muchacho sonrió, esta vez conscientemente, y deslizó la mano que había pasado por encima de Nessie en un gesto protector sobre los suaves rizos, intentando no despertarla. Jamás se cansaría del tacto sedoso de los cabellos de la muchacha.
- ¿Jake? – murmuró ella, estirándose un poco.
- ¿Te he despertado? – preguntó Jacob. – Lo siento, no pretendía hacerlo.
- Estaba medio despierta. – suspiró ella, abriendo sus ojos marrones con pereza.
Cuando los ojos de la muchacha se fijaron en los penetrantes orbes de Jacob, ambos sonrieron con camaradería.
- Buenos días. – murmuró Jacob, volviendo a enterrar su mano en los rizos de la muchacha.
- Buenos días. – contestó ella, cerrando los ojos ante la placentera caricia.
- ¿Has dormido bien? – susurró entonces el muchacho.
- Ahá. – sonrió Nessie, poniendo suavemente la palma sobre la mejilla de Jacob para mostrarle los dulces sueños que había tenido tras la horrible pesadilla. Jacob aparecía en ellos.
Sonriendo, el muchacho volvió a atraer el cuerpo de la muchacha hacia el suyo, disfrutando del sentimiento que le provocaba el tenerla abrazada así. Ambos muchachos guardaron silencio, disfrutando de la paz interior que sentían, escuchando la respiración acompasada de la otra persona.
- ¿Jake? – llamó Renesmee.
- ¿Mmm? – contestó él de forma gentil.
La muchacha levantó la cabeza para poder mirar a Jacob a los ojos, y apoyó de nuevo la palma de su mano en la mejilla del muchacho, mostrándole la imagen de sus padres y una muda interrogación.
Jacob se encogió de hombros con pereza.
- No sé donde están. – contestó. – De hecho, me sorprende que no haya aparecido tu padre para arrancarme el pellejo.
Nessie soltó una risita tintineante que puso una sonrisa en los labios de Jacob, y le mostró la imagen del día que Bella descubrió que la había imprimado.
- Ese día no lo comprendí del todo. – susurró.
- A Bella no le hizo mucha gracia. – comentó Jake, riendo entre dientes.
- Me pregunto por qué. – murmuró Nessie. – Quiero decir, tú eres su mejor amigo, ¿no? ¿Por qué se enfadó tanto? Además, no es algo que tú pudieras controlar, si lo que me contó Emily es exacto.
Jacob guardó silencio un instante, meditándolo.
- Bueno… - comenzó. – Supongo que a Bella no le hizo gracia que yo tuviera, digamos, una especie de derecho para contigo antes incluso de que ella hubiera ejercido de madre y todo eso.
Nessie frunció el ceño.
- En cierto modo lo entiendo. – continuó Jacob. – Quiero decir, normalmente las cosas no son así. Hasta que las hijas no son mayores, las madres no tienen que enfrentarse a la idea de… de… bueno…
- ¿De que sus hijas tengan pretendientes? – le ayudó Nessie con una sonrisa burlona.
- Podríamos llamarlo así, pero sabes que no es eso lo que ocurre. – contestó Jacob. – No es, en un principio, un sentimiento romántico, ni mucho menos. Al fin y al cabo, no eras más que un bebé.
- Lo sé. – aseguró Nessie, notando el azoramiento del muchacho.
- Creo que Bella sintió que ya no eras del todo suya. – suspiró Jacob. – No entendió que yo no quería apartarte de ella, ni mucho menos. Que no eras mía, sino más bien al revés. Yo era tuyo. Soy tuyo.
Nessie sonrió ante esas dos palabras. Le provocaban un sentimiento muy cálido en su interior.
- Lo que Bella no entendió es que el hecho de que yo sea tuyo no me da ningún derecho sobre ti, para nada. Que tú eres perfectamente libre de hacer lo que quieras, y de elegir pasar tu tiempo, tu vida, con quien te plazca. – Jacob lanzó una mirada penetrante y seria hacia la muchacha. - Y lo digo muy en serio. El hecho de que yo me haya imprimado contigo no debe hacerte sentir obligada a nada, eso que te quede bien claro. El día que yo vea que te estás obligando a pasar tu tiempo conmigo me largaré tan lejos que no volverás a verme nunca.
Nessie sufrió un escalofrío.
- Eso nunca va a pasar. – dijo, completamente segura.
Jacob sonrió con cariño ante la determinación de la muchacha.
- Espero que no. – dijo sinceramente, alborotando los rizos de Nessie con una de sus manos. - Y volviendo al tema de tu madre, en fin, que imagino que lo de Bella es una especie de sentimiento maternal que no puede evitar. – concluyó el muchacho.
- Siempre voy a ser su hija. – susurró Nessie, poniendo los ojos en blanco y arreglando de nuevo sus rizos con gesto ausente. – Eso nunca va a cambiar.
- Y ni yo ni nadie debe convencerte para que cambie. – afirmó Jacob con vehemencia, lanzando una mirada penetrante hacia la muchacha y preguntándose cómo decir lo que tenía en mente. Con un suspiro, el muchacho prosiguió. – Si… alguna vez… tú decidieras, pues…
- ¿Corresponderte? – volvió a ayudar la muchacha, con una sonrisa divertida ante las dificultades que Jacob estaba mostrando esa mañana para encontrar las palabras correctas.
Jacob se sonrojó ligéramente, pero no objetó nada a la elección de palabras de la muchacha.
- Nunca te exigiría que fueras del todo mía. – terminó el muchacho en un entrecortado susurro. – Bella es tu madre, y eso no va a cambiar nunca. Te lo prometo.
Nessie volvió a apretar la palma de su mano contra la mejilla de Jacob, mostrándole la imagen de Billy, Bella y su manada.
- Ellos también me tienen, siempre. – contestó Jacob, sabiendo exactamente lo que la chica quería saber. – Sólo que en un nivel completamente distinto. Tú eres el centro de mi universo. Ellos son soles que giran en ese universo. Importantes para mí, pero en un sentido distinto. Tú eres mi vida.
- Exactamente. – murmuró Nessie, con otra sonrisa azorada ante la última frase del muchacho. – Es una cuestión de niveles. Mi madre y tú también estáis a distinto nivel.
Ambos muchachos guardaron silencio, la mano de Jacob enredada de nuevo entre los rizos cobrizos de la muchacha, escuchando sus respectivas respiraciones y el sonido de los latidos de sus respectivos corazones.
Nessie se removió un momento, dudando si preguntar lo que tenía en mente o no hacerlo.
- ¿Jake? – susurró entonces la muchacha, decidiendo que, ya que estaban en una buena racha de confidencias, no pasaba nada por forzar otra más.
- ¿Mmm? – contestó el muchacho, mirándola a los ojos y alzando una ceja expectante.
Nessie volvió a dudar, extendiendo su mano hacia la mejilla del muchacho. Al fin, la apoyó suavemente contra la morena piel de Jacob, mostrándole un trozo de la conversación que habían tenido antes con un tono de ligero desconcierto. "No es, en un principio, un sentimiento romántico, ni mucho menos. Al fin y al cabo, no eras más que un bebé".
- ¿Qué es lo que quieres saber exactamente, Nessie? – preguntó el muchacho, arrugando ligeramente la nariz. - ¿Cuáles son mis sentimientos ahora?
La muchacha bajó la mirada, súbitamente sonrojada, y se mordió suavemente el labio inferior antes de asentir levemente. Para sorpresa de la chica, Jacob comenzó a reír. Renesmee levantó la vista y lo miró desafiante, pero tuvo que luchar por contener la risa, como le ocurría siempre que llegaba a sus oídos las contagiosas carcajadas del muchacho.
- Nessie, cariño… - comenzó Jacob cuando se calmó. - ¿De verdad todavía tienes que hacerme esa pregunta?
Nessie volvió a asentir, sonrojada de nuevo. Jacob la tomó por la barbilla y conectó su penetrante mirada color azabache con los dulces orbes color chocolate derretido de la muchacha.
- Tú eres la razón de mi existencia, la razón por la que estoy vivo. – dijo, seria pero amablemente. – Y daría mi vida por ti.
Nessie sonrió suavemente a la vez que sus ojos resplandecían de alegría, y los labios de Jacob se curvaron también en una sonrisa dulce.
Con la cabeza enterrada en el pecho del muchacho, olfateando suavemente el característico olor que emanaba su piel, Nessie dio rienda suelta a sus pensamientos. Era mucho lo que se le había revelado esa noche. Contestaba todas las preguntas que la muchacha había almacenado durante toda su vida. En un principio, ella no se cuestionó los motivos de Jacob para estar cerca de ella todo el tiempo. Jake era, junto con sus padres, la persona a la que más quería en el mundo. Siempre había estado ahí para ella, cuidándola, dándoselo todo, haciéndola reír, jugando con ella, calmando sus miedos… Renesmee no se equivocaba al pensar que Jacob la conocía más incluso que sus propios padres. Más incluso que su padre, que podía leerle el pensamiento. Ella también conocía a Jacob en profundidad, y lo quería con la misma intensidad. Siempre había sido suyo. Su Jacob. En su mente, siempre lo había considerado suyo.
Pero la muchacha nunca se había planteado mirar a Jacob de forma distinta, de forma más… íntima. Hasta su gran realización esa noche, durante su pesadilla. Cuando se había dado cuenta de hasta que punto tenía a Jacob metido dentro de ella. ¿Cuándo había pasado a ser completamente indispensable para ella? Bueno, siempre había sido indispensable, pero… ¿hasta el punto de que nada tuviera sentido sin él? ¿De que no fuera capaz de imaginar su vida sin él? ¿De que ocupara su mente a cada momento? Pensándolo un poco, Nessie se dio cuenta de que había sido así siempre. ¿Tan ciega había estado todo ese tiempo?
Sin embargo, Renesmee estaba un poco asustada ante la fuerza de sus recientemente descubiertos sentimientos… y de los sentimientos del muchacho. Necesitaba tiempo para digerirlo todo, poner en orden sus sentimientos, pensar las cosas bien. Nessie sabía que, dentro de un tiempo, ella y Jacob darían el paso en su relación, pues lo cierto es que no podía imaginarse pasar el resto de su existencia con otra persona. Pero no ahora. No todavía. No estaba preparada para un cambio tan brusco.
Cuando la muchacha desenterró la cabeza del pecho del muchacho para mirarle de nuevo a los ojos, él sonrió, una sonrisa destinada a calmar a la muchacha, a hacerle ver que jamás la presionaría.
Porque Jacob, conociendo a la muchacha como la conocía, intuía por donde habían ido los derroteros de sus pensamientos.
Ella no estaba preparada todavía.
Y Jacob lo sabía, y, por supuesto, lo respetaría.
Siempre.
Renesmee estaba entrando de nuevo en un ligero sueño cuando el rugido del estómago de Jacob la sacó de su sopor, llenando su garganta de una cantarina risa. El muchacho pareció avergonzado, aunque le lanzó una sonrisa de disculpa.
- Anda, vamos a ver si podemos darte algo de comer. – rió la chica, desenredándose de entre los brazos del muchacho para levantarse de un salto y estirarse con elegancia gatuna. Jacob siguió todos estos movimientos, maravillándose de nuevo ante la belleza de la joven. Incluso recién levantada, la muchacha era algo digno de admirar. - ¿Vienes o no? – preguntó entonces Nessie, desde la puerta.
Jacob saltó de la cama.
"Renesmee:
Estamos en la casa principal. Si necesitas algo, llámanos. Dile a Jake que le he dejado tortitas preparadas como a él le gustan, en la encimera de la cocina.
Te quiero:
Mamá."
Cuando Nessie terminó de leer la nota, levantó la vista. Jacob ya había encontrado las tortitas por su cuenta, ante lo cual la muchacha no pudo más que rodar los ojos. En menos de dos minutos, el joven quileute ya había dado buena cuenta de las veinte tortitas, para diversión de la muchacha.
- ¿Te ha dicho alguien que tienes un apetito de lobo? – bromeó Nessie.
Jacob simplemente le sacó la lengua con un gesto burlón en la cara, mientras se acomodaba en la silla.
- Oh, sí, un gesto muy maduro, Jake. – rió entonces la muchacha, rodando los ojos.
Jacob no tuvo tiempo de replicar, pues escuchó unas pisadas conocidas caminando hacia la puerta, y se levantó rápidamente para abrir. No era habitual que Leah viniera a buscarlo por territorio vampiro si no era por algo importante.
- Jacob. – saludó la muchacha desde la puerta.
- Hey, Leah. – le devolvió Jacob el saludo, con una sonrisa de bienvenida. - ¿Quieres pasar?
Leah negó con la cabeza mientras su rostro se llenaba de un gesto profesional que tensó el cuerpo de Jacob y borró su sonrisa, poniendo un gesto que los Cullen, bromeando, llamaban el "modo Alfa on".
- Tenemos prisa. – avisó la quileute. – Sam me pidió que viniera a buscarte. Nos necesitan.
Jacob abrió la boca, pero antes de que pudiera preguntar nada, Renesmee asomó la cabeza por la puerta.
- Hola, Leah. – saludó la muchacha con timidez, sabiendo que la bella quileute no la tenía en muy alta estima debido a su procedencia.
Leah sacudió la cabeza en su dirección, sin retirar los ojos de la figura de Jacob.
- ¿Qué ha ocurrido? – preguntó entonces el muchacho, atrayendo a Nessie hacia él en un gesto protector.
- Chupasangres asesinos. – contestó Leah. – Tres de ellos. Entre ayer y hoy han matado a siete personas, una de ellas en Forks. Sam no pensaba llamarte, pero parece ser que son bastante habilidosos. Aún no han conseguido cazarlos.
- ¿Lo saben los Cullen? – preguntó Jacob rápidamente, tomando a Nessie de la mano para comenzar a caminar rápidamente hacia la casa principal. La muchacha apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta tras ellos.
- Sí. – contestó Leah, colocándose a la derecha del muchacho, un hábito que se le había quedado de cuando se convertían en lobos. – Seth está con ellos ahora. Y he mandado a Quil y a Embry al punto de encuentro.
- Bien. – comentó Jacob, con un gesto de apreciación hacia el buen hacer de su Beta. Leah sabía exactamente lo que hacer cuando le tocaba actuar en nombre de Jacob. – Será mejor que los Cullen mantengan los ojos abiertos. ¿Por qué no vas tú también al punto de encuentro? Dile a Sam que enseguida estaré allí.
Leah asintió con la cabeza, y trotó hacia los árboles con paso ligero hasta perderse de vista.
La casa principal no estaba lejos de la pequeña casita de Edward y Bella. Jacob y Renesmee no tardaron en alcanzarla. Antes de entrar, Nessie detuvo a Jacob con gesto preocupado.
- ¿Te vas? – preguntó con un hilo de voz.
- Tengo que hacerlo. – contestó Jacob, revolviéndole el pelo. – Volveré pronto, no creo que nos lleve mucho tiempo. ¿Me harás el favor de no salir de casa hasta que nos encarguemos de esto?
Nessie asintió, sabiendo que Jacob no se concentraría a fondo si pensara que ella estaba en algún tipo de peligro.
- Ten cuidado. – susurró.
- Sabes que sí. – dijo Jacob rodando los ojos. – Me recuerdas a tu madre, siempre me hace ese tipo de comentarios.
Nessie fue a replicar, pero la puerta de la mansión se abrió. En la puerta aparecieron un ansioso Seth y una preocupada Bella.
- Bells, te dejo a Nessie. – dijo Jacob rápidamente. – Volveré lo antes posible.
Bella asintió rápidamente.
- ¿Necesitáis a Emmett, a Edward y a Jasper? – preguntó con suavidad.
- Nah, creo que nos las apañaremos bien solos. – contestó Jacob. – Si los necesitara, mandaría a Seth a buscarlos, no te preocupes.
- Cuidad de Charlie, por favor. Y Jake… ten cuidado. – susurró la joven vampira.
Jacob volvió a rodar los ojos, y sacudió la cabeza en un gesto que mezclaba burla y desesperación.
- De tal palo, tal astilla. – murmuró, riendo entre dientes. – Vamos, Seth.
Nessie estiró el brazo hacia Jacob, pero él y Seth ya corrían hacia los árboles. La muchacha dejó caer el brazo con gesto triste y preocupado, y se volvió hacia su madre, que la miraba de forma inquisitiva.
- Creo que tienes muchas cosas que contarme. – dijo suavemente. – Ven, vamos dentro, no me gusta tenerte fuera en una situación así.
Fue el turno de Nessie de rodar los ojos, pero cruzó la puerta a paso rápido, sabiendo que no tenía sentido discutir. Al fin y al cabo, siempre la habían sobreprotegido, y no tenía pinta de que esa situación fuera a cambiar nunca. Si no era Bella, era Edward, si no era Edward, era Jacob, si no era Jacob, eran sus tíos, o sus abuelos.
Aunque en el fondo, Nessie lo agradecía. Era una forma de demostrarle cuanto la querían. Por eso, y aunque a veces tanta protección resultaba ridícula, ella no se iba a quejar.
Nunca.
¡¡Oh, problemas para los lobos!! xD
Hasta aquí el primer capítulo. No va a ser una historia muy larga, tendrá unos cuatro o cinco capítulos, aunque cada uno de ellos es bastante extenso, por lo que en el fondo la historia no es tan corta. Tengo escrito hasta el epílogo, pero con el poco tiempo que tengo para dedicarlo a la escritura con mi carrera y tal, me parece que tendréis que motivarme para que ponga el siguiente capítulo. ;-)
Por si no lo habéis pillado, os estoy pidiendo que me dejéis reviews. xD
Me siento pedigüeña hoy, jeje.
Y nada más, que espero que os esté gustando, y que al menos alguien espere el siguiente capítulo. Si recibo 0 reviews después de todo este esfuerzo, me muero. xD
¡Un beso, y hasta la próxima!
