—Señor, el director de la Torre Radio ya ha sido capturado.

La malévola sonrisa de Atlas creció aún más, si es que era posible, al escuchar aquella noticia. Se dio la vuelta en su silla y juntó las manos en esa típica pose que hacen los villanos de las series cuando todo sale según lo planeado.

—Perfecto, supongo que Petrel ya le estará sustituyendo.

—Claro que sí señor.

—Bien hecho. Tómate el día libre y como me has traído una noticia tan buena te doy permiso para obtener otro Pokémon —Los ojos del recluta se iluminaron de felicidad al mismo tiempo que abría su boca, incrédulo—. Ya sabes como funciona, pasa por recepción y diles que te he dado permiso, si tienes algún problema vuelve y te lo entregaré personalmente.

—S-sí. Muchas gracias señor —Con una pequeña reverencia el recluta se fue, intentando contener las ganas que tenía de saltar y gritar. Justo cuando él abandonaba la sala Atenea entraba, con una sonrisa equiparable a la de su superior.

—El experimento del Lago de la Furia está siendo todo un éxito, ya tenemos a nuestro primer Gyarados rojo y Protón me ha llamado mientras venía, las colas de Slowpoke están empezando a arrasar en el mercado negro así que nuestros ingresos no tardarán en subir.

—Ah, perfecto —Al mismo tiempo que pronunció esas palabras el líder provisional del Team Rocket se levantó de su asiento—. Recuérdame que compre un billete de lotería porque con el día que llevo hoy raro sería que no me tocase.

Con paso decidido pero lento fue a su despensa, que se encontraba en la parte posterior de su despacho, y sacó una botella de vino. Acto seguido virtió el líquido en dos copas cercanas y cuando estuvo satisfecho volvió al lado de Atenea. Le ofreció una y aunque ella la aceptó con gusto frunció el ceño.

—Déjate de loterías y céntrate en lo importante, no podemos apartar nuestra atención del objetivo primordial: conseguir que Giovanni regrese.

—Cierto. Brindemos, por Giovanni.

—Por Giovanni, ¡y la resurrección del Team Rocket!

Atlas se llevó la copa a sus labios y tomó un pequeño sorbo, saboreando tanto el líquido que contenía como aquel momento. Tres años, habían sido tres largos años en los que no todo había sido fácil y por fin sus esfuerzos estaban dando sus frutos.

Ahora sí Giovanni. Que tiemble Johto porque vamos a ser incluso peores que en Kanto, y no vamos a parar hasta encontrarte.

—Atlas, ¡el chico se ha escapado!

Pero claro, no todo iba a ir sobre ruedas.

Un recluta parecido al anterior irrumpió en la sala con cara de espanto, como si el fin del mundo fuera inminente. Apoyó las manos en sus rodillas y, cuando recuperó el aliento, adoptó una postura recta.

—Atlas, el chico-

—Sí, te he oído. No importa, solo nos causaba problemas y tenemos mejores proyectos en los que gastar el dinero que él —Con el rabillo del ojo vio como Atenea se llevaba la mano que tenía libre a la boca y sus ojos se agrandaban ligeramente, pero pasados unos segundos volvió a recuperar la compostura.

—E-entonces, ¿no quiere que le busquemos?

—No, solo nos haría perder tiempo y esfuerzo. Además ella sigue aquí, seguro que acaba volviendo.

—¿Crees que podrá sobrevivir? —preguntó la peliroja, preocupada— No tiene ningún Pokémon, ni dinero, ni-

—Tranquila, estará bien. Después de todo, es el hijo del gran Giovanni.


—Mira, están peor que ayer —Aníbal señaló los remolinos y después se cruzó de brazos— ¿Crees que debería avisar a Lance? —Yasmina frunció el ceño, pensando detenidamente cual sería su respuesta.

—No, no hace falta —dijo pausadamente, como si no estuviera segura de su decisión—. De todas formas no les quites el ojo de encima. Yo también los vigilaré desde Ciudad Olivo, y le pediré a los marineros que me avisen si ven algo raro.

—¿Seguro? Mira que insistió en que le informáramos de cualquier cambio, por muy pequeño que fuera.

—Ya pero está muy liado con su clan y a lo mejor no tiene nada que ver con... ya sabes... eso. De todas formas hablaré con Morti, por si acaso.

—Si tú lo dices. Aunque esto no es habitual, las aguas no llegan a ser tan turbias, yo se lo comentaría.

—Lo sé, pero tampoco vamos a hacer una montaña de un grano de arena. Veremos como avanza la cosa y, si empeora, entonces le llamaremos.

—De acuerdo, solo espero que no se entere por terceras personas. La última vez pilló un cabreo de aúpa.

—Nadie le va a decir nada, y si se enfada allá él —Aunque sonaba muy convencida, por dentro la líder estaba temblando y rezando para que nadie se pusiera en contacto con él. No quería molestar al Campeón porque al ser grandes amigos sabía perfectamente que tenía mil cosas en la cabeza, y no quería añadir esa tontería a la lista. Además, si iba a peor siempre estaba a tiempo de avisarle, ¿verdad?—. Tengo que irme, ahora que he conseguido la medicina no quiero hacer esperar a Ampharos más de lo necesario.

—Cierto, espero que no sea nada grave y que se mejore pronto.

—Y yo —Tras dirigirle una sonrisa a modo de despedida, Yasmina sacó a un Skarmory y se subió encima de él—. Estaremos en contacto, avísame si hay algún cambio.

—Descuida, y lo mismo digo —Cuando la líder era solo un punto en el cielo Aníbal volvió a su gimnasio y se puso a meditar debajo de la cascada. El estrés de los últimos días había sido horrible, que si reuniones entre los líderes, que si reuniones con el Alto Mando, que si reuniones con el Campeón. Y ahora los remolinos se volvían más feroces. Lo único que le faltaba es que las obras de la Zona Safari se atrasaran un mes más.


—Silver, Silver para por favor.

Los rayos del Sol ya se estaban escondiendo, era cuestión de minutos que anocheciera. Dos chicos corrían por el Encinar, pero no estaban jugando como cuando eran pequeños, no, al contrario. Él estaba huyendo de ella, y aunque al principio parecía que nunca le iba a alcanzar no tardó en acortar la distancia. El pelirojo ya no podía más, pensó que su amiga se cansaría antes que él pero estaba claro que le seguiría hasta el fin del mundo si hacía falta.

—Está bien, qué quieres Carol —preguntó en ese tono borde y agresivo que le caracterizaba. Frenó en seco, haciendo que ella chocara con su espalda y casi cayera por el impacto pero logró mantener el equilibrio—. Y antes de que abras la boca, no pienso volver allí.

La chica, igualita que todas las del Team Rocket, solamente se diferenciaba de las demás en sus ojos azules, que eran puros y transmitían amor, no corruptos y desbordantes de maldad.

—No te voy a pedir que vuelvas, sé lo mal que lo has pasado —dijo entre jadeos y dando dos pasos hacia atrás. Sabía que no le gustaba que invadieran su espacio personal y lo último que quería era enfadarle aún más—. Pero no puedes ir por ahí solo.

—¿Y qué sugieres, vas a acompañarme? —Ella negó con la cabeza pero él no vio ese gesto, pues aún seguía de espaldas.

—No, lo haría encantada pero lo único que puedo hacer para ayudarte es esto —Ahora que había captado su atención consiguió que se diera la vuelta, y al ver lo que le estaba ofreciendo casi entra en cólera.

—No —dijo con firmeza, pero ella solo le acercó todavía más la Poké Ball—. He dicho que no, es tu única buena compañía ahí dentro.

—Me da igual, la necesitas más que yo.

—Ya robaré alguno, tampoco es tan difícil, he oído que un tal Elm tiene varios en su laboratorio —Carol no apartó el brazo a pesar de las negativas de su amigo, y eso hizo que este estallara, tirando la Poké Ball al suelo de un manotazo.

—Dices que los odias, pero eres igualito a ellos —murmuró esta cuando se agachó a recogerla, y solo de dio cuenta de su error cuando era demasiado tarde.

—¿Qué has dicho? —Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar su fría voz. Intentó decir algo para remediarlo pero antes de que pudiera pensar él la tiró, se agachó y le agarró del cuello de la camiseta— Escúchame bien, yo no soy como ellos, no soy como él. No soy tan patético ni voy a caer tan bajo, ¿lo entiendes?

—Sí, l-lo siento, no quería decir eso, he elegido mal las palabras —dijo rápidamente esperando que aceptara su disculpa, y al verla tartamudear de esa forma algo en su interior le dijo que parara. Era su única amiga después de todo. La soltó y se levantó, volviendo a darle la espalda.

—Vuelve, antes de que se den cuenta de que te has ido —Aprovechando que ella seguía en el suelo echó a correr, desapareciendo entre los arbustos y en la oscuridad de la noche. El Sol ya se había puesto, y lo único que iluminaba aquel lugar era la tenue luz de las estrellas.

—Mira que es terco, y bruto —Carol se llevó las manos al cuello y lo masajeó, aún podía sentir la presión. Con un suspiro se levantó, ya había pasado mucho tiempo fuera y aunque la habían asegurado que la cubrirían sus compañeros no eran conocidos por cumplir sus promesas, y menos si les ofrecían otro Pokémon a cambio de romper dichas promesas. Antes de volver miró por última vez hacia el lugar por donde había huido, preguntándose si de verdad sería capaz de valerse por sí mismo, y deseando que no se metiera en problemas aunque sabía de sobra que era imposible. Se limpió el polvo y sin más demora volvió a Ciudad Trigal.


(*Importante: la protagonista, Lira, no será shippeada con nadie, así todos estamos contentos y cualquiera puede leer la historia. También dudo que shippée a otros personajes, pero en el raro caso de que lo haga lo indicaré al principio del capítulo.*

¿Y bien? ¿Os ha gustado esta pequeña introducción? Como podéis ver voy a darles más importancia a los líderes de gimnasio y a Lance porque ME ENCANTAN y creo que se merecen algo de fama. También quitaré y añadiré cosas, por ejemplo he creado un OC PERO QUIETO TODO EL MUNDO, solo es uno, no voy a plagar esto de OCs pero creo que es un personaje que puede hacer este fic más entretenido. Espero que no os importe pero si pusiera todo lo que pasa en el juego tal cual, ¿dónde estaría la gracia de esta historia? Para eso lo jugáis y ya. Espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo lo he hecho escribiendo ^^.

Hasta la próxima~

PKMNfanSakura).