Hola, mis cupcakes.
Esta historia participa en el Reto Especial: ¡Festival de Primavera! Del foro La Torre Stark por el que espero se pasen y participen, o lean y voten. Mi prompt fue: ¡Cállate! solo... cállate.
Como siempre, esto fue maldad gratuita conmigo misma.
Nada, nada me pertenece. Todo es propiedad de Marvel y el malvado ratón corporativo (Disney).
El ruido del silencio en tu memoria
...
Está cerca, sabe que lo está porque hay un murmullo en el tiempo y en el espacio que lo delata. El sonido de la magia escurriéndose por sus finos dedos, el color de la inmensidad proyectada sobre su sombra alargada.
Camina hacia él, camina y no se detiene, aun cuando no reconoce el paisaje, ni los demás sonidos y continúa aterrado por el dolor en su pecho que corroe, calcina y se convierte en peso muerto para arrastrar. Tiene que alcanzarlo, porque esta vez las cosas van a ser distintas. Lo prometió y lo cumplirá, porque un rey que no cumple sus promesas no es nadie, carece de honor.
— Thor, hermano —escucha que le habla. Pero no es la voz del hombre, es la voz del niño.
Se vuelve hacia la fuente de las palabras, desde la niebla inmensa que todo lo cobija aparece un niño. Su hermanito. Tiene los ojos llorosos, la piel más pálida de lo usual y sus dedos se retuercen con pavor los unos sobre los otros. Es Loki de ocho años, el Loki que a veces despertaba con pesadillas e iba a buscarlo al otro lado del palacio. Mira a Thor y lo reconoce, se aferra a su pierna con la seguridad de un náufrago.
—Hermano ¿dónde estoy? Hermano, me dejaste solo —y entre todos los "hermano esto, hermano lo otro", las lágrimas que un guerrero jamás debiera derramar, se filtran. El Dios del Trueno tiene sus ojos azul primavera empañados con las más cruentas nubes del invierno, tan pesadas que le obligan a bajar el rostro y esconderlo entre las manos. No es real, se da cuenta, su Loki no es el niño que ahora llora porque él también lo hace y le exige una explicación urgente.
No puede, no puede ¿Cómo le dice al niño al que una vez le prometió todo que no pudo protegerlo? Quiere golpearse a sí mismo y huir, huir de sí para no sentir a Loki tirando de sus pantalones para que le preste atención. Lo mira por entre sus dedos, es pequeño y adorable, aunque hay algo en él que revela una inocencia fingida.
El niño se envuelve en su diminuta capa negra de ribetes verdes, sus ojos siguen empañados, no llora, pero su nostalgia no se va aun cuando pasa a ser el muchacho adolescente que entrenaba con él y le hacía bromas crueles. Es espigado, suave, de perfil masculino y modales delicados. Thor vuelve a sentir el ligero mareo que existió toda su adolescencia ante la vista de su hermano y su sonrisa ladina, ante las palabras de su lengua de plata.
Es delicioso y sensual.
—Te ves patético así, Thor ¿Acaso eres tan débil como para llorar la pérdida de alguien como yo? —Se ríe, fuerte, y la risa rebota en cada pared, en cada recuerdo incierto que Thor guarda con recelo para no darle jamás nombre a lo que es Loki en su vida—. Mírate, el Dios del Trueno llorando por el Dios de las Mentiras, ni las nornas podrían haber visto esto.
Ahora que no es un niño, puede hablarle a la cara; tan cerca que Thor puede contar sus pestañas y sentir su aliento erótico contra el mentón. Loki cierra el espacio entre sus cuerpos con un movimiento estilizado, de baile, y adquiere su forma femenina con la que engañó a su hermano un par de veces. Thor quiere abrazarla, abrazarlo, y fingir que no sabe que solo delira por la pérdida, que es real, que jamás dejó Asgard y toda su vida sigue siendo la lucha y Loki, la competencia y Loki, las borracheras y Loki, su familia y Loki. Loki con sus bromas, sus abrazos y su insufrible fuente de conocimientos. Estira sus manos para atrapar aquella criatura por la cintura y llevarla a bailar, como la primera vez que la encontró en medio de una fiesta en el palacio, pero ella sonríe y hace un giro para alejarse.
Cuando se detiene... es el Loki adulto, el que murió frente a sus ojos tres veces y ya no va a volver.
—¿No me digas que te gusta más ella que esto?
—¡Cállate! solo… cállate —se obliga a contestar, parpadeando para evitar el goteo constante de lágrimas y poder continuar observando—. No importa la forma, siempre eres tú.
—Entonces, no importa mucho que ahora sea un sueño ¿verdad?
Quiere creerlo y por eso se acerca, dispuesto a abrazarlo, a envolverlo con la ternura de otros días, el amor que en el último tiempo no pudo entregar. Entonces se esfuma, es el rastro de magia que siempre fue, la sorpresa inmediata que dilata el tiempo más allá de sí.
Thor se derrumba y se halla llorando en un cama vacía, en un lugar que no es suyo, en un planeta que no es Asgard y sabiendo que aunque recupere a la mitad desaparecida del universo, Loki no va a estar ahí. Ni la magia. Ni las bromas. Ni su corazón.
