Posibilidad del Demonio

Son exactamente las ocho y veintidós minutos.

Hoy es el dia de su boda. Su vestido blanco precioso, con joyas incrustadas reluce, fue mandado a hacer a Paris, seguro por un diseñador muy prestigiado. Bella sabe que a Alice no le gustan las horteras.

Su cabello brilla. Lavado, secado, peinado y perfumado. El aroma a fressias es el favorito de Edward.

Ella se mira en el espejo gigante. Esta preciosa. Esta orgullosa de verse asi de bien. Seguro a Edward le hubiese gustado. Si la hubiese amado.

Pero el no la ama.

Por que si la amara, no se habria ido por seguna vez.

Son exactamente la ocho y treinta minutos.

Bella llora. Se quita el vestido a tirones y con un cuchillo rasga las tiras de fino satin, y crepe. El vestido blanco, se convierte en un monton de jirones. Lo observo, y se imagino que si el no se hubiera ido podrian amarse y tener una luna de miel. Y vivir con su familia. Pero se da cuenta de que no es asi. Que el la abandono, que no volvera, que no la ama.

Bella grita. Un grito que se oye por toda la casa. Que retumba, y que probablemente llego a toda la ciudad.

Bella quema el piano. La nafta se consume, las llamas lamen el piano y el banquillo, donde ambos se sentaban, a escuchar melodias, donde sus manos recorrian las teclas, donde sus voces se declaraban amor eterno.

Bella se viste rapidamente. Con ambas manos comienza a largar la nafta del gran vidon que siempre tiene en su camioneta. La nafta se derrama portado el cuarto de Edward. El estudio de Carlisle, el de Esme. La bibloteca de Jasper, el armario de Alice, el garage de Rosalie, los videojuegos de Emmet. De la cocina saca fósforos, en la entrada de la casa, prende uno de ellos y lo arroja adentro.

Ella se imagina cada habitación destruida, con las vigas de madera caidas, los baños de mármol negros, la porcelana rota. Y siente nada culpable.

La casa arde en fuego.

El unico elemento capaz de destruirlos.