Mi pecho golpeó contra el suelo, desconozco si fue a causa del golpe el hecho de que me esté quemando y un ardor recorra mi cuerpo, me siento cansada, quiero dormir.
Cierro los ojos unos minutos hasta que me siento con energía de nuevo, me levant alrededor solo hay árboles y una deslumbrante luna, el aire se siente fresco, demasiado diría yo. Entonces fue cuando caí en la cuenta…de que no sé que estoy haciendo aquí.
Me senté sobre un gran tronco, es como si acabara de despertar, así que estoy en blanco.
"Yo iba a…no. Me llamo…no. Vivo en… ¿Dónde vivo?"
Sudé frío, no por el hecho del clima, sino porque realmente estoy en blanco, ¿exactamente qué pasó antes de que yo chocará contra el suelo?
Un silbido seguido del viento roso mi cara y después, el crujido de la madera siendo perforada me dejo helada, de reojo vi la especie de navaja clavada en el árbol. Comencé a temblar, mi razonamiento lógico dice que debo correr ahora mismo, sin voltear a ver al dueño del artefacto. No pude evitarlo. Lentamente giré mi cuello al frente, un hombre de cabellos color plata y rostro cubierto me miraba con sus ojos inyectados en sangre, o eso parecía. Murmuró algo que no pude ni quise es escuchar; Me moví tan rápido como pude, alejándome de aquel tronco en el que hace unos momentos yacía en paz y tranquilidad.
Mi pecho estaba ardiendo, mi vista estaba nublándose, mis piernas comenzaban a endurecerse, el cosquilleo de algo bajando por mi vientre me alertó. Me detuve. Sin quitar mi mirada del camino y sin darme cuenta el corto recorrido que hice, toqué mi vientre, estaba empapado de un líquido carmesí. Dudo que fuera mío porque aquel hombre no alcanzó a dañarme…pero efectivamente, es mío, viene de mi pecho, una gran herida está abriéndose como si de tela rota se tratara.
Escucho ramas crujir, probablemente aquella persona está buscándome, pero camina con tanta tranquilidad que comienzo a creer que todo esto estaba planeado.
—Tú… —Dice, se inclina frente a mí y yo intento comprimir la herida con mi mano.
No sé si es la confusión, el miedo a que este hombre termine de matarme o simplemente la frustración el motivo por el cual siento un gran nudo en la garganta. —Saori…¿Eres Saori? —Ambos guardamos silencio después de eso.
—Me estoy desangrando— Rompí el silencio, sé que se impresionó, porque dijo "Ah, lo siento, lo siento" casi cinco veces seguidas.
Intentó acercarse a mí, cerré los ojos muy fuertes. No sentí nada, pensé que me levantaría bruscamente o algo mucho peor, pero no. Cuando abrí los ojos, estaba sacando varios objetos de una pequeña bolsa que colgaba de su cintura.
—¿Qué vas hacer? — Me atreví a preguntar.
—Por lo que veo, tu herida debe ser muy grande, no sé cómo es que sigues consiente—
—¿Qué vas hacerme? —Dije alejándome en cuanto aproximo sus manos a mí—Vas… ¿vas a matarme?
—Jamás haría algo así, Saori—Otra vez, el silencio reinó entre nosotros, mi mente comenzó a vagar en sus palabras. La venda terminó por extenderse, abrió los pequeños frascos de lo que probablemente era alcohol y volvió a acercarse, por inercia me alejé, porque me sorprendió, El entrecerró los ojos, no supe cómo interpretarlo, probablemente estaba hastiado.
—¿exactamente dónde se encuentra tu herida?
—Está bien, puedo hacerlo yo—Cuando quise observar la herida, me percaté que poco a poco se estaba cerrando. —Esto…esto no es normal ¿cierto? — Le mostré, a lo que él alegó y rápidamente se cubrió el rostro, hasta que de reojo alcanzó a verlo. Su ojo casi estaba por salirse de su cuenca.
—No, no es normal—La herida de cerraba frente a nosotros y solo lo acompañaba un pequeño ardor. —¿Puedes levantarte? Te llevaré hasta nuestro campamento. No está muy lejos de aquí—
—Gracias, pero no confío en extraños—
—Saori, soy Kakashi—
—Antes lo mencionaste, ¿nos encontramos antes de todo esto? — Interrumpí. El negó en silencio
—Nos conocemos de mucho, pero mucho antes— Susurró, pero fingí no escucharlo
—No creo que mi nombre sea Saori, lo siento. —
El silencio se volvía cada vez más incómodo, él lucía impresionado, pero no hablaba en absoluto
—Oh! Ya veo, lo siento, eso quiere decir que tal vez te confundí con alguien más—
—No es problema—Dije—Pero de igual forma, no puedo recordar nada. —
—Puedo preguntar… ¿Desde cuándo? —
—Desde hace aproximadamente...quince minutos— lo imité. El comenzó a caminar y me indicó que lo siguiera, lo hice porque sentí que era una esperanza entre tanta confusión. También porque tenía hambre.
Llegamos a un terreno fuera del bosquejo, había una tienda y otras más pequeñas, de la mas grande, salió un chico con coleta despeinada y tez blanquecina, vestía igual que Kakashi. Me escondí detrás de él, el otro chico tal vez solo me ignoraba
—A dónde fue? La hokage nos pidió volver cuanto antes, al parecer es una emergencia. —
—Tenemos un asunto de mayor importancia— Su voz parecía temblar ¿Será la noticia? Apretó los puños y me miró de reojo
—¿De que habla?
Kakashi me miró comprensivo, hizo un ademán para que dejara de esconderme, me asomé como si de una puerta se tratara. Lentamente, el chico fue abriendo los ojos hasta su máxima capacidad.
—¿Qué broma tan pesada es esta, Kakashi sensei?—
—Lo mismo me pregunto yo…—
—Tenemos que esconderla antes de que Naruto regrese—
—¡Kakashi Sensei! —Escuché gritar a lo lejos
—Maldición—Kakashi me empujó contra el otro chico, por lo cual estuve a punto de maldecir, de no ser porque el azabache cubrió mi boca para evitar que dijera algo más.
Despues no supe nada, encerrada en un lugar muy angosto y sin un rayo de luz, voces escandalosas discutiendo afuera. Entonces me tomo este momento para pensar. En todo.
