Bueno aquí estoy yo de nuevo. Fic de la pareja que más me gusta, SasuHina.

Lo sé tal vez no parezca prometedor, pero la verdad, cuando nuestros protagonistas se encuentren darán mucho de qué hablar. (Si quieres revisar más adelante, estará la prueba) Sin más que decir... espero que disfruten la lectura...espero que no se aburran.


Lloraba incontrolablemente, las lágrimas ya no le dejaban ver.

Abrió la puerta del restaurante con fuerza y corrió hacia la calle.

-¡Hinata!- Neji la tomó del brazo al verla en ese estado, pero ella se desasió con un movimiento rápido y accidentalmente, se precipitó a la calle.

Todo se puso negro y no escuchó nada más.

Sintió algo duro e incómodo debajo de ella y escuchó un molesto pitido, que se repetía sin cesar. Abrió los ojos y sólo vio paredes blancas y lisas, bien cuidadas.

Se miró las muñecas y sorprendida, se dio cuenta de la intravenosa que le transmitía suero lentamente a su sangre.

Y al mismo tiempo; la asaltaron las náuseas que le producía el olor a hospital.

Desvió la vista y la enfocó en el sillón que yacía a un lado de su cama, donde dormía plácidamente su mejor amigo, Kiba Inuzuka.

Quiso levantarse y despertarlo, pero lo impidió un dolor inmenso y una voz en su mente que le dijo que sería demasiado desconsiderado.

Intentó calmarse e ignorar todos los aparatos que rodeaban su cama, la ponían nerviosa.

-¡Hinata! ¡Has despertado!- Gritó de improviso Kiba, sobresaltándola.

-L-lo siento, no quise despertarte Kiba kun…- Dijo la joven disculpándose con un par de ademanes.

-¡Bah! No te preocupes Hinata, dormí demasiado.- Dijo esbozando una gran sonrisa.

- Kiba kun… ¿Que hago aquí?- Preguntó Hinata.

-No… ¿No lo recuerdas?- Inquirió su amigo, profundamente desconcertado.

La joven buscó en su mente tratando de recordar algún incidente que la hubiera llevado al hospital, pero no encontró nada. Lo último que recordó haber hecho fue volver a la mansión después de un duro día de juntas y papeleo.

-No… ¿Porqué estoy aquí?- Repitió.

-Hinata creo que deberías dormir otro rato...

-Por favor no me lo ocultes, Kiba kun...

Oportunamente para Kiba, su celular sonó y tuvo que salir para contestarlo, haciendo una seña de disculpa a Hinata.

Después de unos minutos, Kiba volvió y tomando su mochila del suelo se acercó a Hinata diciendo:

-Lo siento, Hina pero es Hana y quiere que vuelva a la veterinaria, estamos cortos de ayuda.

-Kiba kun...- Murmuró ésta tristemente.

-Cuídate Hina y no hagas esfuerzos. Volveré pronto.- Y le besó la frente.

Hinata se quedó ahí acostada viendo cómo se marchaba Kiba. Soltó un suspiro de tristeza y frustración y cerró los ojos.

Mientras, en el pasillo oeste del hospital caminaba un muchacho con una taza de café camino a la habitación de su prima, otro muchacho con unas marcas rojas en las mejillas apareció por el extremo y lo tomó del brazo, deteniéndolo sin brusquedad.

-Tenemos un problema.- Le dijo Kiba

-¿Cuál?- preguntó Neji sin emociones en su pálido rostro, donde se marcaban ojeras por no haber dormido un par de días, cansancio causado por su frágil prima.

-Hina chan...Hinata chan.- Rectificó viendo como se arqueaba la ceja de Neji – No recuerda nada de lo que pasó, no se lo recuerdes...podría caer en depresión.

Los ojos de Neji se abrieron de sorpresa, pero lo disimuló perfectamente un segundo después.

-Descuida.- Dijo secamente

Kiba no dijo nada más y se marchó rápidamente, no sin antes darle una palmada de despedida en la espalda a Neji. Era una extraña forma de otorgarle consuelo.

Hinata trató de incorporarse porque extrañamente; ya no sentía los músculos de sus piernas y sentía un hormigueo en los brazos.

Entró al instante una pacífica enfermera acompañada de su primo Neji.

-¡Hinata sama, no se levante!- Gritó la enfermera apresurándose a llegar a su lado, mientras Neji penetraba lentamente en la habitación, observando a su prima, que tenía una expresión de terror intenso.

-¡N-no no puedo moverme!- Gritó con la cara contraída por el terror y la desesperación