Disclaimer: Kim Possible y Shego no me pertenecen...¡diablos!, son de Disney, las cojo prestadas un ratito y sin ánimo de Lucro (Frugal).

¡Esto es KiGo amigo!.

Cuenta atrás.

Kim la empujó violentamente contra la pared, tanto, que el golpe dejó a su contrincante sin aire en los pulmones. Ya no había tiempo para bromas.

Shego obvió la punzada de dolor, no tenía pensado soltar los puños que sujetaba con fuerza , impidiendo así que la pelirroja consiguiese suficiente espacio para poder lanzar un golpe. Forcejearon durante lo que les pareció una eternidad, las manos muy apretadas, los cuerpos muy rígidos, los brazos tensos como un arco, las dos concentradas al máximo.

Sonido de explosiones.

Aprovechando una súbita oscuridad Shego hizo lo que mejor sabe hacer, trampas, y con un ágil movimiento pateó el estomago de la joven heroína proyectándola hacía delante. La estrategia no sirvió para acabar con el agarre, Kim la asió con brío renovado y las dos rodaron por el suelo peleando por conseguir una posición de privilegio.

Luces de emergencia.

Kim acabó la pugna y rápida se sentó a horcajadas encima de la ladrona, reteniendo sus brazos con vigor, sin permitir que se revolviese para ganar la posición, y en ese momento, bajo el parpadeo de la luz fluorescente, por primera vez, Shego fue consciente de la presencia física de su antagonista, del calor de su cuerpo, firme y húmedo por el sudor del envite, de como el peso de la pelirroja comprimía su estomago sobre el suelo frío, del ritmo agitado de su respiración, de la pasión de sus ojos verdes...como si en vez de un enemigo fuese un amante, y sonrió conocedora de su situación. Podía acabar con esto en menos de un segundo, solo tenía que ajustar la cantidad de plasma suficiente para noquear a la adolescente y salir huyendo.

Auto destrucción en quince minutos.

Pero decidió olvidarlo todo y disfrutar de la sensación, se dejó llevar por esa excitación incipiente, por la presión que empezaba a subir desde su bajo vientre, por el ardor de su centro y por el bombeo de su corazón, que era la única cuenta atrás que le interesaba, la única que quería escuchar. Se sintió un poco como Humbert Humbert la primera vez que vio a Lolita, y tuvo la certeza que ahora que el cronometro había llegado a cero, nada a partir de ese momento sería igual, si no que todo iría a peor...a mucho peor.