LA LEYENDA DE LOS AMANTES DE HOGWARTS
HOLAAA :D
BUENO, ESTA ES MI SEGUNDA HISTORIA PUBLICADA. NOTARÁN QUE ESTÁN HERMIONE Y DRACO EN LOS PERSONAJES ¡DRAMIONE! SIP. ASÍ ES. ESTA CHICA AMA LAS HISTORIA DE DRAMIONE *-* ES MI PAREJA ALTERNATIVA FAVORITA, EN SERIO.
LA TRAMA SE CENTRARÁ EN ELLOS Y EN OTRA PAREJITA ¬¬ jejeje, Y ELLOS TENDRÁN QUE AYUDAR A ESAS PERSONITAS, Y REVELARÁN SECRETOS DEL PASADO DE LAS FAMILIAS DE ESAS PERSONITAS, PARA AYUDARLOS.
ESPERO QUE LES GUSTE ;)
¡qué emoción xD!
1: JUNTOS PARA SIEMPRE
Estaban en el punto culminante de la batalla. Los alumnos corrían para protegerse, quienes podían atacaban a sus adversarios, estos eran fuertes pero resistían, debían hacerlo si querían que todo se acabara de una vez por todas. El niño que vivió y el mago tenebroso más grande de todos los tiempos se batían en un duelo a muerte.
Una chica y un chico peleaban espalda con espalda y lanzaban cuantos hechizo podían a sus oponentes.
-Pase lo que pase, no te alejes de mí- le dijo el chico a la muchacha.
-No creo que pueda- contestó ella, con cierto sarcasmo.
-No en ese sentido- torciendo una sonrisa. Hizo un movimiento con su varita como si blandiera un cuchillo y el hombre que iba hacia él cayó al piso mientras de su cuello brotaba un gran chorro de sangre.
-¿En cuál entonces?- preguntó la agitada chica haciendo tan ferozmente un hechizo que el cabello castaño le golpeó la cara.
-Me refiero a… que no me dejes… por favor- dijo él suplicante- ¡Agáchate! ¡Petrificus totalus!
-Gracias… y no te dejaré nunca… llegamos hasta acá y… ¡Expelliarmus! Y no pienso irme de tu lado…- contestó ella.
Él sonrió complacido.
-Solo dime que me amas- agregó la chica.
-Ya te lo dije- respondió él, casi cortante.
-Dos veces solamente- insistió ella.
-Tú sabes que… para mi es difícil- él torció los labios finos, haciendo una mueca de incomodidad.
-Lo sé, ¡Desmaius! Por eso quiero que lo digas- entonces ella sonrió, con una inexplicable diversión, ya que estaban en medio de una feroz y sangrienta batalla.
-Yo…
Entonces el chico volteó para encarar a la chica, estaba articulando esas difíciles palabras cuando ella le dio un brusco empujón que lo tiró al suelo. Cuando el chico se sentó aturdido observó cómo su amada caía al suelo con una mancha de sangre que se extendía por su abdomen. Giró su cuello para ver al responsable; una mujer le sonreía como si esperara un agradecimiento.
-¿¡Qué hiciste!? ¡Maldita que has hecho!- gritó el muchacho, iracundo, poniéndose de pie.
-¡Acabar con esa escoria por supuesto!- respondió la mujer, con su voz desquiciada desde hace años. Siguió sonriendo, mostrando sus feos dientes-. ¡Ni siquiera es digna de morir con magia! Ya me lo agradecerás- la mujer se daba vuelta para volver a apoyar a su señor.
-¡Ven acá maldita! ¡No te irás así nada más!- exclamó él, dando unos pasos al frente. Si había de perseguirla; si tenía que correr hasta el fin del mundo con tal de atraparla, lo haría.
-Eres un niño ¿qué podrías hacerme?- la mujer siguió su camino riendo a carcajadas. Su arrogancia fue lo que acabó con ella, pues el chico, con un profundo odio clavado en el corazón, alzó la varita y le apuntó, sin titubeos, y su varita ni siquiera tembló.
-¡Avada Kedabra!- gritó. Cuando la mujer se dio vuelta un rayo verde ya tocaba su pecho, como si no lo creyera vio por última vez al chico y se desplomó en el piso. El grito fúrico de su amo resonó por todo el castillo, de nada servía pues la mujer ya yacía muerta en el piso.
El chico, mirando con asco a la mujer y con profundo rencor y desprecio por última vez, se dio la vuelta, olvidando a la bruja a la que, en realidad, todos querían ver muerta. Corrió hasta su amada que sollozaba en el piso mientras se palpaba el ensangrentado abdomen.
-No… no por favor… no te mueras… no me dejes- suplicaba él a la chica que reposaba su cabeza en sus rodillas.
-Lo siento…- dijo ella débilmente. Sus labios rosas se curvaron en una sonrisa, inocente y culpable. Casi traviesa. De su boca comenzó a salir un fino hilillo de sangre.
-¡Debiste dejarme morir…! No debiste hacerlo- exclamó. Las lágrimas que salían de sus ojos caían sobre el cada vez más pálido rostro de ella.
-Yo no te iba a dejar morir… no podía
-¡Si podías! ¡Yo debí morir! ¡No me dejes por favor! ¡…no te mueras!
-Lo siento… en verdad lo siento…
-Tu dijiste… que nunca me dejarías… y ahora… ¡Por favor no te mueras!
-Te amo…
-¡Estarás bien! Yo te curaré, solo resiste por favor. Estarás bien… dime que hacer, te salvaré…
-No puedes… ya no
-¡Si puedo!
-No hay nada que hacer…
-¡Debe de haber!- entonces una especie de explosión resonó en lo que alguna vez fue el majestuoso Gran Comedor; el mago tenebroso había caído, el niño que vivió había venció, la época obscura había terminado. Y pareció, en ese momento, que todos los presentes contenían la respiración, mientras veían al mago obscuro caer, muerto, en el piso de piedra. Luego, todo quedó en silencio.
-¿Ganamos?- preguntó la chica débilmente.
-Sí… todo acabó- respondió el chico, pero, en su temblorosa voz no había rastro de alivio ni alegría, su rostro bañado en lágrimas decía todo lo que sentía, más que mil palabras.
-Me alegro… al fin todo estará bien…- dijo ella, sonriendo con alivio.
-¡No! ¡Nada estará bien! ¡No me dejes por favor!- los desesperados gritos del chico llegaron a oídos de todos, se formó un círculo alrededor de la pareja, pero estos no veían nada más que a su amado.
-Lo siento… yo no… no quería morir… ni dejarte… nunca te dejaré… lo prometo…- con su mano ensangrentada acarició el blanco rostro del chico.
-Estarás bien… estarás bien…- decía él mientras la envolvía en sus brazos, intentando darle calor con su propio cuerpo, aunque pareció no reparar en el hecho de que él mismo estaba frío como un muerto.
-Te amo…- murmuró ella.
-Estarás bien… no te dejaré…- insistió él.
-Ni yo a ti…
-Me quedaré contigo- besó la frente y las frías mejillas de la chica. Besó todo el frío rostro de ella, como si así pudiera devolverle la vida que se le iba yendo poco a poco.
-Solo dime… dime que me amas…- le dijo la joven, con un brillo especial en sus ojos que se quedaban sin vida.
El muchacho se tragó su orgullo, miró a esos ojos marrones que tanto lo volvían loco; la chica veía a esos ojos grises que no reflejaban la frialdad de siempre, pues estaban inundados de tristeza.
-Te amo… te amo- el chico besó delicadamente los fríos labios de la chica que le correspondía débilmente- no te dejaré nunca…
-Ni yo a ti… te lo prometo… nunca…- la chica cerró los ojos, su mano había dejado de acariciar el pálido rostro del chico, que lloraba sobre ella.
-No me dejes… ¡Por favor! ¡No me dejes…! ¡Te amo…! ¡Ya lo dije, te amo!- gritaba él, desesperado, suplicante, al borde de la locura.
-Te amo…- susurró la chica mientras su mano caía suavemente, al tiempo en una única lágrima rodaba por su mejilla blanca, que usualmente era rosa.
-No… no… ¡No! ¡Por favor despierta…! ¡Despierta! Dijiste… que no me dejarías… ¡Lo prometiste! Lo prometiste…- el chico estrujó el delicado y frío cuerpo de su amada- Lo prometiste…
-Ya déjala…- le dijo un chico que lloraba al ver a su mejor amiga muerta- no puedes hacer nada…
-¡Aléjate! ¡Ella estará bien! Ella está bien- el muchacho parecía haber perdido la razón pues mecía entre sus brazos el inerte cuerpo de la chica- Yo la cuidaré…
-Ya es suficiente… ella está muerta…- exclamó el otro chico, intentando retener las lágrimas.
-¡No la toques! ¡No te acerques! Ella está bien… me prometió que no me dejaría… ella cumple sus promesas siempre… ella me ama y yo a ella… ella está bien…- el chico tenía una desquiciada sonrisa en el rostro mientras la seguía meciendo entre sus brazos y depositaba suaves besos en la pálida y fría cara de ella.
-¡Ella está muerta! ¡Compréndelo…! ¡Está muerta!- gritó, con furia y a todo pulmón, el muchacho que estaba a unos metros. De sus ojos verdes comenzaron a brotar gruesas lágrimas.
-No es cierto… ella está bien…- pero él sabía que no era así, comenzó a llorar aún más amargamente mientras enterraba la cara en el espeso cabello de su amada- dijiste que no me dejarías… me lo prometiste… dijiste que me amabas… me dejaste… rompiste tu promesa…
-Déjala por favor- suplicó el chico, más clamado-. Déjala ya…
-Yo jamás la dejaré… yo la amo…- la depositó suavemente en el piso, le apartó el cabello de la cara, le dio un beso en los amoratados labios y contempló su herida, en ella había una daga, y comprendió las palabras de la asesina, la retiró suavemente, temiendo hacerle daño. El chico que estaba a unos metros empalideció al recordar el día en que su pequeño amigo y héroe murió de la misma forma en la playa, evocó a la dueña de aquellas dagas de plata con mangos incrustado de joyas, sus ojos esmeralda se posaron en el cuerpo de aquella malvada bruja, el vio como el chico rubio acababa con esa horrible mujer que tantas vidas se había llevado, ¿pero a qué precio?.
Los ojos grises del chico se reflejaron en la daga, sonrió, sabía que tenía que hacer. Levantó la mirada, encontró un par de ojos esmeralda en el camino, pero el buscaba un par de ojos grises idénticos a los suyos y otros azules como el cielo. Los localizó justo al frente, les sonrió a la pareja de rubios que lo observaban, entonces se alzó la manga izquierda, vio por última vez esa marca que significaba una maldición, lo encadenaba a pertenecer a un grupo de seguidores del mago tenebroso ya muerto, posó su daga en su muñeca, la clavó e hizo una línea a lo largo de la marca. Si todo iba a acabar no quería que muerto lo vieran como un mortífago más, no, si todo acababa, también lo haría esa obscura faceta de su vida. La marca sólo haría que lo recordaran como un mortífago más. Nunca más. Los dos rubios que lo observaban empalidecieron, la mujer avanzaba lo más rápido que podía pero ver a su adorado hijo haciendo tan espantoso acto la hizo sentir mareada, su esposo la tomó firmemente de la mano, esta lo vio estupefacta, el negó tristemente.
-No podemos hacer nada por él- dijo el rubio hombre, armándose de valor para no ir corriendo hacia su hijo. La mujer lo sabía, pero era su único hijo.
-Lo siento- les dijo el chico que ahora sostenía la daga en su pecho apuntando al corazón.
-¡No lo hagas…! ¡Por favor no!- imploró la mujer que intentaba correr hacia el chico, pero su esposo la retenía pues sabía que si lo evitaba sólo le causaría más sufrimiento. Después de años de tomar decisiones equivocadas, al fin tomaría la correcta, probablemente la más difícil que existía ya que significaba la vida o la muerte de su único hijo, pero él sabía que impedir lo que el chico estaba por hacer era condenarlo a una peor vida, una que nunca disfrutaría, nunca lo vería feliz, nunca lo vería disfrutar, impedirlo significaría verlo sufrir a diario y él no podría hacer nada para remediarlo… de alguna manera, tal vez el instinto paternal o un sexto sentido le decían que era lo mejor para el chico. Ya lo había visto sufrir demasiado, y no había hecho nada por evitarlo ni por aliviar ese gran dolor que sentía. Si su hijo al fin sería feliz, si al fin podía descansar de todo ese dolor… que lo hiciera, aunque pagara con su propio sufrimiento.
-Lo siento… solo… recuerden que los quiero- les sonrió cálidamente. Miró a la chica que estaba frente a él- Te amo. Nunca te dejaré... te lo prometo- entonces cerró los ojos y con sus dos manos clavó fuertemente la daga en su pecho.
-¡NOOO!- gritó la mujer, pero su hijo ya caía muerto sobre su amada, no se podía hacer nada por él.
Todos los presentes recordaron la escena como la prueba de amor más puro y sincero, un amor trágico. Eran dos chicos que murieron por amor, dos amantes que hasta el fin estuvieron juntos; a pesar de las diferencias, de los obstáculos, de las opiniones externas… hasta su fin permanecieron juntos y se amaron tanto como se pueda imaginar.
Juntos para siempre. Hasta la muerte.
¿QUÉ TAL EHHHH?
¿ESTÁ LINDO?
BUENO, ES EL PRIMER CAPÍTULO PERO ME PARECE QUE NO QUEDÓ TAN MAL XD
HASTA EL SIGUIENTE CAP, GENTE BONITA :*
