Egoismo. Traición. Superación. Magia. Demonios y sopresas. La verdad siempre duele, El pasado y el futuro también. Solo se puede aprovechar el presente. Y nuestros amigos lo van a hacer.
Antes de nada, quiero decir que INUYASHA no me pertenece, ni tampoco sus personajes y que esta historia esta hecha sin ánimo de lucro.
Y ahora sí, esta historia va a ser lo que yo me he imaginado que pasaría si Inuyasha hubiera rechazado (seriamente) en algún momento a Kagome y como ella hubiera superado y enfrentado este hecho. Claramente tiene mucho más contenido que este (guiño, guiño y de todo tipo jajajaja), así que espero que os guste y que no seáis muy crueles en vuestros comentarios ya que es el primer fic que publico.
Ah, y si no es mucho pedir, por favor, ignorar mis faltas de ortografía y mi escasez de acentos, mi dislexia me condena. jajajajajaja
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PRÓLOGO.
Estábamos casi al final de la guerra. Naraku contra la pared. Kagura había muerto y Kanna también, ya no supondrían ningún peligro, pero claro, al final no fueron peligrosas.
Naraku conseguía contaminar incluso a los seres que el mismo creaba con su maldad y la ayuda de la esfera y conseguía que estos quisieran uir de él, separar el vinculo antinatural que tenían y que no les dejaba vivir.
Rin había contado a Kagome en una ocasión como había muerto Kagura ya que se la encontró cerca del campamento del grupo, según la niña Sheshumaru la había dicho que le vendría bien el contacto humano por unas horas. Que atento Sheshumaru había pensado Kagome con ironía.
Kagome a penas podía imaginarse al demonio preocupado por aquella adorable niña, y mucho menos cuidándola.
Escena retrospectiva
- El Señor Sheshumaru me ha dicho que venga a hablar contigo- dijo Rin mientras se acercaba a Kagome que estaba sola en el bosque sobresaltándola sin previo aviso.
Está a penas sobrevive del susto cuando la pequeña niña salió de los arbustos como si nada.
- Ah!- Medio grito Kagome hasta que focalizo a quien tenía delante.- Dios Rin. Que susto me has dado.- dijo llevandose la mano al corazón notando los latidos. Estaba muy sensible con toda la atmósfera de su alrededor, la esfera perdida, el grupo estresado, kikyo muerta, Inuyasha deprimido, Shipo ausente... Si seguían las cosas así habría una gran pelea en unos días.- Dime pequeña- dijo volviendo la pelinegra de sus pensamientos- ¿ Para que te ha mandado Sheshumaru?.-
- Dice que me vendría bien pasar tiempo contigo.- la niña se le acerco con las manos entrelazadas detrás de la espalda.- Dice que mi cuerpo esta a punto de cambiar y que debo hablar contigo-. movió las manos hacía delante poniendo las palmas boca arriba y la miro haciendo un gesto de no entender a que podía referirse su cuidador.
Kagome no daba crédito. Rin ya tenía 12 años, si el cambio al que se refería Sheshumaru era la menstruación de la niña y que se convertiría en mujer para los hombres de aquella época, lo mataría.
Pero finalmente era eso a lo que había mandado allí a Rin, así que intento hablar con ella lo que pudo y resolverle todas las dudas que se le planteaban a aquella pobre niña cuya única compañía habitual que tenía era ese demonio pervertido, Jaken y un dragón de dos cabezas.
Fin del Flash Back
Aparte de la conversación de la niña, la cual la trajo una sonrisa a los labios, le había traído los pendientes de Kagura y le había pedido por favor que hiciera un entierro con ellos, pues el cuerpo había desaparecido por completo y su deseo era que una persona que hubiera amado a Sheshumaru tuviera una despedida adecuada.
Kagome suspiro.
- Esta niña no sabe lo que es tener rivales- dijo mientras andaba con el grupo por un camino rodeados de tierra yerma. No se había dado cuenta de que se había vuelto a sumergir en sus pensamientos, solo se percato cuando Shippo se dio media vuelta para mirarla con las manos detrás de la cabeza. Kagome le hizo un gesto para que lo olvidara.
Últimamente se perdía mucho en sus pensamientos, todo era mejor que estar en aquel silencio incómodo constante. Cerro los ojos y suspiró. Luego abrió el derecho y examino al grupo.
Sango y Miroku caminaban delante. Entre ellos había una atmósfera extraña últimamente. Kohaku había sobrevivido gracias a Kikyo. Sango estaba feliz, y deseaba reencontrarse con su hermano de una vez, pero Naraku les seguía esquivando. Por otra parte estaba la propuesta de matrimonio de la pareja que había quedado en el aire. Suponía que querían avanzar de maneras más "intimas" en su relación, pero con Inuyasha, Shippo y ella pegados todo el día, no podían. Y esto era lo que molestaba a Miroku. De hecho había dejado hasta de molestar a otras chicas guapas que se encontraban por el camino durante el viaje.
Después iba Inuyasha. Llevaba las manos cruzadas al frente como siempre, con las orejas levantadas y la vista al frente. Todo un soldado. Estaba afectado por la muerte de Kikyo y por no poder haber sido su héroe. Notese el sarcasmos del asunto. Pero ella no era quien para meterse en la cabeza de nadie. Se había centrado completamente en Naraku, y era el único tema que trataba. Y puesto que a Miroku esto no le dejaba "intimar" y a Sango no le dejaba "ampliar" su vida familiar, era un tema tabú.
Silencio. Eso era todo lo que se oía.
O gritos, que también, a partes iguales.
Luego estaba Shippo, que se había puesto a su vera, era el único que se comportaba como siempre. Su amigo más maduro en estos momentos era un demonio zorro que aparentaba 6 años.
Llegaron a un claro y empezaron a disponer el campamento. Rápidamente consiguieron agua, gracias a Kirara que llevo a Sango hasta un pequeño riachuelo, madera, Miroku podía ser muy meticuloso cuando quería distraerse y un vigía, Inuyasha siempre en guardia.
Kagome colocó su saco de dormir al lado de la hoguera y la prendió con ayuda de un Zipo que guardaba en su mochila.
Sus poderes seguían sellados. Solo, absolutamente solo, sabía que la perla de Shikon con ayuda de Kikyo se los habían sellado y habían conseguido que estos desaparecieran casi por completo. Y es verdad, había sido tan estúpida de no darse cuenta, resulta que cuando llego a esta época desmembraba a demonios con solo un haz de luz de sus manos, y ahora a penas lanzaba una flecha purificadora. Penoso. Y todo por el estúpido deseo de Kikyo de no volver a luchar, que incumplió según tuvo la oportunidad.
Cuando volvió de sus pensamientos se dio cuenta de que el grupo también estaba reunido en torno a la hoguera y había empezado otra discusión.
- ¿Por qué no podemos ir a afilar las armas al pueblo de exterminadores de demonios?- repregunto Miroku mirando a Sango con un temblor en la ceja derecha. Ya se había convertido en un tic.
- Porque queda lejos de nuestro camino y eso nos retrasaría- respondió con tono serio y cortante Inuyasha.
Sango les había ignorado y estaba bebiendo agua. Claramente había intenciones lujuriosas en eso de "afilar las armas".
Kagome miro a Shippo con gesto de interrogación y este le miro de vuelta con gesto plano.
- Tu no te metas Inuyasha- dijo Miroku levantando la voz.- No estaba hablando contigo.-
- Pero tus acciones pervertidas si interfieren con la misión.- rebatió Inuyasha cerrando los ojos.
- La misión...- Miroku guardo silencio, un silencio que avecinaba tormenta- por lo menos yo tengo sangre, no como tú.- gruño en alto mientras le apuntaba con el dedo.
-¿Que has dicho monje?- rebatió Inuyasha poniéndose en guardia y incorporándose.
- Ya basta chicos, no hay acciones pervertidas porque no vamos a ir a ningún sitio.- zanjo Sango con expresión irritada.
Pero los chicos la ignoraron.
- He dicho que eres un egoísta, quieres matar a Naraku solo para vengarte de la muerte de la sacerdotisa Kikyo.-
- Y tu quieres matarlo para librarte del vórtice de tu mano. ¿Qué diferencia hay?- contesto Inuyasha de pie.
- Que yo lo hago para el futuro. Tu solo lo haces para regodearte en tu propia desgracia y maltratar a la señorita Kagome.- dijo Miroku apuntándola con el dedo.
Kagome abrió mucho los ojos.
- Chicos, a mi no me metáis en estos temas...- declaró tranquilamente mientras lo dejaba correr.
- Yo no te he metido en anda.- empezó a gritar Inuyasha.
Y un clic sonó en la cabeza de Kagome.
- Eh, no te metas con ella chucho- dijo Shippo saltándo para ponerse a su altura.
- SE ACABO- grito Kagome a todo pulmón mientras Inuyasha y Shippo empezaban a llegar a las manos y Miroku se iba al bosque.- Tú, ven aquí.- ordeno en tono tajante al medio demonio mientras un aura negra y roja la rodeaba.- Y vosotros dos- señalo a Sango y Miroku- ahí sentados donde la hoguera.- remarco cada una de las palabras.
- Tú no puedes darme...- empezó a rebatir gritando Inuyasha pero fue cortado por Kagome.
- Si, si puedo y vas a venir, y vamos a tener una conversación muy seria ahora mismo o juro que diré la "palabra" tantas veces que tendremos que ir a buscarte al centro de la tierra.- se acerco y lo cogió de una de las mangas de su traje y se lo llevo al bosque bajo la atenta mirada de Miroku, Sango y Shippo.
Cuando llegó a una zona más a menos alejada le soltó y le encaró.
- Me vas a decir que te pasa- Kagome habló con una voz más aguda de lo que hubiera querido, pero con un tono normal.
- Nada- y ella se tuvo que enfrentar a su cara obstinada de siempre.
- Sieennnnn...- dijo esperando que surtiera efecto.
-Para, para.- dijo Inuyasha agitando los brazos. Suspiró.- Quiero que muchas cosas cambien pero no tengo animo para hacerlo.-
Kagome se quedo sorprendida antes estas declaraciones, y más viniendo de él.
- Adelante- dijo animándolo a hablar.- No es tan difícil darles un día a Sango y Miroku para ver a Kohaku y para que avancen en su relación.- dijo despacio- todos estamos sometidos a mucha presión y tú tienes que superar...- pero Inuyasha no la dejo terminar.
-Tu no estas sometida a ninguna presión.- dijo Inuyasha dejando a una Kagome sin palabras, con la boca abierta.- Tu no haces nada, las luchas cuerpo a cuerpo las llevamos Miroku, Sango y yo. Tu solo cuidas a Shippo durante ellas, o lo que es peor, cuida él de ti. A veces lanzas una flecha, otra corres y gritas, y otras dices cosas evidentes. Y lo peor es que te sobra tiempo para atormentarme a mi con tus pensamientos sobre Kikyo y sobre mi.-
Kagome no podía articular palabra, es más no podía a penas ni pestañear.
- No eres más que una niña. - continuo Inuyasha.- Llevas aquí más de un año, casi dos, y no se te ha ocurrido aprender una técnica de lucha que te sirva a parte de tus flechas. Solo eres una carga.- concluyo Inuyasha con una cara muy seria y los ojos posados en ella.
- No sería una carga si Kikyo no hubiera sellado...- intento rebatir, pero la cortó de nuevo.
- No Kagome, no te disculpes con Kikyo. No la metas en todo. Esto es culpa tuya. No estas hecha para esta época.- dejaba un silencio entre frase y frase esperando que ella comprendiera el significado.- Lo que esto intentando decirte es que te tienes que ir. Es uno de los cambios que quiero hacer y tu lo has dado pie.-
Kagome boqueo sin decir ninguna palabra. De hecho solo estaba procesando que pensaba que las cosas estaban mal, pero no se había percatado hasta que punto.
-Ya hemos tenido esta conversación más veces, no pongas las cosas más difíciles y solo vete sin montar una de tus escenas.- concluyo Inuyasha mirándola fijamente a los ojos.
Kagome pestañeo como volviendo de un sueño. Se dio media vuelta sin mediar palabra. Tampoco sabía cuales exactamente, ya que solo se le pasaban insultos por la cabeza. Poco a poco a paso lento y notando al medio demonio detrás, llego al campamento. Había una charla normal entre los allí reunidos, pero se quedo todo en silencio en cuanto vieron sus caras.
-¿QuÉ ha pasado?- dijo Sango mirando a Inuyasha y a Kagome alternativamente.
- Nada- contesto con su voz seria Inuyasha.
- Me voy a casa- dijo Kagome. Recogió su saco en silencio mientras empezaba a oír a través de el zumbido de sus oídos que hablaban entre ellos. Ninguna palabra coherente paso a través de su oído a su cerebro, pero lo único que habitaba en él en estos momentos eran maldiciones.
Después de guardar todos sus enseres en la mochila se la cargo al hombro.
- Si no te importa me llevo a Kirara para que me deje antes.- dijo con noto completamente neutral y perdido. Le hizo una seña al demonio para que se transformara. Se subió a él de forma metódica y los miró una última vez.
Pero claro, Kagome Higurashi no puede marcharse de manera elegante de un sitio, no, ella tiene que montar una escena.
Mirándolos sintió como el odio hervía dentro de ella.
- Tú.- dijo mirando al monje.- Tu estarías en la cárcel por acoso sexual a todas las mujeres que te rodean, maldito sádico pervertido pederasta.- hizo una pausa y miró a Sango.- y tú, tu hermano pasa de ti, se ha hecho mayor sin ti- dijo riéndose como una bruja.- estaba muerto, y ya no te necesita para nada, así que ya, déjalo en paz.- y por último miro a Inuyasha.- Y tú, maldito medio demonio,- escupió con asco.- que sepas que lo de medio hombre también te pega, por que ni en las noches de Luna nueva se te puede llamar hombre. No eres más que un niño asustado sin padres que no sabe nada de la vida y espero que encuentres la muerte junto a tu obsesión con Naraku.- antes de terminar estas palabras indicó a kirara que se levantara y empezara el viaje de vuelta a casa. El último viaje.
La lágrimas inundaron los ojos de la pelinegra y no pudo disfrutar de las vistas de regreso al pozo. De los lagos color plata como la luna, de la extensa vegetación y de la tranquilidad. De la tranquilidad que ella no sentía y que liberó gritando a mitad del viaje entre sollozos.
Cuando llegó al pozo a penas de podía mantener en pie. Iba completamente tumbada encima de Kirara y la abrazada con mucha fuerza. Esta se tumbo en el suelo para dejarla bajar y servirla de apoyo. La chupo la mano para animarla. Kagome solo tuvo fuerzas para abrazarse a su cuello y llorar más. Cuando sintió que había limpiado un poco de la traición que acababa de recibir, se separó de ella y noto que estaba amaneciendo. Se dio la vuelta hacía el pozo mientras oía un gran suspiro de Kirara. Se sentó primero en él y luego se dejo caer hacía la negrura. Hoy aquellas luces moradas y azules le parecían mucho menos brillantes que cualquier otro día.
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Espero que les haya gustado. Me encantaría recibir algún comentario de apoyo (pooooorfiiiii) y no sean muy crueles.
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