Capitulo 1: Prejuicios
Simple como respirar el aire, era el trabajo que realizaba en estos momentos un chico pelirrojo. En realidad no tenia nada que hacer más que corregir lo que -a su opinión- estaba poco coherente al tema.
Tenía una reunión en exactamente 2 horas, sobre lo que seria la campaña más importante de su carrera. Y aun no sabia quien era la maravillosa chica de la que todos hablaban. Según muchos, era una de las mujeres más hermosas de toda Europa.
"Muy sencilla y agradable", decían siempre los periodistas.
Tantas veces le habían dicho que tenía suerte por trabajar con mujeres bellísimas, pero cada una resultaba más engreída que la otra. Cosa que a pesar de no importarle mucho en ocasiones resultaba molesto. Se había acostado con cada una de ellas talvez por placer casual o amor pasajero. Pero ninguna había logrado entrar en su vida.
Además de que era un hombre muy atractivo y seductor, con un carácter fuerte.
Había recibido varias críticas de que era presumido y poco tolerante. Pero era solo parte de la marcara de profesionalidad, porque en el fondo escondía una personalidad muy diferente.
No era como todos decían.
- ¡Sigo diciendo que eres el hombre mas afortunado del mundo! - Adulo Jessie McBrosh. - ¡Es la mujer mas hermosa que he visto!
- ¿Ya la has visto? - Pregunto interesado.
- ¡Si! - Respondió emocionado su amigo, al parecer había reaccionado de la misma manera que todos los tontos periodistas que a el no hacían mas que criticarlo. - Es tan amable, creo que nos llevaremos bien.
- Si, lo que digas - Respondió con cierta rivalidad.
- Enserio, creo que ella si te caerá bien.
Su oficina estuvo en silencio largos minutos, en que Jessie pareció rememorar cada segundo de su "charla" con esa chica, ya que sonreía bobamente.
Ron una que otra vez levantaba la vista para observar a su amigo; reía en silencio.
Tal vez el tendría razón… esa chica lograba resultar interesante.
- ¿Podrías dejar de babear mi oficina? - Se burlo el pelirrojo.
- ¡Jaja! - Rió con sarcasmo Jessie. - ¡Que chistoso!
- Lo se - Acepto con suficiencia, cambiando el tema de conversación. - A propósito, ¿Como van los preparativos para la boda de tu hermana?
- Bien, en dos semanas se casan… - Informo Jessie con desgano. La idea de ponerse un traje no le agradaba mucho. - dijo que vendría a entregar las invitaciones en persona a los del trabajo. Así que prepárate un buen traje para ese día Ron, que mi hermanita tiene muchas amigas…
- Jessie, sabes que no puedo hacer ese tipo de cosas.
- ¡Vamos! ¡Es lo mismo que con tus compañeras de trabajo!
- No, no es lo mismo. - Negó, levantándose de su asiento y deslizando por sus brazos su nuevo abrigo gris. - Se supone que debo ser serio con mi trabajo.
- Cielos Ron, creo que el reportaje de "Pictures Times" te volvió mas responsable.
- No, no es eso, es que… - Ya no había tiempo de continuar con las explicaciones, llegaba tarde a la reunión.
- ¿Qué?
- Luego te digo. - Dijo tomando un par de cosas y su netbook -. Vamos, que Robert me matara si me retraso.
Salieron de la oficina, pasando por frente a su secretaria.
- ¡Señor Weasley! - Vocifero, Lavender Brown. - El director de la Revista "Imagen", dijo que quería cuadrar la entrevista para esta semana.
Ron lo medito unos momentos, y respondió con rapidez:
- El miércoles Lavender, a las 10:00.
- Por supuesto señor. - Fue lo último que se escucho, antes de que las puertas del ascensor se cerraran. La chica anoto con rapidez en una agenda punteando la entrevista para el día miércoles como había dicho el pelirrojo.
Marco el botón numero 10, solo eran 2 pisos para llegar donde Robert. ¡Y le quedaban exactamente 2 minutos!
El elevador hizo unos sonidos extraños antes de llegar a su destino, algo iba mal.
- ¡Vamos! - Gritaba desesperado; era su fin. Si esa estupida caja de acero no se movía rápido, ¡lo odiarían! -mas de lo normal-.
- Tranquilo… - Lo calmo Jessie, que contemplaba los cables del elevador con cierto miedo. -, Seguro Robert esta conversando con la chica, no notara que llegas un segundo atrasado.
Por fin de unos interminables minutos en que pensaron que el ascensor se quedaría quieto y sin luz, llegaron al piso 10.
Al abrirse las puertas, todo era un completo descontrol. Muchas personas se encontraban reunidas en la última -y más grande- oficina, curioseando sobre la nueva chica.
Nadie noto que el llegaba tarde, por lo que con solemnidad camino hasta la puerta que llevaba un dorada inscripción "Director: Robert Walmart".
- Señor Weasley, el director lo esta esperando. - Comunico una chica delgada y de cabello negro. - Pase por favor.
- Gracias Amanda. - Iba a entrar, aunque antes pregunto en un susurro. - ¿Ya llego la chica?
- No, aun no.
Sin más, entro en la oficina. Estaba llena de los más importantes representantes de las "Industrias de Modelaje Fashion Magic". Directores, subdirectores, diseñadores, empresarios, etc.
Cuando entro, saludo a todos los presentes y se acerco a Robert.
- ¿Aun no ha llegado?
- No, llamo que había tenido un problema de tráfico, pero que estaba cerca de llegar.
- ¿Y eso es aceptable como escusa para este tipo de ocasiones tan importantes? - Pregunto con el ceño fruncido y un poco irritable. No era posible que a ella la dejaran llegar tarde y a el hasta por ir al baño lo sermonearan.
- Se razonable, Ron. - Respondió el director.
El pelirrojo solo gruño un poco y se dirigió a su puesto. No había mucho que hacer, los administradores conversaban unos con otros y su manager hablaba por teléfono -como siempre-. Así que tomo su netbook y se dedico a relajarse.
Un celular resonó en la estancia.
- ¿Si? - Pregunto Robert.
- Soy Hermione…
- ¡Oh! ¡Hola!
- Lamento el atraso, pero ya estoy aquí- Dijo una voz -, subo en unos minutos.
- ¡Claro, aquí te esperamos! - Acepto el director, apago el teléfono y se dirigió a los presentes - Nuestra chica, esta aquí. Por favor señores preparémonos para recibirla.
Todos asintieron, mientras el pelirrojo seguía metido en sus cosas. Había escuchado pero no le hacia mucha gracia recibir a la "perfecta chica".
La puerta sonó en unos minutos y tres personas entraron.
Ron tomo atención. La primera era una mujer vestida elegantemente y atendía un teléfono. La segunda era una chica delgada y menuda que anotaba rápidamente en una agenda dorada. Y la última y más importante parecía ser la joven que todos esperaban; estaba relajada y por una extraña razón no dejaba de sonreír. Estaba vestida con un adorable vestido floreado y sandalias. Colgado a su hombro llevaba un bolso dorado y en cuanto a accesorios, solo llevaba un singular collar en forma de estrella y unos finos aros.
Era simplemente bella.
Justo lo que en esta campaña necesitaban.
- Lamento mucho la tardanza - Se disculpo, saludando al director, para continuar con todos los individuos. -, pero el trafico en Londres, es cada vez mayor.
- No te preocupes, no llevábamos tanto tiempo tampoco - Dijo un hombre delgado y de aspecto diplomático.
- Si, Edward tiene razón. - Acepto otro hombre, que tenia una voz marcadamente seductora. - Pero ya que estas aquí. ¡Comencemos!
- Te presento a nuestro equipo - Comenzó Draco Malfoy. Se acerco al primer hombre. - Edward Newton, subdirector de la empresa.
- Un placer señorita Granger. - Susurro el chico que tomo la delicada mano de la joven en la suya y deposito un pequeño beso.
- También para mí. - Admitió la castaña, mientras sin intención desviaba su mirada por unos segundos al hombre pelirrojo que no se había dignado ni siquiera a dejar lo que hacia, para que se presentaran.
- Bruns McVoight, diseñador principal - Explico el chico rubio.
- Espero que disfrutes este fascinante proyecto. - Comento el recién presentado.
- Gracias, sin duda me divertiré.
- Bernard Runstell, empresario de Weeding Place y otras marcas conocidas.
- Me encanta su nueva colección de otoño.
- Gracias, esperamos que la promocione y sea de su agrado. - Dijo, mientras sonreía coquetamente.
- Y Ronald Weasley, modelo y tu acompañante en este proyecto. - El chico cuando sintió que pronunciaban su nombre se tomo el tiempo y al fin se paro de su asiento, sonriendo con suficiencia.
- Mucho gusto Ronald, espero que nos llevemos bien. - Comento ella, mientras le exponía su mano en señal de saludo, aunque el pelirrojo la miro y no la estiro para responder a su saludo. - Vaya, no pensé que fueras como todos decían, pero al parecer si lo eres.
Se miraron fijamente, desafiándose el uno al otro. Tenían carácter y más que nadie… orgullo.
- No es nada personal. - Fue lo único que dijo Ron. Sentándose nuevamente en su silla.
- Engreído - Susurro Hermione, dándose la vuelta a dialogar con Robert. - Bueno, ¿Cuándo empezamos? ¡Estoy entusiasmada por trabajar con un equipo TAN educado y agradable! - Recalco la palabra, intentando que cierto pelirrojo escuchara. Pero por mas que grito, el pareció ni inmutarse, aunque si había escuchado -y muy claro-.
- Comenzaremos con las firmas y luego te explicare el proceso. - Aclaro Robert, mientras hacia unas extrañas señas a Draco Malfoy, que entrecerraba un ojo y luego el otro sin entender nada - Y si todo esta bien, mañana mismo comienza tu jornada.
- ¡Perfecto!
La chica asintió gustosa, sentándose en el lugar que llevaba su nombre y que para su suerte tenia un gran vaso de agua mineral.
Cada representante se ubico frente a su papel y firmo como era debido.
Hermione y Ron también lo hicieron escribiendo con letra clara su nombre en un contrato que los vinculaba por aproximadamente 1 año.
Unas horas después todo estaba listo. Cada uno sabia lo que tenia que hacer y a que horario llegar al día siguiente y el resto de los días.
- Jeff, estoy agotado ¿puedo irme? - Le pregunto el pelirrojo a su manager.
- Ron, espera unos minutos ya podrás irte.
El pelirrojo bufo frustrado. Miro a la nueva chica que conversaba animadamente con todos los directores. Todos parecían disfrutar esa tonta conversación que el no comprendía y de la cual no era parte.
- Recién llegada y ya me quita la atención… - Susurro para si mismo, aunque Jeff logro escuchar.
- No seas así. Ni si quiera la conoces… - Comento, desaprobando la manera en que Ron se comportaba. - ¿Por qué la trataste así? ¡Ni siquiera la saludaste Ron!
- ¿Te pones de su parte?
- Sabes que no fue esa mi pregunta…
- No es nada, solo que no me… - No sabia como expresar lo que pensaba en esos momentos.
- ¿No que?
- No parece de mi tipo
- Ron, no estamos buscándote pareja. Esto es trabajo - Susurro Jeff, levantándose para escuchar a Robert que se acercaba junto a Hermione. Y al ver que el pelirrojo no tenía intensiones de levantarse lo tomo de un brazo y lo alzó. - Así que compórtate, o te sacaran del proyecto.
- Ya saben que mañana es la presentación frente a al prensa. - Repitió el hombre mirando a los dos susodichos que se miraban de reojo. - Queremos que lleguen juntos a la Premiere.
- Por Ron no hay ningún problema - Respondió el manager rápidamente. Ron le lanzo una mirada furiosa y luego a Hermione, que lo le echaba un vistazo riendo.
- Por mi tampoco - Comento ella.
- La limusina pasara de acuerdo a los horarios fijados para cada uno.
Eso fue lo ultimo que escucharon, ya que cada uno avanzo a el ascensor para llegar a sus hogares y descansar de un agotador trabajo.
- Hermione, pasare a aclarar las dudas de tu atuendo, nos vemos abajo. - Dijo Annie Hudson. Su secretaria personal, que bajaba en el piso 4.
- De acuerdo, gracias.
Solo quedaban 3 personas; Ron, Jessie y ella.
- Ron, tengo que ver si Pansy ya llego - Comento antes de salir del elevador, después de guiñarle un ojo a Ron y despedirse de Hermione -. Luego hablamos
Un silencio incomodo inundo la estancia. No habían tenido un primer encuentro que se diga "extraordinario". Así que era obvio que no quisieran ni cruzar palabras con el otro.
Mientras antes lleguemos al primer piso, mejor Pensaba la castaña, mientras movía sus pies inquietos.
¡Diablos! ¡Justo hoy tenia que demorarse tanto este estupido ascensor! Pensaba el pelirrojo, desviando de vez en cuando sus ojos a la única persona presente.
Pero ambos fueron interrumpidos de sus pensamientos, ya que un estrepitoso sonido del elevador les indicaba que presentaba desperfectos técnicos.
Hermione trago saliva ruidosamente. No era de su agrado quedarse encerrada espacios pequeños, y menos con un chico al que parecía no caerle bien.
- ¡No, no, no, no! - Se quejaba desesperada.
El pánico era algo que no le gustaba experimentar.
- Tranquila, solo se detuvo. - Dijo Ron como si fuera lo más normal del mundo.
- ¡¿Solo se detuvo? - Estaba agitada. Más que eso, estaba histérica.
- Si, ¡Solo se detuvo! - Contraataco frente a la exagera reacción de Hermione.
- ¡No sabes por lo que he pasado Ronald! ¡Primero se queda quieto, luego se apagan las luces y después se suelta, caemos estrepitosamente contra el piso! ¡Moriremos en unos minutos!
- No seas exagerada, cual quiera diría que ya…
- Si, ya he pasado por esto. Y no es nada divertido. - Ron iba a responder, pero Hermione lo cayo con un gesto de mano - Fue hace unos meses, estábamos encerrados en un ascensor. Por poco los cables se cortan…
- Te equivocas, ni siquiera han apagado las luces - Dijo sentándose en el piso de baldosas blancas.
Como si sus palabras fueran ordenes, eso ocurrió.
- ¡Te lo dije! - No se percato de que había avanzado lo suficiente como para quedar a centímetros de Ron. Al menos se sentía un poco protegida teniendo a alguien a su lado… aunque fuera un engreído.
Ron solo puso los ojos en blanco, y contemplo a la chica en la oscuridad, suspiro rendido. A pesar de estar en penumbra podían notar ciertos aspectos de su ropa y rostro. Hermione estaba pálida y el muy tranquilo; también había pasado por esto varias veces y no lo encontraba para nada inusual, eran cosas que pasaban.
Pero lo que no esperaban era que el elevador se tambaleara provocando que la chica cayera al suelo con brusquedad, tropezando con el pelirrojo.
- ¡Estupido! ¡Tenias que estar sentado! - Gruño molesta, buscando de donde afirmarse.
- ¡Tu eres la que tenia que fijarse por donde caminabas! - Respondió el pelirrojo, sobándose la rodilla.
- ¡Claro! ¡Con tanta luz! - Respondió sarcástica.
El sarcasmo no era algo que hiciera parte de su vida constantemente. Quizás porque no era necesario en la mayoría de las oportunidades. Más bien nunca se molestaba con nadie, pero definitivamente ese pelirrojo era la excepción.
- ¡Párate y deja de pisarme!
- ¡Pues quítate! ¡No vaya a ser que me…! ¡Aaaah! - Grito, antes de caer sobre Ron nuevamente, aunque esta vez de una manera mas comprometedora. - ¡Imbecil!
- ¡Tu fuiste la que me empujo! - Regaño, mientras trataba de no tocar a Hermione, que se encontraba sobre su cuerpo. - ¡Además, no digas nada, ya que la que esta en una posición indebida eres tu!
- ¡Ni que quisiera, bruto!
- Todas dicen lo mismo, antes de… - Se burlo Ron, riendo. Aunque recibió un golpe que no le gusto para nada. - ¡Oye! ¡Cuidado con lo que tocas!
- Oh, lo lamento, ¿te pegué? - Pregunto con voz falsamente inocente.
- ¡Si!
- ¡Pues que bueno!
¡Estupido pelirrojo!
- ¿Quieres empezar con este jueguito?
- ¿Qué "jueguito"? - Pregunto recalcando la palabra, mientras intentaba apartarse del chico y ponerse de pie. Aunque era difícil ya que no había nada para apoyarse, ni siquiera un pasamanos.
- "caricias en la oscuridad"
- ¡Ni se te ocurra Weasley!
- Nadie sabrá Granger, no te hagas de rogar…
- ¡Jamás estaría con alguien como tu! ¡Cretino!
Las luces se encendieron nuevamente.
- ¿Cómo yo?
- Si, engreídos que juran tener el mundo en la palma de sus manos. Pero que al final del día lloran porque nada es real. - Todo lo decía mientras con bastante precisión su aliento chocaba en la cara del chico - Patético.
- ¿Y tu te crees la señorita "maravilla"? Porque de seguro debes tener mas de algún defecto.
- Si, tengo muchos. De los cuales estoy orgullosa, por no llegar a ser alguien como tu.
- Eres tan o mas engreída que yo Granger. - Estaba irritado, esa chica lograba sacarlo de sus casillas - Tal vez no lo demuestres, pero eres ambiciosa.
- ¡Por supuesto que no!
- Si lo eres, porque sino no hubieras aceptado un trabajo en el cual ganarías mas dinero que cualquier millonario empresario.
- Tengo razones…
- Lo que tú digas - Dijo, mientras tarareaba una suave melodía que Hermione no logro comprender.
- ¡Ashh! ¡Eres tan irritante!
- Si, lo se, me lo dicen constantemente.
Luego de un rato discutiendo lo mucho que se odiaban, decidieron sentarse, comenzaba a hacer calor. Tal vez porque llevaban mas de dos horas, o porque simplemente la temperatura había aumentado frente a tanta discusión.
- ¿Por qué eres tan así con todos?
- Eso no te incumbe.
- ¿Hay alguna razón coherente?
- Si
- ¿Relacionada con tu carrera?
- Si
- ¿Por eso eres tan poco amable?
- ¿Por qué no te callas de una vez?
- ¿Por qué no haces algo para que nos saquen de aquí?
- ¿Te parece suficiente intentar llamar sin señal?
-¡Estupido ascensor!
Estaba perdiendo la paciencia, ella caminaba de un lado a otro. Se sentaba, se levantaba y volvía a recorrer el reducido espacio. Decía un par de palabras y luego se sentaba nuevamente.
- ¡Diablos deja de moverte, me estas mareando! - Exploto desesperado, no es que estuviera muy cómodo en el duro suelo, pero por lo menos quería estar tranquilo. - ¡Te pareces a Percy! ¡Si que fastidias! ¡Irritante y poco atrayente! ¡Imposible que encuentre una chica así!
- ¿Por qué me dices eso? - Pregunto con el entrecejo fruncido; odiaba que la criticaran. - ¿Y quien demonios es Percy?
- Uno de mis hermanos, que es tan o mas irritante que tu. - Dijo con obviedad.
- Así que soy poco atrayente… - Susurro de forma seductora, provocando que Ron comprendiera que ella podía serlo si se lo proponía.
- Eso dije ¿No? - Intento aparentar normalidad, aunque estar frente al cuerpo de una mujer, nunca lo relajaba, y menos si se acercaba de manera tentadora.
- Pues ya veras… - Respondió acercándose al pelirrojo que retrocedió mas, chocando con la aterciopelada pared del elevador.
¡Que demonios intentaba demostrar!
Era verdad que ese tonto había llevado su orgullo del lugar en que estaba a uno completamente inferior, pero eso no significaba que tuviera que recurrir a esa manera de "autodefensa".
Su mente realmente no reaccionaba, realmente quería hacerlo, ¡por una estupida razón quería hacerlo!
Tal vez por resentimiento…
Tal vez por dolor…
Tal vez solo por intuición…
Se arrodillo frente al pelirrojo, que chocaba con su espalda a la pared. Parecía mas pálido de lo normal o talvez ya el calor comenzaba a realizar estragos en el.
Hermione lentamente fue tomando la polera del pelirrojo acariciándolo por encima de las prendas, surcando los abdominales marcados por el entrenamiento. Tal vez Ron era un hombre muy guapo y sexy, pero también era orgulloso con una personalidad petulante.
- Jamás lograrías competir conmigo Granger. - Dijo de manera arrogante, levantándose del suelo. No supo como, pero tenia a Hermione acorrálala contra su cuerpo y la pared. - Puedo lograr que supliques, por mi.
- Tal vez… - Acepto con simpleza y seguridad, intentando en vano separar su cuerpos, que desprendían una intensidad sorprendente.
Si el quería jugar con fuego, ella lo seguiría, pero para avivar la llama y hacerlo caer en su propia trampa.
- Es bueno que empieces a aceptarlo…
- …pero no, si yo lo hago primero. - Continuo como si el no hubiera dicho nada.
Le gustaba esto de intentar hacer caer al enemigo y más cuando su oponente merecía una lección… y muy valiosa.
- Eso esta por verse
Sus respiraciones se habían vuelto agitadas, sus labios casi se rozaban y su aliento chocaba en los labios del otro, incitándolos a continuar con su repentino "jueguito".
Por mas que la castaña se moviera y lo empujara el se afirmaba de la pared manteniéndola en una posición posesiva.
- Tan fácil… - Susurro el pelirrojo acercándose a su delicado y suave cuello. Cubierto por unos rebeldes rizos. - ¿Quieres rendirte ya?
- Me encantaría… - Soltó en una especie de gemido la castaña, mientras se afirmaba al pelirrojo cabello del chico. El tomo esto como una rendición a su propuesta y se acerco a sus rojos y tentadores labios, que se entreabrieron no para corresponder al beso, sino para soltar unas palabras fríamente calculadas, llenándolo de ira - …verte nuevamente en las páginas de las revistas, completamente humillado, pero esta vez, por mis propias manos…
- Inténtalo…
Hermione iba a responder, pero por más que quisiera atrasar lo que ocurriría, nada había conseguido.
Y como si fueran los amantes más desesperados por la última oportunidad de verse, sus labios colisionaron. Chocando con brusquedad, buscando saciar la pasión que los motivaba en esos minutos.
Ron sabia muy bien como lograr que se rindiera ante sus deseos, pero ella no se lo estaba poniendo para nada fácil. Se resistía de manera desesperada; empujaba sus brazos que intentaban aprisionarla, aunque sus labios se movían a un compás lento y suave. Sus lenguas comenzaron a luchar, buscando terminar con toda resistencia. Pero de manera involuntaria ambos buscaron con sus manos sentir el contacto del otro, que tanta delicia les estaba provocando.
El pelirrojo posiciono con delicadeza la pierna izquierda de Hermione apoyándola en su propia cadera, logrando tener un mayor roce íntimo con la chica. La empujo más aun contra la pared, haciendo que ambos gimieran.
Para Hermione fue inesperado, nunca pensó que sentir la presión de un cuerpo varonil causara tales estragos en su propio cuerpo. Y no era la única afectada, Ron comenzaba a ceder por primera vez en su vida, estaba siendo débil. Deseaba olvidar todo y solo actuar de manera instintiva y hacerle el amor desenfrenadamente a esa tonta chica que había logrado descontrolarlo totalmente.
Por más que quisiera detenerlo y aguantar una gran cantidad de gemidos, todo sucedió como debía ser. Su pantalón se ajusto, y su boca libero los lamentos.
La castaña con una extraordinaria fuerza separo al pelirrojo de su cuerpo, pero este volvió a presionarla.
- ¡Ahhh! - Gimió la Hermione, mientras sus piernas comenzaban a temblar.
- Diablos, porque estas tan…
Con tanta emoción del momento, no lograron escuchar el sonido del ascensor al abrirse.
- ¡Perfecto! - Grito Robert, sacándolos de su ardiente escena. Ninguno se separo del otro, estaban en la misma posición que los habían encontrado. - ¡Esa es la pasión que quiero en la campaña!
Ahora los aludidos si se alejaron, tan rápido como si se estuvieran quemando y aunque no lo aceptaran, así era. Sus miradas paseaban de cada persona que se encontraba fuera del ascensor mirándolos, hasta los flashes de las cámaras que habían captado cada movimiento. Los paparazzi estaban completamente enloquecidos, habían captado el primer escándalo que agotaría todos los periódicos del día.
Estaban en problemas o de acuerdo a Robert, eso era perfecto.
