¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!
En realidad este era proyecto comletamente diferente, puesto que era un fic original, pero decidí convertirlo en un fanfic. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruto escribiéndolos. (*****-chan, acabas de firmar tu sentencia de muerte) [Sonrisa maligna] }8)... Bueno, espero sus reviews. Bye.
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Mis más sinceras disculpas, pues no había notado que estaba incompleto hasta hoy.
Veo que les ha gustado mucho y espero que siga siendo de su agrado, pero como no puedo ver inmediatamente lo que acabo de publicar, no puedo ver los errores. He vuelto a editar el capítulo 1 y estoy trabajando en el capítulo 2 ahora, espero publicar pronto. Bye
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Una mujer está recostada en la baranda, en la proa de un barco. La brisa marina acariciaba suavemente su rostro y elevaba su largo pelo en un alegre jugueteo. Un muchacho se acerca a ella.
-Comandante, estamos llegando a puerto.
- ¿Mandaron la señal?
-Sí. Nos dieron permiso para desembarcar en el lote 5.
-Tendrán la noche libre, mañana haremos las reparaciones y compraremos provisiones.
-Entendido.
-Avisa a los demás.
-Entendido.
El muchacho se aleja.
-[Ellos me dicen Comandante…pero sólo soy Primer Oficial…dudo que le den el puesto a una mujer…]
Después de desembarcar, la muchacha se dirige a una base. Desde lejos se lee un letrero que dice Cuartel General. Se detiene en la puerta y sosteniendo la respiración la abre.
-¡Justice reportándose, señor!
-¿Dónde está su Comandante, Primer Oficial?
-El Comandante…el Comandante se suicidó cuando atravesamos la Caldera del Diablo. Le presento mis condolencias, junto con la de los demás tripulantes.
-¡Ese punto estaba fuera de la ruta asignada!
-Él era el Comandante y él cambió el curso.
-¡Usted debió impedirlo!
-Me vi forzada a secundar su orden.
-¿Acaso le puso una pistola en la nuca?
-En la frente para ser exactos.
-¡Quiero un informe completo! Mañana a las 600 horas.
Alguien que estuvo entre sombras se expuso a la luz.
-¿Haciendo mi trabajo otra vez? Vaya, ya no sé si renunciar y dejarte hacerlo, Shankman.
-¡A-Almirante!
-El navío Santa Elena acaba de llegar, vaya a buscar el reporte.
-Con todo respeto Almirante, pero yo debo estar presente.
-Mis más sinceras condolencias Comandante Shankman. Pero esto va más allá de su poder.
El Comandante era un viejo desagradable y rechoncho, siempre tenía la nariz roja y abusaba del poder que tenía. Salió de la oficina del Almirante, éste cerró la puerta.
-Descanse Kamiya.
El Almirante, por su parte era un hombre joven, apuesto, con ojos azules y el pelo rojo y largo, siempre atado en una cola. Tenía su rostro cubierto por una corta barba.
-Gracias, Almirante.
-Kao-chan, Imagino que estás agotada, pero esto es un asunto que debe quedar claro hoy.
-Comprendo.
La Primer Oficial, era una mujer joven, con el pelo color negro, largo hasta la cintura, generalmente lo llevaba recogido en una trenza, pero hoy lo tenía suelto. Tenía los ojos verdes.
-¿Me puedes decir de manera extraoficial qué pasó?
-Sí, Almirante.
-¿Cuáles fueron los hechos?
-Después de haber llevado a cabo la misión de forma exitosa, El Comandante quiso hacer un embarque extraoficial en las islas Blue Velvet. La tripulación me había comentado que el Comandante tenía un tráfico de armas en esas islas…
-¿Era verdad?
-Sí, a medianoche hicieron la transacción. Traté de comunicarme con la base, pero no logré respuesta. El Oficial de comunicaciones notificó que los canales estaban cerrados en la base.
A las 530 horas, en medio de una tormenta, el Comandante ordenó zarpar y cambió el rumbo, la nueva ruta, incluía atravesar la Caldera del Diablo. Me negué a secundar la orden, sabiendo que el clima estaría peor en la nueva ruta. Era un suicidio. El Comandante sacó su arma y luego de cargarla, apuntó a mi cabeza…
-Ya escuché eso. ¿Cómo se suicidó?
-Mientras atravesábamos la Caldera del Diablo, la tormenta nos azotó con toda su fuerza, el comandante no tenía control, así que asumí el mando. Cuando la tormenta amainó, el Comandante se pasó el resto del día en su camarote. En la noche, escuchamos un disparo. El Comandante se introdujo su arma en la boca y tiró del gatillo.
-Prepara el informe, me lo entregarás mañana a las 800 horas. Puedes retirarte.
-Sí, Almirante.
-Y recuerda, ese corte de pelo no es apropiado para la tripulación.
En realidad este era proyecto comletamente diferente, puesto que era un fic original, pero decidí convertirlo en un fanfic. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruto escribiéndolos. (*****-chan, acabas de firmar tu sentencia de muerte) [Sonrisa maligna] }8)... Bueno, espero sus reviews. Bye.
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Mis más sinceras disculpas, pues no había notado que estaba incompleto hasta hoy.
Veo que les ha gustado mucho y espero que siga siendo de su agrado, pero como no puedo ver inmediatamente lo que acabo de publicar, no puedo ver los errores. He vuelto a editar el capítulo 1 y estoy trabajando en el capítulo 2 ahora, espero publicar pronto. Bye
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Una mujer está recostada en la baranda, en la proa de un barco. La brisa marina acariciaba suavemente su rostro y elevaba su largo pelo en un alegre jugueteo. Un muchacho se acerca a ella.
-Comandante, estamos llegando a puerto.
- ¿Mandaron la señal?
-Sí. Nos dieron permiso para desembarcar en el lote 5.
-Tendrán la noche libre, mañana haremos las reparaciones y compraremos provisiones.
-Entendido.
-Avisa a los demás.
-Entendido.
El muchacho se aleja.
-[Ellos me dicen Comandante…pero sólo soy Primer Oficial…dudo que le den el puesto a una mujer…]
Después de desembarcar, la muchacha se dirige a una base. Desde lejos se lee un letrero que dice Cuartel General. Se detiene en la puerta y sosteniendo la respiración la abre.
-¡Justice reportándose, señor!
-¿Dónde está su Comandante, Primer Oficial?
-El Comandante…el Comandante se suicidó cuando atravesamos la Caldera del Diablo. Le presento mis condolencias, junto con la de los demás tripulantes.
-¡Ese punto estaba fuera de la ruta asignada!
-Él era el Comandante y él cambió el curso.
-¡Usted debió impedirlo!
-Me vi forzada a secundar su orden.
-¿Acaso le puso una pistola en la nuca?
-En la frente para ser exactos.
-¡Quiero un informe completo! Mañana a las 600 horas.
Alguien que estuvo entre sombras se expuso a la luz.
-¿Haciendo mi trabajo otra vez? Vaya, ya no sé si renunciar y dejarte hacerlo, Shankman.
-¡A-Almirante!
-El navío Santa Elena acaba de llegar, vaya a buscar el reporte.
-Con todo respeto Almirante, pero yo debo estar presente.
-Mis más sinceras condolencias Comandante Shankman. Pero esto va más allá de su poder.
El Comandante era un viejo desagradable y rechoncho, siempre tenía la nariz roja y abusaba del poder que tenía. Salió de la oficina del Almirante, éste cerró la puerta.
-Descanse Kamiya.
El Almirante, por su parte era un hombre joven, apuesto, con ojos azules y el pelo rojo y largo, siempre atado en una cola. Tenía su rostro cubierto por una corta barba.
-Gracias, Almirante.
-Kao-chan, Imagino que estás agotada, pero esto es un asunto que debe quedar claro hoy.
-Comprendo.
La Primer Oficial, era una mujer joven, con el pelo color negro, largo hasta la cintura, generalmente lo llevaba recogido en una trenza, pero hoy lo tenía suelto. Tenía los ojos verdes.
-¿Me puedes decir de manera extraoficial qué pasó?
-Sí, Almirante.
-¿Cuáles fueron los hechos?
-Después de haber llevado a cabo la misión de forma exitosa, El Comandante quiso hacer un embarque extraoficial en las islas Blue Velvet. La tripulación me había comentado que el Comandante tenía un tráfico de armas en esas islas…
-¿Era verdad?
-Sí, a medianoche hicieron la transacción. Traté de comunicarme con la base, pero no logré respuesta. El Oficial de comunicaciones notificó que los canales estaban cerrados en la base.
A las 530 horas, en medio de una tormenta, el Comandante ordenó zarpar y cambió el rumbo, la nueva ruta, incluía atravesar la Caldera del Diablo. Me negué a secundar la orden, sabiendo que el clima estaría peor en la nueva ruta. Era un suicidio. El Comandante sacó su arma y luego de cargarla, apuntó a mi cabeza…
-Ya escuché eso. ¿Cómo se suicidó?
-Mientras atravesábamos la Caldera del Diablo, la tormenta nos azotó con toda su fuerza, el comandante no tenía control, así que asumí el mando. Cuando la tormenta amainó, el Comandante se pasó el resto del día en su camarote. En la noche, escuchamos un disparo. El Comandante se introdujo su arma en la boca y tiró del gatillo.
-Prepara el informe, me lo entregarás mañana a las 800 horas. Puedes retirarte.
-Sí, Almirante.
-Y recuerda, ese corte de pelo no es apropiado para la tripulación.
