Domingo - 07/06/2015 -

Muy buenas, queridas lectoras!

Para leer este fic es recomendable leer mi historia principal Ojos en la espalda, para darse una idea de lo que ocurre aquí. Podría decirse que es como un epílogo de Ojos en la espalda, sin embargo quiero tratar otros puntos.

Espero les guste. Sin más dilación, dejo que lean!

Esta historia está relacionada con mi Fic "Ojos en la espalda" y el manga original después de la batalla de Kakashi y Obito. Va a abarcar desde el equipo siete reunido nuevamente luego de la Guerra, conflictos entre los integrantes, viaje a otra dimensión, enseñanzas sobre amistad, lazos reconstruidos.

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Disclaimer: Los personajes y ambientes de Naruto no me pertenecen, son propiedad del gran Masashi Kishimoto. La trama de la historia sí me pertenece.

Referencias de lectura:

- (Pensamientos)

- Flash back.

- 0-0-0-0-0 Cambio de escena.


Hilo rojo del destino

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Parte I

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Ocho años después de la Cuarta Guerra Ninja.

Hospital de Konohagakure no Sato.

—Tsunade-sama… ¿Usted cree que él… volverá a ser como era antes? —cuestionó la hermosa mujer de largos cabellos rosas hasta debajo de la cadera, observando a la persona que se encontraba en la cama.

—No lo sé con seguridad, Sakura —respondió la Godaime Hokage, también observando al inconsciente con anhelo—. Aun debemos investigar la forma de contrarrestar y eliminar ese chakra de su interior. Lo único que podemos hacer ahora es esperar.

—¿Pero, qué haremos cuando despierte? ¿Tendrá los mismos recuerdos, o no recordará nada? —el ex capitán del equipo siete, Kakashi, se encontraba preocupado, todavía sin poder creer lo que estaba sucediendo.

—Lo sabremos cuando recupere la consciencia —dijo la rubia de coletas—. Parece que lo descubriremos ahora, miren —señaló al inconsciente que comenzaba a abrir sus párpados lentamente.

—Naruto-kun. ¿Cómo te sientes? —dijo la mujer de cabellos rosas y ojos negros, acercándose a él.

—¿Uh? ¿Q-quiénes son ustedes?

Los ojos de la rosada se llenaron de lágrimas ante esa respuesta, y se lanzó a abrazar con fuerza al confundido rubio.

—Sakura y yo nos haremos cargo de él, por el momento. Ya lo hemos hablado y la decisión está tomada —se escuchó la voz firme de un apuesto hombre peli-negro.

—De acuerdo —respondió Tsunade, dando un suspiro de resignación y cansancio por toda esa situación.

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Un año después de la Cuarta Guerra Ninja.

Campo de entrenamiento designado al equipo número siete. 9:59 a.m.

—¿Por qué Kakashi-sensei se tarda tanto? ¡Se supone que debería estar aquí hace tres horas! —gritaba Naruto de 17 años, tirado en el suelo bajo la sombra de un frondoso árbol.

—No sé de qué te quejas, Dobe. Siempre es lo mismo, deberías haberte acostumbrado ya —le respondió un peli-negro de la misma edad que el rubio, Sasuke, sentado en la rama del árbol.

—Lo más extraño es que siempre somos puntuales, aun sabiendo que Kakashi-sensei aparecerá cuando se le plazca —dijo en suspiro aburrido.

—Hmp. (Tiene razón) —el joven Uchiha estaba de acuerdo con él, sin embargo nunca lo diría al mundo.

—Y lo peor de todo es que Sakura-chan ni siquiera ha llegado. Es más divertido hablar con ella que con "una roca" —dijo recriminatoriamente al moreno, mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Hmp.

—Estúpido Teme susurró—. ¿Sabes? Creo que deberías declarártele a Sakura-chan, antes de que sea demasiado tarde —comenzó nuevamente a hablar de ese tema que para su mejor amigo era un tabú.

—Hmp. No sé de qué hablas, Usuratonkachi le respondió entre dientes, apretando muy fuerte la mandíbula.

—No te hagas el tonto, Teme. Sakura-chan tiene muchos pretendientes y…

—No me refiero a eso —le cortó—. No sé de dónde has sacado que me interesa Sakura —su enojo iba en aumento—. Además, ¿no eras tú el que gritabas tu amor hacia ella a los cuatro vientos?

—¡No cambies el tema! Eso es cosa del pasado, y lo sabes —sentándose y mirándolo con el ceño fruncido.

—Qué ironía. ¿Tú, quien siempre alardea el nunca rendirse, te diste por vencido tan fácilmente? —habló con burla.

—Eso no es cierto. Con el paso del tiempo los sentimientos que tenía por Sakura-chan cambiaron y solo siento un profundo cariño hacia ella, es mi mejor amiga. Y ella te quiere a ti.

—Nunca le di motivos para que lo hiciera, y tampoco veo el motivo por el cual yo deba amarla —sus palabras salieron con rudeza de sus labios mientras saltaba de la rama y se colocaba frente al rubio.

—Eres un maldito insensible —se levantó de su lugar, aceptando el mudo desafío de su eterno rival.

—¿Por qué? ¿Te molesta que no me interese lo que tú siempre has querido y yo tengo? —la comisura de sus labios se curvaron en una sonrisa arrogante que cabreó de sobremanera al otro.

El joven Uchiha no sabía cómo afrontar esos sentimientos que renacían en él dirigidos a su compañera rosada, y que iban creciendo en su interior desde que todo había terminado con la muerte de Obito en la Cuarta Guerra Ninja y había vuelto a la aldea. Le resultaba muy difícil hablar de ello y cada vez que su amigo tocaba el tema trataba de desviarlo, por consiguiente siempre terminaban discutiendo, lo que los inducía siempre a luchar y utilizar sus técnicas especiales.

—¡Bastardo! —el rubio le propinó un fuerte golpe en la mandíbula que hizo trastabillar al moreno.

—(Me lo merecía, pero aun así…) Eso me confirma que estás celoso —mientras se limpiaba el hilo de sangre que bajaba por la comisura de su labio.

Después de esas palabras los dos jóvenes se enfrascaron en una batalla basada únicamente en Taijutsu. La furia de los dos iba en aumento con cada golpe que no esquivaban y el otro acertaba. Era una pelea por ver quién quedaba en pie, ninguno estaba dispuesto a perder y herir su ego.

Mientras tanto, Sakura corría con prisa por los campos de entrenamientos para llegar al que utilizaba su equipo. El día anterior se había desvelado en una operación de emergencia, un grupo de shinobis habían sido muy malheridos y estaban al borde de la muerte. A pesar de que la Guerra terminara y la alianza entre aldeas se mantuviera, todavía se encontraban esparcidos por todo el mundo shinobi los ninjas renegados y bandas que causaban problemas. Por suerte y gracias a sus habilidades, los ninjas quedaron fuera de peligro, pero eso le costó mucho chakra y horas de sueño.

Ahora solo quería llegar pronto con sus compañeros y esperaba que su sensei todavía no se hubiera presentado. El peli-gris detestaba que sus alumnos fueran impuntuales a pesar de que él fuera el peor de ellos. Qué ironía, decía para ella misma.

Una explosión la alertó para que apresurara el paso, al llegar se encontró con sus compañeros un tanto malheridos y ejecutando sus técnicas favoritas. ¿Dónde está Kakashi-sensei cuando se lo necesita? Decía para ella misma con preocupación. Ella sabía que la relación entre los integrantes de su equipo no era muy buena en ese momento, hasta se atrevía a decir que era peor que cuando eran Genin. Esas batallas entre sus compañeros eran comunes, sin embargo su sensei siempre aparecía antes de que las cosas se pusieran feas. No había otra opción, debía pararlos ella misma.

—¡Deténganse! —gritó mientras corría en dirección a ellos.

Los jóvenes se alarmaron al escuchar la voz de la chica, pero era demasiado tarde para hacerle caso, no podían parar sus ataques. El Chidori y el Rasengan impactaron antes que la joven llegara a ellos. Un destello de luz iluminó todo el lugar, cegándolos por completo mientras una esfera gigante de chakra se formaba en torno a los dos jóvenes y crecía hasta alcanzar a la chica.

Cuando esa masa de chakra formada por la magnitud de ambas técnicas desapareció, lo único que se encontró en el lugar fue césped quemado. Ni un rastro de los jóvenes integrantes del equipo siete.

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Nueve años después de la Cuarta Guerra Ninja.

Konohagakure no Sato, 10:31 a.m.

Kakashi se encontraba en el antiguo campo de entrenamiento que ocupaba junto con sus alumnos del legendario equipo siete. Recordando con anhelo cada situación vivida con esos pequeños que desde el principio, a pesar de la situación de cada uno, fueron un equipo muy unido y gracias a eso pudieron pasar su prueba de los cascabeles.

Habían pasado por tantas situaciones: buenas, malas, separaciones, lazos casi rotos, reencuentros, se habían revelado verdades dolorosas. Sin embargo, gracias al lazo que los unía, que parecía roto pero que en verdad era más fuerte y resistente que cualquier otra cosa, pudieron superar cada obstáculo que la vida les puso en frente. Hasta ese momento, pensó para sí con un suspiro.

Sus sentidos se pusieron alertas cuando sintió una gran cantidad de chakra concentrarse en el centro del campo. Destapó su ojo Sharingan listo para lo que se avecinaba, sin embargo una luz cegadora le impidió ver y tuvo que tapar su rostro con sus brazos por el resplandor. Un temblor sacudió el lugar cuando tres siluetas cayeron de una altura aproximadamente de más de cuatro metros, formando un pequeño cráter debido al impacto y la fuerza de la caída.

Kakashi se acercó con cautela, esperando a que se disipara la nube de tierra que se había formado.

—Cof, cof… ¿Por qué siempre tienen que terminar peleando? —se oyó la voz de una mujer, tosiendo por el polvo que le impedía respirar aire limpio.

—¡Porque él es un maldito idiota!

—¿A quién le dices idiota, estúpido zorro?

—¡Identifíquense! —exclamó con voz firme el peli-plata, sus ojos se ensancharon al reconocer a las personas que se iban irguiendo ante él.

—Somos nosotros, sensei —dijo la chica viéndolo con confusión.

—¡Kakashi-sensei, al fin se digna a aparecer! —gritó el rubio señalándolo acusadoramente, luego se percató de algo al igual que sus compañeros—. P-pero… ¿Qué? Sensei, se ve más viejo.

—No lo repetiré otra vez. ¡Identifíquense! —habló con voz más firme y con un tinte de rudeza. ¿Cómo se atrevían esos sujetos a transformarse en sus alumnos? Además, ni siquiera tenían la misma edad que tenían ellos actualmente.

—¿De qué habla, Kakashi-sensei? Soy Uzumaki Naruto, dattebayo. Y soy tu alumno junto con Sakura-chan y el Teme.

—Bien, será de la forma difícil —con un movimiento de su mano, los muchachos fueron rodeados por seis ANBU y amarrados con cuerdas que absorbían el chakra.

—¡¿Qué hace, Kakashi-sensei?! —gritó la chica.

—¡Termina con este juego, Kakashi! —gruñó el peli-negro, ninguno podía utilizar sus fuerzas, solo podían mantenerse en pie.

—Llévenlos a la sala de interrogación. Yo avisaré de los intrusos a la Hokage —ordenó a los shinobis encubiertos, estos asintieron y desaparecieron en una nube de humo junto con los tres jóvenes.

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Gracias por leer!

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Ja ne!

-Editado: 22/05/17-