Gran parte del merito de esta idea se la debo a ClowingCats, es un headcanon que desarrollamos juntas y sin ella no habría escrito esto, ni quizas muchas de las cosas que he escrito ya que fue ella quien me recomendo Haikyuu.


—Habláis mucho pero estoy seguro de que serias incapaces de acostaros, o de besaros siquiera.

Aquella frase habas sido el detonante de todo. Estaban en uno de los descansos del campamento de entrenamiento, un grupo más o menos pequeño con los miembros más allegados de Nekoma y Fukurodani. Bokuto le estaba metiendo mano a Kuroo de forma más bien poco disimulada mientras que le decía lo bueno que estaba. Era algo que hacía a menudo, todos estaban acostumbrados, porque Kuroo y Bokuto no eran pareja pero tonteaban más que si lo fueran, eran "bros" y eso implicaba una brutal sinceridad y una relación extraña que, a pesar de no haber pasado nunca de palabras y algo de manoseo, llegaban a incomodar a sus compañeros. Bokuto tenía la férrea opinión de que Kenma sentía algo por su mejor amigo, se lo decía a Kuroo día sí día también, y el comentario que acababa de soltar lo confirmaba, o eso pensaba él.

Como si de una apuesta se tratara ambos se miraron con lascivia, comprendiéndose a la perfección solo con eso. Bokuto tiró de la camiseta del menor, que se encontraba estando a su lado, para pegar sus labios a los del moreno en un beso intenso y deseoso, de esos que solo alguien con una considerable experiencia sería capaz de corresponder. Y es que sabía que Kuroo no tendría problema en devolverle el beso, como mejores amigos que eran se lo contaban todo sin reparo alguno, y eso incluía relaciones, experiencias y demás. Al separarse ambos jadearon, faltos de respiración.

— ¿Qué dices? ¿Quieres que sigamos en el cuarto?— Bokuto hablaba en serio, y Kuroo lo sabía. No tenía ningún inconveniente en acostarse con él, de hecho no sabía por qué no lo habían hecho antes. Bokuto tenía un cuerpazo, se entendían en todos los aspectos y le conocía a la perfección, en resumidas cuentas, Bokuto probablemente fuera capaz de satisfacerle a los más altos niveles. Asintió varias veces, por supuesto que quería, en esos momentos nada le apetecía más.

— Vamos. — Bokuto, ya de pie, le tendió su mano para arrastrarle con él hacía alguno de los cuartos. Anduvieron a prisa, comiéndose la boca cada pocos pasos, sin importarles mucho si alguien les miraba con descaro. En aquel momento poco había en la mente de cualquiera de los dos que no fuera él otro.

— ¿En tu cuarto o en el mío?

—El que encontremos primero. — Y es que aquellos, para su gusto, castos besos eran ya insuficientes, necesitaban más, por eso habían decidió dejar los besos para andar más deprisa, tanto que parecía que marchaban, aunque sin llegar al punto de correr, por poco. La primera habitación que entró en su campo de visión fue la de Nekoma, sin importarle si había alguien dentro -aunque suponía que no- empujó a Bokuto dentro y cerró de un empujón la puerta. El de pelo claro no le dio tiempo a articular palabra, le estampo contra la puerta para comerle la boca con ganas renovadas. El moreno aprovechó para deshacerse de la camiseta de Bokuto, y lanzarla a un punto cualquiera en la habitación. Cuando se separaron pudo comprobar que estaban solos, tampoco hubiera parado si alguno de sus compañeros de equipo hubiera estado dentro, pero mejor así.

— ¿Cómo es que no se nos había ocurrido esto antes?— La única respuesta que obtuvo por parte de Bokuto fue un leve encogimiento de hombros y un nuevo beso, no era momento para ponerse a darle vueltas, su prioridad era otra. Kuroo empujó a Bokuto de los hombros, no para separarle sino para poder avanzar hacia su futón, al que consiguieron llegar tras unos cuantos empujones y tropiezos por no querer separarse de los labios del otro. En aquel instante Kuroo no podía decir con seguridad que aquel era su futón, su mochila al lado de este le decían que sí, pero tenía la cabeza en otra parte, en los labios de Bokuto recorriendo su cuello más concretamente. Jadeo cuando sintió las manos del mayor abrirse paso hacia su pecho son e abarcó este paro de golpe como si hubiera recordado algo que les impedía seguir con aquello.

—Oye, bro ¿Tú has ido alguna vez abajo?— Efectivamente él nunca había estado abajo y, por lo que sabía de Bokuto, él tampoco. Se lo contaban absolutamente todo, así que podía estar seguro de que ninguno de los dos se había dejado nunca. Negó débilmente, no por inseguridad sino porque estaba buscando la forma de que aquello no resultará un inconveniente. Tardó un par de segundos en encontrarle solución, sabía que ninguno de los dos iba a ceder con facilidad, porque se morían de ganas de sentirse en interior del otro, pero podían hacerlo como lo hacían todo entre ellos, jugando.

—Tengo una idea… hagamos una apuesta, el que menos aguante va debajo. —Aquella sonrisa burlona tan característica suya decoró los labios del moreno y Bokuto no tardó en imitarle. Le parecía una idea estupenda.

—Vas a rogarme que te la meta. —Sin esperar ni un segundo Bokuto dio por comenzada la "batalla" y comenzó a mover con fuerza las caderas sobre las del moreno, un inevitable gemido se escapó de los labios del mayor, tampoco le importó, sabía que eso solo conseguiría ponerle un poco más a tono. Aprovechó que aquel sonido dejó al menor ido apenas unos segundos para cogerle ambas muñecas apresarlas, con una mano, contra la almohada. Una vez le tuvo inmovilizado Bokuto se separó un poco para deshacerse de los pantalones del más bajo y retomar los movimientos. Competir contra Kuroo era un trabajo difícil como poco, por eso se apresuró en hacerse también con sus labios para así volver la atmósfera lo más excitante posible, cosa que también le afectaba a él, por supuesto, pero por el momento se veía capaz de aguantar.

—Ya veremos.— No es que le supusiera ningún trauma suplicarle a Bokuto que se lo hiciera, de hecho si iba a tener que suplicarle a alguien era a él, porque con él no le suponía una pérdida de dignidad y además sabía que nada en si relación cambiaría, independientemente de lo que sucediera dentro de aquella habitación. Sin embargo no por eso se iba a dejar ir sin pelear, ni siquiera aunque la mano libre del peliblanco se hubiera colado por debajo de sus bóxers y le estuviera masturbado de la forma más deliciosa posible. Gimió con ronquedad, alto y claro, tanto que si alguno de sus compañeros les hubiera seguido para comprobar si verdaderamente iban a hacerlo le habría oído sin problemas. Haciendo uso de la elasticidad de la que en muchas ocasiones hacía gala consiguió liberar sus piernas y rodear la cintura ajena. Antes de que Bokuto se hubiera podido dar siquiera cuenta de su movimiento empezó a moverse con fuerza contra él, rozándole como si ya lo estuvieran haciendo. Para el también era una pequeña tortura, porque los continuos movimientos de la mano de su amigo estaban llevándole directo a su límite, sin embargo sabía que para Bokuto era peor, porque la fricción era mucho más directa para él y le estaba dando una imagen muy erótica.

Sus manos fueron liberadas de golpe, Bokuto había empezado a moverse a su son con una fuera desmesurada y creyó haberlo conseguido, si lograba distraerle lo suficiente es correría antes de darse cuenta siquiera de sus intenciones. Vio a Bokuto entreabrir los labios para decir algo entre gemidos roncos, casi animales, y no pudo evitar sonreír con arrogancia. Aquella sonrisa fue un gran error, al conectar sus ojos con los del mayor Bokuto pareció volver en sí de golpe, parando los movimientos y sonriéndole con suficiencia.

—Casi, bro, casi.—El más alto se colocó de rodillas y concierta prisa, para no darle oportunidad a Kuroo de darle la vuelta a la situación, le agarro de la cintura para inmovilizarle y empezó a dar pequeños besos y lamidas por encima de la ropa interior del capitán de Nekoma, recordaba que le había dicho en alguna ocasión, no tenía muy claro ahora cuando, que aquello le desesperaba más de lo normal, que él no poder moverse con libertad le ponía nervioso y le había ansiar más contacto, mucho más. El moreno no pudo evitar alzar las caderas ansioso, en otra ocasión habría aguantado con aquello por mucho más tiempo pero los movimientos anteriores le habían llevado demasiada cerca de su límite, quería más y estaba dispuesto a ceder.

—Mierda… ¡Ngh!…está bien, t-tu ganas. —Sin embargo esas no eran las palabras que su mejor amigo deseaba escuchar, succiono con fuera sacándole un fuerte gemido al moreno quien se sentía cada vez más cerca del orgasmo.— Joder, bro, follame de una jodida vez.— La sonrisa burlona que se dibujó en los labios de Bokuto dejaron claro que eso sí que era lo que quería escuchar. El peliblanco se separó un par de centímetros y le miró con lascivia.

—Joder, como me pones.— Era una variante del "Joder, que bueno estás" que Bokuto soltaba siempre que le veía sin camiseta, quería provocarle, o simplemente incordiar, y era aún más excitante de lo que había podido siquiera imaginar. El de pelo claro repto hasta alcanzar de nuevo sus labios.— Tranquilo seré suave.— Susurro contra estos antes de besarle de una forma un poco más lenta que antes, beso que agradeció inmensa ente porque consigo calmarse un poco y dejar de sentir el orgasmo tan inminente. Al terminar el beso Bokuto siguió repartiendo besos por su cuello, dirigiéndose a su oído, donde mordió y lamió a placer. — Pero primero quítame la ropa, me está matando.

Asintió casi de inmediato y empujando un poco al más alto consiguió darles la vuelta. Se entretuvo en besar cada centímetro de piel a su disposición mientras le desabrochaba los pantalones a tientas. Aprovechó la situación para morder con más fuerza de la necesaria la piel pálida del mayor, le gustaba marcar a sus parejas, eso no lo negaba, le gustaba que le recordaran. Sabía que Bokuto no necesitaba el mordisco para acordarse de él, pero era divertido, sobretodo porque ambos equipos estaban expectantes por qué sucedería entre ambos y las marcas les harían especular todo tipo de cosas. Una vez le hubo desvestido por completo se separó para poder contemplar el cuerpo ajeno por fin completamente desnudo, pues a pesar de los ayos que llevaban juntos había una pequeña porción del cuerpo de Bokuto que desconocía, esa que hacía unos momentos cubría el bóxer.

—Bro, demuéstrame como de buenos sois los gatos con la lengua. — Completamente dispuesto a complot con su petición se hizo un hueco entre sus piernas, llevando sus labios al cuello ajeno, empezando a bajar un camino de besos húmedos desde ahí. Al llegar a la altura de su cintura se desvió un poco hacia una de sus caderas completamente marcadas, dejando sobre esta un mordisco algo más notorio seguidos de un par de besos cuya marca tardaría un par de días en irse. Desde ahí fue bajando poco a poco hasta su miembro, entreteniéndose en besas y lamer de forma suave toda aquella zona antes de nada, y es que, por muy ansioso que estuviera por avanzar en todo aquello, las ganas de jugar le podían, y si con eso conseguía desesperar a su amigo y que le suplicara un poco pues mejor. Alzo la mirada en busca de los ojos del peliblanco, asegurándose de que le miraba antes de seguir. Llevo sus labios sobre la punta notando como eso se impregnaban en líquido presemilal, no pudo evitar relamerse de nuevo, aunque sin apartarse de él, terminando por recorrer el glande ajeno con la lengua, delineando a continuación toda su extensión de la forma más lasciva que podía. Se separó antes de introducir la longitud ajena casi por completo en su boca, aquello se le daba relativamente bien, lo había hecho unas cuantas veces, era una gran forma de distraer a alguien para poder prepárale sin que le doliera. Gracias a eso sabía cómo abarcar el miembro ajeno en su boca sin ahogarse en el proceso. Volvió a separarse sabiendo que estaba marcando un ritmo endemoniadamente lento para como estaban. Antes de darle tiempo al mayor a protestar volvió a bajar sobre su miembro, esta vez un poco más deprisa, aunque no mucho, y sin dejar de mirarle, por supuesto. Tal y como había esperado Bokuto sustituyó la protesta que estaba a punto de mandarle por un sonoro gemido. Ninguno de los dos estaba como para ir lento por mucho más tiempo así que empezó a moverse de forma más rápida, deslizando la lengua por toda su extensión, buscando las venas más marcadas para jugar con ellas y hacerle gemir de nuevo. El de pelo claro tardó poco tiempo en comenzar a repetir el nombre del menor entre jadeos y gemidos necesitados, avisándole de que se corría, a Kuroo poco le importó, siguió moviéndose hasta que la esencia del mayor le llenó la garganta y le mancho parte de la cara. Relamiéndose volvió a gatear había arriba.

—Bro, tienes un poco de leche en la cara. — Bokuto le quitó un poco de su propia esencia con un dedo para llevárselo a la boca y lamerlo. El moreno aprovechó esto para tomarle la mano al mayor y se la llevó a la boca. Se metió varios de los dedos al tiempo y empezó a lamerlos como había hecho momentos antes con otra parte de su anatomía. Bokuto empezó a mover los dedos en la moca de Kuroo jugando con su lengua y obligándole a abrir la boca al separarlos para ver cómo le ensalivaba. Cuando estos estuvieron lo suficiente húmedos dejó que su amigo les diera la vuelta. Con la espalda sobre la cama separó las piernas para exponerse a su amigo quien gimió en anticipación empezando a rozar los dedos por su entrada. Con ciertas dificultades consiguió meter un primer dedo, en aquellos momentos echaba de menos el lubricante, podría habérselo traído, pero claro, no había pensado en terminar acostándose con Bokuto. Este espero unos segundos antes de empezar a mover aquel dedo en su interior asegurándose de que estaba bien, que no le dolía. Por el mismo procedimiento siguieron los dos siguientes dedos que entre besos y mordiscos disuasorios se abrían y cerraban en su interior. Al principio había sido muy incomodo pero ahora le resultaba placentero, su cuerpo pedía más y no Bokuto no tardó en notarlo.

—Avísame si necesitas que pare. — El mayor se colocó sobre él, llevando una mano a su propio miembro para acomodarlo en la entrada del moreno, ambos gimieron por el simple roce que vaticinaba algo aún mejor. Bokuto apoyó las manos a albos lados de la cabeza de Kuroo y para poder mirarle y así cerciorarse de que no le hacía demasiado daño, y comenzó a entrar en él. Le estaba doliendo horrores sentirle entrar, tanto que había dejado de ser consciente de donde estaba e incluso de que tenía a Bokuto encima. Debió de hacer una mueca de dolor porque el peliblanco paro a mitad para darle un respiro. Sin embargo Kuroo abrió los ojos de nuevo y le miro con una cálida y sincera sonrisa par que siguiese, y es que sabía que cuanto antes pasaran aquello antes llegaría lo bueno. Bokuto debía pensar como él porque metió el tramo restante de golpe, sin ir muy rápido pero sin pensarse siquiera en parar. Movimiento que le arrancó un grito de dolor y le hizo clavar las uñas en la espalda ajena. Necesitaba distraerse con algo, notaba su cuerpo contraerse cada vez más y a aquel paso no iban a poder seguir adelante. Tiró del cuerpo sobre él para que le besara con todas las ganas contenidas y agradeció infinitamente que Bokuto le entendiera y llevaba una mano a su miembro, que había perdido consistencia por los actos recientes, para empezar a masturbarle. No supo el tiempo que estuvieron de aquella forma, había conseguido focalizarse tanto en el movimiento de la mano de Bokuto y en el placer que está le proporcionaba que no se dio cuenta de que ya no le dolía hasta que no se movió por error al arquear la espalda del placer. Repitió el movimiento para asegurarse de que no le dolía y efectivamente, la sensación era de lo más placentera.

— ¿Oh Oho?

—Oho oh. — Para cualquier otro aquello carecería de sentido, Kuroo sabía que era una confirmación de que se encontraba bienes podían seguir con aquello. Tardaron un par de segundos en coordinarse pero al conseguirlo se sintió rozar el cielo. Sin embargo en un movimiento más profundo y rápido Bokuto salió de él por completo y le sostuvo de las rodillas con las piernas completamente separadas. La sonrisa de su rostro le decía que no tramaba nada bueno.

— Suplícame que vuelta a meterla. — Gruño por lo bajo necesitado de contacto y movió las caderas hacia arriba para frotarse contra él, pero de nada servía, el agarre de Bokuto le impedía moverse bien.

—Venga, bro, métela. — Bokuto volvió a entrar en él y le soltó las piernas para volver a sostener su peso y no aplastar al moreno. Kuroo no perdió un momento y enredo las piernas en su cintura y le empujó contra él con los talones en un sumamente intenso roce del que apenas había descanso. Sus labios volvieron a encontrarse, ahogando el uno los gemidos del otro. Los movimientos eran cada vez más fuertes e intensos, tanto que estaba seguro de que al día siguiente le dolería al saltar pero ahora no le importaba, ahora solo quería seguir con aquello. No tardaron mucho en correrse, los juegos previos habían sido tan intensos que ambos estaban ya en su límite. Sobretodo Kuroo que no había llegado a correrse una primera vez como le había pasado a Bokuto. Quizás por eso, quizás porque la forma tan experta en la que el mayor se movía en su interior con cierto desespero, tocando su próstatas en cada embestida, hizo que fuera él quien se viniera primero. Bokuto lo hizo segundos después al notar como el cuerpo del moreno se tensaba y le regalaba una dulce y tortuosa presión que le arrastró al orgasmo.

Había sido el polvo más impresionante de toda su vida, con la persona más impresionante de su vida. Bokuto le sonrió dejándose caer sobre su pecho notablemente agotado. Estaba muy satisfecho y, aunque mañana le doliera, no se arrepentía de absolutamente nada. Había encontrado un nuevo aspecto en el que su mejor amigo le llenaba, tanto literal como metafóricamente.