Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer.


Adiós

Adiós, Isabella.

Adiós.

¿Alguna vez te habías despedido verdaderamente? ¿Habías dicho en una palabra sola, pequeña y escasa todos tus sentimientos, demostrado todo tu dolor y derramado lágrimas invisibles con cada sílaba? ¿Es tan nuevo para ti, al igual que para mí, pronunciar un "adiós" sin la seguridad de que después de éste vendrá un "hasta luego"? ¿Resultaría tan insoportable para ti como lo fue para mí hacerlo?

Si muriera, ¿me hubieses recordado al pasar veinte años? ¿Y si fueran cincuenta? ¿Habría sido importante en tu vida, o solo un capítulo de relleno, en donde tu libertad recién adquirida guiaba a tu alma hacia el cielo, las aventuras y lo imposible?

Querida Isabella, Bella; tus lágrimas ese día significaron para mí ese adiós, sin un hasta luego.

Estaba seguro de que te perdería. Creo que era, por desgracia, la suposición, la verdad más insoportablemente real que tenía por ese entonces. Estaba incluso más seguro de eso, que de si viviría el día de mañana.

Y tú miraste hacia el cielo y derramaste lágrimas que, podría jurar, sentí en carne propia. Las gotas de agua salada que caían por mis mejillas significaban, creo, lo mismo que las tuyas. Excepto que ese mismo dia, partiste mi corazón en tan pequeños pedazos, tan pequeños… dudo que en este momento quede algún resquicio de lo que fui. Y si lo hay, si en algún lugar existe, ese lugar es junto a ti. Porque al alejarte ese dia, con tu vestido vaporoso y tu pequeño sombrero a tono que anunciaba que ya no eras una niña, el polvo que alguna vez me perteneció, sí, ese que quién sabe cuándo fue parte de mí, voló contigo, a tu lado, en medio de esa brisa suave de perfume y belleza que siempre te acompañaba.

Y así, entre el aroma a jazmines y el fru-frú de la seda, te perdiste de mi vista entre una nube de niebla y desesperación.

Espero sepas que corrí tras de ti, que grité tu nombre y golpeé las paredes por el recuerdo de tu esencia.

Quiero que te des cuenta de que me arrepentí, de que te quería a mi lado, para seguir viendo esos atardeceres, aunque tú siempre opacaras su belleza, recuerda que te amé más que a mi propia vida, más que a mi trabajo, más que a cualquier persona que haya pisado este planeta.

Me arrepentí toda mi vida. Viví con la culpa de decirte adiós primero sin dejarte opinar.

Me arrepentí, me arrepentí, me arrepiento.

Respiro cada dia mis remordimientos.

Pero ya casi no me queda aire en los pulmones. Ni sangre en mis venas. Ni color en mis ojos.

Mi cabello ya no es dorado, aunque sea difícil de creer. Te gustaba tanto tocar mi pelo mientras permanecíamos juntos a la orilla del mar.

Mis manos ya no son suaves para posarlas en tu rostro; mis piernas no son fuertes para perseguirte cuando te escapas juguetonamente de mi abrazo.

Mi voz ya no es melodiosa para reír de nuestro amor.

Quizás ya no sea el momento apropiado para decir adiós. Tal vez nunca lo fue.

Escribo esta carta para decirte esto: Adiós, Bella.

Y en este momento, lo digo con una sonrisa en el rostro, no como aquella vez, que tenia lágrimas en mis ojos. Te lo debo.

Adiós, mi amada Isabella. Te veré pronto.


Espero les haya gustado, si quieren dejen review para hacérmelo saber, o para decirme que es horrenda y que vaya pensando el nombre de mi puesto de panchos :B

Ojalá sus críticas sean constructivas, aunque lo que más espero es que las haya :)

Besos,

Caroline.