Seduciendo al enemigo
Por Taipan Kiryu
Este fic responde a algunas insinuaciones que he hecho en mis historias sobre Thundercracker y ciertas Autobots femeninas.
La verdad no nos mostraron mucho de estas chicas en la serie, y lo poco que vimos fue que robaban energon a Shockwave y vivían a la sombra de sus novios. En lo personal no me gustaban mucho las mujeres Transformers y no fue hasta que apareció Blackarachnia que un personaje femenino se me hizo realmente fascinante. Pero me di un tiempo para revalorar a Elita One y compañía, y creo que merecían mucho más de lo poco que vimos de ellas en pantalla.
Justamente aproveché sus escasas apariciones para tomar algunas libertades con sus personalidades. Entiendo que haya quien defienda su virtud y fidelidad a sus parejas, pero para que este fic funcionara me tuve que tomar esas libertades, que por cierto no me parecieron excesivas. Después de todo, ojos que no ven… A ver qué opinan ustedes.
Nuevamente escribo notas tan grandes como la historia, así que mejor empecemos. Aviso que este fic contiene material mecha-erótico. Si hay alguien que se sienta incómodo con este tipo de historias, éste es el momento para no seguir adelante.
Pero si son como yo, sé que van a disfrutar esta historia ;o)
Capítulo 1
Subyugando a un Decepticon
Sus sensores ópticos se activaron de repente, sacándolo del indefinido universo de la inconsciencia.
Al tiempo que el reporte de daños se desplegaba internamente en su procesador, Thundercracker sintió un agudo dolor que no le era desconocido, un dolor que, en cuestión de astro segundos, trajo de vuelta su memoria adormecida.
El misil.
Había salido de la nada…. Un misil destinado a impactarlo, enviado para destruir.
Lo había esquivado, por supuesto. El hecho de que todavía estuviera funcionando lo probaba. Pero la súbita maniobra aérea que había hecho para evadirlo lo había llevado a estrellarse. No recordaba la colisión, sin embargo; sólo el suelo acercándose peligrosamente a velocidad supersónica. Luego, nada.
Trató de moverse al tiempo que el reporte de su estado físico terminaba, pero no pudo hacerlo. La inmovilidad no lo sorprendió.
Thundercracker alzó la cabeza y miró con disgusto sus muñecas encadenadas. Maldijo en silencio su mala suerte.
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Adentro de los cuarteles secretos de las Autobots Femeninas en Cybertron, Moonracer oprimió un botón de la gran consola frente a ella. El monitor acercó la imagen de Thundercracker, que estaba de pie en el medio de una bodega que había sido habilitada como celda provisional. Del techo pendían dos tensas cadenas que estaban sujetas a las muñecas de los brazos levantados del Decepticon. Sus pies estaban fijos al suelo, inmovilizados por dos gruesos grilletes.
-Vaya, vaya… Parece que nuestro huésped despertó,- dijo Moonracer al percibir el brillo proveniente de los sensores ópticos del prisionero.
Firestar alzó la mirada de la tableta electrónica que tenía en las manos y miró el monitor.
-Ya era hora. Llevaba varios breems desactivado-, contestó, regresando su atención a la tableta.
-¿Y qué esperabas? Se llevó un buen golpe allá arriba. Me sorprende que no haya recibido serios daños.
-Es un jet de combate. Los de su tipo están hechos de aleaciones muy fuertes.
Moonracer regresó la imagen de la cámara de vigilancia a su tamaño de plano original y se recargó cómodamente en el respaldo de su silla.
-¿Y qué vamos a hacer con él, a todo esto? - preguntó con una especie de bostezo.
Firestar se encogió de hombros.
-No lo sé. Las órdenes de Elita fueron drenar su energía, y desactivar sus armas, propulsores y mecanismos de transformación. Supongo que lo utilizaremos para canjearlo por algún prisionero Autobot.
Moonracer se recargó aún más en su silla y se dispuso a monitorear las señales de energía provenientes de la superficie, como hacía todas las jornadas nocturnas. Como todos los ciclos, la computadora le mostraba las mismas señales, casi todas provenientes de los drones que Shockwave utilizaba para controlar las enormes unidades de almacenamiento de energon del Imperio Decepticon.
De cuando en cuando, la Autobot verde miraba al prisionero, que continuaba, por supuesto, en la misma posición.
-Debe estar aburrido-, dijo, casi para sí misma. –Tal vez asustado…
-¿Mmh? - murmuró Firestar, muy concentrada en ingresar unos datos a la computadora.
-Piénsalo. Ahí solo, encadenado, incapaz de moverse más que unas mecano pulgadas, inseguro sobre su destino inmediato… Y hay que admitirlo, esa vieja bodega no es un lugar muy cómodo para estar.
-Moonracer, no creo que ninguna celda pueda ser calificada como cómoda. Prisión o bodega… en este caso es lo mismo.
-Sí, supongo que tienes razón, - suspiró la Autobot verde.
Firestar giró un poco su silla para mirar la imagen del prisionero en el monitor.
-Me preocupa su tranquilidad. Cualquier otro Decepticon estaría gritando amenazas, maldiciendo, tratando de liberarse…
-Debe estar muy bajo de energía. Chromia apenas le dejó la suficiente para caminar, - respondió Moonracer.
-Aún así…
-No dejes que tu odio por los Decepticons te ciegue, Firestar. Thundercracker tiene fama de ser un tipo más bien calmado, por más extraño que parezca.
-Una verdadera rareza en una escoria Decepticon... Aunque no debemos confiarnos. He visto grabaciones de él en batalla. Es un verdadero asesino.
-Si tú lo dices...
Firestar continuó mirando con detenimiento al prisionero por varios astro segundos más antes de sacudir la cabeza. Se preocupaba demasiado. Las cadenas que lo restringían estaban hechas de la más fuerte aleación Cybertroniana. Además, debía estar demasiado débil por la falta de energon; no había manera de que se liberase.
Trató de ignorar el nerviosismo de tener a un enemigo dentro de su propia base y regresó a su labor, cotejando los datos que estaba accesando en la computadora con los que tenía la tableta electrónica que aún llevaba en las manos.
Tedioso y largo, el tiempo continuó pasando. Firestar podía mirar de reojo cómo Moonracer se movía de vez en cuando, mostrando una impaciencia poco común.
-Firestar…- se escuchó la voz de Moonracer finalmente, baja y casi susurrante.
-¿Sí? – fue la distraída respuesta.
-¿No te parece que ese Decepticon es… bastante atractivo?
Los dedos de Firestar se paralizaron sobre los caracteres cybertronianos que conformaban el teclado de su computadora.
-¿Qué?
Moonracer alcanzó los controles de la cámara de vigilancia y acercó la imagen hasta que el rostro serio de Thundercracker ocupó toda la pantalla.
-Te pregunté si no crees que este Decepticon es bastante atractivo.
-Es un enemigo, Moonracer.
-No fue eso lo que pregunté.
Firestar suspiró. -Sí, es muy atractivo. Todos los Seekers lo son. ¿Puedo continuar escribiendo mi reporte, por favor?
Moonracer sonrió, sin escuchar las palabras de su amiga. -Muy, muy atractivo…- murmuró para sí misma.
Firestar pretendió no haberla escuchado y continuó tecleando. Sus dedos golpearon las teclas con más fuerza de la necesaria.
Ambas Autobots permanecieron en silencio por algunos astro segundos más, hasta que Moonracer volvió a hablar.
-¿Crees que esté íntimamente unido con alguien?
-Es un Decepticon, y a los Decepticons sólo les interesa el poder y la destrucción, - fue la mecánica respuesta de la Autobot roja.
-¿Quieres apostar?
Firestar volvió a detener su trabajo. Giró la cabeza y miró con incredulidad a su amiga.
Moonracer le devolvió una pícara, maligna sonrisa.
-Te apuesto que este Decepticon tiene otros intereses, además del poder y la destrucción, - dijo con mirada brillante.
-¿De qué estás hablando?
Moonracer no respondió, pero mantuvo su traviesa expresión.
-Moonracer, espero que no estés pensando en…
-¿Cuándo fue la última vez que estuviste con un mecanoide masculino?
La pregunta fue directa, rápida y cruel. Había pasado mucho tiempo en verdad desde la última vez que Firestar había sentido los brazos de Inferno alrededor de ella.
-¡Oh, vamos Firestar, no me mires así! ¡Este Seeker es una obra maestra, no lo puedes negar!
-¡Es un Decepticon! ¿En qué rayos estás pensando?
-¿Quieres saberlo? ¿En realidad quieres saber en qué estoy pensando?
-Ahora que lo dices, preferiría no saberlo…
Moonracer manipuló unos controles en la consola y la cámara recorrió lentamente cada parte del cuerpo de Thundercracker.
-Decepticon, Autobot… ¿en verdad te parece que somos tan diferentes? - dijo la Autobot verde con la mirada perdida en la varonil fisonomía del prisionero. -Sólo sé que hace muchos milenos que estamos aquí, bajo la superficie de Cybertron… Sé que se supone que tenemos una relación con Powerglide e Inferno, pero admítelo: ¿Cuándo fue la última vez que Inferno te llamó sólo para decirte que te extraña? Y contéstame con honestidad: ¿Son esas muy escasas llamadas suficientes para ti? No sé tú, pero yo estoy segura de una cosa: no quiero pasar otra eternidad sola. Podemos caer en los pozos fundidores de Shockwave en cualquier momento. ¿Terminaremos así nuestras vidas, esperando?
Muy a su pesar, Firestar se sorprendió a sí misma incapaz desviar la mirada del encadenado Seeker que mostraba el monitor de vigilancia.
-Elita volverá el próximo orn… Debemos apresurarnos, - dijo, derrotada.
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Thundercracker no se sorprendió al escuchar el sonido de pasos lejanos que se acercaban poco a poco. Tarde o temprano, sus carceleros tenían que aparecer.
No sintió miedo, sin embargo. Los Autobots no solían matar o torturar a sus cautivos. Y aunque así hubiera sido, el Seeker estaba demasiado molesto consigo mismo por haberse dejado capturar de una manera tan indigna como para preocuparse demasiado por su actual seguridad. En realidad, le preocupaba mucho más la reacción de Megatron cuando se enterara de su fracaso en lo que debía haber sido una simple misión de reconocimiento en Cybertron.
Sin embargo, se sorprendió grandemente cuando la puerta se abrió y por ella entraron dos Autobots femeninas.
Eso fue un giro inesperado. Por milenios, ese grupo de Autobots comandadas por Elita One había sido el punto débil del férreo control que Shockwave ejercía en Polyhex y en todos los territorios ocupados por los Decepticons. Pero, primero por azares del destino y después por su viaje al planeta Tierra, Thundercracker nunca antes se había enfrentado a ellas.
Sin embargo, las reconoció de inmediato. Estaban en el banco de datos de los Decepticons, como el resto de sus enemigos. Firestar y Moonracer… sus características técnicas y sus habilidades de combate se desplegaron rápidamente en los bancos de memoria del Seeker azul. Ninguna de ellas era particularmente peligrosa en fuerza física, aunque Firestar era reconocida como una de las espías más notables en la historia de Cybertron y Moonracer era una excelente tiradora.
Thundercracker simplemente no sabía qué esperar de sus captoras. A su favor estaba el hecho de que las Autobots femeninas solían ser mucho menos violentas que sus congéneres masculinos, lo que no dejaba de ser un alivio considerando la desventajosa situación en la que se encontraba.
Pero sus dudas iniciales se acrecentaron cuando vio la sonrisa maliciosa en la cara de la Autobot verde. Su compañera, Firestar, cerró la puerta tras de ellas evitando contacto visual con el prisionero.
-Saludos, Decepticon. Espero que estés cómodo, - dijo Moonracer con ironía, acercándose a Thundercracker.
Firestar se acercó también. Parecía estar nerviosa.
El Seeker decidió que su mejor opción era el silencio. No le convenía caer en provocaciones.
-¿No estamos muy habladores hoy, verdad? - continuó Moonracer. -Había escuchado que eras un chico tímido, Thundercracker, y veo que los rumores son ciertos.
El Decepticon permaneció en silencio. Todo parecía indicar que esas Autobots estaban empezando una táctica de extracción de información. Si ése era el caso, perderían lastimosamente su tiempo.
Sin embargo, pese al entrenamiento que tenía ante cualquier técnica de interrogación, violenta o no, Thundercracker miró con suspicacia los ojos de Moonracer, que brillaban con una intensidad inusual. Su compañera, por otra parte, permaneció inmóvil cerca de la puerta, mirando un punto indefinido en el suelo.
Moonracer se cruzó de brazos y examinó de arriba abajo a su encadenado prisionero.
-¿Y sabes lo que dicen de los tímidos, no?- continuó ella. –Que tienen una especie de… encanto magnético.
Inseguro de la actitud de la Autobot, Thundercracker desvió la mirada. Había sido torturado antes pero ninguna sesión de dolor había comenzado con ese tipo de tácticas. ¿Acaso esas féminas Autobots sólo estaban ahí para burlarse de él?
A Moonracer pareció divertirle la confusión del prisionero. Se acercó a él hasta casi tocarlo. Thundercracker sintió una ligera descarga eléctrica sacudir sus sistemas al sentir tan cerca el calor corporal de la Autobot.
-Relájate, Thundercracker, - se rió ella. -No estamos aquí para interrogarte, mucho menos para dañarte. De hecho, nuestro propósito aquí es totalmente… inofensivo.
Moonracer acompañó el hipnótico tono de su voz dejando que su dedo índice se deslizara suave y fugazmente sobre el pecho del encadenado Decepticon.
Thundercracker se estremeció, totalmente sorprendido de la súbita acción de la Autobot.
Firestar se sorprendió también, saliendo abruptamente de su trance. Dudas y viejos prejucios se desvanecieron cuando su mirada se deleitó con el cuerpo perfecto del prisionero. Abrasante calor invadió su chispa vital mientras se deleitaba con cada juntura, cada parte de su armadura, cada uno de sus fuertes y varoniles miembros…
Moonracer se dio cuenta del súbito despertar de su compañera y sonrió. Dio la vuelta lentamente alrededor de su prisionero y se colocó atrás de él, sin dejar de rozar con su dedo el pecho y la espalda del jet azul.
-Es una obra maestra, ¿no lo crees, Firestar? Un trabajo perfecto de ingeniería… ¿Ya viste estas alas?
De nuevo, Moonracer acompañó sus palabras con acciones. Su mano se cerró en torno a la punta del ala derecha de Thundercracker, quien se estremeció de nuevo al sentir el contacto.
La mano verde la Autobot continuó su exploración. Hábiles y hambrientos dedos recorrieron lentamente la poderosa ala que tantas veces había cortado los cielos. Ella sentía una fuerte atracción por las alas; estaba unida románticamente con Powerglide, después de todo. Pero las alas de Thundercracker eran mucho más estéticas e impresionantes… mucho más… sexys.
Sus caricias se intensificaron cuando su mano llegó al punto exacto que unía ambas alas en la espalda de Thundercracker. Las cadenas que sujetaban al prisionero se tensaron casi hasta sus límites, reflejando el movimiento involuntario que sus brazos acababan de hacer.
-Cuidado, Moonracer…- dijo Firestar. -Las alas son el punto más sensible de cualquier Seeker.
Una sonrisa irónica fue la respuesta. -¿Ah, sí? Dudo que sean más sensibles que otras partes de su estructura…
-No… me toques, Autobot…- habló por fin Thundercracker, incapaz de continuar en silencio un astro klik más. Su voz, normalmente profunda y segura, sonó temblorosa.
Moonracer no detuvo su recorrido y pasó el dorso de su mano por los hombros del prisionero.
-Vaya… Sabes hablar, después de todo. Me pregunto si también sabes hacer otras cosas,- ronroneó Moonracer, acariciando los hombros del Decepticon con el dorso de sus manos.
Thundercracker se mordió los labios. La situación había dado un vuelco completamente inesperado. Nunca habría esperado una táctica de tortura tan poco común. Su confundido procesador no podía computar con claridad lo que estaba pasando. No podía ser…
Los dedos de Moonracer continuaron masajeando las alas y los hombros de Thundercracker, no dejando espacio sin recorrer. La fémina sonrió divertida ante la tensión creciente en el cuerpo del Decepticon, que evidentemente estaba muy confundido con las inesperadas caricias.
-¿Qué pasa, guapo? No te pongas nervioso. No voy a morderte... a menos que me lo pidas…
¿Guapo? ¿Morder? ¿Pero qué rayos le pasaba a esa Autobot, hablándole así a un enemigo? ¿Tendría algún tipo de daño en sus circuitos de razonamiento?
Moonracer se recargó en la espalda de Thundercracker, apoyó su rostro en los hombros del Decepticon y colocó las manos en su pecho, trazando pequeños círculos imaginarios en su cabina de piloto.
-¿No crees que es muy guapo, Firestar? Tiene un cuerpo tan delicioso…
-Sí… delicioso…- balbuceó la Autobot roja.
Hasta entonces, Moonracer había estado a cargo por completo de esa bizarra exhibición de intrusión enemiga, pero había algo en la mirada de Firestar que le preocupó mucho más a Thundercracker. La introvertida Autobot asemejaba un gatillo tenso, a punto de ser disparado.
El Seeker estaba teniendo problemas para contener una extraña oleada de pánico. Su mente estaba cerrada a cualquier cosa que pudiera pasar. Había una desordenada mezcla de desconfianza, incertidumbre y placer agolpada en su chispa vital. Las caricias de la Autobot eran más que agradables, y admitirlo era demasiado vergonzoso.
Esas féminas eran Autobots… enemigas… ese extraño despliegue de seducción simplemente no era… correcto.
-Basta…- dijo en voz baja, tratando de reprimir el temblor de su vocalizador mientras Moonracer continuaba trazando círculos imaginarios en su cabina de piloto y en su pecho.
La Autobot verde lo abrazó por la cintura.
-¿Estás seguro, Thundercracker? ¿Estás seguro de que quieres que me detenga?- susurró, rozando con sus labios el cuello del prisionero.
La respuesta se ahogó en el vocalizador de Thundercracker. No podía hablar. Su chispa vital estaba respondiendo en un sentido muy distinto al de su lógica.
La presión del cuerpo de la Autobot sobre su espalda era abrumadora. Thundercracker no podía saber de dónde provenía ese temblor que poco a poco invadía todo su cuerpo. Sólo sabía que no podía controlarlo.
-¿Te gusta, verdad? - continuó Moonracer, dando la vuelta y colocándose enfrente del prisionero. Su pecho tocó el de él, acrecentando su temblor.
Él volteó la cabeza hacia un lado. La Autobot era hermosa, demasiado hermosa… No debía mirarla. Pasara lo que pasara, no debía mirarla.
-Eres un Decepticon muy malo, ¿lo sabías? Mereces ser castigado…- dijo ella sensualmente mientras frotaba descaradamente el amplio pecho de su víctima.
Moonracer acercó su rostro hasta que sus labios rozaron los sensores auditivos de Thundercracker. -Y eres sexy… increíblemente sexy…
El Seeker sintió el inmediato fallo de sus piernas. De repente se sintió incapaz de mantenerse de pie y de alguna manera agradeció las tensas cadenas que lo mantenían en posición erecta.
¿Sexy? La situación definitivamente estaba tomando la ruta de la locura.
Claro que la definición de locura abarcaba mucho, mucho más. Un sonido metálico se escuchó y Thundercracker sintió su cuerpo impulsarse ligeramente hacia adelante. ¿Esa Autobot acababa de… darle una nalgada?
-Decepticon malo, muy malo…- ronroneó Moonracer, su chispa vital cada vez más palpitante. –Esto es lo que hacemos con los chicos malvados como tú.
Una nueva nalgada sucedió a la primera, y otra más. Thundercracker mordió con fuerza los componentes de sus labios. Nunca, en ninguna de sus anteriores relaciones íntimas, lo habían sometido a algo así.
Pero… ¿cómo podía considerar lo que estaba pasando una relación íntima? El uso de cadenas definitivamente no formaba parte de sus encuentros cercanos con el género femenino, sin mencionar que nunca había considerado incluir Autobots entre sus parejas.
Moonracer lo estaba usando para su propia diversión, humillándolo sólo porque era el enemigo… ¿Qué otra explicación podía haber?
-¿Q-qué crees que estás haciendo…?- logró preguntar.
-¿No es obvio?- contestó ella mientras impactaba su trasero otra vez.
-¡Basta! Esto… está mal…
Moonracer sonrió con picardía. –¿El malvado Decepticon quiere que me detenga? ¿Y qué piensa hacer el malvado Decepticon para lograrlo? Tengo noticias para ti, dueño de los cielos: no siempre puedes tener el control. Eres nuestro prisionero ahora y nos perteneces, y eso incluye tu trasero… ¿Sabías que tienes un fabuloso trasero? Me provoca hacer… ¡ESTO!
Una nueva nalgada, más fuerte que las anteriores, sacudió el cuerpo de Thundercracker.
¿Pero qué era eso, muy adentro de él? Bajo ninguna circunstancia podía considerar esa humillación placentera… ¿o sí? Esas féminas estaban jugando con él y él no estaba siendo capaz de rechazar sus más básicos instintos; definitivamente esa no era la actitud esperada de un guerrero Decepticon. Tenía que resistir. De algún lugar tenía que sacar fuerzas y resistir.
-¡No!- dijo con toda la firmeza que fue capaz de reunir. -No soy un maldito juguete…
Moonracer ignoró sus palabras. Le dio una última y fuerte nalgada antes de regresar sus manos al terrno de la sutileza y la sensualidad. Como hambrientas serpientes, se metieron entre las junturas de la armadura del Decepticon y lentamente bajaron hasta su estómago, metiéndose entre sus piernas.
Un gemido entrecortado escapó del vocalizador de Thundercracker, pero no tuvo tiempo para maldecirse a sí mismo por su debilidad. Las caricias no le dejaban momento de respiro, invadiendo cada parte de su cuerpo, calentando cada circuito…
-¿Te gusta, verdad? Puedo sentir cuánto lo estás disfrutando,- dijo Moonracer.
-Yo… yo...
Notando que su prisionero estaba cerca de derribar todas sus barreras, Moonracer deslizó ambas manos hacia su cabina de piloto.
-Apuesto a que tienes a una bestia salvaje ahí dentro… Es hora de que la dejes salir,- continuó ella, liberando las junturas de la cabina de piloto y abriéndola.
-¡No! - gimió Thundercracker entre un espasmo entrecortado.
Moonracer sonrió, excitada por los últimos vestigios de resistencia enemiga. Con infinita paciencia y erotismo, comenzó a acariciar los sensibles circuitos que abrían camino hacia la cámara de chispa.
-Eres adorable, tan tímido… Fuiste creado para ser disfrutado. Te he deseado desde el primer momento en que te vi… Me excitas hasta lo más profundo de mi núcleo…- susurró Moonracer mientras sus dedos se enredaban entre los circuitos del Decepticon. Ella intensificó sus caricias alrededor de la cámara de chispa de él con la mano derecha, mientras con la izquierda frotaba fuertemente su entrepierna.
Sintió el cuerpo de su víctima tensarse más y más, estirándose todo lo que le fue posible. De reojo, ella pudo ver los dedos de él contorsionándose de placer.
Victoria.
Moonracer saboreó la victoria. Pero apenas estaba empezando.
Retrocedió un paso para poner un poco de distancia entre su cuerpo y el de él, sin detener sus caricias entre las piernas de Thundercracker y en su pecho abierto.
Era hora de liberar al objeto de su lujuria. La cámara de chispa del Decepticon apareció como un delicioso tesoro, y como el próximo destino.
El Seeker dio un fuerte respingo y se sacudió en un último e inútil intento de defensa, pero no pudo evitar que su cámara de chispa fuera abierta y que sus circuitos íntimos quedaran expuestos, entre ellos el grande y grueso cable que era su mayor orgullo, aunque jamás lo habría admitido.
-¡No! ¡No hagas eso!- rogó.
Moonracer retrocedió maravillada para admirar lo que estaba ante sus ópticos, ignorando la súplica.
-¡Por Primus, Firestar! ¿Habías visto alguna vez algo tan hermoso como esto?
Firestar no contestó. Su mente estaba demasiado absorta en la desnudez del Decepticon ante ella como para registrar el significado de las palabras de su amiga.
-¡Es enorme!- continuó Moonracer. -Apuesto a que ha hecho muy felices a muchas féminas…
En efecto, el cable íntimo de Thundercracker tenía un tamaño bastante más grande que los de un Cybertroniano masculino promedio, además de que estéticamente era muy atractivo a la vista.
El Decepticon no parecía compartir en absoluto el entusiasmo de sus carceleras. De hecho, se le veía bastante perturbado. Tenía la cabeza baja y su mirada estaba clavada en algún lugar del suelo.
Si hubiera podido, Thundercracker se habría ruborizado. Nunca en su vida se había sentido tan avergonzado. El estar expuesto así, desnudo, ante esas Autobots era la máxima humillación que su confundida mente podía concebir. Eran sus enemigas… hermosas, sí… pero enemigas a fin de cuentas. Podía sentir sus miradas clavadas en su descubierta intimidad, quemando su herida dignidad.
-¿Dónde habías estado escondido todo este tiempo, Thundercracker? Eres un regalo de Primus para el género femenino, ¿no lo sabías?- dijo Moonracer.
Thundercracker estrechó sus ópticos, incapaz de contemplar su propia humillación. Pero no podía escapar, no había salida.
-Ya se divirtieron lo suficiente, Autobots… Cierren mi cámara de chispa…- murmuró con voz derrotada.
-¿Cerrarla? ¿Y privarnos de esta maravillosa vista? Ni lo sueñes, chico volador,- contestó Moonracer, curveando sus labios en una sensual sonrisa. –De hecho, estaba pensando en soldarte a la pared justo como estás ahora… expuesto y excitado… porque no puedes negar que estás tan excitado como yo.
Entonces sucedió. Sin previo aviso, la mano de ella se acercó súbitamente y se apoderó de su masculinidad, y no hubo nada que el humillado Thundercracker pudiera hacer para evitarlo.
Demasiadas cosas pasaron en ese momento, demasiadas como para ponerles un orden. El violento estremecimiento de su cuerpo, el absorbente calor en su chispa vital, la súbita pérdida de visión, el temblor en la parte baja de su cuerpo, el gemido que salió de sus componentes vocales, el olvido de que quien estaba invadiendo su intimidad era una enemiga…
-Estás tan grande y duro… ¿Estás listo para admitir cuánto te gusta que haga esto?- Moonracer susurró mientras el cable íntimo de Thundercracker comenzaba a erectarse en la mano de ella.
-S-sí…- cedió él finalmente, sin importarle ya quién era quien lo estaba manoseando de esa manera.
-Dime cuánto te gusta.
-Me… me gusta… mucho… demasiado… Por favor no pares… no…
-¿Eres un Decepticon muy malo, no es así?
-Soy… lo que quieras que sea… lo que sea…
-Admite que quieres estar dentro de mí.
-Ssssí… oh sssí….
-De ahora en adelante, serás nuestro esclavo…
De pronto, el contacto cesó. Thundercracker gruñó de frustración al sentir su masculinidad libre de las caricias. Quería más… mucho más… lo necesitaba… Sus ópticos, que estaban perdidos adentro de su propio placer, volvieron a enfocarse sólo para encontrar a la otra Autobot, Firestar, de pie frente a él.
La mirada de la Autobot roja era hambrienta y lujuriosa. No había rastro de su introvertida actitud anterior.
Antes de que Thundercracker pudiera procesar lo que estaba pasando, Firestar se arrojó contra él, lo sujetó por la cabeza y lo besó apasionadamente. El Decepticon se movió todo el pequeño espacio que las cadenas le permitían, totalmente tomado por sorpresa.
Moonracer no se molestó por el súbito empujón que su amiga le había dado para tomar su lugar. Al contrario, esa actitud acrecentó más su excitación, más aún cuando vio que Thundercracker estaba claramente respondiendo al beso, tratando de devorar la boca de Firestar con la suya.
El momento para las inhibiciones había terminado.
Continuará.
Aunque en casi todas mis historias hago pequeñas insinuaciones al respecto, éste es el primer fic mecha-erótico que escribo. Espero que les haya gustado. El próximo capítulo estará listo pronto.
Por favor háganme saber sus comentarios. Estoy un poco nerviosa porque honestamente no pensaba publicar este fic, pero el propósito de este sitio es compartir historias y opiniones, así que me decidí a hacerlo.
Y no me negarán que habrá quien envidie a esas afortunadas Autobots ;o)
